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M a m á & m a m i

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El sonido del despertador hizo que la pequeña Chae-Young se despertara. La jovencita, ni bien escucho el primer pitido, se levantó de la cama de un brinco. Corrió hacía su mesa de estudios y se fijó en el almanaque que estaba colgado en la pared.

Por fin, era el día número veintitrés de abril.

Aunque claro, Chae-Young todavía no sabía bien eso de las fechas y números, pero sí que era su esperado cumpleaños, ya que su querida madre lo habría marcado con un círculo rojo. Y luego de tachar días y días, por fin quedaba ese círculo rojizo por tachar. La niña estaba muy emocionada, ¡Acababa de cumplir seis años! Para ella, ya era una niña grande. Y seguro se preguntarán: "¿Por qué?" Pues, obviamente, ahora para decir su edad tendría que mostrar más de cinco dedos; Ya su edad sobrepasaba una palma de la mano.

Era una niña grande.

Y eso no era lo más emocionante, sino, que ahora podría jugar con las niñas de su vecindario. Ya que ellas mismas le dijeron: "Cuando tengas más de cinco años, podrás jugar con nosotras". Pues, ¡Hoy es su primer día con seis! Ya podría ir y tener nuevas amistades; estaba cansada de jugar con sus amigos imaginarios. Para la pequeña Chaeng, ellos ya no eran cool. Tampoco sus amigos de peluche. Ella quería amigas reales para pasar la tarde jugando al escondite, así como solían hacerlo en el kinder. Pero claro, en el kinder solo eran por unas horas, en cambio, en el vecindario podría estar hasta tarde, como hacen Na-Yeon, Ji-Hyo, Mina, Sana y, claro, Tzu-Yu. Aunque esta última era muy pequeña, solo tenía dos años. Aun así, al ser la hermana menor de Na-Yeon, estaba incluida en toda actividad de juegos del vecindario.

La jovencita Chae-Young solía ver por la ventana como éstas jugaban sin parar en las calles del vecindario tranquilo de Dobong-gu. Mientras las niñas corrían y gritaban a todo pulmón, Chaeng las miraba con esperanzas de algún día estar ahí; divirtiéndose todas juntas. Pero un día, cuando tomó el coraje y sacó la vergüenza de lado, decidió ir y decirles de jugar al escondite, pero fue en vano. Las más grandes le dijeron que era muy pequeña para estar con ellas. Cuando ella cumpla más de cinco años, podría unirse. Y al decir verdad, para la jovencita le parecía injusto, ¡¿Por qué tendría que ser tan chiquita a comparación de las demás?! Aun así, esperó. Esperó. Esperó. Y por fin, llegó el día.

Chaeng se dispuso a ponerse las zapatillas para poder ir lo más rápido a la calle. Hoy la pequeña no tendría clases, se ve que era uno de esos "fines de semana"; como solía decir su madre. Empezó a atarse los cordones (¡Ah!, ¡Cierto! Me olvidé de decir que Chaeng era ya tan grande que se sabía atar las zapatillas solita) y cuando iba a agarrar uno de sus vestidos, la puerta de su habitación se abrió de par en par. La pequeña empezó a escuchar cantos y aplausos; eran sus padres y hermana mayor, quienes estaban cantándole el famoso 'Feliz cumpleaños'. Mientras la madre grababa con un móvil, su hermana tiraba confeti por el cuarto y el padre se le acercaba con un delicioso pastel de chocolate con algunas fresas arriba (¡Como a ella le gusta!) y una velita encendida con forma de número seis.

— ¡Feliz cumpleaños, ChaeYoungie! — Le dijo emocionada la madre mientras seguía grabando. — Mi niña, ¡Está creciendo! ~

— ¡Pol fin es mi cumpleaños! — Chaeng se alejó del placar y fue directo hacía el pastel. Se colocó a unos centímetros, cerró bien fuertes sus ojitos y empezó a pensar en sus tres deseos.

1. Que las del vecindario acepten ser sus amigas.

2. Que nunca haya cocos debajo de su cama.

3. Que Mina, la niña guapa, le desee un feliz cumpleaños.

Chae-Young al finalizar de pensar en sus deseos, sopló la velita con forma de seis, haciendo que sus familiares aplaudiesen.

El padre, con lágrimas de emoción en sus ojos, le hizo una pregunta que a la niña le llenó de curiosidad. —: Chae, ¿Sabes qué hay en el comedor?

— ¡¿Qué hay en el comedol?! — La niña corrió con todas sus fuerzas hasta llegar hasta dicha habitación. Allí, habría dos enormes regalos arriba de la mesa. Rápidamente empezó a despedazar las envolturas y se encontró con los dos juguetes que ella siempre habría querido. El primero ¡Era el oso comelón! Si le acercabas la comida que traía junto al osito, éste emitiría ruidos de que estaría comiendo y de algunos eructos. El segundo era una super casa de las muñecas LOL. La niña, con toda su felicidad, abrazó a sus padres en forma de agradecimiento. — ¡Los mejodes degalos!

No podría estar más feliz. No solo era su cumpleaños, ¡Sino tenía unos regalos super fantásticos! No veía la hora de mostrarle a las niñas del vecindario sus nuevos chiches.

— Mamá, ¡¿Puedo id afueda a jugad con Na-Yeon y Tzu-Yu?! — Si bien hace mucho tiempo estaban en ese vecindario, los padres de Chae-Young solo conocían a la familia Im.

— ¿Hoy?, ¿En tu cumpleaños? Amor, pensé que querrías ir a algún parque de juegos en familia...

— ¡No mami! Hoy quiedo jugad con mis amigas nuevas.

— Umh, está bien. — Chae-Young agarró rápidamente su casita nueva, así que la madre se apresuró. —: Pero los juguetes quedan aquí en casa.

— ¡No! Pod favod, ¡Quiedo llevadlos!

— No ChaeYoungie, no quiero que los pierdas.

— ¡Sede cuidadosa! — La niña empezaba a patalear. No era buena señal; significaba que iba a tener un berrinche en cualquier momento. — ¡Al menos al oso! — Le dijo, mientras lo aferraba contra su pecho.

— Está bien. ¡Pero espero que venga limpio!

La niña volvió a su cuarto; se puso su vestido floreado; y ya lista, con su nuevo osito de peluche, se dirigió hacia la entrada para ir a la calle.

Hoy tendría amigas nuevas.