2-. "Elige al bueno"
[Parte 2] .
Mi rostro era un poema, escuché bien, acaso dijo hermano —abro los ojos como platos.
—Veo que ya se conocen.
—Quería que la ayude a escapar —suelta aire por su boca —.Debes tener más cuidado, cómo se te ocurre dejarla sola, y qué tal si el que llegaba no era yo y alguien más le ayudaba a escapar.
—Lo veo complicado, sabes a cuántas horas de civilización estamos —pone una mano en su nuca —creo que hasta nosotros estamos perdidos.
—No te llevaba nada de tiempo dejar a uno de tus hombres cuidando la puerta donde la habías dejado.
—Como sea —pasa de él —qué hay que hacer con ella —Pregunta Jasper.
—Siendo sincero —me mira fijamente —no sé qué planes tenga papá con ella, o porqué la querrá. Dijo que lo llamemos cuando estemos los dos juntos con ella, pero esta situación me está preocupando, no es como que sea la hija del presidente y vayamos a extorsionar a alguien.
—Me estás diciendo que no es por dinero —lo mira sorprendido.
—Sabes que no lo necesitamos.
—Se llevaron a mi amiga, bestias —pateo su asiento de piloto fuertemente haciendo que emita un crujido.
—Hey —abre la puerta de golpe —es nuevo, último modelo, relájate loca.
—No hay otra cosa más que diga.
—Donde vuelvas a golpear mi auto de esa manera —me amenaza —. Ahora vas a decirme lo qué pasó con tu amiga, te aseguro que no te debo explicaciones, ni tampoco debo contarte cosas ajenas a ti, pero lo de secuestrar a alguien independientemente de ti; eso no era parte del trato.
—Ustedes me secuestraron, porqué voy a contarles lo que vi —me cruzo de brazos.
—Como quieras —azota la puerta del carro dejándome dentro.
—Eres un animal.
—No conoces otro término.
—Ian —Jasper llama su atención.
—Y tú qué quieres —dice malhumorado.
creo que malhumor es su segundo nombre.
—Soy mayor que tú, deberías respetarme.
El tal Jasper era un sol al lado del tal Ian.
Noté que hablaban de algo pero no podía oírlos por el vidrio del coche que estaba cerrado y blindado, era oscuro, tal vez ellos no me veían, pero yo a ellos si, por la cara de Ian podía notar que estaba muy enojado, su cara era roja y apretaba puños con fuerza mientras hablaba por teléfono. Cuando terminó de hablar por teléfono vi como ellos dos estaban gritandose entre sí, digo, no podía oírlos pero era muy claro verlo desde la ventana. Ambos se acercaron apresuradamente hasta el auto donde me encontraba yo.
—Dile a tus hombres que lleven tu camioneta. Los dos iremos con ella y ya decidiremos qué hacer, papá se cree que puede dirigir y disponer de nuestro tiempo a su antojo —Ian se sube de mala gana en su asiento.
—Perdón —dice casi ofendido —.Y si chocan o se roban mi auto, mejor que nos sigan hasta donde vamos.
—Claro, muy fácil y que luego todos sepan el paradero de ella.
—Odio que tengas la razón.
Jasper hace una seña a vía contraria y los hombres que estaban con él toman un rumbo diferente al nuestro por lo visto. Cuando la camioneta ha desparecido lo suficiente por la carretera, Ian se pone en marcha.
—Toma —Ian le ofrece una capucha a Jasper-ponla en su cara, que no memorice el camino.
—No, de eso nada —forcejeo —él me trajo sin cubrirme la cara.
veo como Ian intenta hacer una seña de que haga silencio.
—Pues yo no soy él —mira amenazante a su hermano.
Finalmente Jasper pone sobre mi cara una capucha que no me deja ver nada. Así que empecé a pegarle con las piernas al asiento donde va Ian.
—Deja de hacer eso —me grita.
—Te da miedo no poder conducir bien —me burlo.
Siento como Ian frena de golpe.
—¿Me vas a matar? —pregunto.
—Es justo lo que quisiera en este momento.
—Qué vas a hacerle —dice Jasper asustado.
—No te asustes hermanito.
Siento el claro tacto de las manos de Ian sobre mis muslos amarrandolos, esta soga es más larga porque la pasa hasta mis pies haciendo miles de nudos.
—La soga te quemará si te mueves mucho, así que si te lastimas será tu culpa —siento una risa triunfante de parte de él
no puedo calcular las horas exactas, pero diría que estuvimos viajando al menos 4 horas, y eso que Ian va a una velocidad tremenda. Todo el camino nadie emitió ni una sola palabra, ni yo. Me sorprende lo bruto que podía llegar a ser Ian.
Pasado de unos minutos el auto detiene su marcha y siento como abren las puertas.
—Cargala tú, pesa mucho —dice Jasper.
vale, eso me ofendió un poquito.
—Ni pesa —suelta malhumorado.
Siento como Ian me toma en sus brazos, sin hacer ningún tipo de esfuerzo. Necesito que me diga a que gimnasio va porque se ve que ahí si hacen su trabajo como se debe.
—Acaso no puedo caminar yo sola —replico enojada.
— Si es lo que quieres.
Gesticula una expresión que aunque no puedo ver, sé que es sarcástica y me suelta de golpe dejándome caer...¡en el fango!, como rayos iba yo a saber que había fango.
—Eres un cavernícola, estoy cubierta de fango, mi ropa lo está —chillo aún tirada en el suelo —me dolió el golpe.
—No soy un ser desalmado, te tiré en esta zona llena de fango para que no te lastimes, "princesa".
seguramente parecía un pececillo revolcándome en barro en mi fallido intento de ponerme de pie, cosa que era imposible, primero porque estaba amarrada, y segundo porque el fango hacía que me resbale.
siento como Ian me agarra poniéndome de pie como puedo, por las ataduras no puedo mantenerme mucho tiempo así. el fango cubre mis tobillos y se siente asqueroso.
-¿No querías que te soltara?
-Eres un bruto. Podrías haberme desatado y ya.
—Y que te vayas corriendo cuando tengas oportunidad —me toma del brazo —te las vas a arreglar y vas a caminar así.
—Pues no me voy a mover de aquí —me quedo parada agarrada de lo que espero que sea una rama.
—Jodete.
—Vamos, tampoco me puedes dejar aquí, iría en contra de lo que te ordenaron —eso último parece irritarlo mucho, pero se limita a responder.
—Te voy a soltar, y vas a caminar, no vas. intentar nada —dice Jasper, quien suena benévolo.
—Que me suelte él.
—Vamos Daia, estoy tratando de ser amable contigo —repite dulcemente.
—Vale, desatame.
Al quitarme la capucha veo como mi ropa está hecha un quilombo, mis brazos derraman barro y mi cabello ni hablar. Jasper me tomaba delicadamente del brazo para que lo siga, estaba oscuro, de seguro ya rondaba entre la madrugada o más, aún pensaba en qué había sucedido con Anne en la noche, y si ella estaría bien, no es mi mejor momento pero al menos mis secuestradores no me han agredido.
—Malditasea mi camisa está salpicada de barro —musita Ian con enfado.
Acaso oí bien, le desagrada ensuciarse y por su puesto a mi me lanzó en el fango.
No, no pienses en vengarte, no sabes de lo que es capaz.
—Ya no soporto caminar en el fango, llevo casi media hora aquí y mis pies me duele —me apresuro a pararme delante de él —¿me cargas? —estiro mis brazos hacia él.
—No.
—Por favor, Jasper no puede conmigo, tú eres el único que sí.
—Querías que te soltara, así que ahora vas a caminar —pasa de mí.
Me quedé tensa en el camino y no seguía avanzando, les convenía que fuera con ellos, no podían dejarme escapar así que me di media vuelta y me apresuré a marcharme.
—Ian, ¡ESTÁ ESCAPANDO! —grita Jasper desesperado.
En un abrir y cerrar de ojos Ian ya estaba frente a mí, con un arma apuntándome en la frente clavando su mirada en mí, mi mirada era gélida y mis manos empezaban a temblar cuando él hizo sonar el cargador de el revolver plateado y brillante. Jasper a unos metros de nosotros se tensaba.
—Relájate Ian, papá dijo que no podemos hacerle daño.
—Lo estás jodiendo todo, tengo sueño y tú no has hecho más que atrasarnos —pone sus dedos en cada extremo de su nariz tomando aire y cerrando sus ojos. —Ven.
No pensé lograr mi cometido, ni que él cediera, guardó su arma y me tomó en sus brazos.
pobre hombre.
–Tu papá es muy bueno, no deja que me hagan daño.
—Si, muy bueno —masculla casi como si no le importara.
—Que linda era tu camisa, lástima que ahora esté sucia —digo mientras voy haciendo dibujitos con el lodo que tenía en mis manos sobre su camisa y él se limita a observarme con desagrado.
—Llegamos —suspira.
Era una casa amaderada de 2 pisos, lujosa, pero con rejas de acero por todos los costados, y varios hombres armados en la entrada. Este lugar es inhóspito, sólo hay árboles y fango, mucho fango, es el lugar ideal para tener secuestrado a alguien y que nunca nadie los halle, y si tal vez tenían la oportunidad de escapar alguna tribu caníbal haría de las suyas con ellos.
—¿Te gusta? —las palabras de Ian suenan burlonas
—No...eh...la verdad...
—Tampoco quería que te gustara.
Ian me lleva aun en sus brazos, resignado a ir cubierto de barro conmigo, no saludó a ninguno de los hombres que están en la entrada, y ellos también se limitan a observarlo, sólo abren paso para que Ian y Jasper entren junto conmigo.
—Puedes ir a bañarte si quieres —dice Jasper —la habitación de arriba es tuy... —Ian lo corta en seco.
—PERDÓNNNNN, no acordamos que tendría habitación y peor en mi casa, sólo la traíamos aquí de último momento hasta que papá venga por ella.
—Vamos Ian, necesita descansar, sabes lo difícil que ha sido para ella.
—No, la verdad se sacó la lotería al ser secuestrada por nosotros.
—Y quieres que te agradezca —repito con sorna.
—No estaría mal —da un trago a su bebida.
—Es papá, está llamando —dice Jasper en un aludido.
—Hablale tú, dile que me estoy duchando —repite Ian bebiendo más ansiosamente de su vaso.
El castaño se aleja a unos metros de nosotros y sólo se escucha un leve cuchicheo. Así que decido acercarme para oír mejor.
–
No te han dicho que espiar es malo.
—No estaba espiando.
—Desvergonzada.
—Noticiiiaaasss —se acerca Jasper —Quieren la buena, o la mala.
—La mala —responde el desdichado.
—Papá no va a regresar al país hasta dentro de 2 meses.
—¿Y la buena?
—Daia será nuestra inquilina durante ese tiempo —sonríe de oreja a oreja.
—No en serio, dime cuál es la buena noticia —Ian insiste.
—Olvidaba algo, pueden ser hasta menos de dos meses Daia, igual papá dijo que no es cosa de él, él espera las indicaciones de alguien más.
—Papá siguiendo ordenes de alguien más —la cara de Ian se torna sorprendida.
la sorpresa en su cara me asusta, si su papá no es quien me quiere, entonces quién me querría a mí. O por qué querrían a Anne, ahora más que nunca no debo irme de aquí, para poder dar con el paradero de ella, soy consciente de que no tengo mucho tiempo, pero al menos ellos no me harán daño, aún... debo estar cerca del enemigo, para investigar de quién se trata todo esto. Y cuando menos se lo esperen buscaré la manera de huir y contarle todo esto a mi esposo y mi hermano para que los hagan pagar por todo.
Que buen plan.
—Bueno tú te quedarás aquí con ella a vigilarla, yo me puedo ir a uno de mis departamentos y no volver hasta que ella se haya ido-Ian se apresura a tomar las llaves de su auto para marcharse.
—De eso nada —Jasper se para al frente de él tapando su paso —yo soy muy manipulable y si ella me pide dejarla escapar, lo haré, sabes que hasta podría llevarla a su casa y dejarla allá. En cambio tú no.
—Pues dejamos a uno de los hombres de afuera cuidándola por las noches y venimos a verla por las mañanas.
—Casi son las 5 de la mañana.
—Quieres que de una vez haga mi turno o qué— exaspera.
—Si Papá se entera de que no estamos aquí y ha pasado algo por nuestra ausencia nos va a ir mal, a ella le va a ir mal.
a ella, quién era a ella. A quién quieren proteger.
Ian azota el manojo de llaves de mala gana sobre la mesita de la cocina y respira profundamente.
—Pero nos quedamos los dos. No puedes dejarme solo con ella o podría matarla si acaba con mi paciencia.
—Trato hecho —Jasper estira su mano hacia él con entusiasmo.
—Hey, necesito bañarme, y cambiarme esta ropa —chasqueo mis dedos frente a ellos.
—Bañarte puedes, puedes lavar tu ropa y dejarla secando y mientras te puedo prestar algun abrigo mío —comenta Jasper.
—Alguna de sus novias no ha dejado ropa olvidada —hago un ademán de mirar a Ian.
—Ninguna chica ha venido a esta casa —dice mirando su celular.
—Y yo qué soy —volteo los ojos.
—Nuestro rehén para algún trabajo sucio de papá.
—Y ustedes mis secuestradores.
—Mejor dicho, tus niñeros.
—Sube las escaleras y al fondo hallarás el baño, ya dejé uno de mis abrigos para que te pongas, si deseas, hasta que tu ropa esté seca. Y por favor, deja de intentar cosas estupidas como saltar por la ventana e irte
—Gracias por la idea.
No lo intentaría, al menos, no por ahora, quería saber más, qué esconden, y si intentase escapar sin estudiar el terreno sería como lanzarse a un río repleto de caimanes hambrientos, allí afuera hay más de 30 hombres armados y fornidos, se darían cuenta de inmediato, el más vulnerable de aquí es Jasper. Debería comenzar acercándome a él.
Me metí al cuarto de baño y puse mi ropa en el lavamanos, y empecé a limpiarla hasta que ya no salía fango de ella, estaba muy húmeda y la coloqué en unos ganchillos que estaban detrás de la puerta para que seque.
Pasado de un rato estaba ya en la ducha y las gotas de agua hacían contraste con mi cuerpo al salpicar, el agua estaba muy fría y hacía que mi piel ardiera levemente de vez en cuando, salí del cuartito de baño y agarré una toalla para empezar a secar mi cabello y vi el abrigo que había dejado Jasper sobre un pasamanos cilíndrico que conectaba con el pequeño cuarto de baño.
Jasper era más, no sé cómo podría definir su estilo, pero les aseguro que su abrigo no cubría en su totalidad la cuarta parte de mi cuerpo, y no tenía mangas para cubrirme del frío, era algo como un chalequito verde de lana algo trasparente, así como de abuelita, y yo ni si quiera llevaba pantis porque estaban húmedos, no podría salir así. Mi increíble idea fue amarrarme la toalla de baño que en efecto me cubría más, pero estaba un poco húmeda lo que producía pequeños escalofríos en mi cuerpo.
Pero estaba muy cansada como para pensar en qué ponerme, así preferí entrar a una de las habitaciones que estaban al frente mío, de momento sólo pensaba en dormir mil años porque me sentía agotada.
Si mi secuestrador ve esto, es hipotético.
Nadie se había molestado en subir a ver si había huido, la habitación a la que entré era cálida y muy espaciosa, tenía sábanas blancas cubriendo algunas cosas, las cuales por ahora no hurgaría, me lancé en una cama tamaño imperial con sábanas rojas, y tomé una mantita turquesa para cubrirme y lanzar la toalla con fuerza al piso fuera del cuarto, se sentía tan cómodo y tibio, y fue entonces cuando sentí como grandes pasos se acercaban por las escaleras y me levanté de golpe agarrando la mantita contra mi cuerpo como puedo y me apresuro a ponerle seguro a la puerta.
—Sal de mi jodida habitación y abre la maldita puerta —Ian me grita con tal enojo desde fuera golpeando la puerta con fuerza.
—Tengo sueño, así que vete —le grito desde dentro.
—No me hagas abrir a la fuerza. Quita el maldito seguro.
—Demonios, lancé la toalla fuera del baño —repito en voz baja para mí misma.
La manija de la puerta comenzó a moverse de derecha a izquierda haciendo ruido, seguramente Ian estaba tratando de abrir desde fuera. Y lo logró, abrió la puerta con brusquedad clavando sus ojos negros como dagas sobre mí.
—Tengo las llaves —dice agitandolas en el aire —.Vas a dormir en la habitación de alado, aquí no, aquí duermo yo —abre la puerta haciendo una reverencia sarcástica para que me vaya.
—Como quieras. Tienes mal gusto para la decoración de tu cuarto.
Empiezo a caminar altiva pasando por su costado empujandolo bruscamente con mi brazo, lo que hace que él mueva su torso un poco, porque mi cuerpo no tiene la fuerza suficiente como para moverlo de mi camino en su totalidad, así que tomo fuertemente contra mi cuerpo la mantita turquesa y sigo mi camino hasta que él me toma por el brazo atrayendome hacia él.
—A dónde crees que vas —dice mirándome a los ojos y cerrando la puerta a sus espaldas.
estaaa bien, me puse nerviosa, muy nerviosa.
—A... a... mi habitación —titubeo.
—Es mi mantita.
—Si, te la devolveré, pero justo ahora no es posible-explico.
—Por qué no.
—porque no.
estiro mi mano para alcanzar la perilla de la puerta que está detrás de él, pero él es más rápido y arranca con fuerza la manta de mi cuerpo.
Mi cara debía estar de todos los colores posibles en este momento e intento poner mis manos para cubrir mis zonas más íntimas. Mis pechos eran bastante grandes así que una mano para ambos no era suficiente, pero vale, se hacía lo que se podía.
—Estás loco —repito con mirada furiosa hacia él.
—Pensé que Jasper te había dado ropa, no sabía que no llevabas nada, pensé que lo de la manta era sólo para molestarme-su mirada se había oscurecido y vociferaba sin quitarme la mirada de encima y repasando mi cuerpo lentamente.
—Pues su ropa no me cubría.
mi cara debía estar muy roja en estos momentos. Pero entonces él se dio la vuelta de inmediato y abrió la puerta para salir, dejándome dentro y me pasó una toalla seca para que me cubra, pero esta vez sin mirarme, sólo me daba la espalda.
Acepté la toalla.
—Por favor, pontela, deja mi manta y sal de mi habitación —ordena tragando saliva nervioso.
No emití ni una palabra más, sentía mucha vergüenza con él, mis mejillas estaban calientes.
Dejé su manta doblada sobre su cama y me coloqué la toalla para salir rápidamente de su habitación, él había bajado a la sala, lo podía observar desde las escaleras que dan contra el cuarto. Él pasaba desesperadamente las manos por su cabello, despeinandolo y caminando de un lado a otro, su respiración se veía agitada por su pecho subiendo y bajando con rapidez, bebía rápidamente de un vaso de cristal, como si estuviera meditando sobre algo.
Entonces entré a la pequeña habitación que habían acordado para mí y había un abrigo negro con las mangas largas sobre la cama, tenía un olor muy característico, olía a él, olía a Ian. Supuse lo había dejado para mí, así que me lo probé y me cubría hasta los muslos, era casi perfecto.
me acosté en la cama, no se sentía tan cómoda como la de hace rato, pero estaba bien, igual necesitaba dormir un poco.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro