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04


Nina bosteza sin ningún pudor para después darle un sorbo a su taza de café. Lleva dos semanas sin apenas pegar ojo. Está agotada durante el día, realmente cansada pero cuando se tumba en la cama el sueño la evita. La cama siempre está demasiado fría. Demasiado vacía.

También tiene la cabeza en otro lado. Concretamente en Bella (no piensa en sus lobos, no se puede permitir pensar en ellos). La ha visto prácticamente casi cada día y su deterioro avanza a pasos agigantados.

Lo único bueno es que Edward ha podido captar los pensamientos de la criatura. Y no es la reencarnación del mal precisamente. Quiere a su mamá. Quiere a su papá.

Nina está bastante segura de que es un bebé, extraño pero inocente.

Un bebé que no conocerá a su madre si no consiguen que su corazón aguante hasta el parto. Y para ello tienen que hacer que se nutra de alguna forma. Pero, ¿cómo?

La campanilla de la puerta de entrada de la librería la saca de sus pensamientos. Alza la vista del mostrador para encontrar a Embry.

-Embry. –lo saluda con una pequeña sonrisa, ha echado de menos al chico aunque éste entra con un aire incómodo. –Bienvenido, ¿qué necesitas?

-Un libro. –murmura el chico antes de desaparecer por las estanterías.

Sírvete tú mismo, piensa Nina soltando un suspiro mientras lo escucha caminar por el interior de la tienda.

Embry vuelve a los pocos minutos con un par de libros sobre literatura clásica.

-¿Para el instituto? –pregunta de forma amable, intentando darle conversación y así eliminar esa tensión que hay en él.

Embry asiente.

-Un trabajo de lengua. Iba a hacerlo con Se...-se calla antes de acabar la frase, como si ni siquiera quisiera mencionar el nombre de su amigo.

-Seth. –acaba Nina por él. Su mirada se suaviza un poco más. –Él también te echa de menos.

El ceño del chico se frunce.

-No lo echo de menos. Es un traidor.

Las cejas rubias se alzan con indignación y sorpresa ante ese término.

-¿Un traidor? ¿Eso es lo que te ha dicho Sam? –su nombre le duele, como siempre que lo menciona. Por eso no lo hace, ni el de Paul.

El lobo niega, sus dedos tamborilean nerviosos en el mostrador de madera.

-No, no ha dicho eso. –su mirada baja hasta sus propios pies y si no hubiera estado tan cerca, Nina no habría escuchado las siguientes palabras que pronuncia. –No es que hable demasiado tampoco.

El ceño de Nina se frunce.

-¿No te habla?

Embry se encoge de hombros.

-No le habla a nadie. Básicamente nos gruñe órdenes y ya está. Y tampoco Paul, si le miramos más de dos segundos prácticamente se nos tira a la garganta. –la mirada del joven se alza para encontrarse con la de la rubia. –Creo que te echan tanto de menos que se les ha ido un poco la olla.

Nina aprieta los labios hasta formar una fina línea mientras aguanta el dolor en su pecho. Cuando pasa un poco, mueve la cabeza ligeramente en un gesto negativo.

-Cada uno es dueño de sus propias decisiones. Y de las consecuencias de éstas, Embry.

-Sí, bueno, ninguno hemos decidido ser lobos.

Nina no sabe qué responder a eso así que agarra los libros para pasarlos por el lector de código de barras y los mete con cuidado en una bolsa.

-Son veinte dólares.

-Ponía treinta.

-Descuento por cliente VIP. –eso hace que el chico sonría ligeramente y ella se la devuelve a pesar de la tensión que hay en sus hombros.

-Gracias. –murmura Embry, cogiendo la bolsa que le ofrece. Se rasca la nuca algo incómodo intentando encontrar las palabras. –Bueno, pues...ya nos veremos.

Nina asiente.

-Es bueno verte, Embry.

Éste asiente y se encamina a la puerta. La abre pero se queda parado justo antes de poner un pie en la calle. Nina lo observa.

-Dile a Seth que no pienso compartir mi nota con él. –avisa por encima de su hombro. –Salvo si suspendo, entonces sí.

La sonrisa de Nina oscila entre la diversión y la emoción mientras asiente.

-Se lo diré. –le asegura y el chico sale de la tienda sin decir nada más.

La rubia suspira en la tienda de nuevo vacía. ¿Cuántas vidas están cambiando por decisiones ajenas? ¿Cuánto libre albedrío tienen los lobos? Quizás no tanto como ella cree. Quizás simplemente están atados a obligaciones que van mucho más allá de sus propios deseos.

O quizás sólo quiere pensar eso, sólo quiere redimir a sus lobos.

Ahoga un bostezo y vuelve a darle un sorbo al café. Dios, qué cansada está.


✵✵✵


-¿Y si se parece a ti más de lo que crees?

La pregunta de Nina rompe el silencio que hay en el salón de los Cullen. Todos están observando a una dormida Bella, salvo Leah y Seth que se han mantenido fuera, guardando el perímetro.

Esta mañana la criatura le ha pateado las costillas y una de ellas se ha astillado así que la respiración de la humana es dificultosa. Duele verla.

-No se parece en nada a mí, el bebé es intrínsecamente bueno. –responde Edward, ligeramente ofendido de que Nina crea que esa criatura inocente se parezca remotamente a él.

La rubia hace todo lo que puede por no poner los ojos en blanco, sin éxito.

-Obviando tu nulo amor propio, me refiero a que puede que sea más vampiro que humano.

La atención de varios pares de ojos oscuros se centran en ella y eso hace que se siente algo incómoda. Sabe que no es apetitosa para ellos pero aún así lleva sus puñales. Un ser hambriento no se fija demasiado si su comida huele o no bien; sólo se la come.

-¿Qué quieres decir? –pregunta Rose, algo confusa ante su razonamiento.

-Quiere decir que probablemente le quiere hincar el diente a algo. –Jake ha seguido su línea de pensamiento con facilidad. Intercambia una mirada con Nina y ésta asiente.

Los ojos de Edward se iluminan con esa repentina idea.

-¡Pues claro! –su exclamación despierta a Bella, que mira confusa a su alrededor.

-¿Qué ocurre? –pregunta la humana, ayudándose de la mano de Jake que está sentado a su lado para sentarse en el sofá. Incluso ese leve movimiento hace que su respiración se vuelva trabajosa.

-Nina y Jake han tenido una idea. –le explica Edward con tono suave. –Creen que el bebé está hambriento pero no de comida humana.

A Bella le cuesta un par de segundos entender a qué se refiere.

-Oh. –murmura.

-Tengo sangre de reserva por si te hacía falta una transfusión. –anuncia Carlisle, que se ha mantenido en un segundo plano junto con Claire. –Podemos probar esa teoría ahora mismo.

-¿Lo dices en serio? –la mueca de asco de Jacob es evidente pero todos lo ignoran.

-Sólo si tú quieres. –se apresura a decirle Edward a su mujer.

-Haré lo que haga falta. –las palabras de Bella suenan desesperadas mientras Carlisle se mueve con rapidez.

-Vamos a dar un paseo. –murmura Alice, casi arrastrando a Jasper hacia afuera. Emmett les sigue apenas un segundo después con un gesto de disculpa.

El resto se queda, demasiado emocionado ante la posibilidad de que pueda tener éxito como para preocuparse por su propia sed.

Carlisle vuelve poco después con un vaso de plástico con una tapa y una pajita. Edward casi se lo quita de las manos para colocarlo delante de Bella.

-Quizás es mejor si no respiras. –le aconseja Edward cuando Bella arruga la nariz pero ésta niega.

-Huele bien. –murmura y Nina sabe que si pudiera sonrojarse, lo habría hecho pero aparentemente su cuerpo está tan desgastado que no puede ni colorear sus mejillas.

-Dios, voy a vomitar. –masculla Jacob, alejándose hasta la otra punta del sofá.

Nina también siente la náusea subiendo por su garganta. No le asusta la sangre ni le da asco pero ver a un ser humano beber sangre humana...bueno, eso es otro nivel totalmente diferente.

A pesar de ello mantienen su rostro neutral mientras reprime una arcada cuando Bella da un largo trago al contenido de su vaso. Alza los ojos marrones y cuando abre la boca para hablar sus dientes están coloreados de rojo.

Dios, quizás será Nina la que vomitará si no lo hace Jake.

-Está bueno. –consigue decir la humana en un susurro avergonzado.

Edward le sonríe, dándole ánimos y es Claire la que se cuela entre ambos para tomar su pulso.

-Es más estable. –anuncia sin poder evitar sonreír ligeramente. Nina no entiende como es que a ella no le ha dado tanto asco pero eso no importa porque la idea ha funcionado.

Bella tiene una posibilidad de aguantar hasta el parto.

Y eso bien merece unas cuantas arcadas.


✵✵✵


-Estás pálida. –comenta Claire echándole una hojeada mientras vuelven a la reserva.

Nina tiene la ventanilla bajada y deja que el aire cada vez más fresco se lleve consigo esa sensación de mareo que tiene.

-Acabamos de ver a Bella beber sangre. Lo que no entiendo es cómo tú estás fresca como una rosa.

Claire se encoge de hombros.

-He visto cosas peores.

-¿En serio? –replica la rubia alzando una ceja. –Recuérdame que no vuelva a ir a un hospital.

-De hecho deberías. –ante la mirada confusa de Nina, la pelirroja chasquea la lengua. –Estás pálida, apenas comes, estás agotada y tienes mareos. Me he dado cuenta. Me gustaría hacerte un análisis de sangre.

-Estoy bien. –replica la cazadora y ante la mirada de reojo inquisitiva de la conductora, suspira. –En serio, que estoy bien.

-La infección de la muñeca podría haber vuelto. –replica Claire.

Por toda respuesta Nina alza la mano antaño herida y la gira sin ningún tipo de dificultad.

-¿Ves? Sana como una manzana.

Los dedos de Claire tamborilean en el volante mientras las primeras gotas de lluvia empiezan a caer sobre el parabrisas.

-Podrías tener cualquier otra cosa. Vamos, déjame cuidarte un poco, ¿vale? –el tono de la pelirroja se vuelve algo más bajo y débil. –Necesito cuidar de la familia que se deja cuidar. Por favor.

Ese argumento rompe cualquier excusa que Nina tuviera en la punta de la lengua y acaba por suspira con un asentimiento.

-Bien, iré a sacarme sangre mañana. Pero quiero una piruleta de recompensa.

Eso hace sonreír a la pelirroja.

-Trato hecho.


✵✵✵


Al día siguiente Nina está dormitando en el sofá. El sol de media tarde entra a intervalos irregulares por la ventana, luchando contra un cielo nuboso.

Es el sonido de su móvil lo que la saca de ese estado de somnolencia.

-¿Sí? –contesta aún con la voz rasposa por el sueño.

-Nina, soy yo. –la voz inconfundible de Claire. –Ya tengo los resultados del análisis.

-¿Y? –pregunta la chica, ahogando un bostezo con la mano e intentando espabilarse mientras se estira en el sofá.

-Deberías venir para hablarlo en persona.

Eso elimina el resto de sueño de su cerebro y se incorpora del todo en el sofá.

-¿Por qué? ¿Qué ocurre?

Hay un par de segundos de silencio al otro lado.

-En serio, es mejor hablarlo en persona.

-Me estás asustando, Claire.

-Tú sólo ven, ¿va? Estaré de turno toda la tarde. Búscame en mi despacho.

Nina ya se está poniendo de pie aunque un pequeño mareo la invade al haberse movido tan rápido.

-Voy para allá. –consigue decir antes de colgar.

Mierda. ¿Está enferma? Claire no le habría dicho que quiere verla cara a cara si no fuera algo grave.

¿Se iba a morir?

Joder, lo que le faltaba.

Siempre ha sido consciente de que la esperanza de vida de un cazador es corta. Muy corta. Y hizo la paz con eso hace mucho tiempo. 

Pero morirse ahora le vendría fatal.

No quiero morir estando enfadada con ellos, es el pensamiento que le viene a la mente de forma inmediata. Agita la cabeza para deshacerse de él y va hacia la puerta de entrada.

Sea lo que sea tendrá que enfrentarlo sola esta vez.




¿Qué creéis que le pasa a Nina? Hagan sus apuestas🙈🤭

Recordar darle amor y comentar si os apetece, nos leemos!🥰🥰

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