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#007 Red Lights

¡HYUNLIX!

donde Hyunjin trata de reprimir la sed de beber sangre humana. Sangre de aquel bello angel que es Felix.


Una respiración agitada se escuchaba por todo el lugar, que a oscuras escondía al mayor demonio que podría existir. Una luz tenue y parpadeante de un color claro dejó ver de manera pausada como un cuerpo reposaba en aquella cama de sabanas blancas que contrataban con las paredes negras, el pecho del hombre se novia con rapidez y de su boca pedía a grandes bocanadas algo de oxígeno, mientras batallaba con las largas cadenas plateadas que lo mantenian retenido.

No puedo respirar sin que estés a mi lado.

Voy a morir.

Así que, por favor, ¿puedes acercarte?

Ahora mismo.

Se movió inquieto entre las sabanas, tratando de quitar de manera desesperada las cadenas que, de un momento a otra, fueron a parar hasta su cuello obligándolo a permanecer ahi, reteniendo el deseo de buscar aquello que tanto su mente, cuerpo y boca pedían con suplica.

Tengo que luchas para huir, no hay otra respuesta.

Hasta que el sol se esconda más, profundamente.

Luchó con esfuerzo por varios minutos, llevando sus manos hasta las cadenas que aprisionaban su cuello hasta que al sentir más movimiento en la cama miró entre los mechones de cabello negro que estorbaban su visita a la imagen borrosa de una persona de pie en la cama, vestida con un conjunto blanco a juego como el que ahora usaba, manteniéndose con los pies separados para tener en medio su cuerpo.

Las luces se volvieron rojas, revelando al fin el rostro de la persona que sin hacer nada permanecía quieta y observandolo fijamente. Alzó la vista, encontrandose unos ojos azules que lo paralizaron en su sitio.

-Amor...

Sonrió sutil, ocasionando que el chico llevará su mano derecha hasta su cabello corto y blanco, peinandolo hacia atrás con lentitud para regresarle la sonrisa.

-No pensé encontrarte en está situación, Hyunjin. Acaso piensas que con ésto me dejaras ir.

Hyunjin paseó su mirada por el cuerpo del chico que gracias al conjunto de pantalones blancos y ajustados, junto a una camisa manga larga a juego dejaba que sus sutiles y sexys abdominales que destacaban a pesar de la poca luz. Aquello solo le mando miles de pensamiento y sensación que sin querer ocultar los dejó salir en un pequeño gruñido de satisfacción.

Realmente quiero saber.

Si ya he perdido el control.

-Nunca podria cometer tal estupidez, mi amor. Tú sabes la razón...

El peliblanca dió una risa pequeña, saltando de la cama al suelo para caminar con tranquilidad hasta la puerta en donde se detuvo a escasos centímetros de tocar la manija.

-¿Vienes?

Hyunjin frunció el ceño, molesto consigo mismo por no poder zafarse de manera efectiva de las cadenas. Su mente estaba desesperada, su cuerpo queria huir de ahí para solamente seguir al chico hacia donde fuera y sus dientes parecían picar buscando algo para calmar su sed. Soltó un gruñido y apretó los dientes, sentándose de golpe luego de varios movimientos en la cama para soltarse y jaló con fuerza las cadenas de su cuello, que luego de un segundo sedieron dejando así solamente las cadenas enredadas en sus brazos.

Me estoy volviendo loco.

Estoy perdiendo el control.

Me quedo despierto toda la noche.

En el momento que cierro los ojos.

Todo lo que veo son luces rojas.

El pasillo le dió la bienvenida cuando cruzó el marco de la puerta que se cerró detrás de él en un chirrido ensordecedor que ignoro por completo, caminando por la oscuridad con el tintineo que emitían las cadenas al moverse por su cuerpo. Se apoyo de una pared y soltó un silbido suave, colocando una sonrisa que dejó a relucir sus brillantes dientes que eran decorados con unos puntiagudos colmillos.

-Felix... Mi Yongbokie, ¿por que huyes de mi? -cuestionó, siguiendo su camino con parsimonia. Un segundo después, cuando la luces empezaron a parpadear su rotro mostró una falsa confusión y volvió a preguntar con la voz aún más grave, aún sin dejar de lado aquella sonrisa- ¿Por que yo no huyo de tí?

¡Shh!

Sabes que no puedo dejarte solo.

Las luces se intensificaron, parpadeando enloquesidas en un frenesi que solo lograba que el lugar se volviera más tétrico, con toques rojos, negros y blancos que solo hacían más excitante la busqueda de su amado. Qué luego de varios pasos más logró encontrar, recostado con los brazos cruzados y una expresión indescifrable en el rostro, entre la burla y la sensualidad que solo lo dejaba aún más prendido de la belleza que irradiaba.

Hyunjin paseó la lengua por su labio inferior, acercándose con rapidez hasta Felix para tomarlo del cuello con una brusquedad que solo lo hizo soltar un leve quejido.

-Sabes que no puedo dejarte sola. -presionó con mayor fuerza, logrando que un suspiro saliera de sus labios rojos. Los miró por un momento, tan apetecibles que le fue imposible no acercarse hasta llegar a acariciar los con los suyos con una tortuosa lentitud.

-Hyun...

Felix no se quedó atrás llevando su mano hasta el cuello de Hyunjin que solo jadeó sobre sus labios, moviendo su cabeza al sentir el fuerte agarre que el chico mantenía sobre él. Levantó una ceja, dándole un brusco beso que no duro tanto como deseaba, pero que a ambos los hizó jadear.

-Definitivamente no puedo dejarte ir.

Ambos mantenian aquel agarre en sus cuello que de un momento a otro desapareció, Felix empujó con fuerza el cuerpo de Hyunjin liberandose de su agarre para salir corriendo luego de morder su labio, provocativo.

Haré que sientas mi amor.

En la oscuridad de esta noche.

Haré que sientas mi amor.

Sabes que no puedo dejarte solo.

Luego de aquello Hyunjin sintió como momentos después el pasillo era un lugar totalmente diferente, parecia moverse mientras él corría para seguir al chico hasta la siguiente habitación. Lugar donde lo encontró sentadi a un lado de la mesa, apoyando su barbilla en su mano con aburrimiento.

Con algo confusión se sentó en la otra punta de la mesa, siguiendo a su propio instinto que lo obligaba a sentarse hasta mirarlo de frente, deleitandose mentalmente sobre la hermosa marca que ahora cubría el blanco cuello de Felix y que lo marcaba como suyo.

Aunque, algo dentro de si, le parecía incorrecto todo lo que hacia. ¿Qué estaba pasándole? Una voz en su subconcienciente le decía que tenía que huir de aquella relación enferma, aquello no debía llegar demasiado lejos... Todo eso lo decía aquella irritante voz, voz que luego de un rato ignoró.

Observó las velas encendidas sobre la mesa, junto algunos platos blancos y vasos de vidrio que nunca se habían utilizado a pesar de los años y siglos que había estado viviendo en aquella mansión, y suspiro, apoyando la barbilla en su mano.

-Bien, Hyunjin. Haz esto un poco más sencillo, sé lo que dice esa voz en tu cabeza, aquella que repite sientos de veces que nos alejemos. Si ya no me amas, entonces ahora dime que me odias. Qué ya no me aguantas, y me iré. -Felix miró por un segundo las copas, tocando con la punta de sus dedos el líquido rojo que entre tantas luces rojas parecía tan apetitosa. Se llevó dos dedos a los labios, probando sin dejar de mirarlo a los ojos- Pero yo se que tú y yo no podemos evitarnos.

Hyunjin soltó una risa sin gracia, inclinando su cabeza.

-Aunque luche para huir de ti, lo arreglas... Esa es mi maldición, Felix. Tú siempre lo haz sido aún sin saberlo. -se inclinó hacia atrás, dejando que su espalda reposara mientras tocaba su cuello con cuidado sin dejar de verlo a los ojos

Hasta que la luna se esconda profundamente.

Realmente quiero saber.

Si ya he perdido el control.

-Me alegro. Nunca podrás escapar de mi, y yo nunca podré escapar de ti. Es algo que a pesar de todo tiene que cumplirse, ¿no es asi? -él asintió, sintiendo de imprevisto unas cuerdas rojas que junto a las cadenas se movieron por su cuerpo hasta dejarlo atrapado, sintiendo como éstas lo jalaba hacia atrás. Hacia su habitación.- ¿Entonces, por que ahora luchas contra ello?

Hyunjin soltó un jadeo de sorpresa al sentir como las cadenas y cuerdas lo jalaban hasta tirarlo de la silla, mandandolo directamente hasta el anterior pasillo mientras Felix solo lo observaba, quieta en su sitio y con una imperceptible sonrisa.

Me estoy volviendo loco.

Estoy perdiendo el control.

Me quedo despierto toda la noche de nuevo.

En el momento que cierro los ojos.

Todo lo que veo son luces rojas.

Se aferró con las manos al suelo hasta hacer presión con sus propios pies para no terminar encerrado de nuevo en aquella habitación. El pasillo parecía volverse más estrecho a medida que trataba de correr lo más rápido de allí, cayendo en varias ocasiones al sentir la presión que las cadenas ejercidas sobre él.

Por un momento pensó que no podria superar sus ataduras pero luego de un rato ya se encontraba corriendo desesperadamente hacia el otro extremo del pasillo, llegando asi a la última intercepción que lo dejaba salir hasta la sala donde la salida lo esperaba con ansias.

Sabes que no puedo dejarte solo.

Tropezó una vez más, apretando los dientes al tener aquella fuerte presión en sus extremidades que lo jalaban hacia atras con fuerza. Pero de una u otra forma tenía que salir, escapar de su propia conciencia que lo mantenía encerrado.

Tenía que hacerlo ahora.

Sabes que no puedo dejarte solo.

Definitivamente no puedo dejarte ir.

Me estoy volviendo loco.

Estoy perdiendo el control.

Me quedo despierto toda la noche de nuevo.

Al salir del infernal pasillo sonrió al verlo a un lado de la puerta, sonriendole igual que él y abriendo la puerta en un modo tan servicial que solo lo instó a jalar más y más contra las cuerdas y cadenas que poco a poco dejaban la presión.

En el momento que cierro los ojos.

Todo lo que veo son luces rojas.

Las luces volvieron a parpadear, todas luces rojas que lo dejaban mareado en tantas emociones que no podía someter.

Mordió su labio con fuerza. Tenía la boca seca, tenia hambre y ya no lo podía retener.

Luces rojas.

Luces rojas.

-Pensé que tardarían más. Me encanta que estes tan desesperado, amor...

Definitivamente no puedo dejarte ir.

Las cadenas parecían pasarle menos mientras se acercaba a la salida con lentitud, caminando con cuidado hasta salir de la mansión donde la luz blanca de la luna lo recibió al igual que la oscuridad. Siguió en su camino, sin poder ver como Felix a un lado de la puerta lo observaba con seriedad hasta desvanecerse en un estallido de cenizas negras y rojas que se esparcieron por el lugar.

Lo último que escuchó a lo lejos fue el sonido de la puerta cerrarse con fuerza, dejándolo vagar con libertad hasta salir de la residencia y caminar con tranquilidad entre las calles oscuras y poco iluminadas. Las cadenas chocaban contra el suelo creando una suave sintonía que era lo inico que lograba escucharse entre aquellas calles vacias.

Sus ojos se volvieron rojos por un segundo, mirando luego de varios minutos de caminata como Felix salía de sus clases nocturnas en la Universidad, manteniendo un bolso en su hombro y algunos libros en sus brazos, observando a su alrededor mientras caminaba de manera rápida para llegar a su hogar.

Hyunjin sonrió, era tan tierno... Tan inocente...

¿Quién pensaría que aquel chico de rostro dulce podria despertar a un demonio de su más profundo sueño con solo sonreir?

Se acercó a él, dejando que las cadenas tintinearan hasta ganar su atención. Felix giró su cabeza a todos lados, deteniéndose en la acera para buscar el ruido.

-¿Hay alguien ahí? -preguntó, temerosi mientras dejaba sus ojos en el lugar donde se escondía entre las sombras. Un brillo rojo lo delató- ¿Hyunjin? ¿Hyunjin eres tú?

Felix frunció el ceño, asustado al no ver movimento en el lugar. Apretó los libros a su pecho y retomó su caminata ahora como un leve trote desesperado, sintiendo su respiración entrecortada.

Haré que sientas mi amor.

En la oscuridad de esta noche.

Hyunjin soltó una suave risa, siguiendolo entre las sombras como un depredador hasta tenerlo mirando a su alrededor con paranoia, estaba asustado, se le veía en su semblante pero aquello no lo detuvo.

Nada ni nadie podria hacerlo.

Y fue ahí cuando lo tomó de la cintura por detrás con uno de sus brazos, logrando asi que el chico soltara un grito de terror que se expandió por la calle, sus libros cayeron al suelo y sus pequeñas manos buscaron zafarse del agarre del hombre que lo tenía retenido.

Lo tomó con más brusquedad, colocándole su otra mano en el cuello para dejar expuesta aquella área que le fascinaba. Acercó su boca hacia el cuello ajeno y sonrió, dejando solamente milímetros entre sus labios y aquella piel blanca que aún no cargaba su marca.

-Haré que sientas mi amor. -susurró cantarin con la voz grave, guiando con su mano la cabeza del chico para que solo mirara hacia el cielo nocturno para exponerlo aún más.

Y mordió, encajando sus dientes en la frágil piel del chico que solo colocó sus ojos en blanco y soltó un jadeo, dejando de moverse entre los brazos de su captor para dejarse llevar por aquellas luces rojas que llenaron sus ojos y lo sumergieron en un abismo del que nunca podria salir, al menos, no con vida.

Sabes que no puedo dejarte solo.

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