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Mirándome fijamente de la manera más inquisidora posible, sin dejar de sujetar mi mano derecha y con los labios levemente fruncidos, Akaashi me preguntó si estaba de broma. Yo me reí, aunque más bien fue una risa amarga.
—Ojalá lo estuviera, Keiji. — murmuré, haciendo que él suspirara, cansado, y que por fin apoyara la espalda en la silla. Estaba tenso. — Las nauseas por culpa de los olores fuertes, el cansancio y ahora los pinchazos en el vientre parecen bastante reales, la verdad. Creo que iré al médico esta semana. Quizá sea un alien y no un bebé. — bromeé, haciendo que Akaashi curvara las comisuras de sus labios en una leve sonrisa.
Algo más relajado, bebió de su taza de té. —Y... ¿Cómo es que no sabes quién es el padre?
Volví a soltar otra risilla. —Al final resulta que sí tienes curiosidad, ¿eh? — jugueteé con la taza de té. Aún no había dado ni un sorbo. Seguramente estaba ya frío. — Este verano he estado con tres chicos diferentes.
—¿¡A la vez!? — volvió a gritar en un susurro, alarmado.
—¡No! — respondí yo de la misma manera, frunciendo el ceño y sintiéndome algo ofendida. — Bueno, se podría decir que las líneas temporales se solapan...
—¿Eso es un sí? ¿Has estado con tres chicos diferentes a la vez? — Akaashi parecía de lo más asustado, como si la idea de poder salir con quien quisieras o de tener las parejas sexuales que te diera la gana fuera un pecado. Después de ver cómo yo arrugaba la nariz, Akaashi pareció leerme la mente: — No te juzgo ni nada de eso, simplemente me sorprende. — dijo — Eres libre de estar con quien quieras. Yo no me meto en tus asuntos, desde luego, pero-
—Si no hubiera estado con tres tíos a la vez, sabría quién es el padre, sí. — bufé, algo enfadada porque me dolía que aquella fuera la verdad. — Y, antes de que preguntes, sólo uno de ellos era algo serio, pero rompimos. — aclaré.
Akaashi me miró sin decir nada. Se acomodó en el asiento y, con un gesto de su mano, me invitó a que le contara toda la historia. Yo inspiré y agaché la cabeza.
—Si no quieres contarme nada más, está bien. — dijo con su típico tono amable, quizá algo más meloso de lo normal. — Y, aunque no digas nada, cuenta con mi ayuda.
Sonreí, agradecida y enternecida. Fingí después un puchero. —Gracias, Keiji. Además de guapo eres buena persona... normal que te adoren las chicas de la oficina de enfrente. — me reí, y él me acompañó soltando una carcajada suave. — De todas formas, creo que puedo con todo esto yo sola. Es mi problema, al fin y al cabo.
—¿Pero qué le voy a decir a Kimoto-san si-
—Tranquilo, — fui yo la que coloqué mi mano sobre la suya — ya me encargaré del sucio de Kimoto. Además, primero tengo que saber qué hacer con toda esta información. Supongo que tendré que ir al médico...
Akaashi volvió a inclinarse hacia delante. —¿Sólo has hecho un test? ¿No has repetido ninguno?
No había caído en aquel sesgo, y eso que me consideraba una persona de lo más purista en cuanto al método científico. Abrí ligeramente la boca. Las náuseas habían empeorado y me sentía cada vez más cansada, pero, sí, aún quedaba algo de esperanza: podía haber sido un falso positivo. —Tienes razón. Los síntomas de un embarazo durante las primeras semanas no se corresponden sólo a un embarazo, ¿no?
Mi editor y amigo asintió, aunque no parecía muy convencido. Entonces, me levanté de golpe de la silla. Agarré la correa de mi maletín y me lo eché al hombro. Sonreí a Akaashi que, sorprendido, intentó detenerme.
—Okazaki, ¡ni siquiera has tomado el té!
*****
Sentada sobre el váter, con la tapa cerrada, esperé con impaciencia a que el segundo test de embarazo diera el resultado. Era uno de esos test baratos, de los que se compraban en la parafarmacia de las tiendas de conveniencia, y que normalmente no eran muy de fiar. Lo compré con Akaashi a mi lado, así que el cajero, al devolverme los yenes que me pertenecían, nos dijo ''buena suerte, pareja''. Me dio tanta vergüenza que estuve a punto de lanzarle a la cabeza el test de embarazo, pero Keiji me detuvo.
Y, hablando de Keiji, él también esperaba impacientemente al otro lado de la puerta del baño de mi enanísimo apartamento. Dio un par de golpes en la madera. —¿Todo bien por ahí?
—¡Sí! — exclamé. Devolví la vista a la barrita de plástico. — ¡Eh! ¡Ha dado negativo! — chillé.
Corrí hacia la puerta del baño, la abrí y le mostré triunfante el resultado a Akaashi. Él entornó los ojos tras empujar la montura de sus gafas. —Hiroko... — me dijo, agarrando el test de embarazo por un extremo. Había mirado en Internet como funcionaban mientras yo estaba en el baño. — Hay dos líneas.
—No me jodas. — le arrebaté la barra de plástico. —¡Me cago en la- — al ver que Akaashi me miraba con los brazos cruzados, me callé. — Perdona, ya sé que no te gusta que diga tacos, ¡pero creo que la situación requiera que pueda cagarme en la mismísima puta!
Mi amigo suspiró. —Tranquila. Aún puedes hacer un test más fiable. — dijo, con calma. Estaba acostumbrado a tratar con personas que vivían en un estado de ansiedad constante, así que Akaashi se acercó y puso una mano sobre mi hombro, apretándolo con suavidad. — Me quedaré aquí contigo.
—No hace falta, de verdad. Qué quieres, ¿entrar a ver cómo hago pis? — bromeé, fallidamente.
No quería que Akaashi cargara con mis problemas. El problema, más bien, porque a este paso iba a tener nombre y apellido. Bueno, tendría apellido en el caso de que yo no fuera madre soltera, caso que era muy improbable. Yo siempre me había hecho cargo de los problemas del resto, pero no de los míos, y no me gustaba que nadie estuviera recordándome qué hacer porque tenía la sensación de que les atosigaba. No creía que nadie en el mundo se mereciera tener que, además de gestionar los suyos, echarse a la espalda mis problemas. Y Akaashi no era una excepción. Sabía que estaba hasta el cuello de trabajo, que tenía reuniones y un billete de tren reservado para irse a Hokkaido a ver a un amigo, así que le dije que se marchara.
—¿Estás segura?
—¡Sí, vete! Descansa. Nos vemos el lunes. — hice exagerados gestos con las manos para que se encaminara hacia la puerta, que no estaba muy lejos.
Sin embargo, Akaashi hincó aún más los pies en el suelo. —Me iré cuando hayas visto el resultado del último test.
Era un test de embarazo de farmacia, de esos caros que te decían hasta de cuánto estabas embarazada. Siempre había visto los anuncios, y nunca pensé que tendría que comprar uno tan pronto. Insistí; prefería que Akaashi se marchara. Iniciamos un tira y afloja hasta que él, harto, se quitó su chaqueta y se sentó en el tatami, como un niño pequeño enrabietado que se lanza al suelo porque no quiere irse del parque. Alcé los brazos al cielo.
—¡Está bien! Voy a por el test definitivo. — lo saqué de mi maletín. La caja de color azul estaba entre dibujos, guiones y manuscritos. Bajo la atenta mirada de Akaashi, arrastré los pies hasta la nevera y saqué una botella de agua. Me senté frente a él con aire desganado. — ¿Estás contento? Ya he bebido dos litros de agua en una hora sólo para comprobar si estoy preñada o no. Voy a explotar. — abrí la botella con un chasquido y di unos cuantos sorbos. Miré de reojo a Akaashi. — Parece que eres tú el que tiene una sospecha de embarazo y no yo.
Akaashi se cruzó de brazos y suspiró. —Estoy pensando... en que tú fuiste al mismo instituto que unos conocidos.
Enarqué las cejas. —Uy, ¿estás pensando en posibles padres? ¿Quieres ponerles cara?
—Si no quieres contármelo, sabes que no me importa. Además, no era por conjeturar, simplemente me he acordado de que fuiste a Seijoh. — dijo.
—Te estás muriendo de la intriga, ¿verdad? — me reí. Me arrastré por el suelo para acercarme a Akaashi y quedarme a un par de palmos de él. — Como no quiero hacerme responsable de tu horario de sueño, porque seguramente no dejarás de pensar en quién ha dejado preñada a tu compañera...
—Bueno, aún no sabes si de verdad estás embarazada o llevas encadenados dos falsos positivos.
Sin duda, había que querer a Akaashi: fuera como fuera, aunque mintiera y no estuviera seguro de sí mismo, siempre hacía que no perdieras la esperanza. Sonreí y continué hablando, como si fuera el narrador de un documental: —Julio, estación de Tokio, treinta grados... Nuestra protagonista, Hiroko Okazaki, se despide de un hombre de cuyo nombre no puede acordarse... y sube a- No, espera, tengo que remontarme a hechos anteriores.
—¿Ni siquiera tú sabes cuál es la historia? — Akaashi se llevó las manos a la cara.
— Cada vez está más difusa en mi mente, ¿sabes? — me excusé. — Al grano: en Junio fui a una fiesta que habían organizado en la facultad, y conocí a este tipo, que se graduaba, y fue como un flechazo a primera vista. Yo estaba un poco borracha, porque encima había terminado de corregir el último capítulo del manga de Udai-san, y él me llevó a casa. No pasó nada más, te lo juro, pero fue como si no me pudiera quitar su cara de la cabeza al día siguiente, y eso que tuve resaca.
—¿No te acuerdas de su nombre? ¿De la universidad de Tokio?
—Sí, estaba estudiando biología. Y estoy seguro de que lo conoces, así que prefiero guardarme el nombre.
Akaashi se interesó el doble por la historia. Pensativo, miró hacia el techo. —Carrera de biología, universidad de Tokio... — cruzamos una mirada. — Sólo conozco a una persona que coincida con la descripción y he de decir que es peor que un dolor de muelas.
Para que Keiji dijera eso -ni siquiera lo decía del trozo de mierda de Kimoto-san-, sí que debía conocer bien al chico de la universidad de Tokio. Y yo, que no conocía al chica tanto, podía corroborar que era cierto. Era un auténtico grano en el culo, aunque tenía labia y era bueno contando chistes y en otros aspectos pertenecientes a la intimidad.
—Pues todavía creyendo que lo nuestro podría haber sido de cuento de hadas, me marché a Miyagi. — continué después de beber más agua. — Y allí me encontré con mi vecino de toda la vida. Siempre me había gustado, pero siempre creí que tenía novia, así que mantuve las distancias desde que tenía unos doce años...Pero al reencontrarnos, bueno, pasó lo que pasó.
—¿Pasó lo que pasó? — repitió — Así, ¿de golpe?
—¡No, no! La cosa fue gradualmente. Al principio sólo salíamos a pasear, — expliqué, para alivio de Akaashi.— luego me pidió salir... y la cosa duró cosa de un mes. Él tenía una especie de admiradora secreta, o algo así, y cuando se enteró de que nos habíamos besado en sitios que ella ni siquiera sabía que existían, se cabreó. Y la brillante solución que tuvo él fue decirme que lo mejor era que yo me olvidara de todo lo que había pasado.
—Qué triste.
Me encogí de hombros. — Dijo que, como yo ya no vivía en el pueblo, pero que su admiradora secreta sí, la mejor opción era que fingiéramos que no había nada entre nosotros para calmar las aguas. Siempre pensé que era un tipo inteligente, sensible, de los que tienen una solución para todo... pero no. ¿Y quién volvió a Tokio con el corazón roto porque su amor de toda la vida era un imbécil que no quería saber nada de ella?
—Deja que adivine, ¿tú?
Asentí. —Y como tenía un bajón impresionante, compré un billete de avión para Turquía.
—Ah, sí. Me trajiste muchos imanes.
—Y en Turquía me encontré con otro padre en potencia.
—¿¡Un turco!?
—Qué va, un chico de mi instituto que estaba haciendo escala allí. Se iba a América, creo. La historia con él no tiene mucha más trama, así que mejor sigo. — bebí algo más de agua, dejando la botella a la mitad de su capacidad. — Y cuando volví a Tokio otra vez, me reencontré con el universitario. Supongo que sabes lo que pasó entre nosotros, ¿no?
—Sí, no hace falta que me des más detalles. — Akaashi miró hacia el suelo. — ¿Crees que hay alguien con más probabilidad de ser el padre? Aunque, de todas formas-
Levanté el índice. —Siempre lo hicimos con lo que tú llamas protección. — dije, segura. — Pero, teniendo en cuenta que a más ensayos, más probabilidad... Pues supongo que S- ¡Ay, ay! ¡Voy al baño!
—¿Tan rápido? ¡Lee bien las instrucciones!
Cogí la caja del último test de embarazo y corrí hacia el baño. Estaba tan acelerada que ni siquiera cerré la puerta, así que, Akaashi, que con toda la calma del universo me siguió hasta el baño, la cerró, despacio. Abrí la caja tan rápido que la rompí. Leí el prospecto entre brinquitos, quité la tapa protectora del predictor y seguí las instrucciones: meé, lo cerré, esperé y me eché a llorar.
''Embarazada. ''
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BUENO BUENO BUENO abro aquí un apartado para que continúen las apuestas de quién es el papi de los 3265468 personajes de Haikyuu???? Akaashi queda descartado!! Creo que en este capítulo hay algunas pistas ;)
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