12
La Navidad llega con una ola de frío que hace que Nina esté siempre pegada a sus lobos, agradecida de la elevada temperatura corporal de estos. Y de que le ayuden en todo porque ha dejado de verse los pies y, por tanto, necesita ayuda hasta para atarse los zapatos.
-Es más fácil saltarme que darme la vuelta. –se queja en la cena de navidad.
Se han reunido todos en casa de Leah y Claire, ignorando el hecho de que puede ser la última vez. La última navidad. Todos han escondido ese pensamiento en el rincón más recóndito de su mente, decididos a disfrutar con su familia de las fiestas.
-Para ser justos, siempre ha sido igual de fácil saltarte que darte la vuelta, enana. –bromea Jared. -¡Ey!
Nina le sonríe inocentemente mientras sostiene el plato de tarta que le acaba de robar. Leah ha cocinado el postre y la explosión de chocolate en el paladar es lo mejor que ha probado en su vida.
-No te metas con una mamá loba. –le dice simplemente con un encogimiento de hombros mientras sus lobos ríen.
En ese momento las anfitrionas llaman la atención de todos y Leah se aclara la garganta antes de hablar.
-Dado que estamos todos juntos queríamos contaros algo. –su mirada se cruza con la de la pelirroja, que sostiene su mano sobre la mesa con una sonrisa cálida para animarla a continuar. –Cuando todo este asunto de los chupasangres acabe hemos decidido empezar un tratamiento...para ser madres.
Hay silencio durante unos segundos mientras todos procesan sus palabras hasta que Nina es la primera en soltar un gritito de alegría, levantándose para ir hacia ellas y abrazarlas con toda la fuerza que su enorme barriga le permite.
-¡El cachorro tendrá un primo con el que jugar! –exclama Paul, igual de alegre mientras las abraza después de que Nina las suelte.
-Que Dios nos ayude cuando esos dos se junten. –farfulla Sam pero sus ojos brillan de felicidad al igual que todos los demás.
Porque hay algo mucho más potente que el miedo a la lucha que les espera.
Algo más poderoso e irrompible.
La esperanza. Esperanza en el futuro. Esperanza en su familia. Y piensan agarrarse a ella con uñas y dientes.
✵✵✵
-Así que, tenemos un regalo para ti.
La voz de Sam le hace alzar los ojos. Acaban de volver de la cena de Navidad y prácticamente se ha lanzado al sofá después de sacarse las zapatillas sin molestarse en desatarlas.
-Creía que ya nos lo habíamos dado. –comenta la rubia con ambas cejas alzadas. Se han intercambiado varios regalos entre todos después del postre.
A Sam le ha regalado una primera edición de un libro sobre leyendas nativas mientras que a Paul le ha regalado un curso completo de buceo. Por su parte los chicos le han regalado toda una colección de libros de terror y todo un equipo de escalada que Paul le ha prometido usar cuando el tiempo mejore y el cachorro esté con ellos.
-Esto te lo queremos dar en privado. –aporta Paul que acaba de aparecer después de ir hacia el dormitorio. En sus manos una cajita alargada de terciopelo negro.
-Creo que ahí no cabe nada sexy. –bromea la chica mirando la cajita con curiosidad mientras sus lobos se sientan a cada lado de ella.
-Ábrela, pervertida. –le dice Paul con una sonrisa aunque Nina puede ver el nerviosismo bailando en sus ojos oscuros al igual que en los de Sam.
La rubia sostiene la caja, suave bajos sus dedos y la abre. El aliento se le atasca en la garganta al ver las cuatro bandas doradas de su interior. Anillos. Ahí hay cuatro anillos.
-Pensamos que tú podrías dejar tu marca también en nosotros, algo visible. Y dado que no puedes morder tan fuerte, decidimos que unos anillos eran mucho mejor. –explica Sam, rellenando el silencio que hay en la estancia mientras los ojos azules siguen clavados en los anillos. –Sabemos que no podemos casarnos contigo, no los dos y no de una forma legal pero...
-Esto es perfecto. –la voz de Nina sale algo estrangulada, como si la emoción le hubiera robado la firmeza. Parpadea mientras alza la mirada a sus lobos, ligeramente borrosos por las lágrimas. –Es perfecto. Es nuestra unión, no necesito un papel que diga que soy vuestra, lo soy de todas las formas posibles.
-Y nosotros tuyos, fierecilla. –le asegura Paul, que le aparta una lágrima escurridiza que se desliza por su mejilla.
El rostro del chico está invadido por la emoción pero también por algo más profundo, más solemne cuando le coloca el anillo a su impronta.
-Lo seremos hasta nuestro último aliento. –la voz de Sam es firme al igual que sus dedos cuando desliza el anillo en el dedo de Nina, justo encima del de Paul.
-Diría hasta que la muerte nos separe pero no pienso dejar que esa zorra lo haga. –asegura Nina, provocando la sonrisa de sus lobos mientras le coloca una banda de oro a cada uno de ellos. –Nada nos separará.
Esas palabras, ese juramento, siguen flotando en el aire mientras sus labios buscan los de sus chicos. Mientras sus dedos la recorren. Mientras su corazón se encoge de tanto, tanto amor que a veces es incluso doloroso. Pero es un dolor bueno. Es un dolor hermoso.
✵✵✵
La vista de Nina está clavada en los anillos de sus dedos. Tras la ventana el suelo está cubierto de nieve. Hace horas que sus lobos se han ido. Que todos se han ido. A estas alturas la batalla estará a punto de comenzar. Ella ni siquiera ha podido dormir en toda la noche y sabe que Claire, la cual bebe silenciosamente su café, tampoco lo ha hecho.
Sus improntas están ahí fuera, toda su familia lo está. Un pequeño pinchazo le hace llevarse la mano al vientre. Un terror frío la invade.
-Aún no. –susurra hacia su barriga. –Aún no, cachorro, espera a tus padres.
-¿Dices algo, Nina?
La voz de Claire le hace girarse hacia ella y finge una pequeña sonrisa.
-Nada, sólo pensaba en voz alta.
La pelirroja asiente y le devuelve la sonrisa pero la tensión en sus ojos es evidente, la rubia está segura que en sus ojos hay la misma.
Aún no, vuelve a pensar, a rogar, cuando un nuevo pinchazo la atraviesa y ella tiene que disimular.
Pero no hay nada que pare a la madre naturaleza. Nina lo debería saber ya a estas alturas pero se niega a creerlo.
Al menos hasta que no puede disimular más.
-No puedo hacerlo, no puedo hacerlo...
Su voz apenas es un llanto contenido, ahogado por el quejido de dolor ante la siguiente contracción. La mano de Claire en su espalda, frotándola lentamente en círculos es apenas un consuelo.
-Lo estás haciendo muy bien, cielo, apenas hay tres minutos entre contracción y contracción, vas bien. –la voz de su amiga es suave como una nana mientras Nina se apoya en uno de los muebles de la habitación, sosteniendo su peso en él.
Puede ver la cuna a través de los rizos húmedos de sudor que le caen por el rostro. La cuna de su lobito.
-No puedo hacer esto sin ellos, no puedo hacerlo sola...-se rompe en un sollozo mientras Claire la abraza con gentileza.
-Estoy contigo, Nina, y ellos vendrán pronto, te lo prometo.
Pero no lo saben. No saben qué está pasando. ¿Estarán luchando? ¿Estarán muriendo? Una nueva oleada de dolor le hace dejar de pensar en ello por unos segundos y Nina casi lo agradece.
La rubia no sabe cuánto tiempo ha pasado. No sabe si han transcurrido minutos u horas, aunque por el sol que se cuela entre las cortinas parece que es casi media mañana. Para ella sólo hay dolor, miedo y esperanza. Entremezcladas unas con otras.
Hasta que la esperanza gana. Gana justo en el momento en el que ve a sus lobos atravesando el umbral de su habitación.
-Nina...-la voz de Sam apenas es un susurro antes de correr hacia ella. Sus manos sosteniéndola mientras un grito de dolor rompe su garganta. Nota las manos de Paul sosteniéndola también.
-¿Qué hacemos? ¿Cómo ayudamos? –el nerviosismo es evidente en el tono de Paul.
-Llevarla a la cama, estáis a punto de conocer a vuestro hijo. –la sonrisa es evidente en los labios de Claire mientras ambos mueven a la chica con suavidad, susurrando palabras de amor en sus oídos.
-¿Has escuchado a nuestra doctora, amor? –la mano de Sam le aparta un rizo del rostro, sus ojos brillando de emoción. –Sólo un poco más y verás al cachorro.
-¿Estáis bien? ¿Estáis todos bien? –jadea con sus manos sostenidas a cada uno de ellos. Cree que han hablado con Claire pero el dolor la disocia, la lleva lejos y le impide concentrarse.
-Todos estamos bien, preciosa, te aseguro que están haciendo apuestas de última hora ahora mismo en la puerta. –bromea Paul besando su frente. –Ahora te toca a ti luchar un poco más, ¿vale?
Nina asiente, reuniendo toda esa fuerza de ellos, como si su mera presencia fuera un chute de energía para su cansado cuerpo.
-Cuando te diga que empujes, empuja, ¿vale, cielo?
La voz de Claire entre sus piernas le hace asentir de nuevo.
Era hora de una última lucha de cazadora. No contra ningún monstruo. Sólo contra ella misma, a favor de ella también. A favor de su cachorro.
✵✵✵
Cuando el llanto rompe en la habitación, Nina no puede evitar llorar a su vez, como si todo su cuerpo respondiera ante esa pequeña cosita ensangrentada que Claire sostiene.
-Enhorabuena, tenéis una pequeña bien fuerte.
Las lágrimas brillan en los ojos de la pelirroja mientras le dice a Sam y Paul cómo cortar el cordón umbilical. Ambos sosteniendo las tijeras, ambos con lágrimas corriendo por sus mejillas.
-Hey, lobita...-susurra Nina cuando por fin sostiene a su hija. La pequeña tiene la piel oscura, igual que la manada, pero cuando abre los ojos Nina puede ver que son claros, igual que los suyos. La niña la mira fijamente, calmada ahora, como si la reconociera. –Te hemos estado esperando mucho tiempo...
Paul y Sam las rodean, las escoltan.
-Hola, cachorrita...-susurra Sam, apenas acariciando la manita de su hija, que se agarra a su dedo arrancando una risa gutural del alfa.
-Esa es nuestra chica fuerte...-murmura Paul, con sus ojos brillando de orgullo cuando la otra manita secuestra su dedo.
-¿Sabéis cómo la vais a llamar? –pregunta Claire un rato después, cuando entra de nuevo en la habitación. Después de acabar el parto y asegurarse que todo va bien con Nina y la pequeña, les ha dejado un poco de espacio a los nuevos padres.
Ahora Sam sostiene a la lobita, que está cómodamente dormida apoyada en su pecho mientras Paul los mira embobados; él mismo la ha sostenido un rato antes. Nina duda de que la vayan a soltar en algún momento cercano pero no puede evitar sonreír mientras descansa en la cama con las mil almohadas que sus lobos le han traído para que esté cómoda.
-Rebecca, como la mujer que me trajo al mundo. –responde la rubia, un pequeño homenaje a su madre y después desvía la vista de su hija para mirar a la pelirroja. –Y Claire, como la mujer que la ha traído a ella.
Claire abre la boca sorprendida antes de soltar una risita incrédula.
-Yo...no...-agita la cabeza y varios mechones pelirrojos se escapan de su coleta.-Es un honor, de verdad.
Se acerca a la bebé, mirándola dormir y una sonrisa suave se deposita en sus labios.
-Vas a ser la niña más mimada del mundo, Rebecca Claire. –le susurra, sus dedos acariciando suavemente la cabecita de la lobita, cubierta por pelo oscuro.
Un ruido en el exterior hace que todos miren hacia la puerta. Los lobos resoplan y Nina arquea ambas cejas.
-¿Qué pasa? –pregunta la nueva mamá.
-Los chicos se están poniendo impacientes por verla. –responde Claire, poniendo los ojos en blanco con aire divertido.
-Puedo echarlos con la manguera. –se ofrece Sam mientras le pasa el bebé a Paul, que sostiene a su hija con delicadeza, susurrando palabras suaves para que no se despierte.
Nina suelta una risa pero niega.
-Sólo dámela antes de que los dejes entrar, así podréis ser el escudo.
Paul le pasa a la lobita, que se despierta sólo para bostezar entre los brazos de su madre y abrir sus enormes ojos azules.
-Espero que estés preparada para todos estos lobos ruidosos. –le susurra su madre con diversión y la niña parpadea más lentamente, como si la entendiera. –Porque tu familia es realmente molesta pero también son los que más te van a amar en este mundo. Casi tanto como nosotros.
La sonrisa de la niña es lo último que ve antes de que la marabunta entre en la habitación. Rostros morenos y cálidos que ríen de emoción mientras observan a la pequeña en sus brazos.
Sí.
Esa es su familia.
Su familia y la de la lobita.
Y no podría tener una mejor.
AHHH. DEMOS LA BIENVENIDA A REBECCA CLAIRE, NUESTRA LOBITA.😍😍😍
¿Qué os ha parecido? Recordar darle amor y comentar si os apetece🥰
Ya sólo nos queda el epílogo, donde veremos un poquito más de nuestra cachorrita, su mami y sus papis🤭
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