Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

02 - One with the bad boss.

Un año después...


—¡Grabaremos un disco, Mag! ¿No es eso  grandioso? — aquel eufórico rubio abrazó con suma alegría a la pelirroja que se encontraba frente a él.

—Eso es genial. — respondió una aturdida Maggie, debido a la brusquedad de su amigo. — Rog, tengo que irme ahora; mi jefe espera por mi.

En respuesta, él rubio torció los ojos ante la actitud amargada de su amiga. Aquella chica que se había entregado por completo a su vida profesional, para él era alguien sumamente adicta a su trabajo.
Había que tener límites para todo, pero cuando se trataba de trabajo; Maggie sobrepasaba todos y cada uno de ellos.

El trabajo con Lagerfeld era demasiado agotador, la pelirroja estaba propensa a tener algún tipo de colapso mental ante tanta carga de responsabilidades; ser la única diseñadora de aquella prestigiada marca le ocasionaba serios problemas internos.
Roger juraba que cada vez la veía más delgada.

— Tu jefe se puede ir al carajo. — Maggie le golpeó levemente en el hombro, ocasionando una queja por parte de su amigo.

— Sabes lo importante que es mi trabajo para mi Taylor, es lo único que tengo.

Un confundido Roger fruncio el entrecejo.

— ¿Y yo estoy pintado o que mierda? — Maggie y él rieron al unísono al recordar que en efecto, había sido pintado por aquella castaña artista.

— Tengo que irme, saluda a tus amigos de mi parte.

Maggie no dejó que Taylor dijera palabra alguna porque inmediatamente dio media vuelta y salió del bar donde se encontraban.
Una fría corriente de aire le golpeó fuertemente él rostro, ocasionando que la chica soltará un leve quejido.

Deseaba con todo su ser quedarse con su amigo y seguir bebiendo un par de copas más, cantar algunas canciones o tal vez conocer a sus nuevos amigos. Y es que a pesar de que ya hacía un año que “Queen” había nacido, no había podido convivir con sus demás miembros, a duras penas lo hacia con Taylor.

Después de unos momentos de un debate interno donde se preguntaba si debía quedarse o atender el llamado de Lagerfeld, optó por caminar hacia las oficinas donde lo esperaba su jefe.
Una vez en la recepción, una alegre Mary Baker la recibió con una sonrisa, como todos los días.

— Buen día, Mary — dijo devolviéndole la sonrisa.

— Buenos día cariño, él señor Lafergeld te espera... — pero la pelirroja no la dejó terminar de hablar.

 — En su oficina, lo sé. — Mary Baker le miró con suma pena al ver el rostro triste de la chica — Maggie, querida.

Maggie, quien ya había continuado su caminata hacia las escaleras, detuvo su paso al escuchar la delicada voz con la que Baker la llamaba.

— ¿Si, Mary? — con su cuerpo aún inmóvil, suspiró.

— ¿Estas bien, cariño? — la pelirroja asintió fervientemente sin dirigir la mirada a la amable señora recepcionista.

— Estoy perfectamente, no te preocupes por mi.

Sin esperar respuesta, salió disparada hacia las escaleras. Le parecía irónico que ya era la segunda vez en el día en el que ignoraba a alguien, Taylor fue él primero.

Al llegar a la puerta de Lagerfeld se quedó inmóvil, con la mano en el aire, a punto de tocar para pedir él pase.
Se mordió él labio tan fuerte que pudo sentir el sabor metálico de la sangre en su boca, y es que el poco raciocinio que le quedaba le pedía a gritos tomar un descanso, dejar un poco de lado él trabajo y retomar su vida social por al menos una noche.
Pero sabía perfectamente que eso era un hecho imposible, por más que deseaba estar en aquel bar ahora mismo.

Abrió la puerta sin tocar, sorprendiendo a Karl Lagerfeld, quien leía unos papeles con una chica rubia.
Al ver a aquella mujer, Maggie frunció el entrecejo.

— Karl... — lo saludó —... vine aquí en cuanto pude. Espero y las telas que pediste sean de buena calidad porque...

Pero Lafergeld no la dejó terminar sus palabras, porque levantó un dedo, llamando la atención de la pelirroja.

Maggie asintió, cediéndole la palabra.

— Maggie, querida. Te presento a Christina Solange, la nueva diseñadora de nuestra colección más reciente.

Maggie ignoró por completo a la rubia, quien ya se había puesto de pie para saludarla.

— ¿Que mierda éstas diciendo? — masculló, confusa.

— Más respeto hacia tu jefe, querida.

— Dime a que mierda te refieres con esto.

Harto de que la pelirroja le hablara de aquella manera, un enojado Lagerfeld se puso de pie y se acercó a ella.

— Que Christina se llevará él crédito de tus diseños. — Maggie quien tenía una expresión neutra, abrió la boca mostrándose ofendida.

Recodando que gracias a sus actitudes de diva de la moda se había metido en este lío.
 Hace algunas semanas, cuando Karl le dijo que la calidad de las telas sería diferente a la que estaba acostumbrada, la pelirroja hizo un drama de otro mundo, alegando que ella no trabajaría con telas de baja calidad.

— ¡Te dije que mis diseños no serían hechos con esa horrible tela! — la chica apretó los puños, apretando tanto que sus uñas se enterraron en las palmas de sus manos.

— Y Christina esta dispuesta a hacer eso que tú no quieres, así que se buena y colabora con ella.

Maggie negó rotundamente.

— Y una mierda que colaboraré con ella.

— Mira Margaret, si no te gusta la idea puedes irte y mandar todo al carajo, todo lo que has obtenido conmigo se ira a la mierda.

— ¿Acaso me estas corriendo? — él diseñador asintió.

— Tomalo como quieras.

La pelirroja apretó los labios, pero después los abrió. Dispuesta a sacar todo lo que se había guardado por años. Si iba a ser despedida, que valiera la pena. ¿No?

— ¡Jodete maldito hijo de puta! — él rostro de la chica se volvió rojo, Karl se quedó anonadado ante los eufóricos y repentinos gritos de su empleada — ¡Te he entregado mi vida entera, hice a mi familia y amigos a un lado por tu culpa! ¡Mi alma era prácticamente tuya!
Todas mis ideas originales te las he dado a ti, registrado bajo tu maldita marca de mierda.

» Y me pagas de esta manera cuando lo único que te exijo es que me dejes trabajar con cosas de buena calidad. Por dios Karl si que eres un jodido dolor en él culo. Me voy, me voy y mis diseños se van conmigo.

Karl río de manera burlona. Maggie al escuchar su ronca risa, ahogó un grito de enojo.

— Si haces eso cariño, nos iremos a juicio. ¿Es que acaso no recuerdas que firmaste un contrato?

Maggie cerró sus ojos, apretando fuertemente.

— Todo lo que diseñes es mío, aunque ya no trabajes más aquí, tú nombre me pertenece. Cada prenda que hagas será obra mía, no tuya.

— En un año se termina ese contrato. Puedo evitar diseñar cualquier cosa. — respondió ella con seguridad.

—¿Podrás sobrevivir sin comer por un año?  — el rostro de Maggie se torno aún más rojo.

Maggie le atestó un golpe en la nariz, ocasionando que Karl cayera fuertemente al piso alfombrado.

— ¡Te advierto una cosa! — se inclinó un poco hacia él. — Nunca vas a olvidar mi nombre, maldito bastardo. Voy a soltar la lengua sobre ti, y de todos y cada uno de tus sucios secretos.

Se levantó y dirigió su mirada a la rubia quien lucía asustada ante la escena que presenciaba.

— Y tú... — la señaló —... no seas tan idiota y no firmes ninguna mierda que te den aquí. Si no quieres venderle tu alma al diablo.

Luego de sus palabras, escupió saliva en el rostro de su ahora ex jefe y salió disparada de aquella oficina.
Una vez bajo las escaleras, se dirigió a Mary.

— Fue un placer conocerte, Baker. Consiguete un nuevo trabajo, aquí no valen una mierda.

Dicho esto salió rápidamente de la recepción y una fuerte corriente de aire, azotó de nuevo su rostro.
Observó su puño, cubierto con un poco de sangre.
Suspiró, tenía que buscar a la única persona que la apoyaba incondicionalmente.

Roger Taylor.














Todo el día tuve un internet de mierda, aparentemente la señal se ah restaurado así que aproveché rápidamente eso para publicar él nuevo capítulo.
Las amo, ya lo saben.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro