9-. Día caluroso.
[Parte 9]
—Puedes contarnos.
tomo sus manos y ella nos dedica una mirada triste y perdida.
—Por donde comenzar —rasca su cabeza—, hace unos días fui a un chequeo, nada preocupante, sólo era de rutina, pero... esperen, ¿aún huele a puré con pollo la casa?
—Es para usted — se aproxima Nina y le ofrece un platillo.
Que inoportuna mi querida Nina.
— En mis tiempos no dejaban que las sirvientas se pusieran colores extravagantes en el cabello, y mucho menos acercarse mientras los patrones están teniendo una conversación - la mira de arriba hacia abajo enarcando una ceja.
Ok. Es más que seguro que va a odiar mis tatuajes.
— Eh, no, no soy la sirvienta — dice avergonzada y deja el plato sobre la mesita que estaba al frente de ella.
Jasper no dijo nada, sólo observaba.
— Es la novia de Jasper —me encogí de hombros.
—Ay, perdóname linda, yo no lo sabía — se apresura a tomarle las manos —. Tengo una mala experiencia con las sirvientas,— observa el platillo que está al frente de ella—¿cocinaste para mí?.
— Sí, es para usted - su rostro empalidecía.
—¿Cómo sabías mi platillo favorito?.
Tomó entre sus manos el platillo, casi podría jurar que se sentía halagada, omitiendo que la confundió con una empleada de la casa, su sonrisa se ensanchaba y sus ojos desprendían un brillo inigualable al ver a Nina, claro la ve así por ser la novia de Jasper, de seguir creyendo que es una sirvienta no creo que sea muy distinto.
— Ian y Jasper me lo dijeron —jugueteaba impaciente con sus pies.
Es raro ver a Nina siendo tímida, usualmente ya estaría sobre la abuela contándole toda su vida sin que se lo haya preguntado.
— Mis niños, siempre fueron un amor. Aún recuerdo cuando Jasper lloraba porque su mascota murió, aunque realmente fue su culpa, él lo dejó tomando agua en la tina de baño, y por su descuido se ahogó, fue ahí que mi otro nieto intentó revivirlo para que lo dejara dormir, así que le conectó dos cables del televisor en el cuello al hámster.
— Espere, ¿Jasper e Ian tienen otro hermano? —se sienta a su lado haciendo que quedemos ajustados.
—Oh sí, pero hace mucho que no lo vemos, se fue a estudiar a Rusia, es el mayor de ellos - le resta importancia.
— Y... ¿qué sucedió con el hámster?
— Quedó frito —hizo una mueca de asco.
— E Ian, ¿él era travieso?
La abuela sólo negó con la cabeza, no le gustaba hablar del pasado y más aún si este tenía que ver conmigo.
— Ian siempre fue más amargado —estira una de mis mejillas.
— El amargado de la familia.
Nina se pone de pie y se retira para que la abuela pueda aprovechar su comida, lleva el primer bocado a su boca y parece estar sumergiéndose en una bañera llena de burbujas, su rostro lo dice todo, está fascinada con la comida que preparó Nina, pero no dejó que Nina se vaya y de inmediato la llamó de nuevo.
— Espera, no te vayas — limpia sus labios con una servilleta — te acabo de conocer, y quiero salir a visitar la ciudad ¿les parece si salimos a caminar juntos los tres?
Era la peor de las ideas, no podíamos dejar a Daia sola, si mi padre se entera que ella escapó, o que la dejamos sola para irnos con la abuela, vale que nos mataría, nos haría pedacitos a todos, su relación con la abuela no era la mejor y él tampoco sabía que ella estaba en la ciudad , o que estaba aquí, nadie le diría, ese es un punto a nuestro favor, mientras menos sepan que la abuela está aquí, mejor. La abuela también trata de ser cuidadosa, sabe que papá no es muy ejemplar, y que tampoco estaría muy feliz de verla, pero no sabe que ahora hay algo más de por medio, Daia.
— Podría mostrarle el jardín de mi casa — se sienta en sus piernas y la abraza por el cuello.
Sinceramente ya estaba demorando, no le puedes dar un poco de confianza a Nina porque siente que han sido amigas de toda la vida, pensé que la abuela la quitaría de encima, porque aunque la abuela tenga una actitud muy jovial, eso sólo es con personas que conoce máximo de hace 10 años.
— Ehhh, Nina no creo que...—Jasper la halaba para quitarla de las piernas de la abuela.
—¿Tienes Dalias? — le acaricia un mechón de cabello morado.
— Dalias —sonríe levemente —suena igual que el nombre de...
— La interrumpo — tiene hasta girasoles, parece una abuelita que colecciona plantas.
— Soy una abuelita, pero soy más de coleccionar autos.
—Me acaba de dar justo en mi pobreza, abuela —se quita de las piernas de la abuela.
Oí bien o Nina le dijo abuela, es decir, si hay algo que la abuela odia es que alguien que acaba de conocer le llame así, de sus verdaderos nietos es aceptable para ella, porque así son los lazos familiares, no se trata sobre algo de edad, pero si alguien externo a ella y que acaba de tratar se lo dice, para ella si es algo que habla mucho de su edad.
— Tácitamente dejaste de ser su nieta favorita - sonrío burlón.
—¿Le molesta? —su sonrisa se torna a una preocupada.
-—¿Tú qué crees? —la observa fijamente.
Era un niño cuando viví con la abuela, pero siempre acostumbraba intimidar a las personas observandolas con unos ojos que traspasarían cristal blindado a la primera mirada.
— Que es mi abuela - da un trago grueso, sin embargo, no baja la mirada.
— Estoy muy tenso —murmura Jasper pasando una mano por su cuello.
— Esto se está poniendo interesante, —me acomodo en el asiento.
— Ni te pongas cómodo — me señala amenazante — me encanta esta chica, que directa eres — enarca una ceja — para ti, Emily, pero si sigues gustando de decirme abuela, no hay ningún problema, dejemos las formalidades querida, bienvenida a la familia
Era obvio que la abuela estaba haciendo todo esto para evadir el porqué está aquí, pero fingir que no le molesta la actitud tan melosa de Nina es impresionante, no la creía capaz de tanto.
Pero, las personas pueden cambiar Ian, métete eso en tu atractiva cabeza.
— Ven con nosotros querida, así podrás estar con Jasper y de paso nos divertimos un poco, aunque si llevamos a mi querido Ian, no sé que concepto tenga él sobre la diversión.
Mi rostro se tornó gélido e inexpresivo, no había nada. Sólo quería respuestas, estaba realmente muy asustado por lo que la abuela tenía que decirnos, podía presentir que era algo tan importante, como malo, ella nunca ha sido una mujer de tapujos, pero evadirnos hasta este punto, es que no me lo creo.
— No, Nina se va, tienes algo que decirnos y no nos vas a evadir más.
— Si le dices que se vaya, es que venga con nosotros, sería más fácil decirle que se quede — Emily comenta avergonzada.
¿Acaso todas las mujeres en esta casa estaban empeñadas en acabar con mi paciencia?
— Abuela — respiro hondo —. Sólo te estoy pidiendo una cosa. No seas imposible. Por favor.
— Hoy ha sido el día de rogar para Ian — murmura Jasper.
No murmuró tan bajo.
— ¿De qué hablan? — la abuela nos dedica una mirada confundida.
— Olvídalo, nos debes explicaciones.
— Luego de salir a la ciudad les contaré todo, lo prometo — responde cabizbaja.
— Perfecto, vamos.
Me estaba poniendo de pie y los demás hicieron lo mismo, pero la abuela nos detuvo al instante porque quería ducharse e ir a por algo de ropa.
— ¿Cambiarte? acabas de llegar, tu ropa no está sucia.
— Mi pantalón si.
— Está bien, el fango no fue nada gentil, pero tener que bañarte nos quitará tiempo.
— Sí, sólo usaré uno de las duchas de arriba, ¿puedo?, y, sí Ian, ya sé que a tu habitación nadie entra, y odio el tocador que está cerca de la habitación de Jasper, ¿puedo quedarme en la habitación de invitados?
Mierda, cómo le voy a explicar que esa habitación está ocupada por una chica, no cualquier chica, era una víctima de nuestro padre, debo pensar algo de inmediato.
— Sí, sólo déjeme revisar si hay agua tibia — corro hacia las escaleras para alcanzar a la abuela y tomarla por el brazo.
— Yo puedo revisar si hay agua Ian, gracias por tu consideración — se suelta de mi agarre y continúa subiendo las escaleras.
— Ohhh demonios, mi vientre, duele mucho — Nina se retorcía en su asiento de dolor.
— Respira, tranquila — Jasper sostenía su mano.
Nina se veía realmente irritada y lo estaba sacando todo con Jasper.
— Tú no sabes nada, Emily, por favor ayúdame — sollozaba.
— ¿Está embarazada? — el tono de voz de la abuela suena preocupado.
Sólo los observé extrañado y la abuela bajó de inmediato, Nina puede ser de gran ayuda cuando se lo propone, así que fingió tener algún tipo de dolor, de esos que sólo tienen las mujeres embarazadas, Nina llamaba a la abuela para que la ayude en cada lamento, lo que despertó la preocupación de la misma y tenía que aprovechar la oportunidad, debía sacar a Daia de esa habitación y llevarla a la mía.
Les dediqué una última mirada a mitad de las escaleras y Nina me hizo una seña con el ojo, cerrandolo brevemente haciendo un ademán con su cabeza para que subiera de inmediato, ella sólo seguía quejándose de su supuesto dolor, toqué desesperadamente la puerta donde estaba Daia pero nadie respondía.
— No estoy para juegos Daia, abre la maldita puerta de inmediato — doy un último golpe a la puerta.
Y ahí estaba ella, abrió la puerta y me miró de arriba a abajo despectivamente.
— ¿Qué quieres?
— Tienes que venir a mi habitación, ¡Ahora! — ordeno.
— ¿Ya traes ganas y no puedes aguantarte?— muerde su labio inferior.
— Niego con la cabeza — luego te explicaré, sólo ven.
— No, dímelo ahora — se detiene frente a mí.
— Habla más bajo, no hay tiempo, sólo entra a mi habitación, por favor.
inhala fuertemente hinchando su pecho y pone los ojos en blanco dirigiéndose a mi cuarto.
— Y bien, ¿por qué habían gritos abajo? —juega con su cabello y se sienta en mi cama.
— No tengo por qué comunicarte todo — replico mientras busco las llaves del auto y dejo muchas otras llaves fuera.
— Ves como me dejas aquí, con llaves y muchas posibilidades para escapar, pero no lo hago — estira sus piernas — deberías confiar más en mí.
Encontré las llaves que necesitaba, pero no podía dejar esta conversación así, y sin pensarlo tanto, le respondí.
— No eres tonta Daia, el único motivo por el que no intentas escapar es porque quieres respuestas, y piensas encontrarlas aquí.
— Tatuado, pero listo — arruga su nariz —. Mejor mantener al enemigo cerca, ¿no?.
Me acerco a ella poniendo ambas manos a sus costados dejándola en medio de mí, haciendo que nuestras respiraciones choquen y ella baje su mirada a mis labios.
— No soy tu enemigo.
Ella sólo se quedó plasmada en la cama como si estuviera en shock pero de inmediato volvió a la realidad.
— Te queda ajustado — traga grueso.
— ¿Eh?, ¡ah! ¿el bóxer?, lo siento es que me acabo de acercar a ti —sonrío ladeado.
— No, no, eres un pervertido — sus mejillas se ruborizaron — me refiero a tu abrigo.
— Ah, eso, no es mío, es de Jasper — me dirijo a cerrar la puerta.
— Espera — habla haciendo que me detenga — tienes hasta las siete de la noche, no pretendo vivir en tu habitación.
— No es tan malo.
Cierro la puerta con llave y voy caminando rumbo a las escaleras de abajo, pero ya no habían gritos de Nina por ningún lado.
— Ahí estás. Ve y calienta esto.
la abuela me ofreció toallitas húmedas en una cubeta mientras ella usaba un abanico para darle aire a Nina y Jasper acariciaba su cabello, ¡vaya que llegaron muy lejos con todo esto!
— Creo que ya me siento un poco mejor — comenta Nina poniéndose de pie.
— No señorita, usted se queda ahí, no puedes arriesgarte a perder a mi bisnieto — se cruza de brazos.
— ¿Bisnieto? — la miran con extrañeza.
— Sí, mi bisnieto.
— Oh no, anoche comimos lasaña — rasca su cabeza extrañada — seguro me hizo mal.
— Me estás diciendo que perdí mi tiempo por una lasaña que te hizo mal — el enojo en la cara de la abuela era más que evidente.
— Pero me dolía, y mucho.
— Iré a ducharme — nos fulmina con la mirada —. Y tú — me señala — espero no te ofrezcas a revisar la ducha y quitarme el tiempo, más de lo que ya lo hicieron.
Levanté las manos en señal de rendición y ella subió de mal genio las escaleras, Nina y Jasper se miraron entre sí y dejaron salir todo el aire de sus pulmones.
— Genial, ahora ella me va a odiar por su culpa. Justo cuando le empezaba a caer bien.
— No debes tener la aprobación de la familia, si mi hermano te quiere es suficiente — doy un trago a mi bebida.
— Pero hay que reconocer que Nina es increíble para mentir — besa su frente.
— Creo que tendré que enseñarte para que salgas de situaciones como estas, mi Jas.
— ¿Y Daia?, pensé que demorarías más con ella arriba, por eso tuve que simular esto, si ella fuese más fácil de convencer un calambre no hubiese venido mal.
— Está en mi habitación, me dió hasta las siete de la noche — paso una mano por mi cabello —, igual espero para esa hora ya haber llevado a la abuela a algún hotel y tal vez en una semana se devuelva a su ciudad.
— Vas a fingir que no te importa no poder tener a la abuela aquí — me dedica una sonrisa lobuna.
— Me encantaría, pero no puedo.
— Ya los perdono — la abuela bajó sonriente.
— Le regalaré flores de mi jardín, todas las que quiera — da vueltitas en su sitio.
— ¡Ya Nina por favor! — suelta Jasper enojado.
— Lo siento — agacha su cabeza.
— Bueno, que estamos esperando, en marcha.
— Sigan, ya los alcanzo — finjo amarrar las agujetas de mis zapatos.
Jasper, Nina y la abuela se ponían en camino a las afueras de aquí, yo por otra parte quería dejar todo seguro, podría dejar a dos de mis hombres de seguridad aquí dentro, pero sólo son eso, personas que contraté, no hay amistad de por medio, y no quiero vayan a lastimar a Daia mientras no estamos. Me aseguré de dejar todo completamente cerrado por fuera, aunque Daia no tuviese intenciones de escapar, no podía arriesgarme.
Me apresuré a alcanzarlos y a la abuela se le ocurrió una grandiosa idea, bromeo, no fue grandiosa, sólo estoy siendo sarcástico.
— ¿Y si vamos a la playa? — comenta emocionada.
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