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Pequeño extra.


-Becca, esto no me parece buena idea.

-Ninguna de mis ideas te parecen buenas.

-Porque son catastróficas. 

-Shh, estoy haciendo ciencia aquí.

Harry suspira, echando ojeadas por encima de su hombro a la puerta cerrada de la habitación. Rebecca había escuchado a unas cuantas animadoras reírse de él en los vestuarios y había decidido tomar venganza. Y él espera que en cualquier momento alguno de sus padres los pillen.

-En serio, ni siquiera me molesta que se metan conmigo. Era de esperar.

Eso hace que Becca alce la vista del bote de champú al que le está insertando un tinte de un color verdoso que a Harry le recuerda al tono exacto del agua de un estanque...muy estancando.

-¿Era de esperar? -el tono de Becca es demasiado parecido al de Nina cuando está a punto de amenazar a alguien con sus dagas y Harry se remueve incómodo sobre la colcha de color rosa chillón que hay sobre la cama. Becca es así, salvaje y segura. No le importa usar colores estridentes ni decir lo que piensa.

La adora y la envidia a partes iguales.

Harry hace un ruidito que intenta que sea una risa superflua pero que sale un poco más agudo y agonizante.

-Mis madres son...bueno, lesbianas, como es obvio. Todo el mundo ha creído que era gay desde siempre.

-Nadie lo ha creído, en realidad nos daba igual lo que fueras. -replica su prima.

-Eso es porque la manada es...-juguetea con un hilo suelto, el rosa contrasta con su piel blanquecina. Blanco, delgaducho y pecoso además de pelirrojo y, ahora, abiertamente gay. El instituto no está siendo un paseo para él, aunque podría ser mucho más duro sin Becca a su lado, lo sabe. -Sois mi familia. Es obvio que me aceptáis. Y corremos con lobos gigantes, el estándar de rareza está por los suelos en esta familia.

-Tengo dos padres y nunca escucharás a nadie meterse conmigo por eso. Ni con Lucy o con Thomas.

-Eso es porque temen que tú los mates o, peor, tus padres. 

Becca chasquea la lengua.

-Sí, papá Sam y papá Paul pueden dar un poco de miedo si se lo proponen.

Harry pone los ojos en blanco.

-Hablaba de tu madre, tía Nina da verdadero miedo para llegarme por el codo. -ante la sonrisa traviesa de su prima se apresura a alzar la mano, repentinamente alarmado. -No le digas que he dicho eso, por favor.

-No lo haré si me dejas seguir con esto. 

De forma reticente, Harry acaba por asentir y Becca termina de rellenar el bote de champú, enroscando la tapa y volviendo a meterlo en su mochila, listo para el siguiente día de clases.

-Va a ser la animadora de quince años con el tono de pelo más horrendo de toda la competición. -asegura la chica, sus ojos claros brillando de diversión. Harry no puede evitar sonreír aunque niega un poco con la cabeza.

-¿Quién se va a pintar el pelo?

La vocecita les hace girarse. Lucy, de siete años, los observa fijamente. Incluso se aparta un mechón rubio del rostro para mirarlos mejor, sus ojos claros cargados de sospecha.

-Nadie. -replican muy rápidamente ambos. Demasiado rápido.

-Se lo voy a decir a mamá. -asegura la niña y mira por encima de su hombro. -¡Mam...

Becca se lanza hacia ella para taparle la boca antes de que pueda acabar de llamar a Nina.

-Te daré lo que quieras si guardas silencio, pequeño monstruito. -asegura Becca, con la mano aún sobre la boca de su hermana. Los ojos de la pequeña brillan con diversión y asiente.

-Quiero que vengas a la playa con Thomas y conmigo mañana. -anuncia cuando se ve libre de la mano de su hermana.

-Tengo deberes, Lucy.

La pequeña hace un puchero, toda la travesura ha desaparecido de sus ojos.

-Nunca estás con nosotros. Thomas te echa de menos.

Becca suspira, sabiéndose vencida. Adora a sus hermanos, a pesar de que a veces los lanzaría por la ventana.

-Bien, iremos juntos a la playa. -accede y la niña salta sobre sus propios pies con emoción antes de mirar a Harry, que aferra la mochila con temor a que se la quitase.

-Y tú también vienes. Puedes traerte a tu novio. 

Harry abre la boca y la vuelve a cerrar. Para cuando la abre de nuevo, Lucy ya está saliendo por la puerta.

-¡No es mi novio! -exclama, pero la niña ya no lo escucha. Fulmina con la mirada a Becca. -¿Cómo sabe lo de Lucas?

Becca pone los ojos en blanco y le quita la mochila para dejarla en un rincón ante de responder.

-Os besasteis la noche de la hoguera, idiota, todo el mundo sabe lo de Lucas.

El quejido de Harry es amortiguado por un grito que proviene de la cocina:

-¡A cenar! 

-¡Ya vamos, mamá! -responde Becca, haciendo un ademán para que Harry se levante de la cama. 

La mesa ya está puesta, el resto de la manada está entrando en esos instantes para disfrutar de la cena del domingo. Thomas intenta escalar la espalda de Seth, que finge ser atacado por un monstruo aterrador y no por un niño de cinco años.

De repente, Harry siente una palmada en la espalda que le podría haber lanzado al suelo si no estuviera ya acostumbrado. Paul lo observa con una sonrisa peligrosa, demasiado parecida a la de Becca.

-Así que...Lucas, eh. 

Harry traga saliva, sin saber si su reacción es buena o mala.

-Tío Paul...

-Tranquilo, cachorro, es genial. Sam me debe veinte pavos.

-¡Paul, deja de apostar sobre mi hijo! -se queja Leah desde el otro extremo de la mesa, lanzándole un bollito que esquiva y que Sam desvía para que no le dé a Lucy. -¡Perdona, enana!

Lucy se encoge de hombros como si fuera lo más normal del mundo y toma el bollito de la mano de su padre para comérselo.

Nina deja la fuente que acaba de sacar del horno con un sonoro golpe sobre la mesa de madera. Se hace el silencio.

-A partir de ahora nadie apostará sobre la sexualidad de nadie. ¿Entendido? 

Paul abre la boca para protestar pero ante la mirada de su mujer acaba por asentir. 

-Esa es mi pequeña alfa. -murmura Sam mientras los demás retoman sus charlas y deja un beso en la mejilla de Nina, que sonríe orgullosa. 

-Pero aún me debes veinte dólares. -le recuerda Paul, sentado al otro lado de Nina.

Becca intercambia una mirada con Harry, sentado delante de ella.

-Estándar bajo. -le recuerda el pelirrojo pero no puede evitar sonreír mientras Claire le pasa las patatas.

Puede que no sea aceptado en el instituto pero en su familia, en su manada, todo el mundo le quiere. Sin matices. Sin dobleces.

Y es realmente afortunado por ello.







HOLI🥰. Hoy me apetecía hacer un pequeño extra de la vida de nuestro trío preferido porque he estado imaginando cómo serían sus hijos y cómo sería Harry. Así que aquí lo tenéis:




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