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Palabras: 13.111
Advertencia: este fic comparte idea principal, descripción y título con varios fics que fueron escritos por diferentes fanfickers que decidieron hacer un experimento social, cada trama es diferente pero todas comparten un mismo componente; tanto idea inicial como ship. espero que todos disfruten de cada uno de los fics.
La primera vez que su mirada cayó sobre aquel estudiante nuevo proveniente del extranjero fue instantáneo, el cosquilleo en su vientre se extendió hacia su pecho y sus mejillas acabaron enrojecidas. Era ridículo pensar en un amor a primera vista, no era un chiquillo torpe ni enamoradizo, mucho menos inmaduro para sus dieciséis años, pero entonces, ¿cómo podría explicar el palpitar acelerado en su corazón conforme el muchacho se acercaba hacia él, sonriéndole tan ampliamente con un par de adorables hoyuelos?
— Disculpa... —Habló deteniéndose junto a su mesa, sonriendo tímidamente. — ¿Está ocupado este lugar?
Podía jurar que su mirada brillaba emocionada por tener la atención de él, el cosquilleo en su vientre intensificándose al percatarse que había sido la primera opción de aquel muchacho, aun con otros lugares libres en la clase.
— No, toma... — Sus palabras murieron en cuestión de segundos, la figura de su mejor amigo se interpuso entre él y el guapo hombre que le había cautivado.
— Sí, está ocupado. —Habló en un tono fastidioso su inesperado amigo, haciéndolo sentir decepcionado tan pronto como notó la mirada del chico nuevo desviándose, sintiéndose incómodo. — Es mi lugar.
— ¡Qué grosero eres! — Chilló molesto, observando con pesar como la ancha espalda se perdía de la ubicación de su mesa, en dirección hacia un adormilado Jaehyun.
— ¿Cuándo te ha importado que sea grosero? — Farfulló el joven, colgando su mochila en el respaldo de la silla. — ¿Qué ocurre contigo, Taeyong? No me digas que te gustó.
Oyó el tono burlesco de Doyoung, sintiéndose irritado por el actuar de su mejor amigo de infancia, sin embargo, solo rodó sus ojos e hizo oídos sordos a la pesadez del pelinegro, perdiéndose en el perfil del muchacho que antes hubo tenido tan cerca ahora riendo con Jaehyun. Vaya, qué envidia.
Cuando el horario escolar hubo acabado y arrastraba sus pies hacia su hogar junto a Doyoung hablando sin parar, quejándose de todo y nada como cada día, sonreía torpemente porque supo el nombre del chico nuevo. Johnny era un nombre peculiar, no pudiendo evitar saborear cada sílaba al pronunciarlo silenciosamente sin que su amigo lo notara.
Con el pasar del tiempo y los semestres escolares, mantuvo el secreto guardado celosamente en su corazón. Sabía que Doyoung jamás lo notaría, demasiado despistado y preocupado de sus problemas para caer en cuenta de cómo Taeyong se convertía en otra persona junto a Johnny. En cómo las manos del mayor temblaban ante el nerviosismo junto al americano o cómo su rostro se enrojecía rápidamente ante la forma en que Johnny se acercaba a su mesa, pidiéndole ayuda con las tareas que no lograba entender.
Oh, Taeyong estaba tan enamorado y nadie lo sabía.
Un año transcurrió de aquello, sin mayores complicaciones y con un secreto perfectamente guardado. Por suerte para Taeyong, su actuar torpe había desaparecido, pero no sus sentimientos por Johnny.
— Y nos metimos a una casa abandonada para patinar en la piscina del patio trasero – Explicaba Johnny con una sonrisa divertida, dando una mirada a cada una de las personas que le rodeaban antes de ser un manojo de risas. — ¡Y llegó la policía!
Taeyong mantenía su rostro apoyado contra sus palmas, oyendo con fascinación cada anécdota e incluso, abriendo su boquita sorprendido por lo que el americano les contaba.
— ¡Tuvimos que salir huyendo! — Johnny golpeaba la mesa entre sus carcajadas, echando su cabeza hacia atrás por lo escandaloso que era, en tanto, Jaehyun solo negaba con su cabeza y Taeyong guardaba cada expresión adorable en su memoria.
— Eso es tan gringo. — Murmuró burlesco y con su característico pesar Doyoung. — ¿Me sorprende? Oh, no.
— Oh my god, no soy gringo — Respondió Johnny, cubriéndose con el dorso de su mano los labios luciendo ofendido, pero Taeyong sabía que no era así. — ¿Alguien puede quitarle la amargura a este chino?
— ¡No soy chino! — Doyoung se enderezó molesto, frunciendo su entrecejo al observar a un burlesco Johnny.
Taeyong se sentía nervioso, conocía aquella mirada y sabía que Doyoung no estaba bromeando. Sigilosamente extendió su mano, tomando una de las manos del menor para acariciarla, sin embargo, Doyoung rápidamente la apartó.
— Y yo tampoco gringo. — Ambos se miraron con un odio oculto, siendo Johnny quien alejaba su mirada con desinterés para prestarle atención al resto de sus amigos.
Conocía a Doyoung, probablemente pensando en saltarle encima al más alto del lugar con un puñetazo, pero claro, a él no le convenía. Fácilmente sería derribado por un gran cuerpo ejercitado al ser del equipo extranjero de muay thai, mientras tanto, Doyoung solo era un nerd que no era capaz de correr las cinco vueltas en la clase de deportes.
Lo que Taeyong jamás podría imaginarse, es que la vocecita que recorría la cabeza de Doyoung era que... Johnny se arrepentiría.
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La relación entre Doyoung y Johnny era nula, el americano sabía que esta jamás habría existido si no fuera por Taeyong. Podía sentir como ambos chocaban, recibiendo miradas puntiagudas por cada vez que Johnny buscaba la atención de Taeyong.
¿Cómo podría no buscarla? Taeyong era la dulzura personificada, cuidando y preocupándose de él cuando no era necesario; ayudándolo en cada trabajo que le tomase más tiempo de lo normal cuando Taeyong no estaba en el mismo grupo.
Pero ahora no podía evitar sentirse incómodo. Comía lentamente su comida, escondiéndose entre los estudiantes que transitaban en el área de comida y el cuerpo de Yuta sentado frente suyo. Desde su lugar podía sentir la mirada penetrante de Doyoung, sin apartarla pese a cada bocado que daba a su almuerzo y Johnny no podía explicarse qué había hecho (además de no dejarse intimidar por él) para merecer aquella mirada.
— ¿Por qué te mira así? — Inquirió curioso Jaehyun a su lado, tan consciente por la mirada poco discreta. – Si quiere besarte que primero te trate bonito.
— ¿Mh? ¿de quién hablan? — Una sonrisa curiosa se surcó en los labios de Yuta, no esperando siquiera una respuesta de sus amigos para voltearse tan discreto como la mirada de Doyoung, notando lo que ocurría. — Oh, el amargado.
— ¡Yuta! — Exclamaron ambos amigos al unísono.
— Yo digo que te odia. — Sentenció indiferentemente el japonés, regresando a su comida al darle una mirada a sus amigos.
— ¿Por qué me odiaría? No he hecho algo malo que recuerde — Johnny pensó duramente, analizando su día a día para encontrar algo, pero maldición, no había nada.
— Sí, lo hiciste. — Rápidamente Johnny regresó a la realidad, inclinándose sobre la mesa hacia Yuta.
— ¿Qué hice? ¡No lo recuerdo!
— Respirar el mismo aire que él — Encogió sus hombros como si aquello fuera obvio.
Johnny suspiró pesadamente, recibiendo las palmaditas de Jaehyun en su espalda mientras lloriqueaba. Realmente no quería tener problemas y no se necesitaba demasiado inteligencia para saber que Doyoung era uno.
— ¡Cierto! — Intervino Jaehyun en la crisis existencial del americano. — Johnny, ¿podría hacer una fiesta este fin de semana en tu casa? Quería hacerla en la mía, pero mis padres no saldrán este fin de semana como se suponía harían.
Johnny parpadeo lentamente, analizando el rostro de Jaehyun y su mirada, aquella que evitaba la propia y reía nerviosamente. A Johnny no le tomó mucho tiempo entender. Cerró sus ojos con pesar, intensificando sus lloriqueos.
— ¿Por qué me preguntas si ya la organizaste?
— Quería avisarte, pero no quería sonar tan aprovechado — En cuestión de segundos Yuta se hallaba riendo, dejando su plato vacío y su móvil de lado para burlarse del coreano.
— Tu naciste aprovechándote de todo.
— Apoyo a Yuta.
— ¡Ya! — Se quejó el menor de los tres, empujando agresivamente a Johnny por el hombro.
— ¡¿Por qué me atacas?! ¡Fue Yuta! — Sobó suavecito su hombro por la fuerza que hubo utilizado.
— Porque estás más cerca.
— Entonces, ¿puedo invitar a alguien a la fiesta? — Interrumpió el japonés la boba pelea, manteniendo su mirada sobre el americano.
— ¿Por qué le preguntas a él? Es mi fiesta.
— Es su casa, duh.
— Supongo... ¿podemos? — Preguntó Johnny dándole una mirada a Jaehyun.
Yuta negó suavemente con su cabeza, llevando una de sus manos a cubrir su rostro, pero es que Yuta no podía creer lo tonto que podía ser Johnny de vez en cuando.
Cuando el almuerzo hubo terminado y cada estudiante regresaba a sus salones, el torpe trío de último año bromeaba entre empujones, molestando agudamente a Johnny ante la mención de querer invitar al pequeño Taeyong.
El rostro de Johnny se hallaba enrojecido, no sabiendo a quien dar el primer golpe para que no le fastidiasen más, por lo que, una vez llegaron fuera del salón y pudieron notar a Taeyong charlando junto a Doyoung, rápidamente los empujó con fuerza contra los casilleros causando un gran estruendo.
Johnny se estremeció, podía sentir la mirada de sus compañeros sobre ellos, incluida la del par que quería evitar la mirada. No obstante, Jaehyun se recompuso como si nada hubiese ocurrido, sacudiendo exageradamente sus ropas de un polvo inexistente y pasando junto a Johnny, se interpuso delante de Doyoung.
— ¡Hola Taeyong! Tanto tiempo — Habló ridículamente, Johnny tratando de llamarle la atención, pero aquello no ocurría.
— Jaehyun, estamos en el mismo salón...
— ¿Puedes apartarte? Estorbas. — Remarcó sus palabras Doyoung, empujando a Jaehyun lejos de él, sin embargo, Jaehyun hizo oídos sordos.
— Verás, Taeyong hyung — Aclaró su garganta, dándole una gatuna mirada a Johnny por sobre el hombro.
— Jaehyun — Reprochó el americano, pero no obtuvo nada.
— Estoy organizando una fiesta, Johnny está taaaaan interesado en invitarte — En cuestión de segundos tanto Taeyong como Johnny enrojecieron abochornados, uno completamente apenado y otro, tan sorprendido y repleto de ilusión. — ¡Pero pobre de mi amigo! Está tan avergonzado de invitarte.
Taeyong boqueo sorprendido, ¿en qué sueño estaba viviendo que al fin algo con Johnny estaba ocurriendo? La mirada de Lee brillaba de ilusión y de amor, algo que Doyoung nunca vio en él antes y que, resultaba ser la primera vez que Doyoung caía en cuenta de ella.
Una extraña realización sucedió en la cabeza de Doyoung, recordando cada momento en que Taeyong y Johnny interactuaron, pero ¿cómo pudo ser tan ciego? Las respuestas estuvieron ante sus ojos y a él, le había tomado ¡Un año darse cuenta! ¡Jesús!
Sin embargo, sentía la amargura creciendo en su pecho. No podía quedarse allí viendo el circo que Jaehyun hacía ante todos. Tan sigiloso como pudo se deslizó fuera de escena, adentrándose hacia el salón tomando su lugar habitual.
Se sentía enojado consigo mismo, ¿por qué no podía sentir felicidad por su amigo? ¿por qué no podía sentir la necesidad de ayudar con el estúpido de Johnny? No hallaba ninguna respuesta válida más que las que lo aterrorizaban.
El pesar en su pecho se asentó duramente cuando observó a Taeyong ingresar al salón charlando tímidamente con Johnny que no parecía estar mejor que su amigo. Quería poder encontrar una razón de su actuar, pero cada vez que la palabra celos se asomaba en sus pensamientos, la desechaba rápidamente, porque para él, no era posible.
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Taeyong estaba emocionado, con las mariposas revoloteando en su vientre porque nunca se imaginó que Johnny lo miraría con otros ojos. Sentía como si caminase en un maravilloso camino de nubes, sonriendo tan ampliamente frente al espejo para seleccionar sus mejores ropas.
¿Exageraría demasiado con cada outfit que parecía bonito? Se sentía nervioso, no quería ser el centro de atención con demasiado, pero sí serlo para Johnny. Abultó sus labios en un puchero dejando caer una de sus camisas a cuadros, no obstante, su cuerpo se sobresaltó estremeciéndose ante el miedo al oír la voz a sus espaldas tan inesperada.
— Deberías usar tus pantalones rasgados en la rodilla con esa camisa y combinar con tu chaqueta de cuero que tanto te gusta.
Rápidamente Taeyong se hubo volteado hacía su amigo apoyado en el marco de la puerta de su habitación, quien le observaba con una oscura e indescifrable mirada. Taeyong solo le restó importancia, suspirando suavemente antes de sonreírle con cariño.
— Gracias, me has salvado. — Los ojos de Taeyong se hicieron pequeños ante su sonrisa, sin embargo, no obtuvo una de regreso.
Lee estaba acostumbrado, Doyoung solía ser tan frío y distante cuando quería, pero también tenía sus días dulces y pegajosos. Quizá hoy sería uno de esos días y él, estaba bien con ello.
Sin embargo, cuando quiso volver a su atuendo llevó su mirada hacia el cuerpo de su mejor amigo, quien lucía tan arreglado y apuesto como nunca Taeyong lo hubo visto. Para Taeyong Doyoung era un chico despreocupado, con aquel bobo lema que solía decirle desde que le conocía, porque no importaba como vistiese mientras él mismo se sintiera cómodo.
— Wow, te ves muy guapo — Halagó conforme Doyoung se adentraba a la habitación, tomando asiento en el borde de la cama del mayor. — ¿Tienes una cita hoy y no me contaste? ¡Qué traición!
Doyoung río por primera vez desde que hubo llegado, sonrojándose tenuemente ante la mirada de Taeyong que se disponía a cambiar sus prendas.
— ¡No! — Respondió el menor entre risas. — Yuta me invitó a la fiesta de Johnny.
— ¡Perfecto! Nos iremos juntos.
Taeyong revoloteaba alegremente por la habitación, aplicando los últimos detalles y accesorios a su aspecto, siendo observado seriamente por Doyoung que no perdía una mirada del aspecto alegre y enamoradizo que no había notado antes, pero que siempre estuvo allí.
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Ambos adolescentes sintieron como si hubiesen ingresado a otro mundo una vez en la fiesta de Johnny, sabían que Johnny tenía bastante arraigada la cultura occidental, pero no sabían a qué nivel. Taeyong mantuvo una mirada curiosa, recordando aquellas películas estadounidenses que en algún momento hubo visto, incluso los vasos plásticos rojos que llevaban los invitados en sus manos lo estaban ahí.
Con el paso del tiempo, se fueron integrando al ambiente, bebiendo algo de alcohol y dejándose llevar por la música, con Taeyong jalando a Doyoung a la pista de baile entre pasos torpes y risas bobas, no preguntando a Doyoung la razón de por qué Yuta lo hubo ignorado cuando pasó el japonés junto a ellos, suponiendo alguna diferencia entre ellos durante la fiesta por la cual no estuvo enterado.
Sin embargo, cuando alzó su mirada por sobre el hombro de Doyoung, sintió el cosquilleo en su vientre, una enamoradiza sonrisa que no fue capaz de reprimir cuando la avellana de Johnny se encontró con la suya.
Quiso dar un paso a un lado de su mejor amigo para acercarse al causante de sus suspiros y el primer amor que hubo tenido, pero este se vio frenado por el duro agarre de Doyoung en su muñeca, llevándolo de vuelta frente a él para continuar bailando.
Taeyong lo observó con extrañeza, ¿qué le ocurría? No había razón para la mirada molesta que este le daba, fijándolo en la pista sin dejar que se fuese lejos de su lado. Sus hombros cayeron en decepción cuando ambas miradas se volvieron a encontrar, notando como Jaehyun palmeaba suavemente la espalda de Johnny.
— Doyoung, debo ir al baño — Habló por sobre la música, excusándose para huir del agarre.
— Te acompaño.
No se lo esperó, no era lo que se imaginó iba a suceder. Con sus hombros y su sonrisa cayendo, sintiendo como la fiesta dejaba de ser tan agradable como imaginó que sería, caminó junto a Johnny dándole una disculpa con la mirada, acabando por subir las escaleras hacia el baño, al cual, no quería realmente ir.
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No supo en qué momento comenzó a cuestionarse el comportamiento de Doyoung, quizá desde el momento que no le dejaba ir a ningún lado si no era con él. O quizá desde que notó que nunca intercambio palabra con Yuta, es que acaso ¿le había mentido? ¿realmente Doyoung había sido invitado?
Taeyong no era precisamente una persona de fiestas, pero no por ello se negaba a asistir, no así Doyoung. El menor de ambos pasaba de ellas, sabía que para él estar solo en casa viendo alguna serie sería mucho mejor panorama que estar en una fiesta, por ello Taeyong no se había molestado en invitarlo.
— Deja de beber tanto, Doyo — Reprochó suavemente el mayor. — No estás acostumbrado a beber, te hará mal.
— ¡Claro que no! — Exclamó arrastrando las palabras, riéndose tontamente.
— Dame eso — Habló con cariño hacia su amigo, intentando quitarle el vaso de la mano, pero tan rápido que no pudo preverlo, Doyoung lo alejó.
— ¡No! — La reacción del pelinegro fue inesperada al ponerse de pie, alejándose de Taeyong entre la multitud de jóvenes borrachos.
Lee no lo pensó demasiado, rápidamente tratando de seguir sus pasos cuando logró distinguir la figura borracha de su mejor amigo saliendo hacia el patio trasero.
Entre tropiezos y empujones logró llegar a una distancia prudente de Doyoung, sin embargo, cuando logró notar a donde se dirigía, un malestar en su estómago se hizo presente. Trató de llamar a su amigo lo suficiente para ser oído, pero pese a lograr la mirada de Doyoung a la par de una socarrona sonrisa, este lo ignoró.
Sintió su boca seca, su mirada lentamente empañándose por unas lágrimas retenidas. Un dolor abrumador pesaba sobre su pecho y su corazón, pero al percatarse del alboroto que hacia Doyoung entre el resto de lo invitados, rápidamente se acercó.
Doyoung rodeaba los hombros de Johnny melosamente, con su cuerpo haciendo peso hacia abajo para que el americano se inclinase hacia él. Johnny no sabía qué ocurría, ni por qué Doyoung estaba colgándose de su cuello tarareando como si disfrutase en contacto de ambos.
La bruma de la embriaguez pesaba en él, pero era capaz de distinguir una risita torpe contra su pecho, porque un borracho y enrojecido Doyoung, lo observaba con una traviesa mirada y un deseo inexplicable.
— ¡Doyoung! — Oyó la voz de Taeyong, jalando al pelinegro inútilmente lejos de Johnny. — Suelta a Johnny, por favor — Rogaba en un hilito de voz que dolió en su pecho.
Jaehyun reía a su lado por el escándalo que aquel par de chicos causaba, podía incluso notar la mirada incómoda de su mejor amigo pidiéndole ayuda entre expresiones desesperadas, pero Jaehyun no reaccionaba. Era un manojo de carcajadas.
Doyoung se negaba a soltarlo aun cuando él quería apartarse y Taeyong auxiliaba. Los oscuros ojos de Kim se afilaron incluso más de lo que naturalmente eran tras fruncir el entrecejo y Johnny no podía entender la razón de tal mirada con tanto odio hacia él, ¿qué demonios había hecho para tener a este chico de tal modo? Maldición, no lo sabía.
— Eres tan guapo, no es justo. — Murmuró el joven con el cual Johnny solía discutir por la más mínima cosa, siendo nulamente cercano solo por Taeyong. — ¡No lo es!
— ¡Oh, por Dios! — Exclamó Taeyong. — Por favor, Doyoung. Deja a Johnny en paz, estás jodidamente borracho ¡Te avergonzarás mañana de esto!
— ¡No! — Lloriqueó Doyoung aferrándose al cuello de Johnny que no sabía si reír o llorar por la incomodidad, odiando a sus amigos por estar burlándose de él frente a sus narices. — ¡Este precioso hombre debe ser mi novio! — Instantáneamente oyó las risas escandalosas de sus amigos por sobre la música ensordecedora, haciéndolo sentir tan avergonzado que solo quería huir de su propia fiesta. — ¡Si no será el amor de mi vida no merece vivir!
— ¡Doyoung, basta! — Por supuesto, Johnny estaba sorprendido de este extraño borracho, tan agresivo como lo era siendo un bonito rostro y a su vez, de la nueva faceta que vio de Taeyong con un aura oscura jalando con fuerza los brazos del pelinegro, haciéndolo chillar de dolor como de frustración llevándoselo lejos.
Sintió las palmadas en su espalda minutos después, con la risa ahogada de Jaehyun y Yuta sin dejar de burlarse de él, percatándose en ese instante como el vergonzoso escándalo de Doyoung hubo llamado la atención en más invitados de lo que pudo haberse imaginado.
— wow, le gustaste al loco. — Burló Yuta, bebiendo un largo trago de su rojizo vaso.
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El sábado por la mañana Taeyong recordaba pequeños momentos del fin de la horrorosa fiesta, el alcohol había hecho su parte, pero la tristeza y el dolor que experimentó también tuvo participación.
Después de haber dejado a un borracho Doyoung en la puerta de su hogar, siendo recibido por el hermano mayor de este, regreso a su casa entre lágrimas que inútilmente logró retener un par de cuadras.
Sollozaba sentado en una banca a pocos metros de su propia casa, esperando que su familia se hallase dormida para evitar preguntas incómodas.
Aquella noche se culpó así mismo, quizá si hubiese sido sincero con Doyoung sobre sus sentimientos hacia Johnny este no habría puesto los ojos en quien tanto se había enamorado. Buscaba desesperadamente explicaciones para calmar el tormento que sentía, creyendo también que el motivo de tal actuar solo era parte de la borrachera, pero... Taeyong lo conocía.
El fin de semana apagó por completo su móvil, negándose a hablar con Doyoung, sin ser capaz de superar la tristeza y el rencor que no podía evitar sentir. No quería alejarse de Doyoung por un gusto pasajero de la escuela, pero no podía evitar el sentimiento que lo ahogaba.
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El lunes llegó antes de lo esperado para Johnny, en el cual, para su sorpresa fue rápidamente abordado por una esbelta figura y una cabellera oscura, sintiendo el toque ardiente de la suave mano entorno a su muñeca, jalándolo a la sala vacía más cercana que encontrase.
Notó como volteaba a ver sobre su hombro, Johnny sin poder entender de quien se escondía y él, ingenuamente, dejándose llevar por un muchacho que no conocía más que sus alaridos ebrios el sábado por la noche en su hogar y sus absurdas peleas a lo largo de un año.
— Dios, eso estuvo cerca... — Susurró el joven, descansando la espalda contra la puerta tras un largo suspiro.
— Disculpa, ¿podrías... — Intervino el americano, intentando jalar su mano lejos del agarre impropio que se negaba a deshacerlo aun cuando sus miradas se encontraron y una gatuna sonrisa se surcó en los labios del pelinegro.
— Oh, lo siento mucho... — El tono de la voz del joven era diferente a lo que hubo oído días atrás, tan dulce y tranquilo que lo confundía. Doyoung jamás le hablaba así. — Johnny hyung, lamento mucho mi actitud en tu fiesta, yo... ni siquiera recuerdo bien... estaba tan borracho y...
El rostro de Johnny rápidamente enrojeció, tan confundido y apenado por la forma linda en que le hablaba y la mención de un "hyung" que nunca hubo oído dirigido a él por Kim. Dio un paso atrás con sus manos moviéndose en negación, intentando restarle importancia a lo que ocurrió.
— ¡Nada de eso! — Interrumpió, riéndose nerviosamente por cómo podía sentir el ambiente ardiendo e incómodo a la vez. — No te preocupes, es historia pasada, ¿no? — Quiso encontrar una mirada comprensiva en él, pero en ella solo encontró una expresión sorprendida en la cual, lentamente, una sonrisa tímida tomó lugar.
— No lo creo...
— ¿Eh? — Oyó la risita cantarina de Doyoung, dando un paso más cerca hacia él al elevar altaneramente su cabeza y mirada. — No mentí aquella noche, eres realmente muy guapo. — El rostro de Johnny era un poema, boqueando sin saber cómo responder y sabiendo lo sonrojado que se hallaba, su rostro ardía.
Recorrió las facciones de Doyoung como nunca antes lo hubo hecho, tratando de encontrar inútilmente alguna explicación de por qué un chico como él se fijaría en él ahora y hasta esta altura del año. Doyoung era un estudiante modelo, era un secreto a voces que supo el primer día que hubo llegado a aquella secundaria y, por si fuera poco, hace una semana ambos eran némesis declarados.
Cuando creyó que el menor de ambos se retractaría, no ocurrió.
— ¿Podríamos hoy comer juntos? Te invito la comida como disculpa. — Una sonrisa amplia, con tiernos dientes asomándose deslumbraron a Johnny que se sentía mareado por lo que estaba ocurriendo.
— Oh... claro, ¿voy a tu mesa? — La voz tímida y nerviosa de Johnny le delataba, deslizando de sus dedos sobre la cabellera para ocuparse en algo más que no fuera Kim.
— Claro que no, hyung — Dio un paso más cerca del americano, quien esta vez no se alejó, solo lo observó como si se hallase hipnotizado. — Quiero comer contigo a solas, ¿sí? La azotea es un bonito lugar.
— S-Sí, lo es...
Sintió las manos de Doyoung contra su pecho, sobresaltándolo más de lo que se imaginó, pero Doyoung se negaba a soltarle. Las pequeñas manos de Kim se empuñaban en la camiseta de Johnny, jalándolo hacia él para depositar un sonoro beso en la mejilla de Suh.
— Nos vemos en la azotea, hyung — Sonriéndole juguetonamente, dio media vuelta para irse por donde había llegado, sin embargo, antes de salir se volteó hacia el mayor con una extraña y seria mirada. — No le digas a nadie, es secreto, ¿está bien?
Johnny no tuvo tiempo de responder cuando vio desaparecer la menuda espalda de Doyoung tras la puerta cerrada, suspirando largamente para preguntarse qué demonios había sido todo eso.
Tan pronto como Kim hubo regresado sigilosamente hacia el pasillo principal, unos delgados brazos envolvieron sus hombros con energía, siendo Taeyong quien lo jalaba en un abrazo.
— ¿Dónde te habías metido? — Preguntó curioso el mayor, caminando con su amigo hacia el salón. — Juré haberte visto hace un rato y te perdí de vista.
— ¡Oh! — Canturreó en una risita el pelinegro, rodeando uno de sus brazos en la cintura de Taeyong. — Me desvié hacia el baño.
Taeyong lo observó de reojo, él no era estúpido y sabía que los baños en la dirección que había visto a Doyoung perderse no estaban allí. Quería seguir indagando en lo que podría haber estado haciendo su mejor amigo, pero se hallaba cansado.
Llorar todo el fin de semana, evitando llamadas y preguntas preocupadas de sus padres había sido agotador. Realmente tenía la esperanza de volver a la normalidad con Doyoung, pero quizá el menor no tenía las mismas ideas.
— Doyounggiee — Llamó cantarín Taeyong.
— ¿Sí, Tae? — Preguntó en respuesta el más joven, deteniéndose ambos junto a los casilleros antes de entrar al salón.
— ¿Podríamos... — Intentó hablar, sin embargo, sus palabras se cortaron ante el nerviosismo. — ¿Podríamos hablar al receso?
— Lo lamento mucho, Tae — Puchereó el pelinegro. — El profesor de algebra me solicitó en su oficina en el receso, ¿no puedes decírmelo ahora?
Taeyong mordió su labio inferior, sopesando las posibilidades de decirlo en pleno pasillo principal, observando de lado a lado por si alguien lo oiría, pero era ahora o nunca, ¿no?
— Verás... hace un año yo... — Las manos de Lee temblaban, no pudiendo contener el impulso de llevarse los dedos a la boca, mordiendo de estos ansioso. — yo he estado e-enamorado de...
Cerró sus ojos, tragando saliva desesperadamente al encontrarse con la oscura mirada frente suyo, pasando por alto aquel extraño coraje con el cual el entrecejo de Doyoung se fruncía.
— Estoy enamorado de Johnny — Susurró bajito, encogiéndose en su lugar llevando la mirada a cada lado, paranoico de ser oído.
— ¿Qué?
— ¡Qué estoy enamorado de...
— ¡Hola chicos! — Interrumpió Jaehyun junto a Johnny y Yuta.
En cuestión de segundos el rostro de Taeyong palideció, sintiendo cada extremidad temblorosa. No, no podía ser... ¿Johnny lo había oído? ¿Alguien lo había oído? No había manera, estaba tan desesperado que la respiración se le aceleró notoriamente, llamando la atención de los presentes, sin embargo, Johnny fue el primero en acercarse.
— Tae, Tae — Habló suavemente — Respira lentamente, todo está bien
La presencia del americano y el toque que este le daba en su hombro lo empeoraba, pero tan pronto como este hubo llegado, desapareció ante la voz de Doyoung.
— ¡Johnny! — Exclamó — Te busca el maestro de historia, es urgente.
Yuta observó inmediatamente a Doyoung, entrecerrando sus ojos cuestionando el actuar, porque estaba tan seguro como que era japonés, que nadie había llamado a Johnny. No obstante, Johnny ya se hallaba lejos de la escena, corriendo en dirección desconocida a un maestro que jamás necesitó su presencia.
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— ¡Johnny hyung! — Canturreó Doyoung adentrándose en la azotea, maniobrando con ambas manos con los almuerzos.
Tan pronto como vio a Doyoung caminando torpemente con sus manos ocupadas, se acercó a él ayudándole, sintiendo un delicioso aroma a tteokbokki desprendiendo de los recipientes al caminar de regreso a su lugar junto al menor.
— Creí que comprarías algunos sándwiches — Murmuró Johnny apreciando la comida notablemente casera.
— ¡Nada de eso! — Respondió en una risita, abriendo ambos recipientes y extendiéndole un par de palillos. — Lo hice especialmente como un delicioso tteokbokki de disculpas, espero te guste.
El primer bocado fue delicioso, no tardando un minuto más en tomar otra y otra porción. ¡Era delicioso! Incluso tanto como el que su madre cocinaba, se sentía tan absorto en los sabores, sin percatarse como una afilada mirada se hallaba sobre él, comiendo lentamente con una sonrisa satisfecha.
— Lamento haber hecho lo que hice frente a Taeyong — Habló Kim cuando hubieron terminado, limpiando las comisuras de sus labios con una servilleta. Extrañado, Johnny le dio una mirada.
— ¿Por qué Taeyong?
— Oh... — Con una sonrisa tímida, Doyoung juntó ambos recipientes vacíos dentro de su mochila, riéndose por el sonrojo del mayor. — He notado que él te gusta, lo miras de una forma muy especial, hyung.
Johnny estaba hecho un desastre con sus mejillas enrojecidas y ¡oh, no! Todo su rostro. Sonreía torpemente, tratando de huir de la mirada del mejor amigo del chico que había comenzado a atraerle aquel último tiempo.
— Lo hice porque me da pena que Taeyong no corresponda tus sentimientos — Aquello fue un balde de agua fría para Johnny, sintiendo como todo lo que alguna vez soñó con Lee se había ido a la basura. No tenía palabras. — Te mereces más que eso, hyung.
— Pero... he visto como me mira, yo... — Oyó una extraña risa de Doyoung, quien le daba suaves palmadas en la espalda, Johnny no podía entenderlo.
— ¿A ti? — Continúo riendo bajito. — ¿O querrás decir Jaehyun?
Los ánimos de Johnny decayeron notablemente. Nunca pensó más allá de Taeyong y él, porque no había cabida para Jaehyun allí, ¿no? Y aunque así lo fuera, el malestar que sentía no podía atribuirlo a su mejor amigo, ¿qué culpa podría tener él de los sentimientos de Taeyong? Oh, maldición, ¿por qué quería llorar si solo se sentía atraído por Taeyong?
Fingió falsas sonrisas junto a Doyoung, queriendo parecer como si nada realmente malo ocurriese, pero una vez el fin del almuerzo hubo llegado, Johnny desapareció tan rápido como pudo, evitando ingresar al salón de clases.
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Cuando el timbre del fin de las clases hubo sonado, Taeyong guardó perezosamente sus pertenencias dentro de su mochila antes de ponerse de pie para estirar sus extremidades, sin embargo, al llevar su mirada hacia el resto de sus compañeros queriendo huir tan rápido como fuese posible del salón, frunció su entrecejo ante la ausencia de Johnny junto a Jaehyun.
— Qué raro, ¿le habrá pasado algo a Johnny? — Inquirió a nadie realmente, pero Doyoung se encogió de hombros, rodeando de ambos brazos para jalar a su amigo fuera.
— No lo sé, Tae. Ya vayamos a casa — Habló arrastrando sus palabras con un cansancio inexistente, caminando hacia el exterior.
Ambos acabaron enfrascados en una absurda charla, comparando sabores de helado, algunos otros de distintos cafés que hubieron probado el mes pasado, por lo que, una vez hubieron llegado al hogar de Doyoung, Taeyong se detuvo reteniendo al menor junto a él antes de despedirlo.
— Sobre lo de hoy, no pude decírtelo bien — Taeyong desvió su mirada nervioso, no notando como Doyoung trataba de apartarse, evitando la conversación. — Pero Doyounggie... — Susurró suficientemente audible, alzando su mirada al alto. — Llevo un año enamorado de Johnny.
Taeyong notó como Doyoung suspiraba, no sabiendo como interpretar aquel actuar cuando fue tomado por su muñeca, siendo llevado dentro del hogar de su mejor amigo, siendo obligado a tomar asiento en el sofá de la sala.
— Te mentí, Taeyong — El mayor frunció su entrecejo confundido, ladeando su cabeza queriendo una explicación de algo que no entendía, sin poder imaginarse a qué se refería. — No estuve con el maestro de algebra... — La cejas de Taeyong se alzaron ante la sorpresa, entreabriendo sus labios para decir algo, no podía entender el por qué mentir ante eso. — Estuve con Johnny.
— Oh...
Sí, "oh" ¿en qué momento de sus vidas Doyoung se había hecho tan cercano con Johnny? Hasta hace una semana podía jurar que ambos se odiaban, peleando por la más mínima cosa que ocurriese entre ambos.
Eso explicaba también por qué Johnny no se hallaba en el almuerzo con sus amigos, pero no podía evitarlo. No podía evitar sentir un dolor tan similar como el del fin de semana, ¿realmente Doyoung podría gustar de Johnny?
— Y tengo algo que decirte — El cuerpo de Taeyong tembló de la anticipación, sintiendo un vacío en su vientre por el miedo que aquello le provocaba. No quería pensar en lo peor.
— Dime...
— Me disculpe con Johnny, estaba borracho, ¿no? — Río en un tono burlón, bajando la mirada lejos de Lee. — Pero Johnny me dijo algo más, lo lamento tanto...
El corazón de Taeyong palpitaba desbocado, no podía ser lo que él creía que era, ¿no? No, no podía.
— Me dijo que... le gusta alguien más y no eres tú... — No, no era lo que Taeyong se imaginó, pero aquello rompió su corazón en distintas maneras que muchas veces trató de evitar. — Quise decírtelo ahora que me has dicho que te gusta, no quiero verte sufrir.
— Está bien... — Susurró el mayor, con sus hombros temblorosos y un dolor en su pecho que le impedía respirar correctamente.
— Lo hago por tu bien, eres mi mejor amigo — Acarició la espalda de Taeyong sacudiéndose entre sollozos que no impidió más, abrazándose a su amigo llorando en su hombro.
— Gracias... eres un buen amigo — Tartamudeó, aferrándose a los brazos de Doyoung aquella tarde.
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Los días transcurrieron normalmente, o al menos, así lo creía Johnny. Las escapadas a escondidas con Doyoung continuaron, no sabiendo el por qué de ocultarse cuando él no tenía miedo de la amistad que estaba creando con él e incluso, con el sentimiento que poco a poco crecía en él hacia el bonito moreno de ojitos oscuros que lo cautivaba con su sonrisa traviesa.
Fue consciente de la cantidad de veces que se mantuvo sonriendo embobado al observar a Doyoung contarle alguna anécdota, otras veces sus gustos musicales o cómo la mirada del menor se iluminaba al hablar de sus artistas favoritos. Jesús, ¿es que se podía uno enamorar tan rápido de alguien a quien, no hace mucho, detestaba?
Las peleas que solían tener desaparecieron, convirtiéndose en discusiones sobre que My Chemical Romance era mucho mejor que Panic at the disco, acabando con Johnny entre risas porque entre ambas, no había comparación, eran buenos a su manera, pero ahí iba Doyoung replicando.
Un mes había pasado por completo, en que Taeyong observaba curioso el por qué Doyoung comenzaba a pedirle prestados sus CD's de bandas que él jamás hubo considerado porque según él, la música emo era un asco. Pero no preguntó, estaba realmente feliz de que ahora, ambos compartiesen la música en común.
— ¡Me encanta esta canción! — Exclamó Doyoung en un tono absolutamente alocado, saltando por la habitación de Johnny al ritmo de Not today de My Chemical Romance, sacándole más de una risa al americano.
— ¡Dios mío, a todos le gusta esa canción! — Burló Johnny, no pudiendo evitar seguir a Doyoung en ese tonto baile. — ¡Welcome to the Black Parede es mucho mejor!
Inmediatamente Johnny cambió la canción a la antes mencionada, quedándose de pie en el lugar dejándose llevar por la intro tan maravillosa que esta tenía, teniendo frente a él a un Doyoung de brazos cruzados y un mohín molesto, Johnny atribuyéndolo al cambio repentino de su canción favorita, pero su sorpresa fue mayor.
Doyoung se acercó impulsivamente hacia él, rodeándole los hombros con los brazos. Johnny pudo jurar que tuvo un deja vú con tal acción, pero su cabeza no tuvo mucho que pensar cuando el menor se hubo parado en la punta de sus pies, buscando los labios de Johnny por primera vez en el mes transcurrido en que se hubieron hecho amigos.
El americano no pudo dudarlo siquiera un segundo, sus brazos envolvieron cariñosamente la pequeña cintura del más joven, abrazándolo con fuerza hacia su cuerpo conforme se besaban. Recorriéndose los labios, al son de su canción favorita con el chico que estremecía su corazón.
Johnny creía que aquel tipo de besos solo podría verlos en alguna película, quizá vivirlo bajo una lluvia, pero allí estaba, de pie en su habitación con Doyoung besándolo como si no hubiese nada mejor y Dios, era todo lo que Johnny quería.
Ambos jadean sobre los labios del otro, Doyoung usando aquel momento como la excusa perfecta para introducir su lengua en la boca de Johnny. Johnny gime bajito, tratando de aferrarse más cerca de Doyoung como pudiese, queriendo conseguir más.
Aquel fue un beso de muchos otros, no pudiendo ser fuerte de apartar sus labios de Doyoung ni Doyoung de Johnny. Sin embargo, una noche en que Johnny no pudo esperar más, un extraño sentimiento creció en su pecho haciéndolo sentir incómodo, pero el amor que sentía por Doyoung se mantenía ahí.
— ¿Quieres ser mi novio, Doyounggie? — Los ojos avellanas de Johnny brillaban de ilusión, de un amor tan puro que su corazón temblaba a causa de ello.
Doyoung sonrió tan dulcemente como solo él sabía, abrazándose cariñosamente hacia el americano entre besos suaves que repartía en el rostro hasta detenerse en los gruesos labios.
— Por supuesto que sí.
Johnny no podía pensar en otro momento en su vida en que haya sido tan feliz desde que Doyoung entró a ella. No había día en que su corazón no palpitase enamorado, en lo afortunado que se sentía de ser envuelto en sus cariñosos brazos, recibiendo besos tan adictivos del hombre que tanto quería.
— ¡Sí! — Exclamó abrazándose fuertemente a Doyoung. — ¡No espero el momento para que los chicos sepan lo afortunado que soy! — La expresión de Doyoung pareció palidecer en un segundo, no sabiendo si realmente había ocurrido, pero tras una risita nerviosa del menor y los brazos de éste apartándole, Johnny temió.
— ¿Podemos mantenerlo en secreto? — Preguntó con una mirada asustadiza, casi con miedo por la reacción que tuviese Johnny y él lo notó. — Es que... soy muy tímido y... no le he dicho a mis padres de mi orientación sexual.
Johnny dejó ir todo absurdo temor, respirar en calma al rodear nuevamente a Doyoung en un tierno abrazo. Él entendía.
— Claro que sí, amor. — Acarició el bonito rostro de su novio, besándole sobre los labios. — Será nuestro secreto.
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Una semana había pasado desde el momento en que Johnny parecía vivir en un maravilloso cuento de hadas, no viendo más allá del precioso novio que tenía, sin embargo, no era algo que sus amigos veían ni mucho menos de lo que, en algún momento, pudieran estar de acuerdo.
— ¿Sabes qué le pasa a Johnny? — Preguntó Yuta comiendo lentamente su bento, buscando a su amigo entre el resto de los estudiantes.
— No, es lo que quiero saber. — Masculló con molestia Jaehyun. — Lleva evitándonos por semanas, cuando voy por a su casa su madre dice que está ocupado o que está con alguien más, ¿con quién podría estar?
— ¿Una novia? — Cuestionó
— No lo sé, Johnny me lo habría dicho, sabes como es.
— Sí, y hace más de un mes que no come con nosotros. Si tiene novia, entonces ¿no será de la escuela? — Ambos se observaron con sorpresa, como si hubiesen descubierto el más grande misterio y tan rápido como pudieron, llevaron la mirada hacia la mesa de Taeyong junto a Jungwoo, donde allí faltaba alguien.
— ¿Crees que...?
— Maldición, sí.
Ambos comieron rápidamente el resto de sus comidas, dejando el área de comida antes de que el receso acabase. Ambos deambularon sigilosamente por cada rincón que se les pudo haber cruzado por la cabeza, sin embargo, cuando el receso hubo acabado y decidieron darse por vencidos, Yuta empujó con fuerza a Jaehyun escondiéndose entre los casilleros al reconocer las voces y la alta figura de su mejor amigo descendiendo por las escaleras de emergencias que daban a la azotea.
— Mañana traeré algo yo de comer, no me gusta que siempre cocines para mí — Un puchero se formó en los gruesos labios de Johnny, sacándole una risita a Doyoung.
— Nada de eso, me gusta cocinar para ti. — Ambos se mantuvieron de pie en una zona del pasillo que solía siempre estar desierta, por lo que, no temieron besarse entre un apretado abrazo con Jaehyun y Yuta no pudiendo creer lo que veían.
— Te quiero, amor.
— Te quiero mucho más — Canturreó el americano, dándole un besito esquimal.
Vieron a su amigo desaparecer en diferentes direcciones a la de Doyoung, observándose con tanto asombro porque nada podía explicar lo que estaba ocurriendo. Hace un mes ambos estaban seguro que Johnny acabaría con Taeyong, porque estaba tan obvio para el par que Taeyong se moría por el alto y tonto estadounidense.
— Mierda... — Susurraron al unísono.
— ¿Taeyong sabrá de esto?
— No... por algo se esconden — Respondió Yuta con molestia, sabiendo que Doyoung siempre tramó algo bastante oscuro desde aquel día.
Al finalizar las clases, ambos acorralaron a Johnny antes de que desapareciera como cada tarde desde hace un mes, oyendo los reclamos del mayor conforme le limitaban la posible huida.
— Ya sabemos todo — Habló con un tono acusador Jaehyun
— ¿Qué?
— Que sales con Doyoung — Contratacó Yuta
Johnny boqueó incrédulo, cuestionándose cada movimiento que hubo hecho hasta el momento para que fueran descubiertos, estaba seguro que habían sido tan sigilosos como fue posible para que aquello no ocurriera.
— ¿Por qué no nos dijiste? — Jaehyun lo observó con decepción, esperándose mucha más confianza de su mejor amigo para algo como aquello, pero Johnny desvió su mirada al bajar de esta sintiéndose avergonzado.
— Doyoung pidió que fuera secreto... yo quería decirles, él me dijo que no estaba listo. — Explicó
— ¿Entonces Taeyong no sabe? — Intervino Yuta. Johnny le dio una extraña mirada de vuelta, ¿por qué Taeyong?
— No, nadie sabe
— Esa rata... — Masculló con un notable veneno en su voz al alejarse de Johnny, pero fue perfectamente oído.
— ¿A quién llamas rata? — Alzó la voz enojado Johnny, dando pasos hacia el japonés con Jaehyun intentando separarlos. — ¡No te refieras así de él! — Yuta se mantuvo imperturbable, riéndose burlón por la situación.
— ¿Qué tan basura tienes que ser para meterte con el hombre de quien tu mejor amigo está enamorado? — Burló en un tono oscuro, riéndose tan amargamente.
— ¿De qué mierda estás hablando? — Johnny apartó con molestia a Jaehyun, acercándose agresivamente al extranjero. — Nunca le gusté a Taeyong, el mismo Doyoung me lo dijo.
Tanto Jaehyun como Yuta observaron a Johnny con sorpresa, uno menos sorprendido que el otro al saber que algo como aquello pudo haber ocurrido. Yuta negó suavemente, lamentando el dolor que Taeyong estaría pronto a sentir por un amigo tan malvado como Doyoung.
— ¿Eso te dijo? — Río Yuta — Le apostaste al hombre equivocado.
El tono empleado por Yuta encolerizaba a Johnny, no pudiendo controlar el coraje que estaba sintiendo y sin importarle nada más, porque maldición, nadie hablaba así de su novio. Antes de poder preverlo o Jaehyun detenerlo, el puño de Johnny impactó con la mejilla de Yuta, haciéndolo caer sobre una de las mesas del salón vacío.
— ¡No hables así de mi novio! — Exclamó siento retenido por Jaehyun. Yuta jamás quitó su sonrisa burlona, escupiendo sangre hacia el suelo.
— No pelearé contigo por una basura como Doyoung, pensé que eras más inteligente, Johnny — Yuta hizo oídos sordos a las súplicas de Jaehyun pidiendo que se callara y sin importar como este debilitaba su agarre por la fuerza que Johnny ejercía queriendo ser soltado, el japonés caminó junto a ambos saliendo del salón, sin embargo, antes de salir quiso dar el último golpe. — Taeyong se enamoró de ti desde que llegaste a la escuela, siempre creí que harían bonita pareja, pero me equivoqué... contigo.
Johnny dejó de forcejear ante lo escuchado, lentamente calmándose de lo que tanto lo descontroló. Sus manos temblaron, cayendo en cuenta de lo que había hecho, del monstruo en que se había convertido golpeando a uno de sus mejores amigos. Pero lo que no podía entender, era las palabras de Yuta.
— Eso es imposible... — Habló en un hilo de voz, peinando desesperadamente sus cabellos sin notar como sus nudillos también sangraban.
— Lo es, amigo — La mano de Jaehyun sobre su hombro se sintió cálida, pero no pudo sentir alivio. — Taeyong brillaba por ti.
— Pero Doyoung me dijo...
— Te mintió.
Jaehyun lo dejó solo en el salón, haciéndolo pensar en cada situación, en cada momento del pasado en que no vio algo que estuvo tan claro ante él. En por qué Doyoung le había mentido y no pudo evitar pensar en qué habría sido de él si hubiera tenido una oportunidad con Taeyong, era ridículo pensarlo, Doyoung estaba en su corazón.
— ¿Dónde te habías metido? ¡Te busqué por toda la escuela! — Reclamó Doyoung molesto, gritándole en medio de la calle, haciéndolo sentir avergonzado. — ¡¿Con quién estabas que es más importante que estar con tu novio?!
Era la primera vez que Johnny veía esta clase de Doyoung, preguntándose si este era el mismo chico que lo recibía entre besos y abrazos, canturreándole cuanto lo quería.
— ¡¿No vas a decirme nada?!
— ¿Por qué me mentiste? — Preguntó en un susurro, pero lo suficientemente alto para que pudiera ser oído. Vio como el rostro de Doyoung se descompuso un instante, pero tan rápido como pudo, la expresión molesta estaba allí.
— ¿De qué estás hablando? — Burló con una risa. — ¿Por qué te mentiría?
— A Taeyong nunca le gustó Jaehyun, ¿no es así?
El rostro de Doyoung pasó del enojo a la seriedad, asustando a Johnny, pero se mantuvo firme en su lugar.
— No te mentí, era verdad. — Defendió
— No me mientas, ya sé toda la verdad. — Vio como su novio replicaría, deteniéndose a medio iniciar las palabras, pero lentamente lo vio cerrar sus ojos y como su rostro se enrojecía, reabriendo de estos pudiendo notar las lágrimas retenidas.
— ¿A qué viene esto? — Preguntó respirando fuertemente. — ¿Es qué acaso nunca me quisiste y siempre tuviste a Taeyong en tu corazón?
Johnny abrió sus ojos sorprendido, porque ¡Aquello no era lo que quería decir! Inmediatamente dio un paso hacia Doyoung, pero este se alejó, comenzando a derramar lágrimas.
— ¿Fui una mentira para ti? — Sollozó — Entregué todo mi corazón hacia a ti ¿y así me lo pagas? — Sacudió sus hombros entre los sollozos escandalosos, llamando la atención de otros transeúntes que comenzaban a darle duras miradas al alto de los jóvenes. — ¡Dime la verdad! ¿Sigues enamorado de Taeyong?
— ¡No, no! — Respondió entre gritos, queriendo detener el actuar de Doyoung a la salida de la escuela, tomando los antebrazos del menor con dulzura, queriendo hacerlo entrar en razón. — Te quiero a ti, solo a ti. — Continúo — Nunca podría gustarme nadie más que no seas tú, mi amor. Por favor, hablemos en otro lugar, aquí no.
— ¿Prometes que solo me quieres a mí? — Preguntó alzando su mirada temblorosa, sorbiendo ligeramente por la nariz. — ¿Qué solo me mirarás a mí? — Johnny sonrió ante el alivio, secándole el rastro de lágrimas con sus dedos.
— Te lo prometo, solo eres tú en mi corazón. — Una dulce sonrisa se surcó en los labios de Doyoung, abrazándose con ternura hacia su novio.
— Bésame — Pidió al alzar su cabeza hacia el más alto.
— Pero... hay más gente, nos expondremos — Quiso explicar, recordando el pedido de Kim cuando la relación inició, pero no se esperó la expresión de enojo de Doyoung.
— ¿Cuál es el problema? — Gruñó — ¿No quieres que el mundo sepa que eres mío?
Johnny no quería otro problema más, solo tomó el rostro de su novio y lo besó lentamente, saboreando sus finos y adictivos labios sin importar quienes lo vieran.
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A la mañana siguiente el rumor había corrido rápido por cada estudiante, obligando a ambos a confirmar la relación que mantenían hace una semana, pero lo inevitable también llegó a Doyoung.
— Los amigos no hacen eso — Habló con dolor en cada palabra Taeyong, alejándose de Doyoung cada vez que intentaba acercarse a él. — Te dije mis sentimientos, pero no te importó — Continúo — No te importó lo que podría sentir ni mucho menos nuestra amistad.
— Taeyong, tu no entiendes, Johnny me gustaba — Suplicó
— ¡Mentira! — Exclamó, acusándolo con su índice — Pasabas cada día diciéndome lo mucho que odiabas a Johnny, lo insoportable que era
— ¡Pensé que lo odiaba, pero lo quería!
— ¡Me arrepiento del día en que nos conocimos! — Enfureció el mayor, derramando lágrimas — ¡Vete al infierno!
Taeyong huyó de la azotea, abriendo la puerta de esta tan rápido que no notó como alguien se hallaba allí, probablemente escuchando. No le importó chocar duramente con este, ni mucho menos tropezar entre cada escalón descendiendo hacia el último, donde no pudo más.
Quiso llorar del dolor, pero del dolor de perder a un amigo que amó toda su vida y que, a él, no le importó nada más que él mismo. Lloró y sollozó con la tristeza abrumando su corazón, pero siendo contenido por un par de brazos que solo lo consolaron, brindándole apoyo y una dulce sonrisa que solo lo hacia romper más en llanto, solo pudiendo aferrarse desesperado a Yuta.
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Después de oír aquella discusión, Johnny no fue capaz de reclamar absolutamente nada a su novio, porque él creía en la estrecha línea del odio al amor, sin embargo, no podía entender como Doyoung pudo haber arruinado una amistad como la que tenía. Sabía que ambos eran casi mejor amigos desde el vientre, por lo mismo, no podía encontrar alguna razón que justificara el actuar de su novio, pero no tenía derecho a una explicación, ¿no?
Una semana más tarde, recostado sobre la cama de Doyoung, recibió un mensaje de su viejo amigo canadiense, quien ya se hallaba en Seúl y la emoción de ambos por reencontrarse era notable. Ambos se mensajearon entre risas, recordando días en que Mark estuvo estudiando en Chicago con él, pero que, eventualmente, debió regresar a Vancouver.
Respondió con un animado "¡Sí!" ante la invitación a una fiesta que Mark realizaría en el hogar de sus abuelos, pero incluso antes de seguir planeando con su amigo la salida, el móvil fue rápidamente desprendido de sus manos.
— Odio que escribas en inglés, no entiendo nada — Habló Doyoung con molestia, intentando entender algo de aquella conversación que tanto hacia reír a su novio. — ¿Quién es Mark y por qué le pones un tonto corazón al lado?
— Es un amigo de Chicago, estará en Seúl y hará una fiesta, me acaba de invitar — Resumió en granes partes la conversación, notando como el entrecejo de Doyoung parecía dolorosamente fruncido. — Hace mucho tiempo que no salgo, estaría genial, ¿no?
— No irás. — Sentenció, recibiendo una confusa y molesta mirada de Johnny.
— Claro que iré — Defendió el americano, levantándose de la cama — Cielos, Doyoung, no eres mi madre.
— ¡Soy tu novio!
— ¡Eso no te da derecho a prohibirme salidas! — Exclamó — ¡Desde que estamos juntos ya no tengo amigos! — Johnny inmediatamente guardó silencio, con miedo de la reacción del pelinegro que lo observaba sorprendido, cambiando a una molesta y peligrosa expresión.
— ¡Vete de mi casa! — Ordenó poniéndose de pie, empujando a Johnny fuera de la habitación.
— No Doyoung, perdóname, no quise decir lo que dije — Trató de frenar a ambos que entre empujones bajaban las escaleras, pero Doyoung evitó cada palabra. — ¡Doyoung, por favor!
Y aquello fue todo, la puerta de entrada fue cerrada duramente frente a su cara.
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Cada llamada destinada a Doyoung fue desviada, ni una sola siendo atendida ni mucho menos los textos que Johnny enviaba desesperadamente pidiendo disculpas, queriendo una oportunidad para explicarse, pero ni siquiera sus mensajes lograban un visto.
Estaba cansado, harto de sí mismo por arruinar lo que estaba teniendo perfectamente con Doyoung y todo por una maldita fiesta que, seguramente, no valdría la pena. Desde aquel día, evitó los mensajes de Mark, también sus llamadas y las veces que su madre le pidió responder a Mark en el teléfono directo a casa, pero solo pasaba, excusándose.
Aquel sábado estaba dispuesto a ir por Doyoung, rogarle por una oportunidad más y disculparse en cada forma que pudiera ser suficiente, sin embargo, cuando llegó a la calle de Doyoung, acercándose hacia la residencia, se detuvo unos metros de esta siguiendo con su mirada la figura de su novio riéndose, sosteniendo las manos de otro chico que no conocía.
Ambos compartían miradas, sonrisas y toques innecesarios que hacían hervir a Johnny en celos, ¿quién era ese y por qué estaba tocando a su novio? Respiró profundamente, queriendo controlar las emociones que le embargaban, queriendo apartar de un golpe al sujeto de su Doyoung.
Caminó a paso firme hacia la pareja, su rostro completamente enfurecido envueltos en celos, porque no podía creer como él se había desvivido por un perdón de Doyoung para que él estuviera saliendo con alguien más.
No obstante, antes de lograr apartar al chico fuera de Doyoung, este ya había partido en sentido contrario al suyo. Quiso ir hacia él, exigir una respuesta, pero la mirada oscura de Doyoung se encontró con la suya. Ambos luchando en una mirada que Johnny no estaba dispuesto a perder cuando se detuvo frente a su novio.
— ¿Quién era ese? — Exigió
— Un amigo — Respondió secamente, cruzándose de brazos antes de dar media vuelta y regresar hacia su hogar, pero con Johnny siguiéndole detrás.
— ¿Por qué diablos te estaba tocando? — Demandó una respuesta, pero Doyoung no la dio. Solo abrió la puerta para correr escaleras arriba, sin tener la suerte de que Johnny se apartarse de él. — ¡Respóndeme! — Tomó el antebrazo de Doyoung, jalándolo hacia él en busca de una jodida explicación.
— ¡Suéltame! — Tironeó el más joven, quien acabó acorralado junto a la puerta de su habitación.
— ¡No! — Gritó — ¡Te llamé y envíe mensajes, pero estabas ahí, quizá cuantas veces con ese tipo! ¿Por él me ignorabas? — Jaloneó
— ¡Sí, sí! — Mintió Doyoung, harto de la actitud de su novio y no pudiendo olvidar lo ocurrido hace días. — ¡¿Crees que correré a tus brazos luego de como me trataste?! ¡No!
Ambos se observaron con desafío, con un odio que ninguno podría explicar en ese preciso instante, pero ante la cercanía de ambos y los fuertes agarres que no estaba dispuesto Johnny a deshacer, agresivamente se inclinó besándole los labios a Doyoung, queriendo que se arrepintiera de ser un maldito idiota con él.
Doyoung forcejeó la primera vez, tratando de apartarlo entre empujones que no hicieron más que apretarlo contra la pared y el fuerte cuerpo de Johnny, pero aquello no duró demasiado. Doyoung correspondió al beso con la misma fuerza y hambre, mordiendo los gruesos labios de Johnny con saña al hacerlos sangrar, sintiendo el sabor metálico en medio del beso.
La euforia recorría las venas de ambos, la ferocidad sin limitarse por la forma en que Doyoung jalaba fuertemente los cabellos de Johnny, en tanto el americano, apretaba con dureza sus manos entorno al delicado cuerpo de su novio.
Doyoung envolvió sus brazos entorno a los hombros de Johnny, quien gritó sorpresivamente en medio del beso al ser alzado, con ambas manos de Johnny tomándole el culo, masajeando con sus dedos hundiéndose por sobre la tela y el peliegro, lloriqueando con las piernas rodeando la cadera del mayor.
Ambos vuelven a besarse, con Johnny caminando con Doyoung tras abrir la puerta de la habitación y arrojar sin cuidado alguno a su novio sobre la cama. Doyoung gimió ante el impacto, sintiendo escalofríos entorno a su columna vertebral a causa de la excitación.
Puede sentir la dureza en sus pantalones, lastimándolo por la fricción contra la mezclilla, sin embargo, no abrió la boca. Ambos se desafiaban, probando quien sería el primero en ceder, pero Johnny sabía que no sería él. La mirada de Johnny se oscureció ante la vista, nublándose su expresión por el deseo.
— Te follaría, pero lo habrá hecho tu amigo, ¿no? — Respiró Johnny, arrodillándose sobre la cama encima de Doyoung.
Doyoung quiere protestar, patear a Johnny por llamarlo una perra, pero sintió su cuerpo temblar ante la forma en que la boca de Johnny se deslizaba húmedamente sobre sus clavículas expuestas ante lo grande que era su camisa.
— Vete a la mierda — Lloriqueó, forcejeando bajo Johnny que solo lo fijó contra la cama, tomando ambas manos para inmovilizarlo sobre la cabeza. Doyoung arqueó su espalda por el placer que Johnny le causaba al chupar su piel expuesta, lamiendo uno de los pezones por sobre la húmeda prenda a causa de la saliva. — Johnny... — Gimió al sentir la rodilla de su novio contra la entrepierna, con esta friccionando su bulto.
Doyoung está cayendo por la bruma del placer, no sabiendo lo que realmente quería; si la sensación de la boca húmeda de Johnny contra su cuerpo o reclamarle por la forma en que le trataba.
— ¿Qué pasa, Johnny? — Gimoteó, pero aún burlándose con su tono de voz. — ¿No pudiste ir a la fiesta porque no tienes amigos por mi culpa?
Johnny se tensó sobre Doyoung, apretando dolorosamente contra ambas muñecas del menor que jadeó por el dolor, sin embargo, Johnny lo soltó. Con sus manos rompió los botones de la camisa de Kim, llevando una de ellas hacia el rostro de Doyoung, presionando ambas mejillas con sus dedos.
Su mano libre se deslizaba por el torso desnudo, apretando con uno de sus dedos uno de los pezones rosas, tironeando y estimulando. Sabiendo lo sensible que Doyoung era, quien se arqueaba lloriqueando por el placer y el dolor.
— Eres una perra tóxica — Acusó, notando como la mirada de Doyoung se volvía fiera, pero rápidamente flaqueo al sentir la boca de Johnny sobre su pecho.
Johnny se sumergió en el cuerpo de su novio, descendiendo hacia el vientre para ir hacia la cintura de los pantalones de Doyoung, acercándose cada vez más sobre el pene endurecido del menor que ahora le tomaba los cabellos, jalándolos incluso hasta que el cuero cabelludo de Johnny ardía.
Johnny gimió de dolor, tirando los pantalones de Doyoung por las largas piernas junto con la ropa interior.
— ¿Eso quieres? — Río burlón — ¿Comerte la polla de tu novio tóxico? Qué enfermo eres
— Mierda — Respiró profundamente Johnny, observando la polla endurecida que descansaba contra el vientre bajo de su novio, con el glande enrojecido y goteando necesitado. — Te mojas como una puta.
Doyoung quiere responder, pero rápidamente muerde su labio inferior cuando Johnny toma la cabeza de su pene con la boca, chupando hasta la base. Doyoung se atraganta cuando Johnny desliza una de sus manos hacia su agujero, empujando su índice contra este en seco.
Los muslos le tiemblan, Doyoung se retuerce y gime mientras Johnny golpea el dedo secamente contra su agujero, contrayéndose para evitar que entre, no obstante, el placer hace un lío de nudos en su estómago, cada golpe de la lengua de Johnny casi llevándolo más cerca del orgasmo y eso lo enfurecía.
— De-Detente — Lloriqueó tratando de exigir algo en que se veía imposibilitado. Johnny solo sonrió victorioso.
— No vuelvas a manipularme — Exigió al oír el gemido patético de su novio, volviendo a llevarlo de vuelta hacia su boca.
La respiración de Doyoung se entrecorta, dejando caer la cabeza contra la cama, manteniendo su boca abierta entre los gemidos que no podía detener.
— ¡N-No, no lo haré! — Gimotea, sintiendo su vientre apretado, pudiendo sentirse cerca del orgasmo cuando Johnny chupa por completo en la boca su pene, empujando su dedo hacia arriba en el agujero de Doyoung aun en seco, haciéndolo temblar cuando se vino en la boca del americano.
Doyoung tiembla conforme Johnny se traga todo lo que Doyoung expulsó en su boca, chupando a través de los débiles hilos de semen que salían de él.
Johnny se retira, con Doyoung completamente enrojecido entre ligeros espasmos de placer sobre la cama. Las manos del mayor se deslizan por el vientre del joven, ascendiendo por el pecho hacia el cuello de Doyoung que envolvió con sus dedos. Johnny lo observa altaneramente.
— Voy a joderte tan duro. — Amenazó notando la mirada oscurecida de Doyoung ante sus palabras, acabando por confirma que le gustaba tanto a él como a su novio aquel trato.
Johnny se aleja, buscando la botellita de lubricante entre los cajones que Doyoung solía guardarlos, regresando con esta en su mano al posicionarse al borde de la cama.
Bajo la atenta mirada del menor se deshizo de sus ropas, no tardando en acabar completamente desnudo ante una mirada amenazante que sabía, significaba problemas.
Sin embargo, cuando hubo regresado a la cama junto a Doyoung, todo acabó en su contra. Doyoung cambió las posiciones, dejando a Johnny contra la cama y él, sobre el regazo del americano que lo observaba con molestia al haber perdido el dominio.
Doyoung se inclina ferozmente, devorando la boca de Johnny entre un húmedo beso que deshizo para darle una mirada molesta al mayor, dejándose llevar por un desenfrenado impulso al impactar su palma contra una de las mejillas de Johnny al tiempo que friccionaba su desnudo culo contra la entrepierna de Johnny, haciéndolo gemir ahogadamente por la forma que el pene se deslizó entre sus nalgas.
— No vuelvas a gritarme — Exigió con los dientes apretados, sintiendo las manos de Johnny contra sus glúteos al apretarlos. Sin tener tiempo de sorprenderse por como reaccionaba Johnny positivamente a los golpes.
Doyoung empujó su culo contra la verga del mayor, friccionándose con dureza, pese a que el pene presionaba contra su agujero en seco haciéndole doler, pero se deleitaba por la forma en que Johnny gemía, embistiendo y simulando penetraciones al tiempo que lo volvía abofetear.
— ¡No me trates como una puta! — Exclamó encolerizado — ¡No vuelvas a llamarme tóxico! — Continúo abofeteándolo una vez más.
Ambos eran un desastre, entre la lujuria y el deseo que la rudeza y la violencia les provocaba. Sin embargo, eso no los frenó. Doyoung mojó tres de sus dedos con lubricantes, preparándose ante la atenta mirada de Johnny quien gemía por la abrumadora excitación de ser observador de algo tan fascinante, el cómo tres de los largos dedos de Doyoung se perdían fácilmente dentro del agujero de su novio y simplemente, no pudo esperar un segundo más.
Volteó a ambos cuerpos, quedando él sobre Doyoung y entre sus piernas, mojando su propio pene con una generosa cantidad de lubricante. Toma la base de su polla, abofeteando con esta uno de los muslos de Doyoung, quien gime hundiendo la cabeza contra la almohada, rogando por ser follado de una vez.
Gime profundamente cuando la punta de la polla de Johnny presiona contra su agujero, sintiendo las manos de su novio sobre sus caderas, apretando duramente la piel. Johnny empuja su pene dentro con un gruñido.
Pese a la preparación, Doyoung siente la quemazón de sus paredes, gimoteando al sentir a Johnny empujar hasta que las bolas golpean contra sus nalgas.
Doyoung tiembla, jadeando desesperado cuando Johnny se inclina hacia él, rodeando nuevamente su cuello entre los apretados dedos, acercando los labios hacia la oreja de Doyoung.
— ¿Vas a echarme otra vez a patadas de tu casa? — Recordó en un tono rasposo, ahogado por el placer. Doyoung se estremece, contrayendo su agujero tratando de acostumbrarse a Johnny dentro de él.
— ¿Vas a lloriquear por Taeyong otra vez? — Contrataco, sin embargo, el agarre de su cuello se apretó haciéndolo gemir ante la mezcla de placer, dolor y la restricción de oxígeno.
— Cállate la puta boca. — Murmuró Johnny, empujando superficialmente contra el culo de Doyoung, su polla adentrándose más profundamente. — Pero podría invitarlo a un trío.
Doyoung enfurece, golpeando con un puño el pecho de Johnny quien acabó por erguirse entre las piernas del más joven. Sonrió burlón, follando dentro del culo de Doyoung, cada vez más duro con Doyoung temblando, sintiendo que podría perder la cabeza allí mismo.
Se siente tan jodidamente bien, la polla penetrándolo, la sonrisa arrogante de Johnny y la mano envolviendo su cuello. Joder, a Doyoung le encanta, moviendo sus propias caderas para que lo arruine, delirando de placer cuando la polla de Johnny golpea contra su próstata haciéndolo arquearse entre espasmos de placer.
Doyoung grita al sentir la fuerza en su cuello, sintiendo como la respiración se cortaba superficialmente y el pene de Johnny no dejaba de penetrarlo ferozmente. Oía perfectamente el golpe de las caderas de Johnny contra su piel hasta que el agarre se afloja y Kim vuelve a respirar desesperado.
Doyoung ni siquiera puede articular una palabra, oyendo también a Johnny que hablaba entre sus dientes apretados obscenas palabras hacia él. Grita de placer, apenas articulando palabras que realmente no se entienden.
Las caderas de Johnny tiemblan, empujando con sus manos el cuerpo de Doyoung contra la cama, deshaciendo el agarre del cuello en el pelinegro para tomarle la erección llorona y necesitada. Masturba al menor sin dejar de follarlo, envolviendo sus dedos alrededor del pene duramente, cogiéndolo en un ritmo que retomó, moviendo su mano de ida y vuelta mientras ambos montan las olas de placer.
Se folla a Doyoung implacablemente, el aliento de Kim atrapándose por lo cerca que estaba del orgasmo. La mano de Johnny se desliza por la polla de Doyoung, apretándola entre sus dedos por cada vez que subía y bajaba, con sus caderas golpeando sonoramente la piel de su novio.
Ambos llegan juntos, Doyoung gritando y retorciéndose bajo el cuerpo del americano. Johnny tiembla, permaneciendo enterrado en el culo de Doyoung mientras muele lentamente dentro del menor conforme la última gota de eyaculación queda dentro del agujero. La polla sigue golpeando contra la próstata hipersensibilizada, provocando que los dedos de Doyoung se aferren a las sábanas y las piernas se flexionen.
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Horas más tarde Johnny abrió sus ojos junto a Doyoung, apenas siendo ambos cubiertos por las sábanas echas un desastre. Lentamente se sentó, apoyando su espalda contra el respaldo de la cama.
Llevo ambas manos hacia su rostro, fregando sus ojos somnolientos y poco a poco, recordando todo lo que hubo pasado entre ambos. Recordó cada insulto que le hubo dado a Doyoung, estremeciéndose por lo rudo que fue con él; llevó una de sus manos hacia su mejilla, sintiendo la piel sensible donde Doyoung lo abofeteo.
Cerró sus ojos con pesar, no pudiendo creer que todo el amor que profería por el chico que era el dueño de sus pensamientos se convirtió en esa clase de mierda por culpa de él, por culpa de los dos.
Había tenido relaciones en Chicago, en la cual siempre respetó a su pareja, le cuidó incontables veces y aquel actuar suyo, no justificaba absolutamente nada. Él no era así, el arrepentimiento y la culpa lo hacían delirar.
— ¿Johnny? — Preguntó bajito Doyoung, recién despertando y acercando su cuerpo hacia el de Johnny que no reaccionó. — ¿Estás bien, amor?
Aquel apodo cariñoso resonó en su cabeza, ¿cómo podía hablarle tan dulcemente si lo humilló hace unas horas atrás? ¿En la cual lo ahorcó con odio? Ni siquiera lo hizo por alguna clase de fetiche.
Se sentía impotente, sin ser capaz de culpar a Doyoung por su actuar desenfrenado. Todo era su culpa y debía hacerse responsable.
— Doyoung — Habló minutos más tarde, volteando su atención hacia el menor que lo observaba temeroso, cubierto por la sábana de la cama. — No podemos seguir juntos... — Los ojos de Doyoung se abrieron en pánico, rápidamente gateando hacia Johnny para acunarle el rostro.
— No, Johnny — Rogó — No quieres decir eso, nosotros nos queremos — Insistió el coreano, mordiéndose el labio inferior para evitar llorar.
— No, Doyoung... — Sonrió tristemente, llevando ambas de sus manos hacia las de Doyoung en su rostro. — Si nos quisiéramos no nos hubiéramos tratado como basura... ni golpeado.
El labio inferior de Doyoung tembló, con las lágrimas descendiendo por sus pálidas mejillas y Johnny evitando la mirada de quien, ahora, era su ex novio.
— Si es por las bofetadas, ¡Era solo sexo! — Johnny río amargamente, porque ahí estaba.
— Claro... ni siquiera podemos hacer el amor... nos hará daño estar juntos — Trató de explicarse, pero pudo notar como Doyoung no entendía, con el cual rápidamente debió alejarse por los manotones que comenzó a darle.
— ¡No es cierto! — Exclamó — ¡Es por Taeyong! ¿No? — Comenzó a lanzarle cada almohada con Johnny ni siquiera preocupándose en esquivarlas, buscando sus ropas para vestirse. — ¡A la mierda, sí te conquisté por Taeyong! — Confesó en medio de la furia. Johnny se detuvo sorprendido, observándolo apenas con los pantalones abotonados.
— ¿Qué?
— ¡Me metí contigo porque me enfermaba que Taeyong te quisiera! — Gritó saliendo de la cama para tomar las prendas de Johnny y tirárselas en la cara. — ¡Fuiste un maldito juego!
Desde aquella tarde Johnny volvió a su hogar, ignorando a sus padres para encerrarse en su habitación. Lloró el resto del día hasta que cayó dormido sobre su cama, hecho un ovillo y sin tener ganas de salir de su habitación.
La mañana del domingo despertó molesto ante el sonar de su móvil, leyendo el nombre de Doyoung en la pantalla cuando no pudo soportarlo más y estrelló de este fuertemente contra la pared, destrozándolo en diferentes partes.
— ¿Johnny? — Llamó su madre con un suave golpecito en la puerta. — ¿Estás bien?
— Sí — Respondió secamente, envolviéndose nuevamente en sus mantas para volver a dormir ante el pesar de sus ojos hinchados.
Johnny no volvió a la escuela durante una semana, en la cual lloró en la falda de su madre, contándole lo que hubo ocurrido sin mayores detalles. Su madre le sonrió con tristeza y entendió, mimándolo aquella semana para darle el cariño y contención que necesitaba.
También había sido su aliada, respondiendo las llamadas de Doyoung en el teléfono directo a la residencia Suh, pidiéndole amablemente a Doyoung que dejara de llamar, sin embargo, ambos sabían que Johnny debía volver a su rutina escolar.
La noche anterior de su regreso a la escuela oyó los golpecitos en su ventana, tan suaves que se preguntó si los estaba imaginando o realmente estaban sucediendo.
Acercándose a esta y correr las persianas, notó la figura de Doyoung bajo la oscuridad de la ciudad y la luz artificial de los faroles sonriéndole con aquella sonrisa que siempre le dio y hoy entendía que era nada más que una basura falsa.
— ¿Qué haces aquí? — Preguntó indiferentemente cuando hubo bajado las escaleras hacia el jardín trasero, a unos metros de Doyoung.
— Vine a disculparme, nunca quise decir todo lo que dije y... ¿no hay nada mejor que una flor para que crezca con todo mi amor por ti? — Johnny alzó su ceja confuso, apenas percatándose de la maseta de unas coloridas flores que desconocía y una pala.
— No la quiero, vete. — Exigió viendo la mirada de Doyoung caer.
— Pero Johnny, a tu madre le encantará, estoy seguro. — Otra sonrisa más, de las que Johnny ya conocía y no pudo evitar enojarse.
— No, ya sabe la mierda que eres. — Respondió cruzándose de brazos. — Ya le hablé de la clase de persona que eres y no te quiere aquí ni conmigo.
Johnny dio media vuelta, ingresando a su hogar nuevamente para dejar a un solitario Doyoung entre lágrimas en el jardín de su casa. No supo más de él aquella noche y no le importaba.
Los días tomaron su curso con normalidad o al menos lo intentaba. Pasó los días siguientes, aquellos que se convirtieron en semanas evitando a Doyoung, pidiéndole que por favor lo dejara en paz y no le hablara.
Para Johnny fue increíble como toda la mierda que pudo sentir por el chico que estremecía su corazón, poco a poco, desaparecía. Lo quiso demasiado, más de lo que pudo imaginarse donde perdió el curso de su vida y su comportamiento, pero no le daría otra oportunidad.
— Doyoung, deja de llamarme, por favor — Rogó cansado al responder la llamada de su nuevo número, pero guardó silencio al oír la respiración agitada y un llanto desconsolado.
— ¡Johnny! — Lloró — Hay alguien en casa, por favor, ven.
Johnny no tuvo tiempo de pensarlo un segundo más, se hallaba corriendo cuadras abajo hacia el hogar de Doyoung, temiendo que algo malo le hubiese ocurrido, pero una vez en ella, solo se encontró con Doyoung sentado en la salida, envolviendo las rodillas y llorando con la puerta principal abierta detrás de él.
— Doyoung — Llamó corriendo hacia él, envolviéndolo entre sus brazos.
— ¡Viniste! — Secó rápidamente las lágrimas, aferrándose a Johnny — Sabía que aun me amas, ¡Lo sabía! — Johnny lentamente aflojó el agarre de sus brazos entorno a él, sin saber a qué se refería.
— ¿Qué? — Preguntó al observar a su alrededor, buscado alguna pista de un atraco.
— ¡Sabía que vendrías si sabías que estaba en peligro! — Exclamó besándole el rostro. — ¡Todavía tenemos una oportunidad más!
Johnny se apartó inmediatamente de él, empujándolo fuera de su cuerpo y de los besos que producían enojo en él. De pie frente al pelinegro lo observó con lástima y arrepentimiento, dándose la media vuelta para regresar a su hogar.
— Déjame en paz, Doyoung. — Habló antes de irse, dándole una dura mirada. — Ya te superé, es hora de que tu también lo hagas.
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Desde aquella noche Johnny oyó diferentes rumores, desde que Johnny fue el malo de la relación hasta que le hubo golpeado en alguna de las discusiones que tuvieron. Sabía que cada rumor había iniciado a causa de Doyoung, viéndolo llorar en los recesos con sus amigos como una víctima que no era.
Con el paso del tiempo, nuevamente tuvo a Jaehyun a su lado, con quien se desahogó y contó cada detalle. Suspiró aquel día de alivio, porque no recordaba lo bien que se sentía tener a su amigo y el apoyo de él en una situación que no estaba a su favor.
No importaba si se defendía, si negaba todo lo que Doyoung decía, porque ¿por qué le creerían a él? Él era el novio alto y fuerte, Doyoung era el nerd inocente y enclenque que le preparaba los almuerzo para la escuela. ¿Cómo podrían no creerle a la bonita e inocente carita de Doyoung? Ni siquiera él pudo librarse de ella cuando, en el fondo de su cabeza, sabía estaba mal que Kim lo manipulara.
Nunca pudo librarse de la mierda en que le hubieron metido, pero Johnny se mantuvo fuerte, llegando al final de su año escolar. Graduándose finalmente de la escuela, sonriendo orgulloso ante la cámara de su madre junto a Jaehyun.
Por primera vez podía mantener su mente ocupada en algo más que no fuera el tormento de Doyoung, porque se había graduado ¡Al fin! Y había recibido la carta de admisión universitaria aquella mañana, nada podía empañar su felicidad, ni siquiera la oscura mirada oculta entre los presenten observándolo profundamente, viéndolo sonreír sin ser él la causa de ella.
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Un año y medio más tarde, Johnny reía empujándose con Jaehyun en una pizzería cerca de la universidad y de su apartamento compartido. Bebían cervezas entre manotones recordando el pasado.
— ¿No tienes clases en una hora más? — Preguntó entre risas Johnny, dándole un largo sorbo a su lata.
— Sí, pero es una mierda de relleno, no importa cómo llegue mientras llegue. — Ambos comenzaron a reír entre carcajadas, recibiendo miradas de otros clientes por los escandalosos que eran.
Cuando la cuenta fue pagada por ambos, se fueron en caminos diferentes, Johnny regresando al apartamento para finalizar su proyecto. Caminaba tranquilamente, desviándose por una calle desconocida, pateando una pequeña piedra por la vereda cuando notó que está impactó conta una maceta de greda.
Johnny se asustó ante la grieta que hubo causado, acuclillándose a verificar del objeto esperando no haberla quebrado, pero bien hubo puesto sus manos encima, esta comenzó a romperse con la tierra de la flor cayendo por los lado.
— Joder, joder — Repitió asustado, tratando de tomar la tierra para no perder demasiado, dándole una mirada a la flor que tan familiar le pareció, pero que, en el momento, no pudo recordar.
— ¿Qué estás haciendo? — Oyó una voz desesperada, rápidamente uniéndose a él para salvar la colorida flor. — ¡No la toques, es muy valiosa para mí!
Johnny se apartó rápidamente, no queriendo hacer más líos de lo que ya había hecho, pero cuando le hubo dado una mirada al perfil del sujeto que auxiliaba la maceta, abrió su boca sorprendido, restregando sus ojos una y otra vez, preguntándose si es que estaba viviendo una alucinación por las cervezas que bebió.
— ¿Doyoung? — Susurró sin saber que lo hubo dicho en voz alta.
Un par de oscuros ojos voltearon a verlo, quien ahora le observaba con tanta sorpresa como él. Doyoung lucía diferente, con un lindo púrpura en sus cabellos que le hacía resaltar las facciones, dándole un aspecto más aniñado del que podía recordar.
— Johnny...
Johnny esperó algún arrebato obsesivo como en el pasado, pero solo obtuvo una sonrisa amable al ponerse de pie con las partes de la maceta y algo de tierra cayendo.
— Es bueno verte, espero estés bien.
Nueva sorpresa para Johnny, por supuesto no se lo esperaba, sin embargo, carraspeó saliendo de su asombro al sonreírle de igual forma.
— Igualmente... el púrpura te queda bien.
— Gracias — Asintió suavemente con la cabeza, Johnny realmente esperó un sonrojo, pero Doyoung respondía amable y educadamente en calma, como si aquel Doyoung que conoció en el pasado nunca hubiera existido. — Mmh... ¿quieres tomarte un té? Estaba bebiendo un poco en la florería, pero como has roto mi maceta, al menos discúlpate bebiendo el té conmigo.
— ¿No tienes café? — Ambos rieron al unísono, Doyoung caminando hacia la florería que Johnny no hubo visto antes.
— Cierto, eres un hombre de café.
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