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08 - One with the goodbye.





La miembros de “Queen” se encontraban preparando los últimos detalles de la gira a la que estaban por acudir, los cuatro chicos se encontraban bastante emocionados a decir verdad. Y es que Norte América siempre ah tenido un público difícil de cautivar, pero aún así, los cuatro ingleses iban con todo.

—Maggie, querida. — la llamó Freddie desde el marco de la puerta de su pequeño estudio de trabajo en la casa de Brian, se cruzó de brazos al observar que la pelirroja no ponía su atención en él. — al menos puedes mirarme, mujer.

La pelirroja soltó un leve suspiro y colocó toda su atención en su amigo.

— Cielos mujer, estas pálida — dijo Freddie mostrando severa preocupación, se acerco a ella y tomó sus mejillas. — ¿Que te pasa, Maggie? — la chica negó — estas bastante rara desde hace días, específicamente desde que saliste apresurada de aquí.

— No tengo nada Fred, sólo estoy algo nostálgica porque ustedes se van y me quedare sola por un par de meses.

— No estarás sola, rojita. Te pasarás casi todo el tiempo aquí, tendrás la calurosa compañía de la señora May.

Maggie río sin poder evitarlo, y es que aquella mujer le alegraba él día de maneras muy cálidas.

— Lo sé, además haré lo que me encanta, diseñar para ti — mordió su labio inferior levemente, y es que realmente estaba encantada de vestir a Freddie, representaba un grandisimo reto en su profesión, tenía la esperanza de que trabajar con el moreno le brindara el reconocimiento propio que merecía — Por cierto Fred, por favor no se te ocurra mencionarme cuando pregunten sobre el vestuario.

Freddie negó rotundamente.

— Claro que no cariño, aunque estaría orgulloso de mencionarte, pero ese tonto de Karl te quitará todo si lo hago.

— Lo sé, es bastante frustrante para mí. Por cierto, dame alguna idea de lo que quieres que tenga para cuando regresen.

Él moreno mordió su labio mientras pensaba seriamente, Maggie lo observaba con emoción.

— Mallas — respondió con picardía — Quiero mallas querida, mallas de ballet. ¡Me sentiré tan flexible en él escenario! Ay que emoción, ya quiero volver y aún no nos marchamos.

Ambos rieron en sincronía.

De pronto un animado Roger arribó a la habitación con un semblante de pura alegría y emoción.

— ¡Hey aquí están chicos! — se acercó un poco a sus amigos — Brian y John están abajo — Maggie, al escuchar él nombre del bajista sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. — Estamos listos, sólo falta la pieza más importante.

Mercury, al escuchar aquello sonrió egocéntricamente y abrió sus brazos, caminando hacia la salida.

— Vamos Mags, tienes que despedirte de los chicos.

Maggie asintió algo tímida, y es que le aterraba la idea de tener que despedirse de Deacon y no verlo en mucho tiempo, y es que a pesar de que ninguno se dirigía la palabra después de aquella calurosa tarde, se conformaba con verlo todos los días en la casa de su amigo rizado.

— ¡Maggie! — un emocionado Brian, corrió hacia ella con los brazos abiertos y le dio un pequeño abrazo, ya que el tiempo que llevaban conviviendo se habían vuelto bastante cercanos. — Te voy a extrañar, cabezita de tomate.

La pelirroja río ante la tonta manera en que Brian la denominaba ahora.

— Yo igual, Gulliver — acarició levemente su brazo — toda la suerte del mundo para ustedes, se que lo harán excelente y cautivaran a esos norteamericanos que no tienen idea de lo asombrosos que son, es hora de patear traseros.

— No necesitamos suerte cariño — habló Freddie esta vez — Haremos temblar a todo el mundo, te lo aseguro.

— Estoy orgullosa de ustedes, malditos.

— Perra llorona — dijo un divertido Taylor, Maggie le dio un fuerte golpe en el hombro. — Igual te quiero, tonta. Hay que darnos prisa, tenemos que despedirnos de Soso.

— Maldito bastardo — pero la eufória de la pelirroja Maggie se vio opacada cuando observó salir a John Deacon de la camioneta que los llevaría al aeropuerto.

Las piernas de la pelirroja flaquearon repentinamente, sus vellos se erizaron al recordar las manos de Deacon sobre su cuerpo, su cuerpo doblegandose ante el placer.

— John — lo llamó Freddie, es hora de despedirse, vamos Bri, arrastra a Taylor adentro de la camioneta— todos subieron rápidamente, dejando a John y Maggie a solas.

— Maggie — la llamó él castaño, dio unos cuantos pasos hacia ella — sólo, sólo quería decirte que necesito que hablemos, cuando regresemos de la gira.

— ¿Hablar de que Johnny? — preguntó desentendida — ¿Que ocurre?

John tomó la mano de la pelirroja, Maggie observó por unos segundos sus manos entrelazadas.

— Él otro día, él otro día, yo — los nervios comenzaron a albergar al castaño — te engañe, no estaba ebrio.

Maggie lo observó bastante confundida.

— ¿Que? — John apretó los labios en una línea recta.

— Que no estaba ebrio, todo el tiempo estuve consiente de lo que estaba haciendo.

— ¡John! — gritó Freddie desde adentro de la camioneta — se nos hace tarde, date prisa.

— Tengo que irme — una vez soltó la mano de la pelirroja, esta pudo sentir un pequeño vacío en su acongojado corazón. — Te veré en cuanto regrese, preciosa.

Una vez dicho esto, tomó las mejillas de la pelirroja y plantó un breve beso en sus suaves labios.

Y sin decir palabra alguna, salió disparado hacia la camioneta, dejando a una Maggie bastante confundida por los próximos dos meses.

— Adiós, John Deacon.








ahre, algo corto pero bueno, sólo quería que Mags supiera de lo que hizo nuestro Johnny.

Las jamonconqueso.

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