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𓏲 Capítulo 4

Las manos de Mina sudaban y estaba segura que su cuerpo temblaba, aunque no era cierto, se encontraba afuera de la cafetería donde se había quedado de encontrar con Chaeyoung.

Y lo peor es que llevaba diez minutos de retraso, sabía que esta no se había marchado, podía verla a través del vidrio como mensajeaba por celular y le sonreía a la pantalla, o como revisaba su reloj de mano cada cierto tiempo.

Suspiró tratando de quitar sus nervios, daría una mala impresión si llegara más tarde, si de por sí ya estaba quedando mal por el simple hecho de sólo observarla.

Así que acomodó sus cabellos negros y las arrugas que sus ropas no tenían y se adentró al lugar. La campana del lugar sonó y algunas personas voltearon a verla, tal vez personas que también esperaban a alguien.

A paso lento se acercó a la mesa que exactamente estaba en medio de todas las demás y se empezó a sentir nerviosa por el simple hecho de que no sabía qué decir cuando estuviera frente a Chaeyoung, ¿y si le reclamaba por qué la hizo esperar tanto?.

Apretó los ojos mientras soltaba un "rayos", y ya estando más cerca de la mesa empezó a acercase tímidamente hasta estar frente a frente

Y Dios, Chaeyoung era más guapa que en fotos, no era nada comparada a como se mostraba. Y cuando chocaron miradas, el rostro de Mina se sintió caliente, y no era porque el lugar debía serlo ya que era una cafetería,o porque afuera hace media hora llovía y por naturaleza la evaporación hacía el lugar más caliente y más gracias a la gente que había y friccionaba calor.

No, era porque a pesar de que Mina vio en fotos a Chaeyoung sonreír y sabía perfectamente que tenía hoyuelos, en persona la hacían ponerse más que nerviosa.

— Mina — la nombrada salió de trance cuando vio a Chaeyoung levantarse y acercarse los pocos pasos a ella.

— Chaeyoung — Sonrió, de un momento a otro los nervios se fueron y se sintió como si fueran viejas amigas en un reencuentro.

Las dos se sentaron quedando frente a frente mientras se saludaban de manera correcta y empezaban a platicar de todo y nada. El tiempo empezó a ir más rápido de lo que esperaban y cuando se disponían a retirarse el cielo estaba ya oscuro, ni siquiera Chaeyoung recordó el beso de buenas noches que le prometió a Yeri y que si quería hacerlo debía decir adiós ya.

Pero no lo hizo.

En cambio se ofreció a llevar a Mina a su casa, sabía que vivía en un lugar bastante retirado y que para esos momentos ya era peligroso ir sola incluso en taxi. Así que mientras las dos se encaminaban al auto de la coreana, platicaban y reían de cualquier cosa, Somi trataba de hacer que Yeri quitara su carita triste y Jihyo de que Sana dejara de decir que su mamá era una tonta.

Cuando Chaeyoung y Mina llegaron a la enorme casa de la mayor dejaron sus abrigos en el perchero, Chaeyoung trató de retirarse pues no quería molestar con su intromisión a una casa ajena además que sentía que algo no estaba bien.

— ¿Tomas vino? — Preguntó la escritora con dos copas en una mano y una botella en la otra.
Chaeyoung asintió caminando detrás de Mina hasta estar en una sala diferente, una de las paredes era de vidrio y podía ver afuera como los pequeños focos colocados en el suelo daban una iluminación mejor al bosque. En cierta parte le daba miedo voltear y ver a alguien ahí, muerto o vivo el miedo sería el mismo. Pero también le encantaba y se le hacia muy fascinante la vista de la naturaleza o el sonido igual de esta, no había nada de ruidos de la ciudad y era algo que claramente necesitaba.

— Esto es increíble — Susurró mientras tenía la copa en manos y Mina le servía.

— Tal vez, pero algunas veces te aburres. La naturaleza es brillante, te tranquiliza y siempre tienes tu privacidad.

Chaeyoung asintió sonriendo, se imaginó si ella tuviera una casa así, tal vez Yeri y Sana estarían todo el día afuera, o tal vez se perderían en el bosque y terminaría haciendo una alerta amber, tal vez sus travesuras de salir desnudas corriendo por toda la casa no molestarían a nadie. Sabía que la gente podía verlas y siempre recibía quejas sobre aquello.

Sonrió en grande al recordarlas y de un momento a otro abrió los ojos y se levantó de golpe.

— Dios mío — Musitó dejando la copa en la mesita de centro.

— ¿Qué ocurre? — Mina siguió sus pasos.

— Me tengo que ir, es bastante tarde y tengo muchas cosas que hacer.

Las dos caminaron hacia la salida de la casa, Chaeyoung ni siquiera se tomó el tiempo de tomar su abrigo y cuando estaba ya afuera volteó a la mayor.

— Me encantó conocerte Mina, y espero quedar de nuevo para otra salida así que hablamos por mensaje. Gracias por todo — Se acercó a la nipona y le besó la mejilla para meterse de inmediato al vehículo.

Manejaba a velocidad pero con cuidado por si algún animal salía de la nada y así poder frenar y evitarse un problema más grave, aunque sabía que lo que hizo con sus hijas era más que grave.

Cuando llegó a su casa estacionó el auto y se adentro encontrando todo silencioso.

— ¿Somi? — Habló fuerte entrando a la sala, sus dos amigas se pararon del sillón cuando la vieron, Jeon la veía con el ceño fruncido y Jihyo algo lastimosa. — ¿Qué ocurre?, ¿les pasó algo a las niñas?.

— Claro — Sonó molesto la canadiense. — Les acaba de ocurrir llorar hasta quedarse dormidas porque su madre no apareció aún cuando prometió hacerlo "un poco después de la cena".

— Cariño. — Jihyo susurró a un lado de su pareja.

— Carajo, lo siento, de verdad lo siento. El tiempo... no medí el tiempo y no supe nada.

Jihyo se acercó a Chaeyoung mientras tomaba su bolso y lo colgaba en su hombro.

— Lo sabemos. Pero sería mejor que les dijeras para la próxima vez la verdad, Yeri no dejaba de mostrarse emocionada porque su madre no rompería su promesa, y Sana se veía muy molesta cuando vio llorar a su hermana — Soltó un suspiro y colocó una de sus manos en el hombro de la coreana — Que se quede en la primera y única vez que ocurre esto. Todavía son niñas y esperemos puedan olvidarlo rápido.

Chaeyoung asintió y cuando las dos contrarias se marcharon subió las escaleras adentrandose a la habitación que compartían sus dos hijas. Se acercó a la cama de la menor y acarició sus cabellos haciéndola despertar un poco.

— Mami... — Susurró la infante con voz un poco ronca.

— Shhh, duerme.

— Pero, ¿y mi beso?.

Chaeyoung sonrió aunque la culpa le cayó en los hombros de golpe. Se acercó a su hija y le besó la frente y después las dos mejillas, finalmente la vio sonreír.

— Te quiero, pensé que habías roto tu promesa.

— Nunca lo haría.

Cuando Yeri se volvió a mostrar dormida se levantó de la cama y se dirigió a la de Sana, le besó la frente pero la menor solo frunció el ceño y susurró un "mamá tonta".

Por otro lado Mina se encontraba feliz, se preparo un café, la cuarta taza del día, y tomó su MacBook para empezar en una hoja en blanco a escribir.

"Mi nuevo amor".

Quería escribir ahora su propia experiencia, ya no le bastaba con las de sus conocidos, ya no quería inspirarse en ellos, pues sabía que de ahora en adelante Chaeyoung sería su inspiración.

Aún sin saber la verdad y todos los problemas que tendría cuando la descubriera.

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