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19-. El firmamento tiene muchas estrellas, pero no te tiene a ti


[Parte 19]

Las palabras de Daia eran como alfileres traspasando la cabeza de Matt, él no estaba entendiendo muy bien la situación así que decidí aclararlo yo mismo, mentir o aclarar es lo mismo.

— Yo la cuidaré Matt, sólo nos iremos por un tiempo, ella necesita salir, estar lejos de Gregor...

— Si eso incluye que ella esté lejos de mi compañero, mejor no dejes que regrese nunca — bromea —, es más, yo te ayudo a subir la maleta al auto.

— Mejor regalame — ella lo fulmina con la mirada.

— No puede, ya eres mía — susurro en su oído sólo para que ella pueda oír.

Me gustaba bromear de esa manera con ella, podía percibir la tensión que se creaba en ese momento.
Su hermano parecía muy serio, pero de un rato a otro parecíamos amigos de toda la vida. Ayudó a bajar sus maletas y se abrazaron fuertemente, por mi parte él sólo golpeó mi hombro y me pidió cuidarla

Ni deberías pedirlo.

Volvimos en mi auto a casa de Nina y la abuela y Jasper ya habían vuelto, pero no venían solos, habían traído a Cleo en una pequeña jaula.

— Hija, pensé que no te volvería a ver por  un largo tiempo, o primero moría antes de que regresaras — la abuela se acerca a abrazar a Daia.

— Siempre es un gusto volver a verte — Jasper asiente mientras abraza a Nina por la espalda.

— Bueno, ya que están todos, vengan. Les enseñaré mi jardín. Pero dejen a la peludita aquí — observa a Cleo quien está que muerde todo lo que hay en casa — no quiero que dañe mi jardín.

Caminamos hacia el patio trasero de Nina que era inmenso, no bromeo, era gigantesco, tenía muchas plantas, de todos los colores, todos los sabores y de todas las formas. La abuela parecía haber entrado al paraíso, preguntaba por cada flor que veía y Nina cortó algunas rosas para ella, hasta que llegamos a un pequeño cuadro de cemento profundo donde salía el agua para las plantas.

— Bien podríamos esconder un cadáver allí — bromea Nina.

— Pero tendríamos que desmembrarlo para que quepa perfectamente — Jasper se asoma hacia el pequeño cubículo que hace fluctuar el agua

— Hasta pareces un asesino serial — lo empujo levemente.

— La policía demoraría años en encontrar un cadáver aquí, el agua que pasa lo iría descomponiendo con el tiempo — explica la abuela mientras olisquea las rosas que Nina le dio.

— Ya paren con eso — dice Daia enfurruñada.

Todos empezaron a reír ante la indignación de Daia, y continuaron recorriendo el enorme jardín hasta llegar la tarde en medio de risas. Yo iba detrás de ellos caminando a una distancia considerable, mientras Daia conversaba con la abuela y Nina, mientras que Jasper acariciaba la mano de su novia.
Se empezó a hacer tarde así que salimos lo antes posible de casa de Nina,  ella dejó todo perfectamente cerrado y nos subimos al coche. Como Jasper había traído su auto tambien él llevaría a Nina, pero la abuela también prefirió irse con él porque conduce de manera más responsable, y a Daia no le quedó otra opción que hacer el viaje conmigo y Cleo.
Nos detuvimos en un puesto de comidas al costado de la carretera porque todos teníamos hambre, Jasper se bajó del auto de él para salir a comprar algo para la abuela,  Nina y él. Y por otra parte, a mí me tocaba lo más difícil, llevarle algo de comer a la indecisa de Daia quien vería los distintos menús que Jasper pasaría al otro coche.

— Y si pides lo mismo para todos — le sugiero a Jasper.

— No puedo, Nina quiere cajita feliz con nuggets de pollo, la abuela quiere ensalada y yo quiero una hamburguesa.

Eso sólo complica las cosas.

— Bien.

Hice la respectiva fila justo detrás de Jasper quien ya había comprado su comida, él me esperaba a un lado de la fila pero no entendía porque yo estaba demorando tanto si sólo debía comprar dos cosas. Su cara se mostraba confundida cuando me vio salir con dos hamburguesas de pollo, una cajita feliz con nugguets y una ensalada.

— ¿Vas a comer tanto?.

— A veces viajar me da mucha hambre y parte de los nuggets son para Cleo.

Se limitó a preguntar más y sólo pestañeó seguidas veces para subir a su auto y arrancar, yo me aproximaba a mi auto para darle sus cosas a  Daia quien había visto el menú variado que llevaba Jasper.

— Eran muchas cosas — se encoge de hombros — ¿Tú que elegiste para mí?

— Sé que si te preguntaba que querías no te decidirías, así que te compré todo lo que llevaba Jasper...

Ella me observaba como si no lo asimilara y agarró la bolsa de comida.

— Sé que soy indecisa, pero...¿Por qué debería elegir entre hamburguesa de pollo y hamburguesa de pollo?

— Una es mía — le digo —, pero ahora no puedo comer porque estoy conduciendo.

— Qué responsable es el chico motocross — pone los ojos en blanco y pone dos nuggets para Cleo.

— ¿Quieres conducir tú?

— Prefiero hacer esto — quita el empaque de mi hamburguesa y la pone en mi boca — Vamos, muerde.

No lograba descifrar que mismo estaba sucediendo, pero por alguna extraña razón sus manos estaban muy cerca de mi boca y yo no protesté en comer gracias a ella.
Fue un viaje muy extenso, y eso porque tenía que conducir moderadamente por ella. Llegamos temprano por la mañana a una casa un poco alejada de la carretera, pero se veía muy reconfortante, era una zona que estaba ubicada en el campo, habían varios establos, una cerca de madera y algunos trabajadores.

— Aquí vivía su abuelo — dice la abuela abriendo la puerta de madera elegante.

— Un placer señora Emily — se acerca un chico de unos 35 años ,alto sin camisa y sudado —, soy nuevo aquí, llegué recién y quería saludarla — pero de inmediato los ojos del chico caen sobre Daia —, mi nombre es Logan.

— Que bueno Logan, ya te oímos, puedes retirarte — le digo sin mirarlo pero mi fastidio es evidente.

— No seas así hijo, Logan, ¿puedes mostrarle el lugar a las chicas, por favor?

Él sujeto sólo asiente y va a buscar una camisa para ponerse encima y llevarse a Daia con Nina. Yo no podía decir nada, porque al fin y al cabo, en realidad ella y yo no somos nada.
Sólo nos quedamos la abuela, Jasper y yo conversando en la sala mientras mis ojos no se quitaban de esa maldita ventana, donde ese maldito tipo hacía reír a Daia.
Y saben qué es lo más tortuoso, que Jasper no tenía que preocuparse si quiera por su novia, esos días él no estaba en casa por estar en el juzgado y llegar tarde. Pero yo tenía que soportar las risas de ellos todos los días. La abuela me empezaba a decir cornudo porque Daia ni hablaba conmigo, y se la pasaba cabalgando con el tal Logan, y Nina.

— Si te gusta deberías fingir más — voy a los establos a buscar a Logan.

— No sé de qué estás hablando — responde él dejando unas monturas en la pared.

— Aquí estás Ian — Daia se acerca a mi.

— Venía a buscar una moto.

— ¿ Al establo? — Logan enarca una ceja.

— Podrías tener una guardada por ahí.

— No, no la hay, pero ya que estás aquí Daia...¿Quieres venir al río conmigo a bañar a los caballos?

— ¡Sí! — da saltitos de la emoción.

No sé, igual y me esperaba una respuesta distinta porque yo estaba aquí.
Logan me observa y toma a Daia de la mano para luego ayudarla a subir pero como no había un estribo y ella no alcanzaba, él la toma por la cintura para que ella se impulse, y vamos que no entiendo porque eso me estaba jodiendo.

— La vas a lastimar, yo lo hago, sueltala — hago que él la baje para ser yo quien la suba a ese dichoso caballo.

— Puedes venir con nosotros — dice Daia agarrando la rienda.

— No puede, no hay más caballos.

mentiroso , habían como ocho más.

— Ian la abuela te está buscando — se acerca Nina — Oh, van a cabalgar,  ¿ puedo ir con ustedes?

— Sí, toma al que está ahí atado.

No que ya no habían caballos Logan.

Y así lo que sería un mes, se transformó en dos y luego en tres, cada vez la hora de partida  de la abuela se aproximaba. Y eso me preocupaba más que estar detrás de Daia. Y tampoco tenía que hacerlo, porque no somos nada. Lo tengo claro.
Ella sólo dormía conmigo pero el piso era para mí, creo que debería inmortalizar el día de la pelea con su novio. Pero debía mantenerla aquí para que la abuela esté bien.

— ¿Vienes a buscar una moto otra vez? — se acerca Logan limpiando el aceite de sus manos.

— Supongo que en este garage si las hay, ¿no? — me paro justo al frente de él.

— La más pequeña para que recorras la carretera con tu gata, verdad. Sí,  las hay.

— No, quiero una para salir con mi novia, si no me la robas hoy, claro.

— Seremos rivales entonces — resopla él.

Estaba siendo muy osado para decir las cosas.

— ¿Perdón? — enarco una ceja.

— No sabía que Nina era tu novia —  me muestra algunas motos.

— ¿Qué? ¡No!, yo me refería a Daia.

— Y todo este tiempo creyéndome tu rival — me ofrece su mano.

— En tal caso,  serias rival de Jasper, pero ni pasa aquí — me encojo de hombros.

— Es tu hermano, pensé que querrías defender su honor

— Yo no tengo porque hacerlo, se probará la lealtad de Nina,  no la mía.

— Pero hasta hace un rato pensabas que estaba detrás de tu novia. Y creo que tenías ganas de amarrar una cadena de la moto en mi garganta.

— Eran momentos difíciles Logan — levanto ambas cejas.

— ¿Quieres ayudarme con el garage?

— Sí, podría comprarte uno nuevo y más grande.

— Así no — me fulmina con la mirada y me entrega una caja de herramientas.

Quizá intentaba quedar como un sabelotodo, pero es que yo ya lo sabía todo sobre motos. Si él era el experto y se demoró todo el día en una sola moto,  desencajó su mandíbula cuando notó que
yo ya había arreglado tres.

— ¿Cómo es que sabes tanto niño rico?

—Practiqué motocross alguna vez.

—¿Te gusta la adrenalina? — me pregunta desafiante.

— ¿Y a ti? — respondo aún más desafiante.

Sólo fue cuestión de minutos para que quitara una enorme sábana blanca que cubría dos motos.

— Una competencia, tú y yo. Si yo gano haces que Nina salga esta noche conmigo, si tú ganas te presto la moto para que des un paseo con Daia.

— Perfecto.

Ambos ponemos nuestros cascos y arrancamos a una velocidad inimaginable, este suelo era tan sabroso, tenía baches, obstáculos, lo tenía todo, y él intentaba alcanzarme pero era inútil, no nace quien me haya ganado una carrera en moto.
Llegué a la meta y me bajé de la moto a revisar mi celular mientras esperaba que él llegase.

— Puedes llevarte la moto hoy — se estaciona a mi lado.

— Un placer hacer negocios contigo.

— Estás loco lo sabes, ese suelo es muy peligroso.

— Pero aquí estoy. Y te gané, Logan.

Me subí a la moto y llegué a casa donde Daia estaba sentada en el mueble conversando con la abuela.

— ¿Se puede saber donde estuviste todo el dia? — Daia frunce el ceño.

— Con Logan.

Todas empiezan a reír.

— Vamos, sabemos que él no te agrada, en serio , ¿dónde estabas?

— Estoy diciendo la verdad Daia. Pero ahora necesito que vengas conmigo.

— ¿A esta hora? — pregunta ella mirando el reloj.

— No, mañana — pongo los ojos en blanco.

— Son las siete de la noche hija, es temprano, salgan.

Daia solo asiente y sale conmigo.

— Veo que si era cierto que estuviste con Logan, hasta te prestó una de las motos de su garage.

— No tenía necesidad de mentirte.

La llevé en la moto durante quince minutos hasta llegar a un lugar bastante despejado.

— ¿Vienes a declararme tu amor porque estos últimos tres meses te diste cuenta que estabas enamorado de mí? — bromea — es que el paisaje lo amerita.

Cómo te explico que sí.

— No — niego con la cabeza y sonrío — estamos a tres meses de acabar con esta farsa, luego de la muerte de la abuela no habrá nada que nos una y... Ha sido muy agradable conocerte, cubito.

— Quiero decir lo mismo de ti, Ian. Parecías un patán cuando te conocí, pero no lo eres.

— Bien merecido tienes tu sobrenombre — agarro una piedra para lanzarla al agua.

— Tampoco soy tan fría — se acuesta en mi hombro.

— ¿Estás segura que no? — sonrio negando con la cabeza.

— No, pero si alguien no fuera tan testarudo y hubiese insistido en que viniera con él — abre su bolso sacando un pastel pequeñito con una vela.

— ¿Quién te lo dijo?

— Nadie, oí a Jasper hablando de eso con tu abuela en la mañana, pero no estabas aquí. Tu abuela sugirió regalarte un auto y Jasper un crucero en cuanto tuviera vacaciones. Así qué mejor olvidate del crucero — sonrío.

— ¿Tú la hiciste para mí? — señalo el pastel

— Es bastante complicado seguir un tutorial,  pero sí.

— Bien,  hay que soplarla juntos y pedir un deseo — sonrío acercándola a mí.

Ambos cerramos los ojos y soplamos al mismo tiempo.

— Deberías decirme cuando es tu cumpleaños — le digo mientras saco una rebanada de pastel —, yo no podré averiguar eso mediante tu hermano.

— Fue en septiembre.

— Tengo mucho tiempo para aprender a hacer un past... — me interrumpe de inmediato.

— Pero para esa fecha ya no estaremos juntos — comenta cabizbaja.

— Tienes razón — esa palabra estaba cortando mi corazón en pedacitos y haciendo que se coma sus mismos pedacitos lastimando su estómago —. El pastel te quedó delicioso, creo que hay que dejar un poco para llevarle a la abuela y los demás o juro que podría comerlo todo.

— Mira hay muchas estrellas — señala el cielo a mi lado.

— ¿Cuál es tu favorita, Daia?

— La que está ahí — señala la estrella más pequeñita pero luminosa que está en el firmamento —. Y la tuya Ian, ¿cuál es tu estrella favorita?

Luego de su pregunta la observé fijamente y podría jurar que mis ojos brillaron, tú eres mi jodida estrella favorita, Daia.

— Esa de allá — relamo mis labios quitando con suavidad mi mirada de ella y señalo la estrella que está justo al lado de la que ella eligió.


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