05
Nina camina por los pasillos del hospital con el corazón martilleando en su pecho y el pulso resonando en sus oídos.
Sería absurdo negar que no está nerviosa. Mucho. Y esa emoción se incrementa cuando ve a Claire tras la mesa de su despacho con gesto serio.
-Te juro que como esto sea por una gripe voy a matarte. –intenta bromear mientras toma asiento pero los nervios están presentes en cada palabra.
La pelirroja niega, entre sus manos un par de folios que Nina asume que son sus resultados.
-No, no es eso.
El estómago de la rubia se encoge aún más.
-¿Es cáncer? Dios, dime que no es cáncer. O una enfermedad rara, de esas que nadie cono-
-Estás embarazada.
La frase corta y tajante de Claire hace que la chica se quede con la boca abierta. Parpadea un par de veces, intentando asimilar esas dos palabras.
-¿Embarazada? –es todo lo que consigue decir. La pelirroja asiente. –No puedo estar embarazada.
-La sangre no miente, Nina. –el tono de voz de Claire es delicado, como si estuviera caminando por una pasarela de cristal.
-Claire, tomo la píldora. Tú me has visto hacerlo cada mañana. –y dice la verdad, se ha tomado la píldora anticonceptiva cada maldita mañana. No se le ha olvidado. Nunca.
Claire suspira, dejando los papeles sobre la mesa.
-Lo sé, por eso me extrañó en un principio pero después recordé que has tomado antibióticos hace sólo unas semanas.
La confusión de Nina aumenta aún más.
-¿Y?
-Algunos antibióticos pueden disminuir la capacidad de la píldora. Y dado que el sangrado en los períodos de descanso no es una verdadera menstruación, éste sigue ocurriendo lo que puede dar lugar a que parezca que todo es normal.
>>Probablemente no nos habríamos dado cuenta hasta que tu vientre no hubiera crecido si no hubiera sido por los síntomas.
Mareo. Cansancio. Náuseas.
La cabeza de Nina hace una lista mental de todos ellos. Aunque ahora mismo siente que su cabeza va a explotar.
-¿Por qué nadie me avisó de eso?
Claire hace una mueca de desagrado.
-La mayoría de los médicos no lo tienen en cuenta, en especial si son hombres.
El puto doctor con medio pie en la tumba. Por supuesto.
-¿Estás completamente segura de esto? –vuelve a preguntar la rubia en un último intento de agarrarse a la normalidad de que nada de eso está pasando.
Claire asiente de nuevo y esa ilusión se evapora.
-Acorde a los niveles de HCG en tu sangre, estás de ocho semanas aproximadamente.
Ocho semanas. La noche de su cumpleaños. La noche que la marcaron. Cuando eran felices. Cuando nada se había ido a la mierda.
Tiene la sensación de que fue hace años y sólo han pasado ocho semanas.
-Dios mío...-consigue murmurar tapándose el rostro con ambas manos. Siente que las paredes se ciernen sobre ella, que sus pulmones no están colaborando para llevar oxígeno a su cuerpo. No es esto lo que esperaba. Desde luego no ahora. No cuando todo está tan mal.
La silla de Claire apenas suena cuando se desliza hacia atrás con sus ruedas y se levanta para ocupar el asiento del lado de Nina. La rubia siente la mano que se apoya con suavidad en su espalda pero está ocupada en intentar que el pánico no la invada.
-Sé que es difícil, Nina, pero aún estamos en una fase temprana, si quieres interrumpirlo aún tienes tiempo para decidirlo.
Eso hace que Nina alce el rostro para encontrarse con los ojos comprensivos de su amiga.
-¿Interrumpir? –se da cuenta del significado de ese verbo, de todo lo que conlleva y las palabras salen de su boca casi sin pensar. –¡No quiero abortar!
Claire alza las manos en son de paz para tranquilizarla.
-Está bien, lo siento, sólo quería que supieras que tienes esa opción. –su tono calmado contrasta con la tormenta que hay en el interior de Nina.
-Quiero tenerlo. –su voz es firme. Siente lo que dice de verdad.
Nunca ha pensado demasiado en tener hijos, no con la vida que llevaba. Pero ahora que tiene otra vida, una más tranquila con sus lobos, a menudo se ha encontrado a sí misma pensando en que sí que querría un pequeño lobito correteando por ahí.
Aunque eso fue hace ocho semanas. Cuando todo estaba bien.
Ahora todo es un desastre y tiene un pequeño lobo en camino.
Las lágrimas acuden a sus ojos y parpadea para intentar apartarlas pero estas caen por sus mejillas, ajenas a su intento por no verterlas.
-Mierda...-masculla apartándoselas de un manotazo. Respira hondo, intentando calmar su interior para ordenar las palabras en su mente. –Es sólo...es sólo que no era así como me imaginaba esto, ¿sabes?
Se había imaginado que Paul y Sam estarían con ella. Que Paul prácticamente saldría corriendo por el pasillo gritando que sería padre y que Sam le haría tantas preguntas a Claire que ésta amenazaría con pegarle con algo en la cabeza.
Pero no están ahí. La consulta está en silencio mientras ella no puede parar de llorar.
-Lo sé. –murmura la doctora con voz suave porque no hay nada más que pueda decir. –Ven aquí.
Y antes de que Nina puede ni siquiera oponerse, Claire ya la está abrazando con fuerza.
-Putas hormonas. –se queja Nina con el rostro escondido en el hombro de su amiga y los hombros agitándose por el llanto.
No son las hormonas, es algo mucho más profundo, una tristeza mucho más arraigada pero la pelirroja no la corrige.
La mano de Claire acaricia su espalda con gentileza.
-Todo saldrá bien, tranquila.
Pero ambas saben que nadie puede asegurarles eso. Porque en estos momentos nada está bien.
✵✵✵
Nina sopla sobre el chocolate caliente que se ha preparado. Es noche cerrada pero ella no puede dormir. Sabe que Claire sí que está durmiendo en su dormitorio, al menos una de las dos descansará.
En esas horas ha tenido tiempo suficiente para digerir la noticia. Para alegrarse por ello a pesar de toda la situación. Tiene un pequeño lobo creciendo en su interior. O una pequeña loba. Honestamente le da igual.
Claire le ha explicado que aún es demasiado pequeño para saberlo, quizás por eso los Cullen no han escuchado su corazón, porque el suyo propio lo opaca.
A Nina le gusta que sea su corazón el que oculte el del bebé, como si su cuerpo supiera qué tiene que hacer para protegerlo.
-Espero que te guste el dulce. –murmura mirándose el plano estómago cubierto por una de las camisetas de los chicos antes de tomar un sorbo del chocolate caliente.
No ha sido capaz de dormir con nada que no sea las camisetas de sus lobos. Se niega a pensar en ello o a admitirlo pero su olor la calma.
También se ha negado a hacerse una ecografía. No aún. Según el análisis todo está bien así que quiere esperar. No sabe bien a qué, quizás a que todo se arregle mágicamente, pero no quiere ver al bebé estando sola.
No sin ellos.
Camina hacia la ventana del salón y entonces lo ve. Luces en el porche de la casa de Jake, que está situada a unos cuantos metros de la de Leah y Claire.
Frunce el ceño antes de salir al exterior. La brisa nocturna le agita la melena y es tan fría que se acerca un poco más la taza caliente al cuerpo.
Billy está afuera junto con Sue. Parecen estar hablando con...Sam.
El aliento se le queda atascado en la garganta al verlo. Las luces de la casa de los Black ensombrecen su rostro pero puede verlo casi por completo, tiene los hombros tensos y la cabeza algo gacha.
-Pensé que querrías saberlo, Billy.
El viento le lleva su voz y es como estar un poco en casa, salvo porque su tono es amargo y triste. Antes de que Billy pueda contestar, Paul aparece. Nina agarra la taza con más fuerza mientras le cuchichea algo al oído a Sam.
-Bella ha muerto. –anuncia y esta vez su voz resuena mucho más potente, más firme.
¿Bella ha muerto? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Han conseguido convertirla tras el parto? Ese era el plan inicial. ¿Estaría bien el bebé?
Nina da un paso hacia ellos antes de pensar en lo que está haciendo y seguir clavada en el porche.
-Sigue siendo mi hijo, Sam. –la voz de Billy está cargada de tristeza, de impotencia.
El alfa niega.
-Lo siento.
Es lo único que dice antes de alzar la cabeza y que sus ojos encuentren a los de Nina. Está segura que la taza se va a romper de tanto que la aprieta contra sus manos. Los ojos de Paul también se clavan en ella.
No hagáis esto.
No hagáis esto.
Por favor, no hagáis esto.
Lo piensa con tanta intensidad que está segura que de alguna manera ellos la escuchan porque Paul da un paso hacia su dirección y la posición de Sam se debilita un poco, como si se estuviera viniendo abajo.
Pero apenas es un segundo, casi menos de lo que dura un parpadeo. Sam vuelve a cuadrar los hombros y es el primero que deja de mirarla.
-VAMOS. –ordena girándose para darle la espalda. Todos los demás lo siguen.
El último que lo hace es Paul, por eso es el único que ve cómo Nina comienza a llorar. Pero aún así se da la vuelta para marcharse.
Van a matar a un ser inocente.
Van a matar a un bebé.
Mientras ella espera uno.
A toda una familia y probablemente a Jake, Seth y Leah.
Se lleva una mano a la tripa cuando la manada desaparece en el interior del bosque.
Está sola. El pequeño lobo y ella están solos.
Nada se arreglará mágicamente.
Por petición popular aquí tenéis otro capítulo🤭🤭. Además a partir de mañana estaré bastante ocupada toda la semana y no os quería hacer esperar.
Tenemos un lobito/a en camino, como muchos habéis acertado! Aunque nuestros papis aún no lo saben y nuestra Nina se siente demasiado sola🥺
Honestamente, espero que estos dos se pongan de rodillas para pedirle perdón por hacerla sufrir.😤
Recordar darle amor y comentar si os apetece🥰
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