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Capítulo 1

- ¿Papas fritas?

- No.

- ¿Bolitas de queso? -levanté el paquete con mi mejor marketing face.

- Nop. -negó una vez más y me llevé los dedos índice y pulgar a la barbilla simulando la pose pensativa de las caricaturas.

Chasqueé los dedos sonoramente.

- ¡Hamburguesa!

- Um-umm -volvió a negar con la cabeza.

- Ana Elizabeth... Entonces ¿Qué quieres? -pregunté suplicante. Ya estaba algo cansada de intentar adivinar que quería para merendar esta pequeña hermana mía.

Desde la banqueta en la que se había logrado encaramar al otro lado de la isla de la cocina; me dio una sonrisita juguetona con ese brillo peculiar que tienen sus ojitos avellana.
<No tengo ni la menor idea de quien los habrá sacado porque todos en la familia, incluyendo a la familia de su padre, somos de ojos aburridamente oscuros. Pero estoy feliz por ella y con orgullo, presumo a mi hermanita de edición familiar limitada.>

- ¡Etado! -exclamó fuerte y claro.

- ¿E... qué? ¿E-tado?

Esta vez me regala una sonrisa amplia, dejando ver esos preciosos y pequeños dientecitos que tiene.

- U-hum -afirma asintiendo con la cabeza- ¡Etado! -exclama con júbilo una vez más y apunta a un comercial que estaban pasando por la tv.

No es boba la Ana. Si rechaza una hamburguesa es por algo mejor.

- ¡Así que helado pequeño trolesillo! -digo mientras le hago cosquillas por los costados. Eli comienza a patalear y a reírse como una loquilla mientras dice repetidas veces su versión de "helado".

- ¿De qué sabor lo quieres? -digo examinando el contenido de la nevera- Tenemos vainilla y... Espera -hago una pausa y miro a Eli curiosa- ¿Cómo sabías tú que teníamos helado en la nevera? -ella no alcanza a abrirla todavía.

Eli me mira sin pestañear directo los ojos como por cuatro segundos, y luego se ríe divertidísima como si le hubiese contado un muy buen chiste. Se encoje de hombros aun riendo.

Hay que ver lo raros que pueden llegar a ser los hermanos menores. Ella se encoje de hombros toda casual mientras se ríe, pero les juro que telepáticamente cuando me miró fijo me dijo: "Tengo mis contactos".

- Vaniia y, y... -me recuerda mi hermana sacándome de mis cavilaciones. Chequeo una vez más el helado en la nevera.

- Y chocolate con menta. -arrugo ligeramente la nariz. Por más que el mundo me insista, yo no apruebo esta mezcla.

- ¡Ocolate, ocolate! -responde aplaudiendo.
Me río mientras miro su cara de felicidad. Lo que son los gustos.

Ya acomodadas en el sofá con nuestros respectivos botes de helado, prendo la tele para ver una de las mejores series de la historia. Una de las mejores series de la historia, según mi hermana. Ya sé que esperábamos "Criminal Minds" o "McGyver", pero hay niños en la casa. Tocó "Masha & Bear".

Pasados cinco capítulos de la serie infantil; "un ángel" toca el timbre y sin dudarlo dos veces me alejo del sofá para atender la puerta.

Adoro pasar tiempo con mi hermana, pero ver un capítulo más de este programa me va a volver loca. Y pensar que adoraba este muñe no hace tantos años.

Coloco el bote de helado en la barra de la cocina y camino hacia la puerta.

- ¡Buenos días JL! -exclama Cam muy feliz mientras se abalanza sobre mí como un koala y me ahorca- Te quiero mucho. Te extrañé. -dice con un suspiro nostálgico. Le devuelvo el abrazo extrañada-asustada. Normalmente solo procede a adentrarse en mi domicilio ignorándome por completo. Y que ¿me extrañó? Eso no es posible. Nos vimos ayer.

Miro a Cam de reojo sonreír feliz como perdiz. Dios... la que se avecina.

Aprendan esto niños; los mejores amigos son como los hermanos mayores, si dan muestras de afecto, algo quieren.

- ¡Buenos días Camille! Aunque ya son pasadas las doce... -Cam dejó de abrazarme para mirarme mal- ¿También te quiero? -dije con la sonrisa compone finales de Shrek.
Me sonrió complacida.

- Aww, JL ¡Que dulce! Pero eso ya lo sabe hasta la revista Sputnik. -y dicho esto avanzó hacia el interior de la casa sin ser invitada, como Panchita por su casa. Esta es la actitud que estaba esperando desde un principio.

Niego con la cabeza mientras me río en silencio. No sé si decirle que Sputnik, no es una revista de chismes.

- ¡Adivina qué! -le escucho exclamar emocionada a mis espaldas mientras cierro la puerta.
- ¿Qué? -pregunto pasando por su lado en dirección a la barra en la que minutos atrás había depositado mi exquisito bote de helado de vainilla.
- Nos vamos de campamento -dice medio que chillando de euforia mientras da unas palmaditas como una niña de tres años. Fruncí el ceño nada más escucharla.
- ¿Y eso? -digo no muy interesada en el tema encaminándome hacia el sofá- ¿El señor Print nos va a llevar de camping para establecer la paz entre ustedes de una vez por todas? -Camille me dio su segunda mirada asesina del día.
- Me harías un gran favor si no me mencionaras su nombre. Mejor, amiga. -y esto último lo dijo girando los ojos y haciendo comillas en el aire.

Le toqué amistosamente con el hombro y me tiré en el sofá. A veces puede ser muy dramática.
Digamos que todavía no soporta la idea de que próximamente tendrá padrastro.

Cam hace silencio por unos segundos más. La observo de reojo; ella mira alrededor y se detiene justo en mi persona.

Ya estamos.

- ¿Qué eso? -señaló a mi bote de helado y se tiró a mi lado en el sofá. Giré los ojos.
- Leche en polvo con agüita.
- ¡Venga ya! Es helado, dame helado. -e intentó quitarme el bote.
Me estiré hacia atrás y alcé el brazo sobre mi cabeza.
- Pues si lo sabes, ¿para qué preguntas? -aguanté la risa. Cam me miró mal.
- Tacaña... -resopló- Como sea, volviendo al tema del campamento. Es una actividad... ¿A dónde vas? -preguntó frunciendo el ceño viendo como me levantaba del sofá.
- A buscarte una cuchara y un bote de helado, porque si no te doy... me lo vas a sacar en cara la vida entera.
- Que lindo cuando la gente te conoce tan bien. -canturreó- ¡Lo quiero de fresa!
- ¡No hay! -canturreé de vuelta- O lo tomas de vainilla, o lo tomas de chocolate con menta.
- ¡Vainilla!
- Eres de las mías. -digo orgullosa.
- ¿Lo dudabas? -dijo de vuelta- Por cierto, que extraño que estés sola en casa tan temprano, de haberlo sabido hubiese venido antes. Hoy Jules está en casa y la verdad que no tenía ganas de verle coquetear con mi madre...

- No sé por qué te molesta tanto que el señor Print salga con tu madre. Él es una buena persona. -le tendí a Cam el bote de helado y ella lo tomó resoplando- Deberías darle una oportunidad, así como yo hice con Henry. Cuando percibí que era una buena persona, con buenas intenciones para con mi madre; no hice resistencia ante la idea de ellos dos juntos y como sabes, dos años después, vino Eli. -me detuve un segundo y observé la escena ¿Dónde está...
- ¡Bu! -gritó Eli saltando desde detrás del sillón beige en el que habitualmente se sienta mamá. Mi amiga que había pasado los últimos segundos llevándose cucharadas gigantescas de helado a la boca como probablemente hacen los niños cuando aprenden a usar los cubiertos, casi muere atragantada por el susto.

- ¡Santas magnolias! -exclamó Cam como pudo, porque le salió helado hasta por la nariz- ¡¿Qué ha sido eso?! -intenté titánicamente no reírme, pero que va, me fue imposible.
- Creo que fue algo así como un trolesillo del polvo. -dije y levanté a Eli del suelo para cargarla hasta Cam.
- ¡Ti asusté tía Mille! -dice mi hermana con euforia mientras se lanza al cuello de mi mejor amiga.
- Ya lo creo trolesillo. Casi me da un infarto. -le dice, y la estruja entre sus brazos.
- Tía Mille.
- Dime cariño.
- ¿Qué es un infactor? -pregunta Eli ladeando un poco la cabeza.
Se me escapó una risita. La respuesta a continuación se viene interesante. Camille es toda una maestra dando explicaciones. Y como varias veces digo refiriéndome a su persona: <Nótese, el sarcasmo>.

- A ver cariño. -hizo una pausa y puso cara de <procesamiento mental>- Un infarto es... es... cuando te da un ataque al corazón ¿Cómo es que le llaman? -pensó unos segundos- Ah, sí. -chasqueó los dedos- ¡Cardio! ¡Un ataque al cardio!

Ahora sí me dio la risa fuerte.

- ¿Car-dio? -preguntó mi hermana aún más confundida. La pobre.
- Sí, caramelito. Tú sabes. -estoy muy segura de que Eli no tiene ni la más remota idea de a lo que Cam se está refiriendo- Es cuando te da un patatún de los grandes. De esos en los que en tus últimos segundos consciente ves a Henry Cavill acercarse y besarte.

¿Segura ella de que para cuando Henry Cavill la besara aún se le podía llamar a eso estado de conciencia?

Negué con la cabeza mientras aguantaba la risa. Solo ella para dar esas explicaciones magistrales.

- A ver Eli, -intervine antes de que después de Cavill, se apareciera Cole Sprouse- lo que esta vara con peluca de gran personalidad quiso decir -señalé con la mano a Camille y esta giró los ojos- es que un infarto; es un ataque al corazón o al miocardio, como también se le llama. Como principal síntoma, se presenta un dolor muy fuerte en el pecho, el cual puede ser producido por varias razones; una de ellas es el sufrir una fuerte impresión, o susto.

- Ahh- comienza a decir mi hermana asintiendo con la cabeza, aunque estoy bastante segura de que no entendió mucho.

- En fin. Ya resuelto el tema: sufrimientos del kokoro, -interviene Cam levantándose del sofá. <Alguien está aprendiendo lenguas>- volvamos a lo que importa; campamento vacacional-educativo -la miro frunciendo el ceño. Hay como que demasiada emoción en torno a este asunto. Incluso hizo una presentación con las manos en la parte de: "vacacional-educativo".

Ya siento escalofríos.

- ¿A qué te refieres cuando dices que es vacacional-educativo? -pregunto con cierta preocupación mientras voy por mi bote de helado que ya era más batido de vainilla que otra cosa.

- A que no es opcional asistir al mismo. -escucho desde la puerta. Genial. Intervino mi mamá- Así que ni sueñes que te vas a zafar de esta jovencita. -concluyó mientras Henry cerraba la puerta tras ellos.

Giré los ojos vagamente.

- Ni que fuera yo una delincuente juvenil mamá. Cualquiera que te oye piensa que ando huyendo de la policía estudiantil. -pasa a mi lado y me pellizca la nariz mientras se ríe. A todo mundo le ha dado últimamente por mirarme y reírse. No sé si deba empezar a preocuparme.
- No serás una delincuente juvenil, pero a veces te las das de listilla hija mía. Nos conocemos. -y dicho esto, coge a Eli en brazos sacándola del mundo "Masha" en el que estaba otra vez inmersa.

- Jill, Camille. -nos saluda Henry mientras entra en la cocina.
- Henry. -digo sonriéndole.
- Señor Bell. -responde Cam el saludo. Hay que ver lo solemne que se pone cuando se dirige a Henry. Supongo que tendrá algo que ver con su extraña aversión a los padrastros.

Miro una vez más a mamá, que le da algo a Eli en una bolsita pequeña muy colorida y esta corre feliz como el viento hacia su cuarto.

- Mamá, son vacaciones ¿Por qué tengo que pasar las últimas dos semanas del verano en un campamento del que jamás escuché hablar y al que, dicho de paso, no quiero asistir? -pregunté haciéndole pucheros.
- Las caritas tampoco te van a funcionar esta vez Jillian Wixon -sentenció con una sonrisa para luego beber agua del vaso que le tendió Henry.

Me volví slime en el sofá, resignada. Que cruel es. Tampoco era necesario usar mi nombre completo.

Mamá se sentó en su sillón beige.

- Es una actividad extracurricular de la escuela. -le faltó decir de carácter, por lo visto, obligatorio- Tu presencia en el campamento va a constar en tu expediente y eso es algo bueno.

La miré todavía en modo slime.
<Pero si mi expediente ya está bastante bien...>

Me incorporé en el sofá y la miré bien seria.

- Madre. Hasta la última persona allá en la Tundra, sabe que mi escuela no hace actividades extracurriculares de esparcimiento. Menos, llevar a una turba adolescente a dormir bajo las estrellas. Estoy más que segura de ello; si se escucha lo contrario, es leyenda urbana.

Karen Bell me miró mal.

- Pues esto, hija mía, es una iniciativa de la dirección del centro justamente para que los estudiantes del mismo, se sientan motivados y cambien para mejor la perspectiva que tienen de la escuela. -sí que se esforzaron esta vez en la última junta de padres- Y tú sin lugar a discusión, vas. Además, reina del drama, quién dijo que se llevará todo lo que resta del verano; es solo por una semana.

Vaya... que considerados...

- Cariño, voy saliendo a recoger a mi hermana. Se le ha averiado el auto y su app de taxis no funciona. -dice Henry con las llaves en la mano.
- Vale cariño, salúdame a Susan. -responde mi madre y luego este se acerca y la besa fugazmente.

Henry cierra la puerta tras él.

- Entonces Karen, -comienza a decir Cam. Ya había olvidado que seguía aquí. Como ni se le sentía...- estaba por preguntarte si Jill se puede quedar hoy en mi casa. -y le regala a mi madre una sonrisa encantadora.

Todo muy bonito, pero a la persona en cuestión no se le había informado que había pijamada.

Mamá alternó la vista entre Cam y yo con los ojos entrecerrados. Su escáner esta vez no va a detectar nada porque yo misma no sé nada.

- Bueno, por qué no. -nos dijo mientras se levantaba en dirección a la cocina- ¿Se quedan a almorzar o ya se van?

Nos quedan raviolis de anoche. Que estaban muy buenos, por cierto. Supongo que almorzaré y luego...

- Nos vamos ya. -miré a Cam molesta.

Pero bueno ¿Qué le pasa hoy?

- Está bien, pero tú jovencita -dice mamá apuntándome con la sartén.

<¿Por qué no podía ser una espumadera?>

- Te me reportas a las nueve en punto ¿Estamos?

- Estamos.

Cam hace gestos para que me apresure y suba a por mis cosas. No entiendo cuál es su apuro, pero aun así le hago caso y voy a mi habitación.

Hecho dos mudas de ropa y el pijama en una mochila.
Me miro en el espejo:
<mi yo de los lunes no lo aprobaría, pero hoy es domingo; así que estoy bien.>

Me pongo los tenis y desconecto el móvil del cargador.

- ¡Ya estoy lista! -digo mientras termino de bajar las escaleras.

Cam apaga el móvil. Recoge su bolso del sofá y abre la puerta.

- ¡Ya nos vamos Karen! -le grita a mi mamá desde la puerta y me rio. A veces creo que ella piensa que también es su mamá.

- ¡Adiós mamá! -le grito yo también, acercándome a la puerta.
- Sí, cuídense. Y acuérdate de llamarme a las nueve Jill.
- ¡Me acordaré, no te preocupes! ¡Beso! -y dicho esto cierro la puerta tras nosotras.
Una vez afuera me dirijo a Cam.

- ¿Por qué esa repentina idea de llevarme a dormir hoy a tu casa?
- ¿No quieres? -preguntó Cam mientras se adelantaba caminando.
- Ya estoy en camino contigo, así que hora ya no hace mucha diferencia.

Cam se gira y me saca la lengua.

- Pesada. Es por una buena razón. Ya te enterarás cuando lleguemos a casa. -me sonrió como el gato de Cheshire.
Algo trama. Y no puede ser bueno.

Veinte minutos después ya estábamos en su casa.

Cam pidió pizza e insistió en hacer un maratón de "Criminal Minds"; hasta que a eso de las siete y media pone la serie en pausa.

La miré con cara de: <qué haces>. Ella se puso en pie de un salto mientras miraba su teléfono.

- Vamos a llegar tarde. -dijo y fruncí aún más el ceño. Tarde a dónde.

- Tarde a dónde ¿De qué hablas?
- De la fiesta. -Cam me mira obvia.
- ¿Perdón? ¿Qué fiesta? No me has dicho nada de ninguna fiesta.
- ¿Cómo que no te mencioné lo de la fiesta? -observo a Cam molesta. Fingir demencia no la va a ayudar.

- Por eso me sacaste de la tranquilidad de mi casa ¿verdad? -indago atando cabos.
- Jeje, ¿puede? -me dice mientras pone el móvil delante de su cara.

Suspiré y giré los ojos. <parece que este va a ser mi gesto del año>

- Cam, mi mamá no va estar de acuerdo en que vaya a esa fiesta. Además, no tengo motivo ni interés en asistir a ella. -Cam puso ojitos de cachorrito. Puse los ojos en blanco- Dame una sola razón por la cual yo, estaría dispuesta a ir.
Cam hizo un gesto restándole importancia.
- ¿Una? Te puedo dar como unas mil setecientas. -comenzó a enumerar con los dedos. Quiero ver de dónde va a sacar los otros mil seiscientos noventa que necesita para seguir llevando la cuenta- Para empezar, va a haber todo tipo de bebidas. Este punto es totalmente confidencial por obvias razones. -susurró y asentí siguiéndole la corriente- Chicos guapos, garantizados. Todo tipo de chucherías para picar, buena música, -escuchar para creer diría yo- una estupenda piscina. Todo perfecto ¿verdad?

- Ajá. -dije mirándola- Todo muy bonito, pero me refería a una razón lo suficientemente fuerte como para que, asistiendo a esa fiesta, me juegue la libertad lo que queda de verano; porque si mi mamá se entera estoy castigada hasta los treinta.
- Estamos. -confiesa ella- La mía tampoco sabe de la fiesta.
- ¿Ves? Entonces lo más sensato es no ir. -concluí y di play a "Criminal Minds" otra vez.

Cam la puso de nuevo en pausa. La miré exhausta.

- ¿Ahora qué?
- No puedo simplemente no ir a esta fiesta. Necesito ir. Es de vida o muerte. -me pone ojitos de cachorrito. Otra vez- Te prometo que nos iremos sin que nadie se entere, y regresaremos sin que nadie se entere.

No dije nada por unos segundos. Solo la miré.
- ¿Y por qué es de vida o muerte? -pregunté curiosa.

Camille comenzó a jugar con los anillos de sus dedos. Me miró como pensando qué decirme.

- Si todo sale bien en la fiesta ya te contaré. -giré los ojos y suspiré.
- Vayamos a la dichosa fiesta. -dije, y aplaudió feliz como una niña de siete años con Barbie nueva- Pero si subes a insta una sola foto o te dejas fotografiar, te dejo calva.

Cam abrió los ojos y la boca con gran dramatismo.

- Cuanta maldad hay en ti. No hace una semana que me teñí y corté el cabello ¿Cómo te atreves a hacer una broma semejante? -las dos nos reímos ante su intervención.

Se tiró de nuevo en el sofá.

- Bromas aparte, yo, Camille Legrad, juro solemnemente no postear en el insta fotos de la fiesta, ni salir en fotos grupales de la misma para evitar así ser castigadas por tres décadas consecutivas.
Rio mientras niego con la cabeza. Hay ver qué cosas dice.

<Fiesta de extraños ¡Allá vamos!... Yo solo espero no arrepentirme.>

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