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10 - One with the END.


Disfruten del último capítulo de ¡MANIAC!
Se que es inesperado pero, abajo les doy los detalles.















Las puertas del apartamento de Evangeline fueron abiertas de par en par, dejando a la vista a un animado Max preparando la cena.
Cada dos segundos él chico se cercioraba de que la lasagna que tenía en el horno, estuviera en su punto.
Al percatarse de que su hermana había vuelto, corrió inmediatamente hacia la sala de estar, llevándose así una severa impresión al observar a un hombre de cabellos largos, metiendo la mano por debajo del vestido de la pelirroja.

—¡Maggie! — gritó exasperado, ocasionado que los acalorados chicos giraran a verlo — ¿Que haces? — cuestionó colocando sus manos a cada lado de su cintura.

— Oh, Max. Olvidé por completo que estabas aquí. — la pelirroja se deslindó del bajista y lo tomó de la mano, lo condujo hasta él pequeño sofá y tomaron asiento. — El es... — Maggie observó por unos segundos a John,  aguardando por una respuesta. — Es mi amigo, John Deacon.

Él bajista se puso de pie y se acercó a Max para estrechar su mano, él chiquillo aceptó su saludo eufórico.

— Un gusto John, mi nombre es Max. Soy el hermano menor de Maggie, oh más bien dicho, él único hermano; sólo somos ella y yo. Es raro porque mamá tuvo un embarazo fallido, si no, fuéramos tres.

Él chico soltó aquellas palabras tan rápido, que la inteligente mente de John tardó un par de segundos más en comprender todo lo que había dicho Max.

— Él gusto es mio, Max. Es un verdadero placer conocerte. Mi nombre, como ya lo dijo tu hermana antes, es John Deacon. Estoy en una banda de rock, por cierto.

Él chiquillo saltó eufórico ante la confesión de Deacon.

— ¿Una banda de rock? — John asintió — ¡Eso es genial! Yo siempre he querido aprender a tocar la batería. ¿Podrías enseñarme?

Maggie y John rieron al unísono.

— Para tu desagracia, Maxi — habló esta vez, Maggie — John toca el bajo. — la pelirroja se acercó a Deacon y le acarició levemente el brazo — Y lo hace muy bien. ¿No es así, John?

La mirada de Max se posó en John, quien se había puesto completamente rojo de la vergüenza que le causaban las palabras de la tan descarada Maggie.

—Estaría encantado si me enseñas a tocarlo algún día ¿Puedes? — John asintió rápidamente.

— Estaré encantado de hacerlo, Max.

Él pequeño dio un par de saltos antes de indicarles que la cena estaba lista, invitándolos a tomar asiento para disfrutar de los deliciosos alimentos que había preparado.

******

Después de aproximadamente, treinta minutos, la lasagna que estaba servida en los platos de los individuos; había desaparecido completamente.
La charla bastante amena que se encontraban llevando a cabo, fue interrumpida por una ronca risa de Max.

John se giró inmediatamente a observar lo que le ocurría al chico, quien se sonrojo ligeramente cuando se dio cuenta de que lo observaban.

— Lo siento — dijo dándole un trago a su jugo de naranja — me pareció graciosa la cara que hizo John.

Maggie río estrepitosamente al escuchar el comentario de su hermano.

— ¿La que hizo cuando accidentalmente se mordió la lengua y creyó que no lo habíamos visto? — preguntó la pelirroja.

Max movió su cabeza de arriba a abajo, afirmando las palabras de su hermana.

— Si esa.

El rostro de Deacon se torno en un tono rojizo, y es que en efecto, creyó que nadie había precensiado aquel avergonzante hecho.

— Al parecer mi dolor los hace disfrutar.

Los tres rieron en sincronía, pero la mente de John recordó que tenia una profunda charla pendiente con Maggie.

— Oye Mags — la llamó — Aún tenemos esa charla pendiente. ¿Lo recuerdas?

Maggie casi se atraganta con el jugo que yacía en su garganta.

Max comprendió inmediatamente que debía retirarse, se levantó rápidamente y tomó su plato.

— Los dejo solos — antes de salir del pequeño comedor, le guiño un ojo a la pelirroja.

Las mejillas de estas se sintieron calientes.

— ¿Y bien? — preguntó Maggie — ¿Como estuvo la gira? — John río, y tomó delicadamente la mano de la pelirroja.

— Oh bonita, sabes perfectamente que no he venido a hablar de eso.

— Entonces, pongamonos cómodos.

Maggie dirigió a John al sofá, sentadonse uno al lado de otro. Los nervios comenzaron a albergar al castaño sin poder evitarlo.
Y es que había ensayado tantas veces frente al espejo lo que le diría a la chica pero ahora se sentía bastante vulnerable al tenerla frente a él.

— Ni siquiera tengo idea de como empezar — colocó las manos en sus rodillas y apretó fuertemente la tela de su pantalón acampanado. — Él tiempo que estuve lejos, con los chicos, pensé bastante en ti Maggie.

La pelirroja se sorprendió ante el hecho de que John Deacon le había confesado que pensaba en ella.

— He pensado bastante acerca de nosotros, de lo que paso el otro día. Después de tantas dudas acerca de esto, de ti, he llegado a la conclusión de que me gustas, me gustas mucho, Maggie. Me gustas desde que te conocí.

Maggie se mordió el labio inferior.

— No me digas que fue amor a primera vista — pidió, ya que ella no era una creyente de eso. Para ella, el amor a primera vista no existe.

Para su buena suerte, John negó rápidamente.

— No, Maggie. Realmente no creo en esas cosas, es decir, me parece imposible lograr enamorarte de alguien con tan solo verlo, a eso se le llama atracción física. No puedes enamorarte de una persona que no conoces, es meramente ilógico.

La pelirroja suspiró.

— Y es por eso, Margaret, que he venido aquí para pedirte una oportunidad.

— ¿Una oportunidad? — cuestionó una curiosa pelirroja.

— Para conquistarte. Como te he dicho antes, realmente me encantas, en todos los sentidos.
No sólo físicamente, aunque debemos aceptar que eres preciosa. Tú sentido del humor y tu espontaneidad hacen de ti una perfecta mujer.
Estos meses que llevamos conociéndonos me has sorprendido demasiado, somos bastante opuestos y creo que realmente eso nos atrae.
más.

» Es decir, tú eres bastante animada, divertida, sociable y yo soy todo lo contrario, tímido y callado. Simplemente el hecho de que seas tan genial te hace perfecta en todos los sentidos.

— No soy perfecta, John.

— Para mi lo eres.

Maggie negó rotundamente.

— Margaret, eres tan malditamente perfecta que incluso siendo una idiota, terca y soberbia, luces tan jodidamente hermosa.

Él rostro de Maggie se calentó ante las palabras de Deacon.

— Esta bien, John. Puedes conquistarme, si es que puedes.

La pelirroja le guiño un ojo, ocasionando que la sonrisa perfecta de Deacon apareciera.

— Y como eres tan perfecta, voy a besarte mucho y no pondrás resistencia.

Maggie río y negó efusivamente cuando divisó a John abalanzarse sobre ella y besarla bastante eufórico.










FIN.














Ustedes, rai naw:

Ustedes al enterarse de que es puro pedo:


Ay no perdón, esa no era, es esta:

Yo si es que se la creyeron:





Jajaja nel nosierto, disfruten de estos capítulos llenos de miel y lujuria porque en unos cuantos más haré que haya mucho bardo entre estos dos alv. Me encanta el bardo así que, sorry.
Actually en el siguiente cap habrá bardo pero no entre Maggie y John, solamente seran pedos de Mags.
Equisde, las jamonconqueso ya lo saben.

Ustedes después de leer esto alv:
Reacción uno:

Reacción dos:

Reacción tres:

LASJAMOOO.

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