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Capítulo 6

El azulado despertó abrumado por la situación, temiendo lo peor, sin embargo al hallar a Amy sentada en la esquina de la cama la eriza decidió explicarle lo sucedido mientras dormía.

— ¿Un chip de rastreo? —preguntó, recibiendo una afirmación por parte de ella— Pero, ¿Era solo en el cuello? ¿No está en otro lugar, verdad?

Lo tranquilizó con pequeñas palmadas en la espalda, a penas se conocían por unos meses y él estaba en su derecho de sospechar de ella.

— Oye… Si realmente no me secuestraste, ¿Dónde está Mayard? —interrogó nuevamente—.

Ella se limitó a suspirar, señalando con la mirada al erizo de pelaje cobre que dormía plácidamente abrazando una almohada. Como estaba un poco distanciado el de iris esmeralda no lograba percibirle.

— ¿Sabes cuántos años tiene? —preguntó Amy, cambiando el paño que tenía el pelo cobrizo por uno ya humedecido en nueva medicina— Hasta donde logré investigar no hay registros sobre él, por lo que puede ser información clasificada.

Sonic entrecerró los ojos, pero evaluando las pocas conversaciones que tuvo con él no había ningún punto de información personal.

— Mmm… No se, quizás diecisiete —contestó, titubeando un poco—

Amy se espantó al oír a su acompañante, ante tal teoría. Duraron un rato en un vago intento en continuar la conversación pero era en vano, no se sabía nada de el.

— Oye… ¿No se supone que Mayard lleva una máscara? ¿Dónde está? —preguntó el azulado arqueando el entrecejo—

El rostro de Amy se volvió tan blanco como la bata de laboratorio que llevaba puesta, registró varias veces la mochila que Sonic le dió pero, no la consiguió.

— Okey, me estás asustando Ames ¿Le diste un martillazo o algo así? —preguntó el erizo, reaccionando con una mirada nerviosa—.

Se mantuvo tranquila, sacando un termómetro y midiendo la temperatura del mencionado, suspirando de alivio al comprobar su estado. Ante esto ambos creyeron ver al de pelaje cobre entreabrir los ojos, sin embargo solo dió un corto bostezo y volvió a acurrucarse.

Amy quedó pensando por un largo momento, tanteo repetidas veces en los bolsillos de la bata, suspirando aliviada le enseñó al erizo el pendrive de color rojo cuyo símbolo de advertencia en letras blancas se veía muy deteriorado.

— Los archivos más antiguos se almacenan en pendrives, irónicamente la bóveda en que son almacenados solo los protege por un determinado tiempo.

Sonic ladeó la cabeza con curiosidad debido a la  información que proporcionaba la rosada ¿Archivos secretos? ¿No se suponía que no había podido hallar nada después que Shadow quemara la computadora?

— Pero, de igual forma caemos en lo mismo — continuó — sin computadora, evidencias y Mayard en hibernación no podemos hacer nada.

La eriza se tumbó en la cama, se veía desanimada. Por otro lado, su rostro mostraba unas pronunciadas ojeras y raspones en las mejillas mientras que en su ropa habían rastros de polvo y sangre seca.

— ¿No te moviste de aquí hasta que no despertaramos uno de los dos? ¿Cierto? — interrogó Sonic, recibiendo una afirmación por parte de ella — Me parece lógico, bueno — comentó, levantándose de la cama y seguidamente desperezarse — Ahora que logré despertar, puedes asearte con toda la calma del mundo y tomarte un buen descanso.

Ante la sinceridad de Sonic, la contraria se ruborizó, dándole un zape para que dejara el atrevimiento.

— ¡Se dice gracias erizo malagradecido! — bufó con molestia — si por mi fuera, ya estaría haciéndome una manicure.

El erizo hizo su típica mueca, frunciendo ligeramente el entrecejo mientras una sonrisa pícara se dibujaba en su rostro.  La rosada correspondió tímidamente a la sonrisa del erizo, revisó el paño que tenía Mayard en la cabeza, aliviada porque ahora tenía una temperatura normal.

— ¿Y que hora es? —preguntó Sonic, rascando levemente su cabeza— Me muero de hambre.

Amy río ante la evidente mueca de Sonic, quizás después de todo sentía algo por él.

— Vamos, en la sala se encuentra servido el desayuno.

Ambos se miraban de vez en cuando al degustar el desayuno, la timidez era presente en el ambiente y quizás podía activar otra sensación, algo así como el sentimiento inexplicable que puede asaltar a cualquiera.

— Sonic, ¿Serías tan amable de pasarme la miel para untarle a mis waffles? —preguntó ella, recibiendo una afirmación del contrario—.

Sus manos rozaron al instante, el ojos esmeralda volteó la mirada como quien ve directamente a la cara la persona que le gusta, abochornado por el momento incómodo y como si fuese poco recordar lo sucedido de hace unas horas (o al menos hace un día).

— ¿Estás bien? —preguntó ella, recibiendo una sonrisa nerviosa por parte del contrario, quien ya parecía rojo como un pimiento— Bueno, si tú lo dices…

Y aunque Amy no lo expresaba tan directamente su lenguaje corporal la delataba ¿Así era el amor?

— Creo que mejor voy a lavar los platos —interrumpió él, dejando los restos de comida en un recipiente hermético— Mientras lo hago puedes ir a despertar a Mayard.

Frunció el entrecejo con una expresión de sospecha, limpiando sus manos en la ya percudida bata; volteando el rostro por la vergüenza.

— No vas a huir, te recuerdo que por los momentos somos prófugos y cualquier movimiento en falso podemos ser descubiertos.

  Ambos abrieron los ojos sorpresivamente, Mayard había despertado usando una bolsa de papel en la cabeza, pareciendo confundido por la situación.

— ¿Dónde estamos? —interrogó, apoyándose en el marco de la puerta.— No se preocupen por la máscara, será más fácil pasar desapercibido.

— Eh…Bueno —comentó Sonic pasando sus manos por sus púas, atenuando los nervios— estamos fuera de la ciudad, creo que es en la costa noroeste de Green Hill's y… Si necesitamos pasar desapercibidos como dices, hay que cambiar algo de nosotros.

Amy, sorprendida ante la fluidez del conocimiento empírico que tenía el erizo se reintegró a la conversación.

— ¿Hablas de hacernos pasar por otras personas? Creo que sí me hubiese comunicado antes con Tails nos ayudaría con esto —comentó ella— pero los dispositivos móviles pueden ser rastreados así que tuve que pasar la información más necesaria a otro dispositivo.

El trío de erizos quedaron en silencio, parecía un callejón sin salida, sin embargo Mayard se levantó de la silla dispuesto a aportar una idea.

— ¡Podemos hacernos pasar por una familia de erizos extranjeros! —exclamó el de pelaje cobre—

Ambos adultos abrieron de par en par los ojos, y de igual forma se avergonzaron.

— ¡No! ¡Ni se te ocurra! —gritaron a coro, ocasionado una inesperada risa por parte del erizo más joven— ¿De que te ríes jovencito? ¡Vete a tu habitación!

El de pelaje cobre continuó riendo, completando a manera de burla haciendo la peineta con ambas manos. Luego decidió bajarlas, observando al par de adultos mirándose confundidos.

— Ven, se los dije ¡Si se hacen pasar por mis padres seguro que lo harán bien!

— Pero solo se maquillaje básico y teñir el pelo, no estoy demasiado actualizada con la moda —se justificó Amy, apretando su blusa magenta para atenuar la avalancha de emociones— Quizás tenga algo de ropa en el bolso que está en la habitación pero necesitamos más accesorios.

Sonic tosió, interrumpiendo a la hablante que estaba a poco de perderse en un mar de angustia, besando su frente para calmarla.

— ¿Qué tal si voy yo? —preguntó Sonic— Shadow me dijo que empacara lo necesario, quizás esté algo de lo que buscamos ahí.

La tienda vendia de todo un poco, de paredes celeste y decoraciones blancas; estaba a lado de una gasolinera abandonada por lo que daba mucho que pensar, sin embargo Sonic con su nuevo atuendo respiró hondo y entró.

Avanzó por los pasillos, a la sección de comida compró lo indicado en la lista que Amy había hecho, luego entró a la sección de ropa titubeando por la talla de ropa de ella y el.

— ¿Busca algo forastero? —preguntó una voz familiar, haciendo que el erizo se volteara para saber de quién se trataba— ¡Oh, Luciano! ¿Cuando llegaste?

Sonic suspiró aliviado, el disfraz cumplía a la perfección ocultar su identidad.

— Ayer por la madrugada, sin embargo me asaltaron unos ladrones y robaron mis documentos y…

— ¿Cómo está tu familia? —interrumpió el mobian, cuya apariencia era la de un pájaro escarlata— Tus padres me informaron que habías decidido tener un hijo, ¡Pero eso fue hace diez años! Lamentablemente en el tiempo que te ausentaste pasaron muchas cosas feas en el poblado.

  Sonic escuchó atentamente la historia del ave, prestando atención cuando le mostraba cualquier foto de su “familia” o de su “hijo”.

— Eh, había venido a intentar comprar algo de ropa para mi familia pero…
 
— ¡Oh! ¡Cierto! ¡Cierto! ¡Llévate todo lo que necesites! Invita la casa, está es la única tienda que vende de todo.

Sonic intentó hablar, sin embargo el guacamayo sacó de la estantería una bolsa y se la dió, hablando un poco más bajo.

— Aquí está todo lo que necesitas Sonic, cuida de Amy. —y siguió avanzando con normalidad al pasillo, sin embargo al intentar conversar con el guacamayo este le hizo una seña de silencio, asustando al erizo instantaneamente— ¡Vuelve cuando quieras Luciano!


El erizo de ojos esmeralda entró a la cabaña, ya el de pelaje cobre ayudaba a la rosada a desempacar las cosas del bolso, inesperadamente Sonic se volvió al menor ya usaba un gorro que solo cubría sus orejas.

— ¿Qué? — preguntó Mayard arqueando el entrecejo — No hay peligro todavía, así que mi poder puede permanecer inactivo.

  Sonic intentó buscar una respuesta en Amy, la cual solo se encogió de hombros confundida y riendo entre dientes.

— Son lentes de contacto, pero no me los puedo sacar — comentó el menor, sobando un poco sus párpados — ¡Y dale las gracias a tu novia por eso!

Ambos adultos permanecieron en silencio, observando con asombro a Mayard.

— Esteee… ¡Se lo que hicieron en el cuarto de calderas!

  La expresión de vergüenza en Sonic era notable, reaccionando rojo cual tomate.

— ¡Vieja chismosa! — exclamó, agarrando por el cuello al menor zarandeandolo como si un muñeco de trapo se tratara —

— ¡Waaa! ¡Tu abuela!

Amy reaccionó jalando las orejas de ambos erizos, fulminandolos con la mirada, volvió el silencio al ambiente.

— Tal vez Mayard tenga razón, puede que seamos una muy buena familia. —comentó Sonic, recibiendo una afirmación por los presentes—hace unos minutos me encontré con un guacamayo llamándome Luciano.

Amy lo observó con curiosidad,  hasta donde sabía por la isla solo habían erizos y equidnas, pero ¿Guacamayo? Eso era muy sospechoso.

—Dime la verdad, Sonic.


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