Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26-. El fatídico día


[Parte 26]

Ian Donovan.

El Sándwich de Daia empezaba a enfriarse, y la ducha seguía abierta, eso era raro, porque cuando ella se bañaba cerraba la ducha para poder masajear su cabello con calma. Estaba muriendo de hambre, pero aún no comía por esperarla.

— ¿DAIA? — grité desde la mesa —, ¿te tragó la tierra?

Nadie respondía y decidí acercarme a la puerta del tocador.

— ¿Estás ahí? — toqué la puerta.

Seguía sin contestar y forcejeé la puerta hasta que pude entrar, y no había nadie, ella sólo había dejado la ducha abierta. Entonces, una corriente de aire golpeó mi cara devolviéndome a la realidad, la ventana de arriba estaba abierta, lo que significa que ella había salido, y sólo puedo creer una cosa, en todo esto tiene que ver el maldito de Gregor, sabía que no tenía que dejarlos hablando solos en su maldito auto.

— ¡Maldición! — doy un golpe a la puerta del baño —, le advertí que Gregor no traía nada bueno consigo — gruño para mí mismo.

No sabía dónde buscarla, entonces recordé su celular, ella detuvo la grabación de voz al subir al piso, su conversación con Gregor había quedado grabada... Empecé a buscar en el tocador donde había dejado su celular y lo hallé, estaba envuelto en varias toallas, no tenía mucha batería y empecé a buscar la grabación, habían varias fotos de ella con Anne, y las del día que estuvimos en el bosque, al parecer Logan se las había enviado.
Tenía varias fotos de nosotros en el festival esa noche, y en medio de tanto al fin encontré la grabación.. La adelanté hasta llegar a lo importante, cada mentira que salía de la boca de Gregor me asustaba, cómo podía decirle a Nina que yo no podía ser libre por su culpa... Lo único que provocó es que ella se alejara de mí, con lo manipulable que es Daia.
Pero entonces llegué a una parte que me rompió por completo, Daia se marchaba con él para que me dejaran tranquilo a mí. Renunció a ella, por mí. Sabía que los hombres de Greg ya no custodiaban la residencia y bajé a toda velocidad para seguirle el rastro a Daia. Ahora podía abandonar la ciudad gracias a ella, y aunque ella no quisiera que la busque, yo quería encontrarla, ahora que sé que ella es lo único que me queda, debíamos irnos juntos, no podía irme sin ella.

— Daia, Daia, Daia — golpeo el volante de mi auto —, ¿Dónde carajos estás?

Entonces recordé los múltiples lugares a donde podrían haberla llevado, y primero quise pasar por casa de Nina... Al llegar el hedor era insoportable, me acerqué a la pequeña cisterna pero ya no había nada, sólo varias bolsas donde asumo, la habían envuelto, aún no podía creer que a Jasper no le haya dado remordimiento el hecho de haberla asesinado a sangre fría, como si ella fuera cualquier cosa,  caminé unos metros más al frente y habían varios mechones de colores por el suelo, quizá la habían arrastrado hasta traerla al jardín, no quería ni imaginarlo. Entré a la casa y no había nadie, sólo todas las cosas de Nina y varias fotos de ella con Jasper en su mesa. Me apresuré a salir de allí y no sabía dónde más podrían haberla llevado, recorrí toda la ciudad, busqué en todos los lugares, garages, y no había nada... Le había perdido el rastro por completo, bajé de mi auto y empecé a caminar de un lado a otro sin saber qué hacer, regresé a la residencia de Daia a buscar su celular para copiar el número de Matt pero no respondía, y sólo esperaba que él también estuviese bien. Pensé, pensé y pensé, pero no debía pensar como Ian, debía pensar como Emily y Gregor, si yo fuera ellos, y estuviese sediento de venganza... ¿Dónde la llevaría?, me senté en el sofá a pensar por un corto momento.

— ¡Claro!, la casa donde murió mamá, es ideal, está alejada y fuera de la ciudad — repito para mí mismo, tomo mis llaves y salgo a toda velocidad.

Conduje a toda velocidad, poco me importaba si los policías me querían detener por exceso,  intenté llegar lo más rápido que pude. Dejé mi auto en las afueras para correr por el fango que ni lo sentí por la desesperación de querer encontrarla, mis piernas se movían por inercia y vi las luces de la casa prendida, no podía entrar desarmado así que recordé que mis hombres siempre dejaban un arma de escondida en uno de los jarrones del jardín, la tomé y me aseguré de que estuviese cargada, tenía 9 balas y abrí la puerta con cuidado, pero no había nadie, solo varias bolsas por el suelo y un ligero rastro de sangre, no quería pensar lo peor así que subí las escaleras cautelosamente apuntando hacia el frente, vi el cuarto de huéspedes donde dormía Daia y no había nadie, fui a la antigua habitación de Jasper y tampoco había nadie, mi último recurso era abrir mi habitación, le di vuelta a la perilla con mis manos temblorosas y ahí estaba ella, estaba acostada de lado en mi cama, cubierta con mi manta turquesa, me apresuré a sentarme a su lado, pero entonces abrieron la puerta de abajo de golpe y se escuchaba el sonido de las sirenas de las patrullas.

— Ian Donovan, debe entregarse por el asesinato de Daia Hill — gritaron desde abajo.

— ¿Asesinato?, ¿de qué hablan?, Daia está a mi lado.

Mis manos empezaron a temblar descontroladamente, y mi corazón se detuvo por un momento, puse mis manos en sus hombros para darle vuelta y poder mirarla, sus ojos estaban cerrados, y tenía una incisión de bala en su frente, noté que tenía su mano cerrada en un puño, ahí dentro estaba el anillo que le había regalado, lo tomé entre mis manos y lo guardé, de inmediato empecé a intentar reanimarla, intenté darle respiración boca a boca, pero sus labios ya estaban fríos, de inmediato mis ojos se llenaron de lágrimas lágrimas que no paraban de salir descontroladamente, grité, pero ella ya no me escuchaba.

— Daia, por favor, lo único que quiero es que despiertes. No me dejes — acaricio su cabello —, por favor mírame, abre tus ojos y mírame, tu sándwich se va a enfriar si no vienes conmigo a casa, Cleo quiere jugar contigo, debes despertar para ir a buscarla y llevarla con nosotros.

Empecé a intentar darle calor con mis manos porque ya estaba muy fría, pero era inútil.

— Aléjese de ella — me sujeta uno de los policías alejándome de Daia —, queda usted detenido por la muerte de Daia Hill.

— Hermanito, ¿pero qué hiciste? — Gregor lleva una mano a su boca fingiendo sorpresa.

— Fuiste tú, desgraciado — me quité del agarre de los policías y me abalancé sobre él tirandolo en el piso golpeándolo hasta que empezó a sangrar.

Los policías me agarraron para poder esposarme, mientras yo forcejeaba con ellos, otros miembros de la policía se acercaban a la cama para poder levantar el cuerpo, y una chica de medicina legal quitó la sábana que cubría a Daia.

— No, no se la quites, ella odia el frío, lo odia — intento acercarme a ella, pero es inútil.

Insertaron el cuerpo de Daia en una bolsa y se la llevaron. Se estaban llevando al amor de mi vida.

— Llévelo a la penitenciaría de la ciudad — expresa James llegando detrás de ellos.

— Como diga, alcalde.

— Que listo eres, dos pájaros de un sólo tiro — murmuran entre ellos.

Si me llevaban a la cárcel no podría reclamar la herencia y Gregor había cumplido su cometido, había asesinado a Daia.

Mi mente no podía asimilarlo, me acosté en la celda, mi alma estaba deshecha, la había perdido, Daia ya no estaba conmigo.
A la mierda todos los planes que hicimos, me había quedado solo. Antes de que se la llevaran conseguí quitar el anillo que le di, lo guardé en el bolsillo de mi pantalón y cerré los ojos con fuerza.

— Hasta que despiertas, se nos está haciendo tarde, los hombres de Gregor no están, es nuestro momento de escapar.

Daia estaba al frente mío hablando, así que la toqué para asegurarme que era real.

— Eres tú — le digo con los ojos cristalizados y la abrazo con fuerza.

— Soy yo — me analiza extrañada —, ¿qué te sucede?

— Nada, tuve una pesadilla — me acerco a ella para abrazarla —, hay que irnos de inmediato.

Quería salir lo más rápido posible con ella de aquí, no quería que esa maldita pesadilla tortuosa se hiciera realidad.
La tomé de la mano y salimos corriendo de la residencia, lo más extraño es que no había nadie, sólo estábamos ella y yo, nos subimos en el auto y nos disponíamos a marcharnos, pero el auto no arrancaba, miré a mi lado y Daia ya no estaba.

— ¿Daia?, ¿dónde estás? — bajo con desesperación del auto.

— Estoy aquí — dice a mi lado.

— Por un momento pensé que no estabas.

— Revisemos la gasolina del auto.

Abrí el capó del vehículo, moví algunas cosas y el auto finalmente arrancó.
Me subí con ella y salimos de la ciudad.

— ¿A dónde iremos? — pregunta ella.

— A la playa, te lo prometí. Hay que alejarnos de todo esto, antes de que sea tarde.

— Nunca es tarde Ian, estamos donde debemos.

— ¿Me puedes dar un beso?

— Todo está bien — sonríe y besa lentamente mis labios.

— Hay que pasar por Cleo — llevo una  mano a mi cabeza.

— Podemos pasar a buscarla por la tarde —, ya estamos cerca de la playa. Hay que aprovechar el tiempo juntos.

— Juntos — repito en voz baja.

— Sí, juntos — me toma del mentón y planta un dulce beso en mis labios.

Llegamos a la playa y ambos nos bajamos del auto, ella me haló del brazo y corrimos hacia el mar, ella salpicaba agua en mi rostro mientras yo la levantaba en el aire.

— Para Ian, detente — musita entre risas.

— No me detendré — la abracé por la espalda.

— Ya mojamos toda nuestra ropa — dice ella siendo del agua y yo voy detrás.

— No importa, fue contigo — la tomo de la mano.

Junté nuestras palmas para poder observarlas mejor y noté que no llevaba el anillo que le di.

— ¿Por qué no traes puesto el anillo que te di? — pregunto con extrañeza.

— Tú lo traes en tu bolsillo — explica cabizbaja.

— No...Daia...Tú no puedes...

— Ian— toma mis manos —, déjame ir, por favor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro