열두시
— ¿A donde vamos? —pregunta Jungkook mirando con interes los pequeños locales que a penas comenzaban abrir.
— A visitar a alguien —admite con desgano aun sin levantar la mirada de sus zapatos. Jungkook la mira con curiosidad.
Desde la noche anterior la mirada sombria con la que Mimi regreso al hotel le advirtio que algo no andaba correctamente. Todo aquello aun le parecia muy sospechoso, sin embargo no indagaba de mas por miedo a fastidiar a Min-Ki.
Aun asi la lengua le pica por preguntar.
— ¿Pasa algo de lo que deba saber? —suelta por fin.
Inconsientemente sus ojos se cierran con fuerza esperando el grito furioso de su hija, mas aun al ver que nunca llega, se permite suspirar aliviado y acercarse un poco mas a ella.
— Nada de lo que no estes a punto de enterarte papá —confiesa soltando un largo y sonoro suspiro. Delante de ella un conjunto de casas pequeñas y en su totalidad iguales se alzan con orgullo ante su vista y Min-Ki empieza a sentir la respiracion mas pesada de lo normal.
Lo sabia. La bomba de tiempo que estaba a punto de accionar pondria un antes y un despues en la historia de su vida.
Un quiebre total del cual quizas ninguno de ellos salga completamente ileso.
No solo se destaparian todas las mentiras que en su totalidad conformaban su vida, sino que era poner la vida de muchos completamente al desnudo.
Pero a Mimi ya no le importaban las consecuencias. Ya no le importaba la distancia y guerra definitiva que pondria en su vida. Ya no se preocupaba por los reclamos o los gritos.
Min-Ki estaba llena de rabia.
De una rabia que ahora mismo quema y se alimenta del mas minimo ser que ser atreva a ser parte de su vida.
— Lindas casas —confiesa Jungkook detallando cada una de ellas.
La mayoria eran de colores calidos, con jardines repletos de flores y plantas. Otras eran mas en ladrillo y piedra y luego estaban aquellas dos casitas en el centro, unicas en su escencia. No eran muy grandes, pero aun asi sus tamaños sobresalian entre las demas. Parecian mas modernas y daman cierto aire de ser de algun barrio fino, pero al mismo tiempo humilde.
— ¿Que hacemos aqui?
— Lo sabras cuando dejes de indagar tanto padre —suspira Min-Ki mientras jala de la pequeña puerta de madera y se abre paso a una de esas casas que mas llaman la atencion.
El pequeño caminito de piedra le pone los nervios de punta y aunque se tienta a sacar las llaves para poder entrar y abrazar a su madre, tan solo se limita a estancarse delante de la puerta tocando con algo de temor el pequeño timbre.
Desde adentro una voz conocida grita un "ya voy" mientras Jungkook permanece inmovil detras de Mimi, sin comprender muy bien que hacen ahi.
— Min-Ki, ¿donde estamos? —exije saber justo cuando la puerta se abre y unos profundos y, adormilados ojos marrones se clavan en los suyos.
Jungkook parpadea confundido y pasa acusadoramente su mirada por el cuerpo ajeno. Su pecho estaba al descubierto, tenia unos cuantos tatuajes que cubrian desde su clavicula derecha hasta su hombro y parecia haber tenido una pelea parecida a la de los gatos por que su cabello estaba revolcado.
— ¿Quien es? —se escucha una voz suave tras sus espaldas.
Tras el chico aparece entonces Taehyung, con el cabello igual de revolcado y tan solo una camisa ancha cubriendo su cuerpo.
Jungkook mira la escena perplejo, mientras viaja su mirada de Taehyung al chico y del chico a Taehyung con rapidez.
No quiere hacerse ideas erroneas o rapidas, sin embargo la situacion no se presta para mas. Definitivamente no es como esperaba que fuera el primer reencuentro despues de cinco largo años, pero tampoco tenia el minimo derecho a reclamar algo.
Sus demonios debian de tragarlo en silencio, por que Jungkook estaba seguro de que aquello era nada mas y nada menos que obra del mismisimo karma.
Lo mereceria. No iba a negarlo.
— ¿J-jungkook? —fue lo primero que dijo cuando por fin logro acostumbrarse a la poca luz que aun permanecia aquella tarde.
El tiempo por un segundo parecio detenerse. Jungkook cree que esta soñando cuando el tiempo eterno en que esos ojos lo miran parece como una bendicion mientras que Taehyung solo puede repetirse que su peor pesadilla por fin habia salido de sus sueños.
Hace cinco largos años que sus ojos no tenian el placer —gracias a Dios— de ver de nuevo aquel rostro pecaminoso y ahora que esta frente a el, con el corazon golpeando contra su caja toraxica y la respiracion quedandose a mitad de la garganta, no sabe que decir.
¿Se empezaba por un "hola, a pasado tiempo" no?
— ¡Papá!
— ¿Papá?
Min-Ki se avalanza hacia el hombre en la puerta y lo aprieta contra ella felizmente. El azabache no tarda en aceptar su abrazo y la envuelve entre sus brazos alzandola por los aires.
Estaba en casa.
O al menos en los pedazos que quedaban de ella.
— ¿Paso algo? —pregunta con sutileza al tiempo que se cruza de brazos.
Jungkook mira a su alrededor, pero al ver que no hay nadie mas aparte de ellos, rapidamente se señala confundido— ¿Me hablas a mi?
— Por supuesto que te hablo a ti, ¿a quien mas? —suspira apoyandose en el umbral de la puerta.
— Ah... Pues... —rasca su brazo incomodo— No realmente. Min-Ki me a pedido que venga con ella.
— ¿Mimi?
— ¿Que tal si vamos todos adentro? —sugiere Mimi con una amabilidad casi monstruosa— Asi Jungkook finalmente conoce a Won.
El castaño suspira y resignado solo decide hacerse a un lado mostrandole el camino a Jungkook. El azabache mira incomodo a Mimi, sin embargo al no tener mas opcion, realiza una pequeña reverencia y luego de un corto "permiso", se adentra al pequeño pero acogedor hogar.
Taehyung mira a Won y antes de entrar comparten una mirada complice que Mimi no alcanza a ver.
Estaba a punto de ocurrir una catastrofe ahi y solo decidieron ser consientes de ella cuando la puerta se cerro tras sus espaldas.
«Que comience el juego.»
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