4-. La señorita Myers
Esto debía ser una pesadilla, y una muy fea, debo aprender a no caer en los brazos de Morfeo y entrar en coma, sentí como la sangre se fue de todo mi cuerpo y una corriente helada traspasó mis entrañas como picos de hielo entrando en mí ser.
Por inercia lo primero que hice fue llevar mi mano a el bolsillo lateral de mi pantalón negro, mi rostro empezó a empalidecer al no sentir mi móvil, el mismo que tenía en mi mano cuando estaba durmiendo.
-¿Se te perdió algo?-pregunta Nina a mis espaldas.
-No, yo de hecho ya me iba-me pongo en marcha hacia la salida pero ella es mas hábil e interrumpe mi paso.
-Así que mi novio está en una de tus casas, pero olvidaste el detalle de que está con una chica-sus palabras suenan acusatorias-pensabas cubrirle una infidelidad, Ian-enarca una ceja.
-Mira-suspiro cansado-no sé como mi hermano puede darte explicaciones sin renegar, pero te aseguro que de infiel nada.
-Entonces, respondeme. ¿ Quién es Daia?
-Limitate a saber de esto, y por favor no tomes las pertenencias de los demás mientras duermen, es de mala educación-tomo mi chaqueta de cuero negro y quito hábilmente mi celular de sus manos.
-No me hagas descubrirlo a las malas-amenaza.
-las llaves de mi auto-ignoro lo antes dicho por ella-¿ Dónde están?
-Las dejé en la habitación de arriba-sopla un mechón de cabello que cae en su cara.
Subo las escaleras casi corriendo, una maniobra peligrosa, claro, no para mí.
Tomé las llaves y para mi suerte Nina ya no estaba en mi camino proliferando su insistencia por saber quién era la misteriosa chica que estaba sola con su amado novio.
Me monté a mi auto y lo puse en marcha de vuelta hacia la casa del bosque donde estaba Daia, ya era hora de que mi hermano viniera en busca de Nina antes de que ella empezara a sobrepensar las cosas, evidentemente no podía decirle que raptamos a alguien, pero alguna otra cosa se le ocurriría para entonces.
Para acabar con mi suerte, me quedé atascado en el tráfico que había en la ciudad, eran las siete de la noche y los carros fluían lento.
No tenía qué hacer paralizado en medio del tráfico y prender el radio en mi auto no era una opción, no lo veo como un distractor, porque su ruido me molesta.
Perdí la noción del tiempo pero eran aproximadamente las ocho de la noche, al fin iba en la carretera a las afueras de la ciudad, mi auto es muy veloz, así que en un abrir y cerrar de ojos llegaría al bosque.
o eso creía.
-Maldita sea-golpeo el volante haciendo que las venas de mis manos se vuelvan evidentes-
A unos metros de mí había una docena de patrullas haciendo un operativo, tal vez buscando algún abrio al cual perturbar, como siempre la policía, en su ardua labor, mientras en la ciudad probablemente ya robaron y asesinaron a veinte personas, ellos solo pueden estar fastidiando a ebrios.
Iba a regresarme a la ciudad, pero entonces pensé en Nina, y en lo mal que pasará esta noche pensando que su novio la está engañando. Debía regresar a casa, decirle a Jasper que venga con Nina, y yo me quedaba con la loca Daia en casa.
Un operativo policial no me detendría, sólo sonreiría, nadie se resiste a eso, le daría mis documentos y ya.
Me acerqué lentamente hasta donde estaban las patrullas, con suerte no me verían y pasaría desapercibida.
Aunque, tampoco me importaba tanto, no tengo nada que esconder en el auto.
-Buenas noches-uno de los oficiales apuntó su linterna hacia mi cara haciendo que entre cierre mis ojos por la molestia que me causaba la luz emitida por aquel aparato.
-Buenas noches, ¿ en qué le puedo ayudar?-respondo.
-Este operativo es para hallar a la señorita Daia Hills, no es un chequeo de rutina, así que por favor, permítame registrar su auto a profundidad.
-Claro que sí, adelante.-Mi cara debía estar tornada a colores grises, ¡¡había gente buscando a Daia!! Debía contarle a Jasper cuánto antes.
-Se podría apurar, tengo cosas importantes que hacer-comento.
-La cajuela-exige-abrala.
-Si, un momento-me quité el cinturón de seguridad, abrí la puerta de mi auto y me dirigía a abrir la cajuela con la llave, pero esta no tenía cerradura. Supongo, eso llamó la atención de la policía.
-Pudo abrirla usted-sonrío inocentemente.
-¿Por qué la cerradura se ve forzada?-sus palabras suenan acusatorias.
-Es difícil de creer, pero hasta yo me estoy preguntando lo mismo, ahora.-Abrí la cajuela de mi auto se golpe y se escuchó una enorme exhalación.
-Ya era hora, me estaba asfixiando ahí dentro-comenta ella, y esto sólo llama la atención de los policías.
-Nina, qué carajos haces aquí- paso una mano por encima de mi cabello dando una corta vuelta de un lado hacia otro.
-Te dije que lo averiguaría-se levanta de golpe de el maletero de mi auto, saliendo de él como si nada-uh, hola. Creo que era un mal momento-dice mirando descaradamente a los oficiales.
-Oficial Johnson, la requiero aquí, un posible secuestro, auto color negro de vidrios polarizados en mi dirección.
-Último modelo-levanto un dedo aclarando-y no oficial, cómo va ser esto un secuestro, ella es mi cuñada se llama Nin...
-Las preguntas se las haremos a ella-me corta de golpe-no sabemos si está manipulandola o la ha drogado para que diga lo contrario a la verdad.
-¿Es usted familiar de este individuo?-pregunta la oficial morena a Nina.
-Aún no. Y después de lo de hoy, no creo que lleguemos a serlo.
-Pero Nina no me estás ayudando-suelto a regañadientes.
-¿Cuál es su nombre?.
-Me llamo Nina-respira hondo.
-Su apellido, por favor.
-Myers-pone los ojos en blanco.
-Perfecto señorita Myers, usted y él, preguntaré una última vez-me mira fijamente-¿Son familia?, y si lo son, podría explicarme qué hacía en el maletero de su auto.
-Te dije que mentirme sobre lo que hacía tu hermano no era buena idea-susurra sólo para que yo pueda oír.-No, no somos familia.
-¿Y qué hacía en su maletero?
-No recuerdo nada, sólo que me dio una bebida.
-Pero, no, Nina, no digas mentiras-intenté acercarme a ella pero los policías me agarraron.
-Ustedes dos me van a acompañar a la comisaría.
-Pero yo qué hice-pregunta Nina.
-Usted, nada, sólo son preguntas rutinarias que tomaremos en la comisaría.
-Sólo hay una patrulla disponible-comenta un policía bajito.
-Genial, agresor y víctima convivirán todo el viaje- suena sus dedos y su cuello de un lado a otro.-No se preocupe señorita Nina, está a mi cuidado. Este patán no le hará nada.
-Ni si quiera soy un secuestrador-o bueno, en teoría.
subimos al auto, y así es como pasaría otra noche fuera de mi casa, metido en alguna cosa de categoría bochornosa.
me sentaron esposado en la parte trasera a unos centímetros de distancia de Nina, en el asiento del piloto iba la oficial Johnson, y en el copiloto algún policía de rango menor.
-Increíble todo esto, General-comenta la oficial por su radio-dimos con un secuestrador potencial y eso que sólo veníamos a investigar sobre el secuestro de Daia Hill.
-¿Dijo Daia Hill?-Nina pregunta curiosa.
Oh no, ahora no, por favor Nina, no metas más la pata, más de lo que ya está metida, estamos hasta el cuello y todo por su culpa.
Ahora Nina le diría que no está secuestrada que ella está con su novio en una de mis casas, siéndole infiel, claro enfatizando esto último.
-Sí, ¿la conoces?-quita la radio de sus labios lentamente.
-Te prometo que te voy a explicar todo-susurro suplicante cerrando mis ojos y ella me dedica una sonrisa triunfal.
-Ella iba conmigo a el instituto.
-¿Eran amigas?-enarca una ceja.
-Como hermanas-su mirada cambió a una benévola y casi llena de tristeza.
-No se deje perder el rastro señorita Myers, puede ser una pieza fundamental para nuestra investigación y poder dar con su paradero.
-Lástima, pobre Daia, desde que salimos del instituto no volví a saber de ella nunca más, porque tomamos distintos rumbos en nuestras vidas.
-Su hermano está desesperado por encontrarla, creo es la única familia que le queda. Esperamos poder encontrarla bien, pronto.
-Espero lo mismo-llevó una mano a su pecho dejando caer una lágrima por su mejilla.
Pasaron alrededor de treinta minutos y ya estábamos en la comisaría de las afueras de la ciudad, me pusieron en una celda pequeña donde estaba solo y Nina se encontraba en una mesa pequeña sentada al frente de mí por fuera de mi celda, estaba esperando para dar su testimonio.
-¿Estás contenta?-pregunto sujetándome de los barrotes de la celda.
-Bastante-sonrío-. Así que, espero una explicación de tu parte.
-Sabes cuántas cámaras hay aquí, como para darte una explicación de ese tipo.
-No, no lo sé. Así que, o me dices, o te quedas en la cárcel hasta que alguien venga por ti. Que la verdad, si no es Jasper, no tienes a nadie más.
-Cuñada o hater-sonrío burlón.
-El tiempo se está acabando y en minutos vendrán por mi testimonio, y podría añadir que tú sabes algo de cierta joven, que está desaparecida.
-¡Cállate!-paso las manos por mi cabello-Te lo diré todo, pero fuera de aquí y te llevaré con Jasper. Debes saber que no te ha engañado, y tampoco está con ella por las razones equívocas que pasan por tu cabeza, está en mi casa, sí, pero tú misma, personalmente puedes ir y ver la situación.
-¿Mi Jas no me ha engañado?- sus ojos desprendían una luminosidad intensa.
-Claro que no, tonta-pongo los ojos en blanco.
-Muy bien señorita Myers, vengo a tomar su declaración...
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