Mañana De Cumpleaños
[13 de Diciembre]
Faltaban 11 días para navidad y ya todo el orfanato parecía contagiado del virus navideño a más no poder.
Hecho innegable que dejaba a Mihael Kheel asqueado a sobremanera. Además de tener que soportar a Matt cantando villancicos una y mil veces, sufría la terrible desgracia de haber nacido por esas fechas invernales, lo que sólo significaba una sola cosa: nadie recordaba su cumpleaños
De niño siempre se había resentido con Diciembre y con todo eso que los demás llamaban el "espíritu navideño", no entendía nada del supuesto mensaje que debería darte el andar regalando cosas y cantar cancionsitas empalagosas.
¿Qué debían transmitir paz y amor?
Puff, tonterías, sí a la gente en serio le preocupara tanto eso del amor a sus semejantes y la paz en el mundo no se molestarían en crear un día para celebrarlo, tendrían en práctica constante esos valores que consideraban tan "importantes"
Y podrían llamarlo Grinch o aguafiestas, pero el sabía que en el fondo todos pensaban un poco como él, aunque tratarán de ocultarlo dejándose encantar por esas (consumidoras de electricidad) luces de cambiantes colores y las brillantes esferas que adornaban el árbol del comedor.
- Un año más de vida, Mihael - se susurró a sí mismo aún acostado en la cama- perfecto, ahora estás más cerca de la tumba
Se levantó con pereza, arrojando las sábanas a cualquier rincón, desordenado su cama sin preocuparse en dirigirle alguna mirada al desastre.
Se cambió con rapidez, a fin de cuentas no es que esperar un "Feliz Cumpleaños" llegar a su...
- ¡ HAPPY BIRTHDAY MIHAEL! - gritó un pelirrojo sonriendo de oreja a oreja, entrenado triunfal (y sin permiso) a la habitación de su amigo
Oh, bueno, eso no era tan cierto, tal vez si esperaba una felicitación mañanera, pero claro que jamás lo diría en voz alta frente a Matt, de seguro que luego andaría haciendo bromas pesadas sobre esos instintos de cumpleañolero.
- ¿Nunca haz aprendido a tocar?
- ¡Los años no esperan a tocar la puerta!, ¡ Y nosotros tampoco!
Mello lo miró confundido.
-¿Nosotros?- preguntó al tiempo que sus ojos se agrandaban al percatarse de quien se escondía detrás del marco de la puerta.
Near lo miraba con ojos radiantes y un ligero rubor cubría parte de su rostro, pues la otra mitad era cubierta por una gruesa bufanda amarilla del mismo tono que las hebras doradas de Mello.
De un salto se abalanzó sobre el albino.
Con la risa de fondo del pelirrojo el albino sonrió al sentir esos brazos rodearlo con dulzura.
-Pelusa... - suspiró divertido el chico en la oreja del contrario
Un estremecimiento recorrió todo el cuerpo del albino, Mello siempre se las ingeniaba para sorprenderlo de vez en vez.
Claro que Near no había notado que el chocoadicto compartía las mismas sensaciones con respecto a él, siempre tan espontáneo su pelusa
- Feliz cumpleaños, Mihael- lo felicitó una vez que se hubo separado del abrazo
- Oh, vamos- Mello giró su rostro avergonzado--no era necesario venir a felicitarme.
Matt le propinó un "golpe" justo en la coronilla, mientras lo miraba como quien mira a alguien que no termina de entender cuanto es 1 +1 después de 20 explicaciones.
- ¡Pero claro que era necesario! - reclamó Near subiendo involuntariamente su tono de voz
Aquel comentario sorprendió al rubio, que ya se encontraba a punto de devolver la "agresión" que se había cometido contra su persona.
Le dirigió una mirada perpleja a su novio, su cara estaba ardiendo a más no poder, pues la expresión de su rostro era demasiado tierna, y tan de mañana todavía no estaba mentalizado para soportala sin sonrojarse.
- Es decir... - tartamudeo el albino al percibir que su comentario había dejado un silencio aturdido entre los dos chicos-... De vez en cuando deberías dejarte consentir un poco, Mello.
-¿Ves?- puntualizó el pelirrojo- Dejate querer, rubia.
Ignorando el apodo con que Matt lo venía apodado desde hace años, por la mente del rubio se cruzó el recuerdo de anteriores cumpleaños, donde, a pesar de sus reclamos Matt siempre le terminaba por regalar cualquier tontería (mayormente chocolate), aquellos cumpleaños en los que, al final del día seguía sintiendo ese sentimiento de dedosiego, como si algo o alguien faltara...
- Con que eras tú, Nate -susuró para sí mismo en un suspiro imperceptible.
A fin de cuentas, ese era su primer cumpleaños celebrado junto a Near, es decir, junto a Near como novios, como algo más de lo que jamás habían sido a lo largo de esos 15 años.
-... Además- continuó diciendo el pelirrojo, que al parecer había seguido parloteando cuando el rubio se había sumido en sus recuerdo- no todos los días se cumplen 15 años
- ¿Mello? - lo llamó el albino, al notar la mirada ida, pero feliz de su novio
Trató de agitar su mano, enfrente del rostro del rubio, pero pareció no funcionar, y aunque cierta parte suya ya se estaba empezando a preocupar, una sonrisa se dibujo en su rostro, pues la expresión de Mello era, irónicamente, como esos dibujos navideños en donde se representa la felicidad y el amor de todos en esas fechas decembrinas.
- Tierra llamando a Mello- Near se resistía para no dejar escapar una risita- Se le solicita en esta dimensión, o no se le dará su regalo
- ¿Eh, regalo?- el rostro de Mello tenía la emoción dibujada en cada gesto, parecía un niño en la mañana del 25 de Diciembre.
-¿Solo así reaccionas, verdad? - Matt alzó las cejas
Una mirada fulminante bastó para acallar las ganas de burla del pelirrojo, pues en esa mirada iba dirigido un sutil reclamo del rubio
Según su diccionario mental, esa mirada podría traducirse (conjugada correctamente) como un:
" Tus comentarios arruinan la atmósfera romántica-tierna que debería ser este momento, ¡Es mi cumpleaños, perro!, dejame vivir el momento"
Near le tendió una mano al chico rubio, como invitándolo a seguirlo, y por inercia Mello junto su mano con la del albino entrelazando sus dedos de forma cariñosa, de esa forma tan suya que tenían de decirse que todo estaría bien si ambos estaban juntos.
Salieron de la habitación, pues Near había previsto que algo como el abrazo pasaría y no quería tener que rechazar un abrazo del mayor solo por tener las manos ocupadas.
El paquete se encontraba recostado junto al marco de la puerta, extrañamente igual a la forma en que el albino se recargaba en ese mismo marco las veces que "visitaba" a Mello cada fin de semana.
No era tan grande, pero eso no desilusionó ni un poco al chico, que bien se veía aguantaba las ganas de abalanzarse sobre el regalo y sobre Near, con el objetivo llenarlo de besos.
Pero aún por encima de sus instintos, el rubio solo le dirigía una mirada emocionada y rebosante de cariño, mientras esperaba a ver los siguientes movimientos del albino.
Near se agachó para recogerlo, largando un suspiro que, para enternecimiento del mayor demostraba los nervios que ese momento le provocaba.
- Toma-dijó tendiendole el paquete, y desviando su rostro a un costado, con el rostro rojo y casi convencido de Mello podía escuchar el latido de su corazón desbocado.
El mayor hizo ademán de desatar el listón negro que mantenía cerrado su regalo, pero antes de que pudiera hacer algo, una pálida mano lo detuvo dirigiendole por fin la mirada.
-No me decidía por nada, así que mezcle un poco de todo- puntualizó como si le advirtiera de los riesgos de abrir la caja.
-De acuerdo-respondió sonriendo en una muestra de que correría el riesgo.
Con una delicadeza poco común trató de desatar el apretado nudo que se cernía sobre el paquete, pero sus intentos "delicados" por desatarlo no dieron el resultado que se esperaba, pues sólo consiguió apretar aún más el nudo. Con un gesto de indignación trató de romperlo ya sin cuidado alguno, acción que al final tampoco funcionó.
- Me sospechaba que esto pasaría- dijó el albino con una risita.
Matt observaba todo a las espaldas de Mello y lo único que pudo hacer fue darse una palmada en la frente al ver esa escena, aparentemente el "romanticismo" que la rubia tanto deseaba mantener se había roto de la misma manera en que apareció.
Pero bueno, ¿Qué más se podía esperar de ese par?.
-Anda, dejamelo a mi- le sugirió el albino a un derrotado Mello
Su mirada estaba gacha, y un aura de derrota pareció instalarse sobre su cabeza. Ya era hora, las cosas le estaban saliendo demasiado bien como para que durará su buena suerte.
De uno de sus bolsillos, Nesr sacó un par de tijeras de seguridad, como las que usaban los pequeños para recortar figuritas y pegarlas en el árbol.
Y en un rápido movimiento, corto el listón sin mayor dificultad.
- Ahí tienes- dijó al momento en que le tendía el paquete por segunda vez.
Con cierta emoción mezclada con unos crecientes nervios, el rubio destapó la caja, dejando ver unos cuantos objetos acomodados de cierta forma que más bien daban un aire desordenado, justo como la personalidad del chocoadicto.
- ¿Esto es... lo que creo que es?
- Dijiste que te gustaba Tim Burton, ¿no? - respondió con una ligera sonrisa el albino.
El primer objeto con que su vista se había cruzado era un DVD original y (por lo que decía la cubierta) de edición limitada, una de sus películas favoritas : "Charlie y la fábrica de chocolate".
Near no lo diría en voz alta, pero tan solo hecharle un vistazo al filme y haberse leído el libro previamente, no encontró mejor manera que describirla como "La película de Mello", pues, a su parecer, se amoldeba perfectamente con la personalidad de su novio, aunque el era de ese tipo de chicos que tratan de verse como una Violeta Boregard pero en realidad ocultan un tierno Charlie Bucket en su interior.
Mello por su parte siguió rebuscando en aquella "caja de sorpresas", encontrándose con el regalo que por obviedad esperaba recibir de Matt (quien por cierto había desaparecido de repente, o era quizá que prefirió esconderse para grabar toda la escena clandestinamente).
Un par de barras de chocolate lo veían desde la cajita, como suplicandole que las devorara, pero bueno las dejaría para luego, quizá hasta podría compartir una con.. Nah, a quien engañaba, no las compartiría
- Te vez como si planearas alguna locura de nuevo- el albino lo miraba con gesto que ya no sabría decir si era de preocupación o curiosidad.
- Solo si se considera locura el querer comerte a besos-respondió juguetonamente mientras le dirigía una mirada sugerente.
Ahora, y como si ese día hubiese sido exclusivamente para eso, las mejillas se le colorearon de un tono carmín.
Bueno Nate, solo por hoy no reclamaras nada, aunque... si lo hicieras solo terminarías avergonzandote aún más.
- Mejor termina de ver- le sugirió refiriéndose al regalo- recuerda que debemos bajar a desayunar... chocolatito
Pocas veces Near lo llamaba con ese apodo con lo que lo había nombrado aquella vez en esa improvisada celebración de San Valentín, y era por eso que cuando se le escapaba ese apodo era como la bomba para la cordura de Mello, y yo, en mi humilde opinión pienso que cualquiera que se acercara a su rostro podría asar malvaviscos sin problema alguno.
- Eh, si ya voy- su atención se dirigió de nuevo al interior de la caja, como uan forma de ocultar su sonrojo.
Qyuen viera esa sonrisa nostálgica que se iba dibujando en su rostro, cuando se encontró con un sobre que, aparentemente contenía una carta.
Estaba por abrirla, cuando vislumbró la mirada de terror que el albino le dirigía, como si se hubiera desmayado de pie. Bueno, la carta tendría que esperar a que se encontrara solo y no avergonzara al señor "no-soy-bueno-con-las-palabras"
En cuanto hizo ademán de devolver el sobre a su sitio, el rostro de Near se relajó, como si sus expresiones por sí solas suspiraran.
-Veamos que es esto- dijó alcanzando una pequeña cajita que se encontraba casi escondida en la esquina, de seguro Near la había puesto ahí para que fuera lo último con lo que se encontrará el rubio al inspeccionar el regalo.
Con una mano sosteniendo la caja y la otra esa cajita, era obvio que abrirla representaría un problema para el chico, pues no era la posición más cómoda, y Near prácticamente estaba cronometeando los segundos que le tomaría a Mello el pedirle ayuda.
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Y...
- ¡Near!
15, nuevo récord.
- Dejame te ayudo-le contesto enternecido por ese puchero de infante que formaba con los labios.
Y sin pedirle permiso el albino le quitó delicadamente el regalo de las manos, permitiendo que el chocoadicto pudiera usar ambas manos para abrir la caja.
Encontrándose con un par de anillos dorados.
-¿Near? - al mayor se le agüaron los ojos- ¿Me estas proponiendo matrimo...
-¡No!- lo interrumpió el albino de un grito- Digo, aún no... Digo, no lo que quiero decir exactamente es que... - Near se cubrió el rostro con los brazos, hecho un tomate-... Solo ve la inscripción.
Mello, cuyas mejillas ahora también se bañaban en carmín, examinó uno de los anillos, dándose cuenta de que había una inscripción tallada en la que no había reparado a primera vista.
" My Sunshine" ☀️
Esta frase estaba grabada a letra cursiva y con un pequeño sol dibujado al final.
-Ese es para ti- señaló el albino aflojando el nudo de su bufanda.
- ¡¿En serio!?- respondió entusiasmado el rubio, mientras se acomodaba el anillo en dedo anular- Dime algo Near...
El aludido volteó a verlo casi seguro de que preguntaría algo vergonzoso.
- ¿Soy tu luz? - preguntó con una sonrisa ladeada y con claras intenciones de ver al albino avergonzado.
-Si-musitó en un susurro apenas audible
Una de las sonrisas favoritas de Nate se dibujo en el rostro de su querido rayo de sol, logrando inundar su cuerpo con una calma que sólo el mayor podía provocar, exactamente como el sol calentando tiernamente su interior.
- Y supongo que este es para tí- adivino el rubio examinando el otro anillo con una inscripción y dibujo parecido a la que figura a en el suyo.
"My moonlight 🌙"
Parecía el destino o alguna de esas fuerzas místicas que parecen dirigir la vida de los enamorados, pero eso era una manera muy acertada de lo que él albino representaba en la vida de Mihael, una delicada luz que lo llenaba de paz, aquel que lo levantaba cuando creía que estaba a punto de derrumbarse, transmitiendo silenciosamente su mensaje de paz.
- Es perfecto- dijó en un suspiro el rubio- siempre haz sido mi claro de luna, Nate
Sin aguantar ni un segundo más el rubio se lanzó a abrazar a su novio, y todavía con el anillo restante en mano, besó los labios del albino sin control alguno, saboreando cada recoveco de su boca, sintiendo como si su ser fuera abandonando su cuerpo y flotaba en un aura de eterna felicidad.
El día apenas comenzaba y sus sentimientos ya se sentían en las nubes...
Definitivamente esa era un buena mañana de cumpleaños.
- Bueno... - anunció entusiasmado el rubio, una vez sus labios dejaran de devorar los del contrario-... ¡Una carrera al comedor!
Y sin más hechó a correr escaleras abajo riendo.
-¡Hey! - reclamó el albino hechando a correr con todo y regalo en manos- ¡Mi anillo!
☀️FIN🌙
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