01. Parte 2.
AVISO: Este capítulo contiene escenas explícitas sexuales. Si no te sientes cómodo/a sáltalo sin ningún problema. Para el resto, disfrutad😏
-¿Cómo funciona? ¿Me mordéis ahora? ¿Tengo que hacer algo? –las preguntas salen de su boca de manera atropellada y los labios de los chicos se curvan hacia arriba mientras niegan.
-Tradicionalmente es el lobo quien elige el sitio de la mordida. –le explica Sam mientras sus dedos se deslizan por su cuello en una caricia que pone el vello de Nina de punta.
-¿Habéis pensado en algún sitio? –murmura la chica y ambos vuelve a asentir.
Con delicadeza Sam la gira para que les dé la espalda y sus dedos se deslizan hasta su nuca, justo en la base del cuello.
-Yo había pensado aquí. –su voz se ha vuelto algo más ronca y oscura, esa voz que hace que la piel de Nina se caliente.
Sus dedos son sustituidos por los de Paul, que se cuelan bajo la camiseta de tirantes que lleva hasta rozar la clavícula que tiene libre del tatuaje.
-Y yo aquí, para formar un triángulo junto con tu tatuaje. –la voz del lobo también es más baja. -¿Te parece bien?
Nina asiente y se gira lentamente para enfrentarlos. El ambiente antes liviano está ahora cargado de tensión casi eléctrica.
-¿Duele? –le da miedo preguntar por si eso los hace echarse para atrás pero por la resolución en los rostros de ambos parece que no será así.
-El mordisco ocurre en el momento cumbre del apareamiento así que no, no duele demasiado. –Sam se inclina mientras habla y sus labios rozan los de ella con una sonrisa algo salvaje que hace mucho que no ve. –Te prometo que te distraeremos y ni lo notarás.
La palabra apareamiento no debería tener el efecto que tiene sobre su cuerpo pero es algo en el tono de Sam, en las palabras escogidas, que vuelve todo mucho más animal.
-¿Estás segura, fierecilla? –pregunta Paul, queriendo cerciorarse de que es lo que su fierecilla quiere. –Será intenso, tendremos que hacerlo uno y después el otro.
Cuando la mirada de Nina encuentra la del lobo sólo hay una firme resolución en los ojos claros.
-Lo estoy. Quiero esto. Quiero que me marquéis.
Por toda respuesta Paul sonríe antes colocarse a su espalda, sus manos rodeando sus caderas mientras los labios de Sam cubren la escasa distancia hasta los suyos y la besa de una manera muy diferente a estos dos meses. La besa como si quisiera devorarla y a la vez como si no tuviera suficiente de ella.
Ha pasado demasiado tiempo desde que no nota las manos de sus lobos recorriendo su cuerpo, colándose bajo la ropa que poco a poco va desapareciendo mientras la conducen hasta la cama.
Su cuerpo es girado hacia Paul, el gemido que se escapa de sus labios cuando Sam acaricia sus pezones inhiestos con los pulgares es ahogado en la boca del otro lobo, que la atrae hacia él, hasta que siente que está atrapada entre ambos, entre dos pares de manos que se deslizan por sus curvas y se cuelan entre sus piernas, encendiendo aún más el deseo hasta el punto de ser una llama candente toda ella.
Pero de repente Paul la gira de nuevo, hasta quedarse sentada prácticamente sobre él pero dándole la espalda y sus ojos se encuentran con los de Sam, que son como dos carbones ardientes.
-Primero será Paul, ¿está bien, amor? –Nina asiente y un gemido se escapa de sus labios cuando siente la erección del nombrado colándose entre sus piernas, rozándose contra su centro sin ningún pudor. -¿Estás lista?
-Oh, creo que está más que lista. –murmura Paul con tono lascivo antes de pasar su lengua por su hombro, justo en la zona donde morderá a su impronta. -¿A que sí, preciosa? ¿Estás lista para que te follemos por turnos?
Mientras habla los dedos de Paul se cuelan entre sus húmedos pliegues y ella clava las uñas en su brazo con un jadeo.
-¿Vas a seguir hablando o vas a follarme de una vez? –espeta y sus palabras provocan la risa ronca de ambos lobos.
-Boca sucia. –murmura Sam para después besarla de nuevo hasta dejarla sin aliento antes de apartarse un poco, dejando el espacio necesario a Paul para moverse.
La sensación de tener a Paul en su interior es mucho mejor de lo que recuerda pero también más intensa. Los gemidos se escapan de su garganta mientras el lobo la embiste con pequeños jadeos saliendo de entre sus labios, en esa posición sus muslos se tensan pero el brazo de Paul rodea su cintura, llevando sobre sí casi todo el esfuerzo de mantener la posición.
Siente cómo la bola de placer se está formando en su bajo vientre, cómo vuelve a ella el abismo de sensaciones en el lleva ansiando lanzarse desde hace tanto tiempo.
Nina apenas nota cómo le aparta la melena hasta que los rizos caen por su pecho. Puede notar los dientes rozando su omóplato pero el pulgar de Paul se desliza entre sus pliegues para acariciar su clítoris mientras aumenta el ritmo de sus acometidas.
La bola de placer se convierte en una bola de fuego que implosiona en su interior y sale hacia el exterior en forma de grito. El placer arrollador se mezcla con una sensación punzante en su omoplato pero es aliviado rápidamente por la lengua de Paul, que gruñe contra su piel al encontrar su propio placer, derramándose en su interior.
Aún está intentando normalizar su propia respiración cuando Paul sale de su interior y la gira para poder mirarla. Sus dedos apartan con delicadeza un rizo de su rostro mientras sus ojos la miran con tanto amor que el corazón de Nina se siente dolorosamente amado.
-¿Estás bien? ¿Te ha dolido?
Nina niega.
-Ha sido...-intenta buscar las palabras para expresarse. -...más intenso que normalmente.
-Eso es por la mordida. –asegura el chico y Sam se acerca a ambos. La mirada de Nina baja por su cuerpo desnudo, claramente excitado, y se muerde el labio inferior mientras siente cómo el deseo vuelve a encenderse en ella como una llama.
-¿Lista para mí, Nina? –la voz ronca del alfa es como un acelerante para su libido y una sonrisita juguetona aparece en los labios femeninos mientras Paul se levanta de la cama y el lugar es ocupado por Sam.
-Siempre lo estoy, alfa.
Sam gruñe de satisfacción ante la respuesta y apoya las manos sobre sus caderas para girarla lentamente.
-Quiero que apoyes los codos sobre el colchón, no pongas el peso sobre tus muñecas. –la mano del lobo la empuja suavemente hacia abajo mientras habla.
-Puedo poner peso en mis malditas muñe...-la mano de Sam impacta contra su trasero arrancando un jadeo más de sorpresa que de dolor de su boca. –Vale, vale, codos, lo pillo.
La risa de Paul le llega desde algún punto de la habitación pero no puede saber de dónde porque sus codos y rodillas están clavados en el colchón y su rostro sólo ve el cabecero de la cama.
Los dedos de Sam se cuelan entre sus piernas y sus caderas se mueven contra su mano, ansiando aún más el tirón de placer que provoca en su vientre.
-Este coñito insaciable va a ser mi perdición...-murmura el alfa, arrancando gemidos de la cazadora hasta que sus manos vuelven a agarrar sus caderas y Nina puede notar su miembro rozando su entrada.
El cuerpo de Nina se echa hacia atrás, al menos lo intenta pero las manos de Sam la mantienen en su sitio mientras ingresa en su interior lentamente. La chica nota cómo su interior se amolda a él, cómo sus músculos se tensan un poco más que con Paul pero su cuerpo recuerda pronto que ya está acostumbrado a ello.
El ritmo de Sam es más lento que el de Paul, al menos al principio. Algo que vuelve loca a Nina, cuyo orgasmo se va formando de nuevo de una manera abrasadora y tortuosamente lenta. Necesita liberarse, necesita explotar.
-Más rápido. –gime, con los dedos clavados en el colchón, nota las sábanas arrugas bajo sus manos.
Sam obedece, sus estocadas se vuelven más profundas y rápidas, el cuerpo de Nina se mueve al compás, mientras su pelo cae a ambos lados de su rostro, como un velo de pelo rubio. Nota el cuerpo del alfa cernirse sobre el de ella, puede notar el calor de su cuerpo contra su espalda, su aliento en la nuca.
Justo cuando el placer vuelve a inundarla de una manera descontrolada los dientes del lobo se clavan en su nuca, la punzada de dolor es algo más aguda, quizás porque su cuerpo está más sensible o quizás porque es el alfa pero es aliviado de forma inmediata por su lengua mientras él se pierde en su propio placer con un gruñido que reverbera por todo su cuerpo.
Un rato después, cuando se han dado una ducha rápida –en realidad Nina sólo quería verse las marcas en el espejo, dos mordiscos algo enrojecidos que junto con su tatuaje forman un triángulo- y los tres yacen en la cama, relajados y satisfechos, Nina no puede evitar soltar una risa.
-¿Qué es gracioso? –pregunta Paul, con una ceja alzada y un brazo rodeando a Nina.
-Si es Paul, lo entiendo, yo también me río de su cara a veces. –bromea Sam, acariciando con suavidad el pelo de su mujer.
-No es eso. –responde, ignorando la protesta de Paul. –Es sólo que nunca he tenido una fiesta de cumpleaños y ésta ha sido la más memorable.
-Si no has tenido ninguno no podrías comparar, ¿no? –cuestiona Sam, pensativo.
Paul bufa.
-Deja de quitarnos mérito, hermano. Si nuestra mujer ha dicho que es memorable, es que es memorable y punto.
Nina vuelve a reír. Es una risa pura, de felicidad. Porque se siente absolutamente completa.
Sabe que siempre recordará el día que cumplió veintidós años. El día en que sus lobos la marcaron.
Pero lo que no sabe es que lo recordará por muchas más cosas. Y que en pocos días apenas podrá pensar en esa noche sin que su corazón se encoja de dolor.
Ayyyy quería darles momentos felices a nuestro trío antes de que empiece el drama🥺
Y por fin nuestra Nina tiene la marca de sus lobos😏
¿Qué os ha parecido? Recordar darle amor y comentar, adoro leeros🥰🥰
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