🐯 dos 🐯
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M a m á & m a m i
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Ji-Hyo, Na-Yeon, Mina y Sana estaban jugando a las muñecas en el patio delantero de Ji-Hyo. Que, por casualidad, la casa de la nombrada queda al frente de la de Chae-Young, así que ésta no tendría que buscarlas por todos lados, ya que las veía detrás de la cerca jugando tranquilas. La pequeña Chaeng nuevamente tomó el valor; infló sus mejillas regordetas; y aferrada a su osito, fue junto a las niñas.
Estaba realmente nerviosa, unas gotitas de sudor le salían de su frente. Si bien ya tenía seis añitos, tenía miedo al rechazo. Ya lo hicieron una vez, ¿Y si lo hacían de nuevo? Aun así, ya la decisión la habría tomado, y estaría caminando a pasito de tortuga hacia su destino: La casa de Ji-Hyo.
Para las suertes de las niñas (Y padres), las calles del vecindario no eran muy transitadas; era un lugar bastante tranquilo y con mucha seguridad. Así que los chicos se la pasaban de aquí para allá jugando al aire libre, claro, menos Chaeng por no ser aceptada anteriormente.
Al llegar a la cerca, las miradas de las demás niñas fueron hacia Chae-Young. — Ho-hola... — La pequeña se maldijo para sus adentros por tartamudear. Eso no lo hacían los grandes, sino los chiquitos como Tzu-Yu. — Ya tengo seis años... ¿Puedo jugad con ustedes?
Las que estaban en el patio se echaron unas miradas, y luego, hicieron una ronda mientras hablaban por debajo.
Luego de unos segundos, la más grande del grupo, Im Na-Yeon, desarmó la ronda y miró directamente a la cumpleañera. —: Sí, ¿Por qué no? Ya eres más grande y puedes unirte a nuestro grupo. — Ji-Hyo abrió la puerta de su cerca y dejó pasar a la menor. Chae-Young rápidamente hizo una reverencia.
— ¿Cuándo cumpliste los seis años? — Le preguntó Sana con sospecha. — Hace poco has querido jugar con nosotras y dijiste que tenías cinco.
— ¡Hoy es mi cumpleaños! — Le comentó emocionada. — Y miren mi regalo: ¡Un oso comelón!
— ¡Cool! Yo tengo dos de esos, aunque a uno se lo tengo que prestar a mi hermana. — Mintió Na-Yeon. Claro que los dos no eran suyos, sino uno era de la misma Tzu-Yu, pero las niñas le creyeron de inmediato. — Por cierto, feliz cumpleaños.
— ¡Feliz cumpleaños! — Dijeron al mismo tiempo Sana y Ji-Hyo.
Hasta ahora, todas las niñas parecían simpáticas para Chae-Young, exceptuando la que más le llama la atención: Mina.
Mina es una niña de ocho años. Vive a una calle de Chae-Young y tiene una mochila de pingüino de color café. Es extranjera, pero sabe hablar muy bien el coreano. Chaeng siempre ha quedado fascinada con su belleza. Pero lo que no le agradaba de la mayor era que ésta hasta ahora no le deseo un feliz cumpleaños. ¡¿Por qué no lo hizo?! Si fuera el cumpleaños de Mina, Chaeng la saludaría sin pensarlo dos veces.
La muchachita de ocho años solo se le quedó mirando por unos segundos, y luego de escuchar que las demás le deseaban un feliz cumpleaños, pareció hacer oídos sordos. Se sentó y siguió jugando a las muñecas, ignorando por completo a la recién llegada.
Cuando Chae-Young iba a sentarse en el césped para estar con las demás, Sana interrumpió su acción:
— ¡Miren quienes vienen! — Soltó con felicidad. Todas voltearon a ver, y unos niños aparecieron en la puerta de la cerca de Ji-Hyo. Chaeng nunca tuvo comunicación con ellos, aunque los veía seguido por la ventana. Eran los chicos del vecindario. Por lo que sabía, los tres pequeños eran familiares, pero desconocía sus nombres; ellos irían al colegio donde su madre trabaja, al igual que Na-Yeon y Sana.
Los muchachitos al pasar no dudaron en observar a Chae-Young. La pequeña al recibir tantas miradas bajó la suya; quedando por mirar sus piecitos.
— Oh chicos, ella es Chae-Young. Es mi vecina. — Le explicó Ji-Hyo. — Tienes seis años, así que será nueva en el grupo.
— Hola, soy Won-Pil. Él es mi primo Seung-Min y mi hermano menor Jae-Bum. — Los tres niños se presentaron sin problema alguno, aun así, no le quitaban la mirada a Chae-Young, o quizás, a su osito comelón.
— ¿Tienes un oso de peluche? Eso es para bebés. — Dijo despectivo Seung-Min.
Chae-Young apretó con fuerzas a comelón. Seguía mirando sus piecitos con demasiada vergüenza. Quizá fue un error traer a su nuevo juguete.
— Tú tienes un año más que ella, así que cállate. — Todos (Inclusive Chae-Young) miraron a Mina, quién habría defendido a la cumpleañera. La menor sonrió por aquel acto lindo que tuvo la japonesa. Aun así, ésta siguió jugando con las muñecas.
Los otros dos niños se rieron del cruel Seung-Min, quién ahora estaba más rojo que un tómate.
— Oigan, ¿A que jugamos? — Na-Yeon ya estaba demasiado aburrida, y ahora con los chicos encima, no podrían jugar tranquilas a las muñecas.
— ¡Podemos jugar a las canicas!
— Claro que no Jae, eso es aburrido. Como yo soy la dueña de la casa, voy a decidir a que jugar. — Los demás bufaron. Las ideas de ella siempre eran absurdas. —: ¡Ya sé! ¡A la mamá y al papá! Cada uno tendrá una casita distinta.
— ¿Cómo? — Preguntó confundido Won-Pil.
— Tú y Na-Yeon irán a ese sector. — Señaló un pedazo del césped. — Ahí será su casa y la muñeca Rapunzel será su hija. Jae-Bum y yo estaremos arriba de la casita del árbol, será nuestro hogar y tendremos de hija a mi muñeca Ámbar; Y Seung-Min con Sana cerca de esas macetas, con Pluto de hijo. Y... Mina... ¿con Chae-Young? — Esto último lo dijo sin estar tan convencida de la situación.
— No se puede hacer eso. — Interrumpió un Jae-Bum asqueado. — Son dos chicas. Tiene que ser un chico y una chica para jugar a la mamá y al papá. Duh.
— Yo tengo dos tíos que son novios y se aman mucho, mucho, mucho. — Explicó Sana. — Así que Mina y Chae-Young pueden ser mamá y mami del osito comelón.
Mina, quién estaba escuchando todo, quedó en silencio. Nuevamente hizo la acción de hacer oídos sordos y seguir en su mundo. Mientras qué, Chae-Young estaba confundida. Nunca habría jugado a ello. Además, eso de "dos mamás" era algo totalmente nuevo para ella. —: ¿Yo soy la mamá y Mina también?
Na-Yeon negó con poca paciencia. — No Chae-Young. Tú eres la mami, porque eres más pequeña que Mina; ella será la mamá.
Ji-Hyo asintió. Después de todo, solo era un tonto juego. —: Bien, Mina y Chae-Young serán las mamis del oso comelón en el sector de las mangueras.
— ¿Y cual es la gracia de hacer esto? — Preguntó Won-Pil, burlándose de la idea de Ji-Hyo.
— ¡No lo sé! Ser como los grandes. — Le respondió.
Oh, Chae-Young ya era grande, así que este juego le empezaba a gustar.
Miró a su osito comelón y luego, le echó una mirada donde estaría Mina sentada con sus muñecas, pero para su sorpresa, no estaba más ahí.
— Chae-Young, ¡A tu puesto! — Ji-Hyo le empezó a dar unos leves empujones, guiándola hacia el sector de mangueras. Miró donde estaría su supuesta casita, y vio a Mina ya posicionada para jugar.
— Yo soy la mamá mayor, así que dame ese oso. — Le retiró bruscamente el oso de las manos y lo empezó a mecer. —... Hazle la comida.
— ¡¿Cómo?! Y-yo no sé cocinal.
— ¡Duh! Tienes que cocinarle con imaginación. — Por las contestaciones bruscas de Mina, parecía no simpatizarle Chae-Young. —: Ese lugar, donde están las mangueras, será la cocina.
Chae-Young fue hasta las mangueras y se quedó observando a la contraria. — ¿Y ahoda que hago?
— ¡Haz como si fuera que estás cocinando!
— Oh, sí. — La niña agarró una piedrita que estaba por ahí y, por las dudas, también un palito. — Le voy haced una hambulguesa. — No estaba segura de lo que estaba haciendo, a veces a la pequeña Chaeng le cuesta imaginar cosas.
— Pronto.
Sin dudas, la jovencita mayor como madre era bastante estricta.
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