São Paulo - En algún pequeño lugar de la zona sur
15 de junho de 2018
Me quedé allí, sentada en mi silla, en la mesa de la sala, bebiendo poco a poco el agua que aún tenía en el vaso, pensando en todo lo que tenía en casa por hacer, en las terapias a las que tenía que ir. Ejercicios en casa, lavar la vajilla, hacer la comida. La lista era interminable, pero yo no conseguía la determinación de empezar. Era demasiado para pensar. Parecía imposible hacer todo. Así como mi vida, pensé.
El cansancio, una sensación conocida, se apoderó de mí. Fui hasta mi cuarto, tenía que tomar una siesta, eso ya se había convertido en una necesidad, una necesidad de olvidar las cosas que sentía, dormir la tarde, cosa que antes nunca me gustó hacer, y ahora, era lo único que quería hacer . ¿Dónde se había quedado mi motivación? Yo solía tener exceso de energía. Ahora, maquillarme o peinarme suponía un esfuerzo, un esfuerzo que a menudo dejaba de hacer.
Me acosté en la cama y caí en un sueño pesado. Cuando me desperté, mis primeros pensamientos y sensaciones eran dolorosos. Esto tampoco era una novedad. No estaba segura de lo que dolía más: mi dolor físico, el dolor que sentía por esa enfermedad, o el dolor psicológico que tenía todo el tiempo por la situación en que yo estaba, teniendo la certeza de que no importaba luchar contra algo que no tenía salida. Tenía una amarga rabia de mí misma por todos los problemas financieros que yo estaba atravesando, pues no conseguía trabajar para eludir la situación. Me sentía desesperada porque Dios, en quien un día confié tanto, había permitido todo eso.
También tenía una mezcla de miedo, impotencia y desesperanza que impregnaba todas las otras emociones. Mi pensamiento constante: soy una desgraciada.
Miré el reloj, mi hija llegaría pronto de la escuela con hambre. Tenía que empezar a pensar en la cena. No hice nada en casa hoy. Nunca consigo hacer nada. Y la culpa de todo esto es de esa maldita enfermedad. LA CULPA ES DE ELLA.
¿Será que todo eso realmente vale la pena? Tal vez esté haciendo todo esto en vano. ¿Por cuánto tiempo realmente voy a aguantar todo esto?
Mi móvil sonó, interrumpiendo mi ansiedad. Era un mensaje de un amigo, alguien en quien yo podía confiar. Hablamos un poco, y le conté sobre mi día. Como siempre él intentó decir que necesitaba ayuda, me animó a buscar algo que me motivase. "Vamos a ver si hago algo, de todos modos tengo muchas cosas que realmente necesito hacer", expliqué, sin mentir.
Me sentía insultada, y apenas pude mirar el resto de la conversación. Claro que no quería buscar ayudas de ese tipo. Ya había tenido demasiada ayuda. ¿No habían hecho ya lo suficiente por mí? Me quedé furiosa con la sugerencia de hacer más y tratar de llenar ese agujero sin fondo de necesidades insatisfechas que llamamos supervivencia. Estaba cansada de cargar esa carga y sentirme responsable del éxito o el fracaso de mi vida.El problema es que yo sabía que en el fondo, a pesar de toda la ayuda que querían darme, el problema era sólo mío y tarde o temprano tendría que encontrar una solución a la crisis por la que estaba pasando. Pero quería simplemente decir a todo el mundo "No importa, no quiero más, dejadme de todas esas cosas, no me pidan más que sea fuerte, no quiero ser fuerte nunca más. Ya no hace diferencia alguna si eso me va a hacer sentir mejor o no".
Después de terminar de conversar, me arrastré hasta la cocina para hacer la cena. De todos modos, sé que necesito ayuda, pensé. Pero era injusto, no había sido una persona mala, yo no bebía, no tomaba drogas, no robaba, no mentía, intento hacer que nadie sufra, no me gusta herir a quien amo... ¿Por qué tengo que pasar por todo eso? Es muy injusto. Intento mantenerme fuerte para no decepcionar a mi familia y amigos, sé que ellos están conmigo, pero al final paso muchas de mis crisis sola y preocupada hasta el punto de sentirme más enferma todavía. No, decidí que ya no quieromás todo eso y no hay nada malo con eso.
Sólo tengo que seguir haciendo mis pequeñas tareas diarias. No necesito luchar más, no necesito más ayuda. No voy a sentirme culpable por eso, nadie sabe lo que es estar en mi piel. Mañana ocuparé mi cabeza. Las cosas van a mejorar. Mañana van a mejorar.
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