CARTA A EDDIE

19 de marzo de 1986

¡Hola, weirdo!

Espera, espera, espera. Detén esas manos llenas de anillos frikis. Antes de que hagas este papel un bollo y lo tires a la basura porque estas ofendido conmigo, déjame explicarme.

¿Recuerdas cuando, antes de irme, me dijiste: "Tu vida sin mi será mordor, Clancy"? Bueno, tenías razón. Las cosas estuvieron muy complicadas en Summerville.

Básicamente a papá lo estafaron con el trabajo y le pagaban menos de lo que debían y el gasto de la nueva casa fue infernal. Mamá y papá pensaban que todo estaría cubierto con este nuevo trabajo, pero bueno, todo se fue al carajo.

Estuve trabajando por horas y horas en un taller mecánico así que no tenía mucho tiempo para mí, mucho menos para ti. De verdad, lo siento. De hecho, estoy escribiendo esto sobre el capó de un Sedan Buick Century Station Wagon de color negro. Sí, hermoso.

Volviendo al tema, soy la que se encargaba de pagar mis gastos básicos y personales. Mamá consiguió trabajo en una tienda de ropa dónde le pagan lo suficiente para poder pagar las cuentas. Y papá pagaba la hipoteca de esta casa nueva y las últimas de la vieja.

Las buenas noticias, entre toda esta montaña de desastre económico, son que, bueno, volveré a Hawkins. He decidido independizarme así que volveré a la calle Dearborn, la casa vieja. Sé que mis padres estarán bien sin una boca más que alimentar.

Espero poder verte ahí.

¿Aún juegas Calabozos y Dragones? A veces echo de menos cuando pasábamos horas jugando a esa mierda y peleando como siempre. Perdí la práctica durante este año y medio, así que seguro vas a patearme el trasero en tan sólo la primera partida. Puedo aguantarlo, pero cuando vuelva a recuperar mis niveles, más te vale que corras por tu vida.

¿Te graduaste al fin? Puedes contestarme esa pregunta cuando vayas a casa. Si te graduaste, te daré un premio que empieza con "g" y termina con "alletas felices de chocolate". Y si no, bueno, creo que ya es suficiente castigo seguir rodeado de pubertos teniendo VEINTE AÑOS. Eddie, por favor, ponte a estudiar, carajo.

Hablando en serio...

Espero de verdad que entiendas y no me ignores si te saludo. No sabes cuánto me está costando guardarme el orgullo y dar explicaciones. Lo estás disfrutando, lo sé. Pero por favor, no me dejes sola ahora. Creo que te necesito más que nunca.

Con cariño y un poquito de odio,
Abby.

××××

Aeropuerto de Summerville📍

Abigail sostuvo aquella carta entre sus manos por largos minutos antes de decidirse por enviarla.

Durante todo el trayecto a pie hasta el aeropuerto, se la pasó tratando de asimilar cómo fue capaz de mentirle de esa forma tan cínica justamente a él y preguntándose si sería éste el comienzo de una ola de engaños.

Se convenció de que sería mejor contar los hechos reales en persona... que lo haría en algún momento. Que él entendería, aunque en el fondo sabía que también se estaba mintiendo a sí misma deliberadamente.

No es su intención comportarse de esta forma, pero es que, ¿cómo iba a explicar todo lo que pasó sin que el mundo piense lo peor? ¿cómo explicar algo que ni siquiera ella termina de comprender?

No, no podía. Todo indicaba que debía mantener el secreto bien guardado. Su instinto de supervivencia le calaba dentro como un demonio desesperado por mantenerse en la oscuridad. El shock no le permitía pensar las cosas con racionalidad desde que los hechos se dispararon, y los recuerdos comenzaban a volverse nebulosos como los de cuando era una pequeña niña.

Se intensificó el deseo de volver el tiempo atrás, de llegar lo más pronto posible a lo que ella visualizó como su único refugio en este momento tan crítico.

Apretó con fuerza la tira del único bolso que le quedó, con sus ahorros dentro, llaves, recuerdos y algunas prendas de ropa. Respiró hondo antes de que la paranoia tome posesión de ella, a causa del tumulto de gente, especialmente cuando vio a los guardias de seguridad.

El corazón le latía frenético a pesar de su debilidad anímica y corporal. Pero con toda la fortaleza que la convertía en una auténtica Clancy, mostró su pasaporte a la azafata, y pasó con apariencia sosegada hacia su objetivo.

«Todo estará bien», se dijo mentalmente, «todo estará bien».