07| Vaso
Cuando Jennie estuvo un poco más tranquila, la pareja se acostó a dormir, y esta vez, Jaebum se mantuvo despierto hasta que se novia logró dormirse.
Lastimosamente no lograron dormir mucho ya que su rutina comenzaba bastante temprano. Jaebum fue el primero en despertarse, pero dejó dormir a Jennie un poco más, y la levantó cuando el desayuno estuvo listo.
No hablaron de lo que pasó la noche anterior, Jaebum no quería incomodarla y Jennie no tenía muchas ganas de hablar sobre lo ocurrido. No obstante, Jaebum le recordó que no dudara en llamarlo o pedir ayuda si pasaba algo, le aclaró que no se iba a enfadar ni molestar. Jennie le prometió que lo llamaría, y con un dulce beso ambos salieron de la casa para ir a sus respectivas actividades.
Debían ir hacia diferentes lugares, así que apenas salían de su departamento, sus caminos tomaban rumbos diferentes, mientras Jaebum va hacia el centro de la ciudad para tomar sus clases de fotografía, Jennie va hacia una localidad cercana a la suya para ir a su trabajo actual.
Jennie aún seguía un poco desconcertada por todo lo sucedido, si bien no era la primera vez que tenía una crisis así, en esta ocasión, Jaebum la había presenciado y él ahora era consciente de su problema, además, él también fue consciente por primera vez de sus golpes. Ella tenía claro que ese era el control que ejercía para calmar sus crisis, sin embargo, nunca actuó de forma racional, en ese lapso su mente se perdía y todo lo que pasaba a su alrededor era hecho desde un estímulo desesperado que actuaba perdiendo la percepción de la realidad.
Ella nunca se había dado cuenta de ello, debido a que esa desesperación que tenía Jennie por ejercer el control de sus emociones causaba que una vez que las aguas se calmaran, lo que ellas traían a tierra no importaba, todo pasaba a segundo plano y era tapado por la enorme capa de dominó, que volvía en sí causando una gran tranquilidad y relajación en todo el cuerpo, olvidando las consecuencias de esa calma.
Jennie sabía que aún tenía que hablar con Jaebum, que debía destapar el pasado y empezar a quitar un poco el polvo a esos recuerdos que estaban enterrados.
Tenía en claro que no iba a ser fácil, pero eso no era lo que le preocupaba, sino el hecho de que mintió, o mejor dicho: ocultó información, aunque también estaba ese miedo por la reacción de Jaebum, haciéndola preguntarse; ¿él la dejaría ahora que sabe de su problema? ¿Él la seguirá queriendo?
—Jennie, por favor, limpia las mesas cuatro y seis —le pidió su compañero.
Ya con el trapo y el jabón en su mano, se dirigió hacia la mesa cuatro para limpiarla.
Algunas veces, las personas dejaban las servilletas que usaban sobre la mesa y más o menos dejaban las mesas limpias, otras veces tiraban todo en el piso, dejándolo todo sucio y lamentablemente este era el caso.
Dejó el trapo y jabón en la mesa, y fue hacia la cocina a buscar la escoba y la pala.
Pasó el trapo en ambas mesas, tirando la basura en el piso para barrer el sector completo.
Una vez las mesas estuvieron limpias, agarró la escoba para empezar a barrer.
Estaba tan distraída que terminó dejando un vaso muy cerca del borde y notó aquello cuando sin querer su cuerpo chocó con una de las mesas y el vaso cayó al piso, rompiéndose.
—Jennie, ¿estás bien? —le preguntó Jisoo, una de sus compañeras.
La nombrada no respondió y se mantuvo anonadada mirando el vaso en el piso.
Jisoo, preocupada, intentó acercarse a ella, pero cuando Jennie se percató de esto, se alejó comenzando a pedir perdón a los gritos y pellizcando sus brazos.
Los clientes veían con confusión a Jennie, incluso sus compañeros no sabían qué estaba pasando.
En un momento, todo se volvió borroso y sintió muchas ganas de vomitar. Sus piernas se debilitaron y cayó de rodillas al piso. Empezó a golpearse, al darse cuenta de que su respiración se ponía inestable, y que el dominio se iba perdiendo.
—¡Llamen a Jaebum, lo prometí! —gritó antes de que sus sistemas se apaguen.
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