Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1-. "Donde empieza todo"

[Parte 1]

"𝓓𝓸𝓷𝓭𝓮 𝓮𝓶𝓹𝓲𝓮𝔃𝓪 𝓽𝓸𝓭𝓸"

Vamos, será divertido, tu novio estará ocupado toda la noche —.Sus pestañas revolotearon.

—La corto en seco—mi futuro esposo— Aclaro y hago un ademán de mostrarle mi dedo sin ningún anillo en él, pero se limita a observarme.

—Y además no hay anillo ahí—tararea una melodía de Frozen—como sea, tu novio, tu prometido, tu esposo—dibujó un rictus amargo en su rostro—.Él no pasará esta noche por ti, entonces tú y yo podremos salir hoy a disfrutar de las fiestas de la ciudad.

  —No lo sé—digo algo pensativa.

él se enojaría contigo si lo haces.

gracias conciencia.

  — ¿Por qué no?. Él nunca se enterará que saliste —se pone de pie y me toma de las manos—.Debes salir a distraerte, pasar encerrada aquí sola te terminará volviendo loca.

—Era la casa de mis padres, aquí crecí,  aunque sin ellos, tengo muchos recuerdos con mi hermano, pero a Matt le pone sentimental vivir aquí, por eso alquila un departamento, pero prometo que me lo voy a pensar—le sonrío.

—Si te decides, a las 8 pasaré por ti— me rodea en un fuerte abrazo haciendo un esfuerzo por despedirse.

  —Vale, yo te aviso cualquier cosa—asiento.

Dile la verdad, dile que no irás.

Desde que estoy saliendo con Gregor, hace 2 años exactamente, no salgo sola por ahí, y con más razones si es en la noche. En realidad, esa actitud se ha venido dando no hace muchos meses, a veces se comporta muy...

idiota.

sobreprotector, para que suene bonito.

—¿Es en serio?—Digo sorprendida—nunca estás de acuerdo con que salga y hoy quieres que salga con Anne, ¡hoy!...¡ en la noche!

  —Daia, está bien que salgas a veces. Yo no puedo pasar mucho tiempo contigo y vas a aburrirte mucho—dice desde el otro lado del celular.

  —Puedes pedir permiso en tu trabajo. Por favor, tenemos mucho tiempo que no salimos juntos.

—Ayer salimos a la tienda de al frente a comprar juntos.

—No es lo mismo, y hoy es la fiesta de la ciudad, y realmente quería que fuésemos juntos, en estos dos años de relación, nunca hemos salido a una cita— le digo triste.

  —Cariño, sabes que quisiera estar contigo pero no puedo, al menos no ahora. Mi carga laboral está por los cielos—.Suena realmente estresado.

  —Salimos hace dos años. Lo menos que espero de ti, es que me visites aunque sea sólo una noche, cuando me siento sola, que ¡oh sorpresa! es casi siempre, no a hacerme visitas diurnas de 5 minutos una vez al mes como si fuera tu amante, y luego marcharte.

Eso fiera, estás indignada con tu hombre.

—Dai, ya hablamos de esto... Sabes que tengo más cosas en que ocuparme. Te prometo que en un par de meses todo será diferente.

—Ya no estás seguro de querer estar conmigo verdad, es eso—sollozo.

—Vale, en qué momento nuestra conversación sobre que ibas a salir con Anne, pasó a una separación , prematura e inexistente. Y ni aunque no estuviera seguro, serías la primera en saberlo.

—Sólo quería que vinieras conmigo... Está mi hermano por ahí —pregunto intentando cambiar de tema.

— Si cariño, ya te comunico con él.

  —Hey, cómo va todo—digo casi sin saber qué debía preguntar.

   —Pequeña, Gregor me dijo que hoy vas a salir en la noche con Anne, por favor cuídate mucho.

sé que estás luchando contra tus lágrimas, no aceptas que tu pequeña esté creciendo.

—Tenía planes para salir hoy, ni si quiera estoy segura de si quiero hacerlo. Ustedes me han inculcado tanto miedo con su "algo podría pasarte". —ironizo—mañana es la lectura del testamento de nuestros padres. Y por obligación debemos estar ahí.

— Tampoco es mucho dinero como para asustarse—se burla Matt desde el otro lado de la linea.

—No es el dinero, sabes que me tiene sin cuidado, pero la idea de viajar prácticamente al otro lado de la ciudad, y dejar todo esto por un par de meses, no sé si me tiene muy contenta

—¿Dejar la ciudad o dejar a tu novio?. Pero, por favor no faltes, nos vemos mañana por la tarde en el aeropuerto —suplica—odiaría que esto no acabe rápido por tu ausencia.

  —Como digas comandante—bromeo— Ahora, serías tan amable de poner a mi novio al celular.

   —Eliges su compañía —casi puedo sentir como se lleva una mano al corazón fingiendo ofensa.

  —Sentí como la voz de Greg era ahora la que salía por el celular. —Disculpa si te pido esto, pero mañana necesito que pases a recogerme a mi casa, van a hacer la lectura del testamento y no quiero ir sola. Mi hermano dijo que no le cuente a nadie, pero en quien más confiaría si no es en ti, puedes llevarme al aeropuerto, ahí me encontraré con Matt

—Justamente quería contarte que tenía una sorpresa para ti mañana, pero ya que tienes más cosas por hacer podrías levantarte por la mañana y ponerte bonita, porque iremos a un lugar que ni te llegas a imaginar. Será rápido, luego pasaremos por la casa de tu hermano para lo que tienes que hacer y estarás salva, siempre conmigo. Así que procura dormir bien—dice el rubio desde el otro lado del celular.

—No dejas de sorprenderme—le sonrío pícaramente, aunque sé que él no me ve, el ruido que emite mi sonrisa parece decirlo todo. Y le cuelgo.

han pasado cuatro horas desde mi llamada con Greg, miro mi reloj marrón de pared, aburrida, oyendo su particular tic toc . Y ya son casi las once de la noche y Anne aún no ha venido a casa. ¡Es increíble!, estoy a nada de dejar mi encierro y no llega. Y si tal vez le pasó algo, no, no quiero pensarlo, mi amiga sabe cuidarse muy bien.
Me quejo al ver que el tacón me está lastimando el pie, la verdad, estos tacones me están matando—es una metáfora.— Hace cuánto que no uso de estos—repito para mí misma.—Greg odia los tacones, tiene complejos de superioridad creo, odia que lo alcance aunque sea por una diferencia mínima, en estatura, igual jamás podría alcanzarlo es mucho más alto, guapo, con un cuerpo muy... Mierda, que hago pensando en eso ahora—agito mi cabeza intentando sacar todo tipo de pensamiento impuro que empiece a invadirme—. Ya he olvidado la última vez que Gregor y yo...

basta, mucha información.

Noté que mi celular vibraba hasta más no poder, me paré tan rápido que di un traspiés y efectivamente, era Anne. Tenía un sinnúmero de mensajes de ella, la mitad era pidiendo disculpas por no haber llegado, y la otra parte de ellos eran emojis con corazones rotos.

Lo siento mucho Dai, tuve un percance de último momento, creo que debemos aplazar nuestra salida. Perdoname. No te preocupes, no ha pasado nada malo, cuando haya tiempo te contaré todo. Lo prometo.

como dice mi abuela, por algo suceden las cosas.

Me dirigía a quitarme esta incómoda ropa para ponerme mi pijama, me dejaba más tranquila el hecho de saber que Anne estaba bien. Es mi única amiga, y no sé que haría sin ella. Caminaba por la sala gigantesca y solitaria hasta llegar a una puerta blanca y grande, donde yace mi más preciado tesoro, mi cama.
Debía acostarme lo más pronto posible, porque mañana me esperaba un largo día. Y sí que lo sería.

********

¿Madrugar? que es eso y por qué lo olvidé.

No escuché la alarma vociferar como de costumbre, destruyendo mis tímpanos en pedacitos.
Tallé mis ojos, metiéndome a la ducha en un intento de verme bien, después de todo era una salida con mi novio, debía verme radiante, comencé a lanzar ropa por todos lados sin hallar algo que a Gregor llegase a gustarle verme puesto. Tomé un vestido, era largo, no exagero, era muy, muy largo; tenía puntitos blancos y era negro

lo típico.

siento que si salgo con esto puesto la gente me cerrará las puertas en mi cara pensando que les voy a leer el Atalaya.
Seguí en mi intento fallido de cambio de imagen, vi una falda de cuero que podría asegurar que se me ve preciosa, pero es muy corta. Y Gregor me cancela la salida donde me vea vestida así.

el inseguro.

Ni lo pensemos, podemos hallar algo más, no tengo pruebas, ni tampoco nada que ponerme.

Y ahí estaba, entre toda la ropa un vestido insípido y blanco, pero a que estaba mejor que el otro.

No, la verdad no.

A veces, te odio conciencia.

Me miré rápidamente al espejo, bueno, tampoco estaba tan mal. Me apresuré a ponerme máscara de pestañas, un labial rojo y me sujeté el cabello en una coleta muy bien hecha, y por último me puse unos tacones muy bajitos, como de bailarina y con el tacón cuadrado.

eran horribles, un crimen contra la moda.

Estaba acabando de hacerme unos últimos retoques en mi cabello, cuando escuché que llamaban a la puerta, mis ojos se iluminaron, odio sentirme así de bien cuando Gregor llega a casa. Abrí la puerta y ahí estaba, su cabello rubio y despeinado cayendo sobre su cara, lo hacía lucir tan bien.

  —¿No tenías algo que se te viera mejor?—la comisura de su boca se curvó—. Es broma. Aunque, si podrías verte mejor.

—Buenos días—enfatizo.— A dónde nos llevará el viento hoy—pregunto curiosa.

  —Es sorpresa—dice sin apartar la mirada de su celular.

Ni si quiera se molestó en saludarme.

Él caminaba con prisa por los pasillos del apartamento, yo salí lo más rápido posible dejando la puerta cerrada y agilicé el paso para lograr alcanzarlo, aunque un paso mío fueran diez de él. Iba detrás corriendo hasta lograr alcanzarlo, haciendo preguntas a las cuales no respondía; porque su mirada estaba perdida en su celular, se subió lo más rápido posible a su auto, y acto seguido yo hice lo mismo.

premio al más caballeroso.

—Se puede saber a dónde vamos—me dirijo a él casi sin respiración.

—Confía en tu novio— sonríe y arranca a una velocidad que sentí que mi alma se quedó fuera de mi cuerpo.

—Ilustrame.

—Por dónde empezar—suspira.

—Por el comienzo—sugiero.

  —Hasta ayer no estaba tan seguro de
lo nuestro.

  —Dos años de relación para decirme probablemente lo más sincero a lo largo de nuestro noviazgo.

—Pero, mierda—golpea el volante del auto haciendo que una vena en su cuello se haga presente.—Eres la mujer que necesito en mi vida, claro que quiero pasar el resto de mi vida contigo.

No les voy a mentir, no puedo evitar tener una cara de tonta frente a todas sus palabras.

— Pero, ¿me quieres o no?.—digo confundida.

— quiero pedirte que te cases conmigo. ¿Eso responde a tu pregunta?—limpia el espejito que está justo encima de su cabeza, acomodandolo hacia mí, para tener una mejor imagen de mi rostro —. Quiero que digas, el maldito Gregor Donovan Kurtz es mi esposo.

— Mi amado Gregor Donovan Kurtz ya es mi novio — sonrío —, pero deberiamos contarle a Matt. Luego me cuestionará si estoy segura, por todos los problemas que tú y yo hemos tenido.—Noto como frena delicadamente hacia un lado de la carretera y se gira hacia mí para tomar mis manos.

—Como toda pareja hemos tenido muchos desacuerdos, y entiendo que eso moleste un poco a tu hermano, pero yo jamás, en ningún momento de mi vida he dejado de amarte o de visualizarme contigo. Lamento portarme como un idiota —me sujeta del mentón—.Lamento si en algún punto de nuestra relación pensaste que no quería estar contigo, pero estaba asustado, y no me mal entiendas. No me asustaba el compromiso, sino el no ser suficiente para ti, o no ser lo que mereces, porque Dai, eres una mujer grandiosa.

caíste mujer, te falta ayuno y oración.

  —Por favor, estaciona el auto más adelante y sube los vidrios—trago saliva—no sé en cuántos meses vuelva a vert—lo miro como si fuera lo único que existiera a mi alrededor y planto un delicado beso en sus labios.

Gregor estacionó su camioneta en un lugar solitario de la carretera y subió los vidrios polarizados, hice su asiento hacia atrás y me trepé en él, para besarlo, pero él no quería corresponder, intenté bajar mis manos por su abdomen perfectamente marcado, pero sus manos no me sujetaban ni por error, sus manos se mantenían en el asiento, como si no sintiera que me tenía encima de él.

  —Me lo puedes quitar?—le sonrío pícaramente señalando mi vestido.

  —Daia, ahora no, es un lugar publico. Podrían vernos—intenta alejarme.

  —Vamos, no seas aburrido, así es como tratas a tu prometida.

  —No es el lugar, ni el momento—pone los ojos en blanco.

  —Pero somos el único carro en medio de la nada, en esta carretera—hago un puchero.

— Precisamente por ese hecho, ya es sospechoso.

Me empecé a despojar de mi vestido y a besar su cuello, esperaba que su reacción fuese distinta, pero no.

  —Te dije que no—su voz era más gruesa, estaba realmente enojado —¿qué no entiendes?

—Lo siento, es que como no te veré por unos meses...pensé que nosotros...

  —Pues pensaste mal —me tomó de los brazos y me hizo hacia el asiento del costado.— y por favor, vístete.

  —Puedes llevarme a mi departamento para pasar por mi maleta, por favor.

  —Si. De inmediato. —Pasó una mano por su cabello, frustrado, y su anillo reflejaba los mechones rubios.

había un detalle en él que siempre había llamado mi atención, tenía un anillo en su dedo anular que llevaba siempre consigo, pero no parecía decorativo, o por estética, sólo que nunca he tenido el suficiente valor para preguntarle.

la curiosidad te está matando, no te hagas.

   —Lo siento por todo, me siento cansado.

— Por qué siempre llevas ese anillo contigo.—ignoré lo antes dicho por él.

¿Una menos curiosa no había?

—¿Este anillo?— .Señala su dedo índice donde se encuentra el anillo, con su otra mano— Tiene mucha historia, me lo dio una tía cuando cumplí dieciséis.

  —Regalo de cumpleaños—le doy un leve golpe con mi codo en sus costillas.

—Me lo dio antes de morir—agacha su mirada casi puedo notar una lágrima cayendo por su mejilla.

No debiste preguntar, ahí tienes por curiosa.

—No lo sabía.—digo apenada—.Lo siento mucho.  me acuesto encima de su hombro, también lamento lo de hace un rato, yo no debí...es solo que pensé como no te vería en un par de meses.

  —Cuando regreses, lo haremos todos los días-soríe pícaro y arranca el carro—siento mucho si no es la propuesta que imaginaste—curva su boca hacia un costado mirando algún punto muerto en el piso.

—Es justo como la imaginé, porque sigue siendo contigo.

desde mi perspectiva no era ni cerca de lo que tenia pensado, ni tampoco era como las propuestas que veía en Pinterest, pero al menos lo tenía a él, y él a mí.

— ¿Y el lugar al qué me ibas a llevar? — pregunto curiosa.

  —Era mi coche. —Sonríe burlón—.  Acaso, ¿no puedo sacarte a dar una vuelta?, pero aparte de eso, luego tendrás todas las respuestas que quieras, bonita.

—Te voy a extrañ... — no me deja terminar e interrumpe.

  —Tengo algo para ti—. Levanta su dedo índice como si se acordara de algo—busca en mi bolsillo, porque no puedo apartar las manos del volante—ordena.

metí mi mano en su bolsillo del costado y había una cajita color azul, dentro de ella había un anillo color mostaza bastante rustico.

—Es para ti, y la caja es de tu color favorito.

  —Odio el azul.

  —Te aseguro que el color es lo de menos, costó una fortuna.

  —Pienso que el valor es lo de menos, ya sabes, hay que enfocarse en el valor sentimental de las cosas.

—Una poetisa.

  —No. Pero el amor con el que entregas algo es muy significativo.

—Era broma, sólo me costó diez mil dólares.
 
— Cuánto tiempo llevas ahorrando para él, no es como que no tengas recursos para comprarlo, pero tampoco eres muy de darle importancia a este tipo de cosas, sin ofender—trueno ligeramente mi lengua.

  —Lo compré ayer por la noche, fue de imprevisto.

—Y de dónde sacaste tanto dinero para pagarlo de la noche a la mañana —. miro mis uñas tratando de desviar mi atención hacia él.

—  Era lo que habías ahorrado en el banco cuando trabajaste  para comprar tu coche.

En mi cabeza empezaron a pasar miles de pensamientos asesinos.

  —Me llevó un año recaudar todo ese dinero—sanjo exaltada.

  —Pero no entiendo cuál es el puto problema, estás a nada de ser millonaria. Además, tenía pensado devolverte el dinero.

  —Llévame a casa.

No respondió y sólo aceleró, el silencio era demasiado que se podría cortar con tijeras, estuvimos así todo el camino, hasta que me dejó en mi residencia. Me bajé de su coche y no me miró, sólo observaba su celular y arrancó. Subí las escaleras y abrí la puerta de mi departamento, escuché ruidos muy extraños que provenían de la cocina, sólo falta que se hayan metido a robar a casa para terminar más que perfecto mi día, así que tomé una sombrilla que estaba en la entrada.

sí, como si tuvieses oportunidad de atacarlo con tu increíble sombrilla.

—Podría defenderme con una sartén, como la de enredados—pero mi sartén está en la cocina.—Repito para mí misma.

Que listo que eres Disney.

me acerco lentamente hasta la cocina y veo una figura de no más de 1.60 sentada en la mesa de espaldas, me dispongo a golpear con mi paraguas.

demuestra las enseñanzas que te deja Disney.

-

Donde me mates con tu sombrilla mi espíritu te atormentará cada día de tu existencia—señala a centímetros de mí.

—Anne—la abrazo—cómo es que entraste a casa—la miro con extrañeza.

—Tengo una copia de tu llave—sonríe agitando la llave en el aire.

—Me asustas—fruncí el ceño.

  —¡Ves la hora que es!, ya deberías estar en el aeropuerto o tu hermano te matará.

  —Estás en todo, y eso cómo lo sabes también.

  —El estupido de Gregor me lo dijo. Pero es secreto—pasa dos dedos por su boca como si fuera una cremallera.

Me sorprende como lo sabe todo.

—También te contó la parte en donde se ofreció a llevarme, pero me dejó aquí y ya se fue, o eso lo omitió.

—No, de hecho. Me pidió que te lleve.

—Pero acaba de irse, hace unos minutos, ¿cuándo te lo dijo?

—Tiene dedos ágiles—sonríe.

  —¿y ustedes no se odian? —la  miro con extrañeza.

—Se trata de ti Dai, no te dejaría sola jamás, y acerca de lo que pasas con él, apuesto lo que sea a que él haría cualquier cosa por ti. De hecho, me contó que tenía un viaje sorpresa para ustedes, pero ahora que te lo conté deja de ser sorpresa.

me sorprende lo íntimos que son.

— Sólo deja tomo mis maletas y salimos, aún llegamos a tiempo. Pero... ¿un viaje?, si mi compañía parece molestarle siempre.

  —No le molestas, se nota que es bipolar, pero no le digas que te conté—susurra.

  —¿Desde cuándo le haces favores?.

—Desde hoy, porque son favores que implican que mi mejor amiga esté bien. Y eso es lo único que me importa, que hasta puedo olvidar mi odio hacia él.

—Eres mi mejor amiga—la abrazo—cuando vuelva del viaje haremos muchas cosas juntas.

—Claro que si, con mi amiga casi millonaria.  Quién diría,  que serías millonaria a los 20 años.

sólo sonreí negando con la cabeza.

Buscaba entre mi ropa algo que pudiera ponerme para ir al aeropuerto porque no podía ir con ese vestido horrible.

lo difícil del día.

Solo encontré unos pantalones ajustados con una blusa roja corta que acompañé de unos zapatos casuales. Y bajamos del departamento para subirnos en el coche de Anne.

—Por qué no viniste ayer—pregunto jugueteando con mis dedos.

—Problemas con mi novio—suspira.

—Ese idiota, da las gracias que no lo conozco porque lo hubiese hecho picadillos por hacerte sentir mal cada que puede.

Anne va conduciendo y solo asiente, llegamos al aeropuerto al cabo de media hora y ella iba delante de mí caminando y desprendiendo una energía femenina que hasta las mujeres empezarían a dudar de su sexualidad, sus caderas son tridimensionales. Demonios, me siento tan básica a su lado, llevaba su peluca roja perfectamente estilizada. Anne amaba las pelucas porque se dedicaba a hacer obras de teatro y la verdad le sientan muy bien, es como si fuera una persona diferente cada que las usa, tiene cientos de ellas, hace contraste con su vestido azul más arriba de sus rodillas que dibuja su perfecta silueta y sus largas piernas que se estiran al caminar con sus enormes tacones.

—Tu hermano aún no está aquí—sopla su cabello hacia arriba.

—Pues no, él es puntual y estará aquí en media hora —rasco mi cabeza.

—Que raro, supongo Gregor me dio mal la hora de tu vuelo, quieres ir a comer algo mientras esperamos a tu hermano—pregunta con una sonrisa de oreja a oreja.—Y gracias por dejar que te traiga.— Me abraza por los hombros.

caminamos unos metros más al frente con mi maleta en mano y había un pequeño puesto con algunas sillas fuera donde vendían sándwiches y comidas rápidas.

—¿Qué vas a pedir?—pregunto con curiosidad.

—Una malteada, ¿y tú?

—Lo mismo—sonrío.

—Ya veo, tenemos gustos particulares.

Anne se lanzaba miradas coquetas con el chico que estaba atendiendo en el pequeño local, y de vez en cuando intercambiaban sonrisas. Es una coqueta innata. Hasta que decidí sacarla de sus pensamientos.

—Pensó que mi color favorito era el azul—remuevo mi bebida en el vaso.

—¿De qué hablas?—pregunta.

—Gregor—aclaro—dijo que mi color favorito era el azul. Y yo odio el azul.

—Pero el azul es precioso, deberías saber la gama de colores puedes lograr con él, los outifits, simplemente es una carta de amor a la moda—dice mientras bebe su malteada de fresa.

—Él no va a venir a despedirse de mí, ¿verdad?—inquiero cabizbaja.

—De seguro tuvo algo que hacer, a lo mejor y más tarde te llama.—sonríe.

De repente la poca  gente del local se tensó al ver a ocho hombres con máscaras y guantes entrar, o tal vez eran más, no estoy segura, pero mi corazón empezó a palpitar a toda velocidad.

— Qué está pasando—digo con la respiración acelerada a Anne quien estaba boquiabierta.

   —Vámonos de aquí inmediatamente—dice ella tomándome de la mano—. Hay que buscar un lugar seguro, para irnos.

— Pues corramos hacia la salida.—digo nerviosa.

—Hay que ir a los baños, ven—me sujeta de la mano y me lleva casi a rastras.

—Holaaaaa—escucho como euforicamente vocifera divertido uno de los individuos que acaba de acercarse al local que estuvimos hace un momento.

—Si quieres el dinero de lo que vendí, llevatelo, pero no me hagas daño— inquiere el chico llorando—es mi primer día de trabajo.

—No somos unos monstruos.—Repite la misma voz de hace un rato —no queremos hacerte daño, perdón por la entrada que hicimos, he venido a pasar por alguien y al rato me iré. Y felicidades por tu primer día de trabajo.

De repente un tipo alto y de contextura media venía siguiendonos por el pasillo oscuro y cortito del local.

—Rápido, rápido—Dice Anne empujandome hacia el baño con ella.

—Estamos encerradas—me sujeto el estómago.—Estoy asustada, si ese tipo tumba la puerta qué haremos—paso mi mano por mi cabello. —Pero ellos buscan a alguien ¿oíste?.

—Si, si—veo como empieza a buscar desesperadamente alguna cerradura por la ventilación, pero no hay nada. Excepto una ventana pequeña en uno de los baños.

—Por ahí no vamos a caber.—la miro asustada.

—Yo no, pero tú sí.

—Me dijiste plana en todos los idiomas posibles, estás equivocada, o nos vamos juntas o no se va nadie—me cruzo de brazos.

De repente veo como intentan abrir la cerradura del baño desde fuera, con fuerza y hace que mi sangre se vaya a un lugar específico, pero a todo mi cuerpo les aseguro que no.

—Por favor — Suplica Anne. — debes salir, ya ves que dijeron que no le harían daño a nadie, pero están mintiendo.

—¿Qué hay de mi hermano?, él llegará en cualquier momento. Podrían hacerle daño, hay que avisarle.

—No quieren a tu hermano—dice obvia.

—Y que te hace pensar que me quieren hacer daño a mí —suelto irritada.

—Tal vez por ser la futura dueña de cierta , mucha cantidad de dinero que nadie quiere que tengas, justo el dia en que te vas—me recuerda.—Te prometo que estaré bien, sólo vete. Nos vemos en la salida. No te muevas de allí, nadie concurre en el basurero de un aeropuerto.

Dicho esto hace que me suba por la pequeña ventanita y caiga encima de un enorme bote de basura, quizás podría quedarme escondida aquí de por vida, o en el peor de los casos el recogedor de basura pasa, me sube en su enorme camión, me deja en otra ciudad y me toca empezar una nueva vida, conozco a Shawn Mendez y tengo 3 hijos con él.

Hago lo posible por ponerme de pie e intentar salir, cuando caigo al suelo me incorporo de inmediato y corro hacia la esquina contraria pero alguien me toma fuertemente por la espalda y me tapa la boca, pero yo muerdo su mano, lo que hace que me suelte de mala gana e intento correr hacia la parte contraria y transitada nuevamente, pero de la otra esquina aparece otro hombre, este lleva guantes más largos y no puedo ver nada, va más tapado que los demás, no hay ni un sólo distintivo, no hay tampoco gente por la zona, porque es de tarde. Lo que me sorprende es ver como los demás se ponen a la defensiva al verlo, es como si no lo conocieran.

—Dice que su jefe lo mandó—Dice Anne, quien noto que tiene heridas en su labio y un moretón en uno de sus ojos , llorando ofrece un celular a uno de los tipos en el que aparentemente había un mensaje de este mentado jefe. Estos asienten y sacan una botella con... formol, ¿acaso me iban a dormir?, esto era un secuestro, un puto secuestro.

—La chica pelirroja estaba con ella, no podemos dejar evidencia, sólo la queremos a ella. —Dice uno de los hombres que estaban conmigo.

—No, por favor dejenla, ya dijeron que es a mí a quien quieren, por favor no le hagan daño.—suplico.

—Odio cuando el idiota de Jasper nos interrumpe—dice el tipo que me tenía sujeta a mí, tomando su celular y atendiendo la llamada—Si, lo sabemos, ya vamos.

—Encárgate de ella, matala o  enviala lejos, donde no nos cause problemas.—Levanta las cejas en dirección a Anne.

El hombre misterioso se lleva a Anne y la sube a otro auto, fue lo último que pude ver porque seguido de eso pusieron un pañuelo húmedo en mi nariz y me desmayé.

Cuando desperté iba amarrada en una camioneta oscura con varios hombres a mi costado, pero ninguno de ellos es quien se llevó a Anne, o eso creo, era difícil deducirlo. Quien llama mi atención es la persona que va sentada en el copiloto, un hombre de no más de 25 años que es quien dirige su atención a mí apenas despierto.

—No te preocupes, con quien sea que estabas , está bien, de seguro ahorita está deleitandose con malteadas gratis en e aeropuerto—sonríe mirándome—es mi primer secuestro, esto no es lo mío sabes, pero...

—Jasper, a su compañera se la llevaron.—Dice uno de los hombres a mi lado.

Su expresión cambia a una más fría

—¿Qué?-dice pensativo—pero ...¿quién?, ustedes solo debían ir por ella y traerla, si habían testigos no importaba, no le haríamos daño a nadie. Ese era el maldito trato con papá. Solo debemos llevar a la chica y ya.

—Su padre lo envió, pero no permitió que nos hablara, sólo nos dejó un mensaje con él, en su celular.

—Golpearon a mi amiga, son unos animales— suelto de mala gana intentando soltarme.

—Algo aquí está mal. Él no era de los nuestros, pero conoce a papá.

—¿Su papá la quiere a ella por algo?

—Basta Zack, sus razones tendrá. Pero querer a su amiga, ¿por qué?, todo esto me empieza a dar jaqueca.

—Si ustedes no tienen a mi amiga, qué le pasó a ella-Digo asustada.

—Lo averiguaremos—Dice Jasper.

—Jefe, que le dijo su papá de tener contacto con el secuestrado—le recuerda.

—Pero papá no está aquí—sonríe—.Y bueno Daia, quieres que pasemos primero por mi hermano o vamos directo a casa y esperamos que él llegue con las indicaciones de papá.

—Me asusta que sepas mi nombre—Lo miro irritada.

—No, no creas que soy un psicópata, tu nombre estaba en el registro de vuelos en el aeropuerto.

—Todos ustedes están locos.

—Me gusta, tu carácter es inquebrantable, ni si quiera has hecho el intento de escapar—sonríe.

—¿Y acaso podría?—Miro la soga que llevo en mis manos y piernas, y a los hombres que me escoltan a los costados.

—Buen punto.

—Ni si quiera sabes secuestrar—trato de irritarlo, pero de verdad se ve que no es lo suyo.

—Da gracias que fui yo quien lo hice, y no mi hermano—sonríe de lado.—Bueno hasta aquí llegamos.

Se estacionó frente a un aparcamiento abandonado, donde no se ve rastro de vida por donde sea que lo mires, no sé cuánto tiempo estuve desmayada, ni a dónde estamos, probablemente lejos, muy lejos.
Jasper se acerca delicadamente a ponerme una mordaza en la boca, y me toma en sus brazos porque no puedo caminar por las ataduras en mis piernas. Nos adentramos a unos casilleros inmensos y me deja allí sentada dentro de uno de ellos y cierra la puerta con llave.

—Iré a hacer una llamada importante, de carácter muy secreto, ya sabes cosas que no podrías escuchar porque sino —Hace una forma de cuchillo con su dedo y lo pasa por su cuello—. No intentes nada, porque podrías salir peor.

Todo estaba oscuro, e hice exactamente lo que me dijeron que no intente, y golpeé varias veces impulsando mis piernas aún amarradas para empujar la puerta, hasta que esta misma se soltó, o eran ideas mías.

voy a festejar mentalmente.

Para mi despiadada suerte, habían abierto la cerradura desde fuera.
Pero no era Jasper, era un chico, alto como de uno noventa, tenía una contextura perfecta, y traía el cabello húmedo y negro cayendo por su cara, y algunos tatuajes en sus dedos, tal vez tenía más en sus brazos pero no se veían porque llevaba una camisa mangas largas que se ceñía en su pecho, no llevaba ni una máscara, ni guantes, tal vez era algún encargado de seguridad de este sitio inhóspito que había sentido mis golpes y había venido.

—¿Por qué haces tanto ruido?—pregunta y  su voz era gruesa y ronca, casi podía sentir el desagrado en sus palabras.

hago un ademán de enseñarle que estoy amarrada y amordazada.
Y él me quita la mordaza de malas maneras.

—Gracias, ahora podrías desatarme—le muestro mis ataduras.—.Necesito huir de aquí, me secuestraron o algo parecido.

—Y yo qué gano con ayudarte—se apoya en el marco del casillero desprendiendo un olor tan masculino.

—Baja la voz, o podrían oírte. Puedo pagarte estoy por recibir una herencia, sólo dime cuánto quieres.

—No me interesa tu dinero—intenta cerrar la puerta pero pongo las pierna para que no lo haga.

—Por favor, te lo ruego.

—Está bien, pero me debes un favor.

—¿Hablas en serio?, vas a ayudarme, claro te debo el favor que quieras, eres un angel.

—Uno caído, seguramente.

Me empieza a soltar las sogas de mis piernas, y siento como pasa las yemas de sus dedos por mis muslos para poder desatar.

—Te estaban lastimando las sogas, son unos brutos hasta para atarte—dice sin importancia—. Ven te llevaré en mi coche.

—Se te olvida algo—Le muestro mis manos amarradas—.Por cierto, me llamo Daia—sonrío mientras le sigo el paso.

—No puedo confiar en alguien que está amarrado y bajo llave, por extraños motivos.—Me toma de las manos y me lleva hasta su carro, uno muy grande y lujoso para un guardia de seguridad, de seguro le estaba robando a su jefe.

un desconocido me lleva de las manos, mi secuestrador me traía en sus brazos, y mi novio no podía ni abrirme la puerta del carro.

—Hay que irnos por la parte de atrás rodeando esos arboles para que no nos vean—le digo agazapada en uno de los asientos.

—No me digas que hacer—tira de la palanca de cambios haciendo que sus venas se marquen en su blanca piel.

—No vayas por ahí—mi cara estaba pálida—-te van a matar, el de ahí—señalo al hombre alto que habla al teléfono— es el jefe de ellos, se llama Jasper. ¿Cargas algún arma, o algo?, eres el encargado de seguridad.

—Oh, —me mira—. Claro, el encargado de seguridad, y por eso debo ir a enfrentarlos. Nadie te hará daño, a menos no en mi turno. No puedo dejar maleantes sueltos como si nada.

No sé si era mi impresión pero eso último se escuchó sarcástico.

—Hey, tú—dice bajando el vidrio atrayendo la atención de Jasper, llamándolo haciendo una seña con su dedo índice.

—Te agradezco mucho lo que haces pero debías dejarme ir corriendo y así nadie saldrá dañado, estoy empezando a entrar en pánico, mírate somos dos contra muchossssss.

sorprendentemente ignoró mis palabras y se bajó del auto quedando al frente de Jasper.

—Dai dice que la has estado molestando, es eso cierto.

Bueno, al menos recuerda mi nombre, mis manos cosquilleaban, estaba asustada, muy asustada.
Veo como Jasper se acerca con sonrisa ladeada hacia él, y estrecha su mano.

—Hola, Jasper.

—Hola, hermano.










Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro