n u e v e
Volví al restaurante entre suspiros. Cuando me senté de nuevo en el suelo, frente a Mei, me encontré con su mirada interrogante, casi como la de una niña esperando la respuesta a una pregunta que no s atrevía a hacer. Yo, al ver que ya estaba servida la comida, agaché la cabeza y alcancé una ostra.
—Tirando la casa por la ventana, ¿eh? — dije, riéndome para ocultar mi evidente bochorno.
—Come, come, que ahora tienes que alimentarte el doble. — dijo mi amiga, empujando la bandeja de seis ostras hacia mí. Mei, de repente, se dio cuenta de lo que había dicho y me miró como si hubiera atropellado a un topo por la carretera. — Ay, perdona.
Agité la cabeza. —No te preocupes.
—¿Prefieres no hablar del tema? —me preguntó, preocupada.
El tema equivalía a mi embarazo. Todo el pueblo lo sabía ya, así que supuse que no había problema en explicarle a mi mejor amiga qué es lo que había pasado... pero fuera del restaurante. Los viejos chismosos escucharían la conversación sin disimulo y, si se llegaran a enterar de que Daichi quizá no era el padre, seguramente armaría una guerra civil. O peor, mi nombre quedaría marcado para siempre en la historia de aquel pueblo; Hiroko Okazaki sería la tonta solterona con un hijo de padre desconocido.
Hice un gesto con la mano, agitándola, como diciendo ''da igual''. —Luego te cuento... ¡Uy! ¿Te importa si me como la última...?
*****
El ambiente, además de ser húmedo y pegajoso, era un tanto incómodo. Caminaba del brazo de Mei, aferrándome a él con fuerza, como si temiera volver a casa de la doctora Kotanegawa, pero en silencio. Mi mejor amiga evitó el tema del embarazo a pesar de estar -seguramente- muriéndose de ganas por saber los detalles. Yo también quería decírselo; quería contarle todas mis preocupaciones... pero no sabía cómo. No quería que mis problemas terminaran volcados en ella. Bastante tenía ya con involucrar a la doctora y a Akaashi.
Al llegar a la calle donde debíamos separarnos, me agarré aún más fuerte a Mei. Dejé de estar a su lado para colocarme frente a ella.
—Dime que no vas a gritar. — le dije, intentando que, con mi mirada, se quedara tranquila. Mi amiga asintió con energía. Sus ojos color café brillaban con una mezcla de ilusión y expectación. Antes de continuar, me aseguré de que por la calle ascendente que llegaba a la casa de los Kotanegawa no hubiera nadie. Después de mirar hacia los lados, inspiré. — No sé quién es el padre.
Mei se llevó las manos a la boca. Dio unos brinquitos, puede que emocionada. Se alejó de mí unos pasos, agitó las manos, incrédula, y volvió a acercarse para poner sus manos en mis hombros. —¿¡En serio!? — gritó en un susurro. Luego, pareció acordarse de algo. Con el ceño fruncido y la boca abierta de par en par, soltó: —¿¡Oikawa!?
—Shhh, shhh... —intenté que dejara de actuar como si acabara de ganar la lotería. — Sí, bueno, él-
—¿¡Oikawa y Sawamura!? ¿¡O al revés!? ¿¡Quién tiene más probabilidades!?
—¡Mei! — fui yo quien tuvo que poner las manos en sus hombros aquella vez. Agité a mi amiga con algo de brusquedad. — Te estoy contando esto porque sé que vas a guardar el secreto, ¿verdad?
—Claro. — confiaba en ella. A lo largo de nuestros años de amistad, habíamos compartido cientos de secretos que nunca dijimos a terceros. De hecho, nadie sabía de mi idílico encuentro con el ex-capitán del Seijoh a parte de Mei, y eso que ella estaba deseando contárselo a medio planeta. — Nunca diré nada, ni siquiera cuando esté borracha en tu despedida de soltera porque te casas con alguno de los dos. — sonrió.
Suspiré, aliviada. Mei parecía algo más tranquila. —Te contaría todos los detalles aquí, pero... — agarré su mano y tiré de ella para que me acompañara cuesta arriba. — alguien ha descubierto que estoy embarazada y, como has visto, ahora todo el pueblo piensa que Daichi y yo vamos a tener un crío. En este pueblo, hasta las paredes te escuchan. — caminamos juntas hasta llegar al final de la sinuosa calle, llena de vegetación. Esquivamos algunos charcos y arrastramos los pies por el césped del jardín anterior de la casa de los Kotanegawa. Sólo se escuchaba el viento y algunos pajarillos, nada más. — Siéntate en el porche y agárrate, que vienen curvas.
Mei obedeció. De un salto, se subió a la tarima de madera del porche. —Soy toda oídos, ojos y hasta olfato.
Con la ayuda de mi amiga, también me senté en la tarima con un resoplido. Me notaba más pesada y fatigada que nunca, incluso más que cuando iba a casa de mi abuela a comer.
—Estoy embarazada de unas cuantas semanas, apenas llego al mes, pero no puedo saber con certeza qué día hubo fecundación.
—Ay, cómo se nota que vienes de una familia de científicos, ¡hablas como un médico! — comentó Mei, que me escuchaba mientras movía los pies de atrás hacia delante.
—Pero, acotando las fechas, seguramente me quedé embarazada a mediados de agosto. —expliqué.
Mei siseó. —Qué mal...
—Así que, no hay dos posibles padres...
—Son tres. — mi amiga agachó la cabeza. — Sawamura, Oikawa y el de Tokio, ¿verdad? Menuda mierda. ¿Cuándo fue la última vez que...? ¿No habías roto ya con el tonto de Sawamura en agosto?
—Sí, son tres. — me reí por no llorar. La situación me parecía cada vez más surrealista. — Creo que el día dieciséis vine a por mis cosas para marcharme a Tokio, discutí con él...
—Ah, el típico besuqueo fogoso después de la pelea. — Mei, aún virgen como el aceite, asintió como si supiera del tema. Me hizo reír.
—Luego, el veinte, llegué a Turquía, y ese mismo día vi a Oikawa, pero no estuve con él hasta el veintidós, creo. —intenté hacer memoria, pero todo estaba cada vez más borroso, como si fuera tan traumático que mi cerebro necesitara eliminarlo. — Volví el veinticinco, me quedé en casa limpiando, pasé por el campus y-
—El universitario. ¿No te quedaste a dormir con él varios días? —me recordó Mei.
Asentí. —Sí. Ay, mierda.
—¿No te lo tiraste unas cuantas veces?
—¡Mierda!
—¿No será él el que te ha dejado embarazada? — mi amiga miró al techo, pensativa, y luego se puso a contar con los dedos. — Si estás en tus primeras semanas y él fue el último, y te lo tiraste en un par de días una media de... ¿Cuánto? Mmmh, pongamos que seis veces...
—¿¡Seis veces!? — exclamé. Cuando me di cuenta de mi tono de voz, agudo y demasiado fuerte, carraspeé y miré hacia el horizonte. — No fueron tantas, de eso estoy segura, pero visto así, él es quien tiene todas las papeletas de ser el padre.
—A mi no me importaría que fuera el padre de mis hijos, la verdad, aunque he de reconocer que era un poquito friki. — dijo Mei, cruzándose de brazos. — Un poco bastante, pero bueno, que tampoco estaba tan mal, el chico. Demasiado alto para mí. Me gusta que midan sobre un metro ochenta y cinco, como mucho, no casi dos metros.
—Si ni siquiera le conociste en persona...
—Ya, pero ojeé su Instagram y vi su ficha de jugador en el equipo de la universidad, y dije: ''no, un metro noventa y tres es demasiado para ti, Mei''.
Solté una carcajada. —Eres de lo que no hay.
—¿Y qué vas a hacer? — dijo, totalmente seria. Noté algo de preocupación en su tono de voz. — ¿Le has dicho a Sawamura que hay más posibles padres?
Negué con la cabeza. —No. De momento. No he querido darle toda la información de golpe... De hecho, él se ha enterado de que estoy embarazada por el mismo motivo que tú: hay alguien por ahí que lo va pregonando a los cuatro vientos. Creo que decirle que no puede ser el padre pero que sí puede serlo va hacer que se cuelgue del poste de la luz.
—Estás sola en Tokio, embarazada, trabajando... — mi mejor amiga suspiró. — Oikawa está en Argentina, así que dudo que venga a echarte una mano. Además, dudo que ese bicharrajo se quiera hacer cargo de un bebé; aunque podrías aprovecharte y decirle que te mande dinero desde América. Seguro que gana una pasta gansa.
—No es una mala idea. —reí, pero la realidad me abofeteó de nuevo. —Estoy bien, en serio. De momento, puedo sola con esto. Mi único problema al llegar a Tokio será enfrentarme al viejo verde de mi jefe, tranquila. No es nada nuevo.
—Ni de coña voy a dejarte sola en esa jungla de señores pervertidos y gente estresada. — Mei me miró a los ojos. A veces, cuando me miraba así, parecía que iba a matarme allí mismo. Rodé los ojos, incapaz de sostener su mirada. — Me voy contigo a Tokio.
—Mei, no hace falta, en serio.
—¡Sí! Mientras tú trabajas, yo puedo limpiar tu apartamento, cocinar... ¡¡Shh!! — alzó su índice y lo puso frente a mí antes de que yo le recordara aquella vez que casi quemó su casa por hacer tempura — ¡Sé cocinar!
—Una embarazada no puede vivir a base de ramen, ¿sabes?
—Oye, un respeto, que sé poner la arrocera y puedo hacer onigiris en tiempo récord.
—No hace falta que vengas conmigo. Además, seguramente tendré que volver de vez en cuando aquí para alguna revisión, al menos durante los primeros meses, hasta que encuentre una buena matrona en Tokio.
Mei volvió a observarme, aunque aquella vez con algo de pena y con mucha compasión. —Hiroko...
—No necesito tu miradita de ''lo siento mucho''. — le dije, señalándola, y levantándome despacio de la tarima. — Esto es un asunto mío, y como yo me he metido solita en esto, lo arreglaré de la misma forma.
—Solita, solita... No, que los padres también tienen culpa. —Mei se cruzó de brazos, aparentemente cabreada. Sí, algo de razón tenía.
—Por eso me encargaré yo de hablar con ellos. ¡Vuelve a la tienda, que tus padres deben estar a punto del colapso!
*****
Mei-chan
rooookooooo-chaaaaannnnnnnn <3
18:18
hay novedades sobre el caso papá perdido???
18:18
por cierto!!! he oído que las vías estarán listas para el jueves asi que podras marcharte y dejar atras este pueblucho de chismosos :D
18:18
De momento no ha contestado... Creo que no tiene mi número. No le llegaban mis mensajes
18:20
pues ha publicado una foto en instagram
18:20
QUÉ DICES
18:21
QUÉ ASCO DE TIPO
18:21
te lo dijeeeeee son dos metros de friki maloliente que ignora a las chicas que se folla
18:22
llegan clientes...... dime si te contesta!!
18:23
La duda ofende!
18:24
*****
Hola, soy Hiroko Okazaki.
12:15
Supongo que te acuerdas de mí...
12:15
Perdón, no quería contestarte tan tarde.
01:08
Claro que me acuerdo de ti ;)
01:08
Voy a dejar de utilizar este número dentro de unos días, por cierto. Si necesitas algo importante, espero no ser tu solución.
01:08
Aunque me encantaría, ya sabes.
01:08
*****
Mei-chan
CONTESTÓ
01:08
!!!!!!!!!HAZTE LA DIFICIL NO CONTESTES AHORA QUE LE JODAN!!!!!!!
01:10
POR cierto QUE haces DESPIERTA a estas horas tienes que descansar un montón!!
01:10
Estoy corrigiendo el manga de Udai para tenerlo listo antes del viernes
01:12
Dice que va a dejar de utilizar su número....
01:12
HAZME CASO ESO ES UNA EXCUSA SE ESTÁ HACIENDO EL LOCO
01:12
Creo que voy a decirle si podemos vernos.
01:12
HIROKO NOOOOOOO NO CAIGAS EN LOS ENCANTOS DE ESA BELLA BESTIA INMUNDA CON ABDOMINALES NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
01:13
*****
¿Crees que podremos vernos antes del domingo?
01:13
Tengo algo que contarte y prefiero que sea en persona.
01:13
Es una pena, pero estoy muy liado estos días.
01:20
Es importante.
01:21
¿Sigues en la facultad? Puedo ir sin problemas.
visto a las 01:21
*****
Mei-chan
Me ha dejado en visto el grandísimo hijo de perra
02:00
EH!!! un respeto a las perras
02:10
te lo dijeeeeeee no tendrías que haber contestado a ese friki
02:10
prefiero a Sawamura antes que a ese tonto....
02:11
Parece ser que odias a todos mis intereses amorosos
02:11
sin ánimo de ofender: sí los odio
02:12
son guapos están buenos y juegan o jugaban al voley es como mi sueño erótico de los jueves
02:12
y por eso les odio
02:12
follar casar y matar oikawa sawamura y tu interés amoroso friki tokiota kuroo
02:12
MEI
02:14
********************
Alguien a lo largo del fanfic alguien dijo que los padres eran los 3 capitanes con el dorsal 1... enhorabuena has ganado esta apuesta telemática te mando un choque de codos en lugar de un besito!!!!!
Esperad bastantes capítulos durante estas próximas semanas porque no tengo nada mejor que hacer y pienso exprimir al máximo mi imaginación durante la cuarentena (sorpresa, España entera está en cuarentena de 15 días)
y dicho esto: arrivederci oikawa no fue a los nacionales pero está comiendo empanadas argentinas y yo no y estoy triste chao
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro