03| Hablar
Mientras preparaba la cena, pensaba en cómo podría sacar el tema sin incomodar a la menor, quería obtener una respuesta, pero tampoco quería forzar a Jennie o hacerla pasar un mal momento.
Debido a ello, decidió que sería mejor hablarlo cuando Jennie estuviera peinando su cabello, en ese momento todo era paz y tranquilidad, en ese momento tenía a su Jennie.
Suspiró sonriendo, recordando la primera vez que vio a Jennie... Fue hace unos cuatro años atrás, en una florería que quedaba cerca de su universidad. Jaebum pensó que Jennie estaba hablando con las plantas, pero cuando se acercó un poco más, vio que había un gatito desconocido detrás de la maceta.
Ninguno de los dos recordaba cómo fue que comenzó su conversación, solo recuerdan que hablaron de gatos y luego intercambiaron sus números.
Jaebum no entendía en qué momento descuidó tanto a su novia, si bien, sabía que no era su culpa que Jennie esté lastimándose, se sentía muy mal al pensar que si en aquella noche él no se despertaba, nunca hubiese sabido lo que le pasaba.
—Muñequito —dijo Jennie abrazándolo por atrás. La menor tenía la costumbre de llamarlo así cuando se ponía mimosa, según Jennie, Jaebum parecía un muñeco de porcelana, su piel, sus facciones, todo en él era perfecto, parecía creado por científicos que intentaban crear algún tipo de belleza perfecta.
—¿Qué pasa, amor? —cuestionó el mayor.
—Tengo hambre...
—Falta poco para que esté. Si quieres, puedes ir poniendo la mesa.
Jennie dejó un beso en el cachete del mayor antes de poner la mesa.
Unos minutos más tarde, ambos se sentaron a comer mientras dialogaban de sus días y de temas que no eran tan importantes. Era normal entre ellos que aprovechen estos momentos para ponerse al día y disfrutar juntos. Aman estos momentos en donde todo se detenía y ellos eran los únicos en escena, lo único que importaba.
Después de la cena, juntaron y lavaron los platos, cuando terminaron, se dieron una ducha juntos, para luego ir a la cama.
Jaebum estaba nervioso, pensaba en cómo debía preguntárselo, mientras su novia le secaba el pelo.
Dio un suspiro y en ese momento Jennie apagó el secador, para agarrar el cepillo y comenzar a peinar su pelo.
—Gatita, ¿tú confías en mí? —preguntó con un tono sereno.
—Sí, amor, claro que confío en ti.
—¿Me has mentido en alguna ocasión?
Jennie dejó de peinarlo, y se puso en frente de él.
—¿Por qué preguntas eso?
—Quiero hacerte una pregunta y que seas totalmente sincera conmigo.
—Está bien, hazla.
—¿Por qué te lastimas?
Jennie lo miró preocupada.
—No quiero que te hagas daño, gatita... Quiero ayudarte...
—N-no estoy preparada para hablar de esto.
—No es necesario hablar de esto ahora, podemos hacerlo mañana o cuando tú te sientas cómoda, pero quiero que confíes en mí...
—Jaebum, no lo entiendes —balbuceó.
—Explícamelo entonces.
—No puedo, no estoy lista.
—Soy tu novio, Nini. Por favor, por lo menos dime que en algún momento podrás hablarlo conmigo —rogó con sus ojos llorosos.
—Jaebum, no... Yo... Necesito tiempo.
—¿Tiempo?
—Quiero estar sola —dijo Jennie, alejándose de Jaebum para ir al armario y buscar una chaqueta.
—¿Te irás?
—Necesito estar sola, necesito tiempo, voy a salir un rato.
Jaebum la abrazó.
—No te vayas, en serio, por favor, si no quieres hablar está bien, lo respeto, solo quédate.
Jennie sacó los brazos de Jaebum de su cintura y lo empujó contra la cama, saliendo corriendo de la habitación.
Jaebum comenzó a llorar, sintiéndose culpable de inmediato.
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