Se cuenta que hace mucho tiempo, antes de que Candy World fuera lo que es en la actualidad, era un solo reino sin nombre. Todos sus habitantes eran unidos, alegres y siempre festejaban al terminar el día. Sin embargo, uno de sus habitantes no compartía todo lo que los demás poseían. Era arrogante, egoísta y le gustaba hacer lo que quisiera que en su mayoría era malo. Siempre tuvo el deseo de poder y control total, de ser el ser supremo. Ese ser convenció a gran parte de los habitantes de crear un reino donde pudieran dominar a los otros y hacer lo que les placiera.
Pero esto no fue pasado por alto, los oráculos que eran los seres que protegían la magia de todo sentimiento obscuro, se dieron cuenta que existía un ser que estaba juntando grandes cantidades de maldad y que de despertar eso, grandes desastres se aproximarían en el reino. Dicho esto se cumplió su profecía, ese ser empezó a destruir todo el lugar, sin importarle los habitantes.
Los oráculos, que sabían lo que pasaría, escogieron a aquel habitante que demostrará más pureza y fuese a actuar como era debido, dotado de magia pura y blanca, en un enfrentamiento casi parejo venció al ser oscuro que su condena fue, ser reducido al tamaño de un huevo y su poder casi extinto junto con él. El guerrero, fue el que fundó los 5 reinos que se conocen, fue elegido como el primer rey y nombró a ese mundo como Candy World.
Por él fue que Sonic sufriría debido a su condición. Ya que de allí nació la ley que solo los de su linaje podrían reinar. Sin embargo, un oráculo predijo que en un futuro lejano la magia oscura volvería, pero un caballero lejano al linaje regresaría a su mundo e impondría nuevas leyes que mejorarían ese mundo.
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Los caballeros se movían por las habitaciones del palacio, buscando esa llave que había dicho Amy. Pero parecía estar buscando un aguja en un pajar ¿Cómo encontrarían algo que es tan pequeño?
—¿Mephiles podrías buscar esa llave con magia? —le pidió el de mirada escarlata ya cansado de no encontrar lo que buscaban.
—Imposible, recuerda que Scourge puede detectar mi magia y eso, nos pondría en peligro —le recordó el mago.
Los tres caballeros se sentaron por un momento. Debían recuperar sus fuerzas. Manic admiraba a Shadow y Mephiles por usar armaduras y notarse pocos cansados. Veía a todos lados mientras buscaba alguna pista o lugar que le dijera en dónde podría estar esa llave.
—¿Shadow sabes de algún lugar donde pueda estar? —le preguntó rascándose el mentón— ya sabes, un objeto de valor como ese podría estar en manos del rey o en algún lugar donde guarde su fortuna.
El azabache pensó por un momento.
—Seguramente en donde el rey guardaba los tesoros de la realeza. Porque no tengo idea de donde más pudo ponerla —expresó estirándose.
Mephiles les vio serio.
—Pero será un desafío llegar hasta allí, especialmente si Scourge sabe lo que buscamos —el mago se mantenía sereno—. Sería un milagro movernos sin ser vistos.
Shadow sonrió, al fin algunas de sus aventuras y quizás juegos de atrapar al príncipe fugitivo, darían sus frutos.
—Podremos ir por atajos, el rey tenía muchos —el azabache se acercó hasta lo que parecía una estatua de un caballero—, Sonic me enseño como moverme por el palacio sin que se dieran cuenta —ésta tenía un pequeño botón que al presionarlo abría una compuerta al costado de la estatua—. Scourge no debe de conocerlos seguramente ya que solo el linaje primario los usaba.
Manic no lo pensó dos veces y empezó a caminar hasta la entrada para meterse. Mephiles hizo lo mismo pero...
—Ahora entiendo porque Sonic desaparecía cada que le buscaba para sus clases de lectura mágica —le vio con ojos pícaros—, así que aquí era dónde se metían los dos —dijo haciendo que Shadow se sonrojara hasta las orejas—. No creí que el caballero del chocolate fuera tan...templado con el príncipe. Shadow me sorprende tu aparente confesión.
Con cada palabra Shadow solo se apenaba más.
—N-No es el momento para los reproches y tampoco es que Sonic y yo nos escondieramos... —le contestó avergonzado y tartamudeando—. Sólo encontremos esa llave.
Mephiles sonrió con burla al ver al erizo apenado con su comentario. Nunca creyó que esos dos pudieran armar juegos de ese tipo. Pero, conocía a Shadow, era alguien digno de confianza. Y dejando las bromas de lado, los tres entraron a la compuerta y se cerró. Dentro habían una serie de túneles interconectados.
Shadow empezó a caminar dirigiendo a los otros dos, cada túnel tenía una pista de a que lugar llegarían si tomaban cada uno. Caminaron un buen rato hasta que llegaron a otra sala, precisamente hasta el cuarto del difunto padre de Sonic. Shadow volvió a activar una compuerta por lado dentro que le permitió salir a la par de la cama.
—¿Dónde está eso? —decía pensando en el pasadizo que el rey tenía para llegar directamente al salón de los tesoros. El veteado se acercó a una pintura en donde estaba Sonic junto a su padre y su madre. Pero la figura femenina tenía un collar que colgaba en relieve, lo halo y este abrió una puerta en el suelo donde se suponía debía estar la sala.
—Es curioso que nunca tomarás los tesoros y te fueras de acá, hubieras sido rico... —comentó Mephiles mientras le seguía por ese lugar.
—Allí es donde esta la lealtad, Sonic me confió este secreto en caso que hubiera alguna disputa; usaríamos estos pasadizos para escapar —le confesó.
—Shadow no hay duda que amas verdaderamente a Sonic —dijo Manic dando una risita pícara—. "Justo como el de mi mundo, derrocha amor con solo mirarlo, ¡ay que bonitos!".
Si la cara de Shadow no era lo suficientemente roja, sus mejillas si. Estaba peor que un tomate. Los otros dos parecían disfrutar hacerle recordar a Shadow cuánto amaba a su príncipe. Se apresuraron a bajar por aquella puerta, parecía la bajada a un sótano. Lograron llegar a la sala que extrañamente estaba ordenada.
Mephiles inspeccionó usando un poco de su magia para ver su habían guardias. Era extraño, que no hubieran descubierto aquel lugar aun. El salón tenía grandes repisas y un trono en el medio junto con grandes montañas de monedas de oro y demás joyerías.
—¿Seguro que nadie más conoce este lugar? —le pregunto el mago.
—Nadie además de nosotros, en teoría —contestó Shadow un poco dudoso.
—Tendremos que revisar minuciosamente este lugar —se quejó Manic.
Dicho esto, empezo a buscar la llave en pequeñas repisas donde habían coronar, cetros, joyas y demás tesoros. Incluso vio las réplicas de las Chaos Esmeralds de su mundo. Le dio un respigo, recordó las innumerables veces que su hermano salvaba a los mundos usándolas. Pero allí su hermano era algo muy contrario, usaba vestidos de maid y parecía tener otro tipo de ideología.
Prosiguió buscando mientras los otros hacían lo mismo. Mephiles se dedicó a revisar unos estantes que tenían armas de oro y Shadow revisó las cosas que estaban en la montaña. Hasta que...
—¿Qué es esto? —Manic vio algo que se le hizo sumamente familiar; se encontraba resguardado en una caja de cristal de color negro. La abrió para posterior, sacar ese objeto; les mostró un cetro parecido al del rey agrio estaba entre esas cosas, brillaba con luz verde intensa.
Mephiles inmediatamente saco su espada y se puso en guardia.
—¡No estamos solos! —Mephiles gritó al sentir la magia del rey agrio cerca.
—¿Invitados? No recuerdo haber solicitado alguna reunión y menos con los guardias del príncipe Sonic —se escuchó la voz del rey mientras se reía.
—¡Manic detrás! —le gritó Shadow mientras veía a todos lados en busca del villano.
Frente a ellos apareció el susodicho de entre las sombras cubierto por una capucha vieja mientras el cetro se desprendió de las manos de Manic para llegar hasta sus manos. Los tres retrocedieron y se prepararon para atacar.
—Es una lástima que busquen esto —el rey les mostró la llave que colgaba en su cuello—. ¡Pero nunca me van a detener!
El rey agrio apuntó hasta los chicos y lanzó un rayo verde pero, antes de que impactase los chicos lograron esquivarlo.
—Estuvo cerca —expresó Manic incorporándose.
—No planeaba lanzarlo hacía nosotros —le corrigió Shadow viendo retador al nuevo enemigo que emergía.
El rayo le dio a una estatua de oro parecida a un lobo. Y de ésta empezó a brotar una luz verde y el lobo comenzó a crecer y a tener vida propia. Garras le crecieron su cuerpo de volvió deforme y sus dientes afilados.
—No estaría mal que Mephiles reconocería la potencia de su creación. Después de todo, su mejor hechizo se volvió repelente a la magia pura —se rió—. ¡Hellish acaba con tu invocador!
La bestia creció tanto que rugió y se abalanzó sobre los caballeros. Pero no quitaba sus ojos demoníacos del pequeño erizo verde. Shadow y Mephiles que tenían más experiencia en batalla a diferencia de Manic se colocaron frente a éste para protegerlo.
—¡Manic debes escapar cuanto antes de aquí! —le ordenó el caballero de mirada rojiza.
—¡¿Pero Shadow no puedo abandonarlos?! —se quejó.
—Encuentra un refugio mientras nos encargamos de esta bestia, no temas, no somos tan debiluchos —dijo fanfarrón Mephiles—: “aunque ha pasado mucho desde que he ido a batalla, solo espero no estar tan oxidado” —pensó.
La bestia rugía y en un descuido con su potente fuerza logró arrancar el trono de oro y se los lanzó a los caballeros. En eso, Manic esquivo ese tiro y se apresuró a subir por donde habían llegado. Mephiles empezó a hacer pequeñas bolas de energía y se las lanzaba a la bestia para distraerlo y darle tiempo a Manic de escabullirse. Shadow le lanzó coronas y demás cosas que encontraba.
El rey agrio sonrió, su plan estaba saliendo a a perfección, se esfumó de ese lugar y empezó a seguir a Manic.
[…]
El verdoso escapaba, logró llegar a la habitación del rey y salió despavorido de allí abrió las puertas de todas las habitaciones pero parecía que estuviera en un laberinto, de repente el rey agrio apareció delante de él.
—Quería que estuviéramos solos para hablar, amor mío, ¡ahora nos podemos conocernos mejor! —dijo acercándose pero ahora el rey levitaba a unos centímetros del suelo. De su capucha salían pequeños corazones dorados—. No escapes más de tu destino; tienes que estar a mí lado, yo te daré lo que tanto añoras.
Manic le vio aterrado, y se regresó por donde había escapado antes, pero aparecían más puertas y más habitaciones.
—¡Demonios! —gritó el erizo abriendo las puertas y corriendo. De repente, vio como un rayo dorado se estrellaba contra una de las paredes.
El otro le perseguía mientras apuntaba con su cetro al erizo. Empezó a lanzarle rayos y demas cosas que encontraba a su alrededor.
—¡Así no funcionan las relaciones!—le gritaba entre risas—. ¡Deja de correr Manic y entrégate a mí!
Manic solo trataba de esquivar todo aquello, si su magia era débil no había caso enfrentarle.
—Lo único que me queda es seguir corriendo —susurraba Manic mientras seguía esquivando los ataques.
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Un erizo verde se movía a duras penas en una de las habitaciones, estaba en plena oscuridad, su cuerpo le dolía y daba quejidos. Con mucha dificultad se incorporó apoyándose en la pared más próxima que tenía. Agarrándose de ésta empezó a caminar pero sus piernas estaban flácidas y le costaba dar los pasos. No recordaba que había pasado, solo que vio a una luz muy brillante que quería agarrar y luego nada.
—¿Dónde están todos? —lanzaba quejidos tras cada palabra que pronunciaba. Su cuerpo se sentía frío, le costaba respirar y sus sentidos estaban algo desconectados de sí. En ese momento solo deseaba encontrar a alguien. Parecía que se había despertado de un largo sueño y que su cuerpo no respondía como debía.
...Mientras...
Manic corría despavorido, no estaba seguro pero parecía que el rey agrio no pararía de seguirle. En una de esas, se encerró en una habitación a obscuras. Estaba muy agitado ya sus fuerzas empezaban a flaquear, no era bueno para correr, esa era una habilidad especial de su hermano, más de él no.
—Ese loco maniático —hablaba con nervios— ¡diablos espero que se haya detenido! —gruñía mientras recuperaba el aliento.
Más no se percató que en esa habitación se encontraba un perdido Scourge. Sin lograr distinguir a quien había llegado pensó que se trataba de su primo. Con pasos lentos se acercaba mientras su visión estaba borrosa.
Manic escuchó unos ligeros pasos mientras trataba de ver algo en aquella densa oscuridad. Sus nervios se tensaron más al sentir que alguien le tomó por el brazo. Al querer quitarse aquel agarre solo logró que el otro cayera encima de él.
—¡Ah! —gritó Manic sintiendo que alguien se posicionaba sobre él y que cayeron al suelo. Por la oscuridad no podía ver pero se horrorizó al ver dos hermosos zafiros que le veían confundidos; abrió los ojos enormemente por el asombro de ver a—: ¡Scourge! —gritó como niña asustada. Le dio un aventón para quitárselo de encima. Scourge cayó de espaldas mientras seguía quejándose.
El otro no solo estaba desorientado, su cabeza estaba confusa. Ni se había dado cuenta que había derribado a un chico parecido a él. Muy confuso por la reacción del otro se incorporó para quedar sentado.
—¿Puede bajar la voz? me duele la cabeza... pareciera que viste un fantasma —le dijo el erizo levantándose con dificultad y sentándose.
Manic rápidamente se incorporó, tomó un dulce y lo convirtió en un candelabro improvisado y justamente, vio al rey agrio delante de él. Sacó otro dulce y lo convirtió en una espada que puso frente de sí para protegerse.
—¡¿Scourge es otro de tus planes?! —le gritó acusadoramente.
El otro solo le veía más confuso. Muy lentamente trató de levantar pero aun se encontraba débil.
—¿Planes? —dijo extrañado—. ¿Qué rayos dices?, no entiendo lo que dices.
Manic se acercó más a éste empuñando su espada.
—No te hagas el tonto, es obvio que quieres destruir todo Candy World, será mejor que me digas ¡¿Dónde escondes la llave?! —exigió.
Scourge seguía con su cara de incrédulo, qué demonios le estaba diciendo, sentía una jaqueca horrible, ¿destruir Candy World?, desde cuándo lo pensaba destruir. Manic no entendía al otro por un lado parecía que no entendía nada y por otro podía estar fingiendo.
—Yo... ¿Por qué destruiría Candy World? —dijo aun más extrañado, agarro uno de sus brazos mientras se recostaba en la pared—. Creo que estas malinterpretando las cosas.
Manic gruñó, acaso le tomaba el pelo.
—¡Rey agrio, deja de actuar, mejor acabemos esto ahora, no vas a impedir que salvemos a Candy World! —afirmó exasperado de su "teatro".
Scourge se incorporó tomando su cabeza con fuerza.
—Yo no entiendo nada ¿Por qué me dices rey agrio? ¿Qué ha pasado con Candy World? ¿Dónde esta Sonic? ¿Por qué desperté aquí? —empezó a sentir cómo algunos flashasos de recuerdos aparecían en su mente.
Manic se asombró ¿Acaso de verdad, no recordaba nada?
—¿Tú, sabes quién soy? —preguntó bajando su espada levemente.
El verdoso le vio por unos momentos, sus ojos zafiros reflejaban más confusión que antes.
—No. Es la primera vez que te veo —le dijo con sinceridad—. ¿Debería conocerte?
Manic le vio impactado, qué clase de broma le estaba jugando ese lugar.
—Acaso, el rey agrio... —se preguntó a si mismo entre susurros.
En ese instante Mephiles y Shadow aparecieron haciendo una entrada épica mientras peleaban contra una bestia parecida al Hellish. Shadow esquivaba las garras de ese monstruo y Mephiles escudaba a Shadow y a él al mismo tiempo. Manic se movió rápidamente pero Scourge recibió un golpe que le arrojó hacía otra pared. Los erizos trataban de detener a esa bestia. Manic salió de su trance necesitaba detener a esa bestia y después, interrogaría a Scourge.
—¡Mephiles debemos salir de aquí! —le gritó Shadow sosteniendo los ataques.
El hechicero asintió.
—Un minuto, y podremos irnos —pidió—; mis energías necesitan recargarse.
—La distracción seremos nosotros —dijo Manic posicionándose al lado de Shadow.
El erizo de mirada tóxica se apartó y comenzó a juntar lo que parecía energía. Mientras la bestia trataba por todos los medios de acercarse a éste. Pero, Manic y Shadow le detenían.
En uno de los golpes el monstruo desarmó a Manic y le arrojó mientras amenazaba con enterrar sus garras en el pequeño. Cuando por fin iba a darle el golpe certero, Scourge se interpuso usando la espada del erizo verde. Shadow le vio sorprendido, y no entendía nada. Y cuando le iba a hablar...
—¡Sácanos de aquí! —Mephiles logró juntar energía y hacer el hechizo para salir de allí.
Antes de irse por un impulso, Manic se arrojó por detrás de Scourge y abrazó su torso, había algo distinto en él. No sabía porque pero, decidió sacarlo de allí. Los 4 desaparecieron del lugar. La bestia parecida al Hellish dio un rugido horroroso.
El rey agrio apareció detrás del Hellish dorado, y soltó una risotada, sus manos se volvieron garras y la capucha por fin cayó de su rostro.
—Ya no hay por qué fingir, mi plan esta yendo a la perfección —gritó en medio de aquella destrucción y el Hellish rugió.
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