Manchas de Café
Vale, esta es una pareja que no encontré muchos fanfic, de hecho solo uno... Y creo que se merecen algo más, aunque sean así de complicados y bueno... varias cosas xD Perdón, me picó la curiosidad de tratar de hacer que funcionasen en un ámbito más ¿romántico? no sé si lo logré pero me divertí escribiendo este experimento con esta pareja.
Seguro vuelvo a tratar un poco de ellos más adelante.
PD: Me costó un mundo elegir el nombre de esta historia xDD
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Resumen: Desde hace una semana que aquella estúpida idea se le había metido en la cabeza y la mancha de café en su escritorio no ayudaba a que se disipara.
Pareja: Gumshoe x Franziska
Advertencias: Crackshipp, no me arrepiento de nada.
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Mancha de café.
Dick Gumshoe x Franziska Von Karma
Franziska Von Karma permanece sentada en su escritorio, tratando de leer unos papeles de un caso que iba a presentar mañana, aunque la mancha de café que aún no podía mandar a sacar de su escritorio de caoba le hacía volver a una estúpida idea que se había metido en su cabeza desde hace una semana más o menos.
Debía ser un tipo de maldición, o un capricho pasajero de esos que tubo cuando era más joven, porque no había otra explicación para lo que le estaba pasando estos últimos días. Por lo general no entablaba relaciones con los estúpidos miembros de la policía, con nadie en realidad, pero el perrito faldero de su hermanito adoptivo Miles Edgeworth era con quien más tropiezos tenían últimamente.
Dick Gumshoe.
No sólo todos los casos en que se vio implicada, como Fiscal Prodigio. Él era el inspector encargado – como si no existieran más inspectores en el cuerpo policial – sino que, se mostraba como testigo, le llevaba las pruebas y los informes de autopsia directo a su oficina. Incluso recogía el periódico y se lo entregaba temprano en la mañana.
Por suerte ya no trataba de traerle café, siempre que lo intentaba solía derramarlo en su oficina y manchando la alfombra, su escritorio, o sus papeles o incluso su propio uniforme de inspector.
Esa camisa que algún día fue blanca pero ahora rondaba lo amarillento, su corbata de rojo desgastado, su saco de un gris oscuro y gastado por el tiempo, seguro polillas habían nacido dentro de él, sus pantalones de jeans oscuros, los zapatos sin lustrar y su gabardina verde musgo, estaba segura que tenía varias de ellas.
Su corte de cabello corto y esos mechones de pelo desordenados hacia un lado de manera desinteresada. Estaba segura que con suerte él se ponía una corbata para parecer guay, pero no por tener un sentido de la estética profesional, ¿cómo demonios ese idiota había llegado a ser inspector? Con todas las metidas de pata que llevaba en su carrera y su sueldo cayendo estrepitosamente hasta llegar a deber dinero.
Lo más estúpido de todo este asunto era que ella perdía su valioso tiempo pensando en ese inspector, en sus estupideces y en cuanto rato le tomaría volver a verle el día de hoy. Así había sido desde una semana, y así seguía por todo el día, él siempre entrando con nuevas pruebas, gritando emocionado por mostrarle algo, recordándole cosas sobre Edgeworth, sobre sus anécdotas o estupideces sobre sus impresiones de las noticias.
Y ahí estaba de nuevo, pensando en Dick Gumshoe.
Bufó de una manera muy poco femenina, tomo su látigo que descansaba en una repisa cercana, se levantó de su escritorio asumiendo que no leería nada más hasta sacar al inspector cutre de su cabeza.
Rozo con la yema de sus dedos el cuero excesivamente costoso, dejó que el látigo cayera hacia sus pies y miró hacia su objetivo, tensó la vara por donde siempre lo tomaba, y estiró el brazo formando un arco con su muñeca, alzando con gracia el látigo hasta dar con el otro extremo de la habitación, provocando un sonoro ruido en las baldosas.
Sonrió con confianza, el sonido aun le hacía feliz, e imaginar que su belleza azotaba a cualquier idiota que dudara de la perfección de sus deducciones le inflaba el pecho de orgullo. Volvió a hacerlo para descargar la frustración que sentía por culpa de ese cutre hombre.
ꟷ Señorita Von Karma... ¡Ahhg! ¡Por qué fue eso!
Gumshoe apareció por la puerta y rápidamente se cubrió el cuerpo para evitar que le diera en su rostro.
ꟷ ¡Que haces aquí de nuevo! ꟷ Le gritoneó azotando nuevamente su látigo esta vez a su lado, solo para remarcar que no estaba de humor para sus estupideces.
Aunque habría estado casi toda la mañana pensando en él.
ꟷ ¡Sólo venía a dejarle esto! Baje el látigo por favor... ꟷ Suplicó colocando una carpeta con varios papeles delante de él a modo de defensa.
ꟷ ¿Qué demonios es eso? ꟷ Gruñó mirándolo con furia.
Gumshoe creyó que era por su presencia en la oficina, pero en realidad era porque en todo el día ella esperaba verlo, y eso la ponía de malas.
ꟷ S-Son los resultados de la segunda autopsia que solicitó para el caso GH-03 ¡Señora baje ese látigo por favor!
Franziska chasqueó la lengua y dejó su brazo a un lado acercándose al inspector para revisar los papeles, en efecto, la segunda autopsia para el cuerpo de aquella joven era lo que necesitaba para el caso de mañana. Dejó su látigo sobre las manos de Gumshoe mientras le quitaba la carpeta y a paso lento caminaba hacia su escritorio.
Sus tacones hacían eco en la silenciosa habitación, Gumshoe la siguió con cautela sosteniendo el látigo como si fuese un trofeo que debiera entregar a alguien muy importante. Cerró la puerta con cuidado de no alterar a la joven prodigio.
Y guardó silencio, como pocas veces hacía, solo se quedó ahí, callado, sosteniendo el látigo entre sus manos y observando a la fiscal leer los papeles que había entregado.
La sonrisa a medio rostro de ella y su mirada penetrante e inquisidora le recordaba ligeramente a Edgeworth, pero le hacía sentir diferente. Trago saliva al darse cuenta de a dónde iban sus pensamientos hacia la joven, porque debía recordarlo, ella era mucho más joven que él a pesar de su actitud altanera y su manera tan formal de hablar aunque incluyera varios insultos entre líneas.
La mayoría dirigidos a él por cierto.
ꟷ Bien.
ꟷ ¡Gahh!
Franziska miró hacia la dirección del inspector, alzó una ceja algo confusa por la cara ligeramente enrojecida del hombre y que su látigo aún estuviera en sus manos.
ꟷ ¿Qué demonios te pasa? ꟷ Preguntó divertida, ese rostro no lo había visto, no tan cerca de ella.
ꟷ Nh... ¡Nada! ꟷ Gritó el inspector tratado de no tartamudear, recibiendo la risa burlesca de la fiscal. ꟷ ¡Si no necesita más de mí, me retiro! ¡Señora!
Con paso rápido atravesó la oficina de la fiscal para salir de allí lo antes posible colocó su mano sobre la perilla de la puerta siendo detenido por la poderosa voz de Franziska Von Karma.
ꟷ ¡Inspector! ꟷ Le advirtió colocando sus brazos sobre su escritorio y entrelazando sus manos enguantadas para afirmar su mentón. Con una amplia sonrisa que intimidaba a cualquiera. ꟷ Mi látigo, déjelo, no sea estúpido.
Lo pronunció con tanta calma aunque su tono de voz tan duro y áspero le crispó los nervios.
En efecto, el látigo característico de la fiscal aún estaba entre sus manos. Tragó saliva, mucha más que antes y con cautela regresó sobre sus pasos rezando que aquellos pensamientos hacia la joven, no podía estar viendo con esos ojos a su jefa.
Menos a Franziska Von Karma.
¿Qué demonios le pasaba?
ꟷ ¡No era mi intensión, señora! ꟷ Se disculpó rogando que la fiscal no tomase el látigo y lo usara contra él como era su costumbre.
ꟷ Estúpido Inspector Cutre ꟷ Murmuró con una tranquilidad impropia de la fiscal alemana.
Varios escalofríos recorrieron su espalda de los nervios y la ansiedad. Escuchar su voz en ese tono no era para nada alentador, prefería que le gritase como a todo el mundo.
ꟷ Puedes retirarte, si sale alguna prueba más ven a entregármela.
No perdió detalle de las expresiones de Gumshoe, ese temor a otro golpe, el nerviosismo por el tono de voz que ella usa, y el notable sonrojo por vergüenza, tal vez por casi huir con su látigo, tal vez por algo en que él estaba pensando.
¿Qué podría estar pensando este intento de hombre?
¿Era sobre ella?
El inspector Gumshoe volvió a tragar grueso y haciendo una reverencia con la cabeza se retiró en silencio, nunca lo hacía de aquella manera, siempre se despedía pero en esta ocasión estaba avergonzado por algo.
Franziska Von Karma observó como el hombre salía de su oficina con la cabeza metida entre las piernas de la vergüenza, la puerta fue cerrada con cuidado de no generar ruido y una vez él estuvo fuera escuchó un grito ensordecedor y lo que parecía un aplauso.
Parpadeó un poco pero una sonrisa amplia volvió a su rostro, con una pequeña risa de burla paseándose por sus labios, mientras leía los nuevos papeles para su caso de mañana.
.
.
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El inspector Gumshoe no aguantó las ganas de gritar en medio del pasillo de los fiscales del distrito, y de paso darse un palmetazo en el rostro para detener el rumbo de sus pensamientos.
¡No podía pensar así de la señorita Von Karma!
¡NO, NO, NO Y NO!
¡Ella es su jefa!
Y también es bastantes años menor que él.
¿Qué demonios le pasaba en la cabeza?
Salió lo más rápido de las salas de los fiscales rogando a todos los santos que aquellos pensamientos se esfumaran como su sueldo.
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*Huye*
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