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Capitulo 7 : Sin avisar.

Eran las cuatro de la tarde, Izuku despedía a los pequeños que se iban con sus padres, le gustaba ver las caritas de alegría cuando sus padres llegaban.

Cuando se fueron todos, el pecoso suspiró, ahora le tocaba ordenar un poco el salón antes de irse. La pequeña Eri estaba en el suelo pitando con unos crayones, balbuceaba algunas cosas, pero no se le entendía nada.

Su tranquilidad fue interrumpida por su celular, era un mensaje de Katsuki, sonrió con un ligero sonrojo en las mejillas y lo abrió.

"¡Deku, cierra la puerta de tu salón y no dejes que entre!"

Eso sinceramente no se lo esperó, escuchó unos pasos venir del pasillo y se asustó un poco pensado en quien sería, tenía que ser alguien malo para que Katsuki le mandará un mensaje de esa manera.

Dos personas se pararon en el umbral de la puerta, uno tenía el cabello marrón y la otra tenía el cabello rubio ceniza, Izuku sintió como su garganta se secó al pasar saliva.

—¿Éste es el salón 3-C, en donde se encuentra Eri Bakugou?- preguntó amablemente el señor del cabello marrón, la pequeña Eri que estaba dibujando en el suelo, volteó su cabeza en dirección de la persona que dijo su nombre.

—¿Baba?- Eri vió a los adultos, les parecían familiares, pero no del todo, lo mejor era ponerse en un lugar seguro, se levantó y caminó hasta las piernas del omega para esconderse allí.

—Mirala Masaru, es tan tierna y ya camina.- habló la rubia con cariño, Eri solo sacó un poco la cabeza de un lado mirándolos, e Izuku sonrió algo tenso.

—Disculpen, ¿Me podrían decir quiénes son?-  el pecoso preguntó haciéndose una idea de quiénes eran, se agachó un poco para tomar a la pequeña en sus brazos, Eri solo se agarró de su delantal y miraba curiosa.

—Ah, que maleducados somos, mi nombre es Mitsuki Bakugou, y el es Masaru Bakugou.- Izuku sintió como su cuerpo se entumecía, estaba al frente de los papás de su alfa, ahora no sabía ni como actuar, no quería dar una mala impresión.

—E-es un gusto conocerlos, soy Izuku Midoriya.- ahora estaba completamente nervioso, incluso su voz había temblado un poco, miró a la pequeña Eri quien solo se chupaba su dedito pulgar.

—Asi que eres Izuku.- la mayor se acercó hasta quedar frente al pecoso, quien solo tragó saliva nuevamente.— me alegra que mi mocoso haya encontrado a alguien tan bonito como tú.

Izuku sintió como su sonrojo cubría su rostro hasta las orejas, sonrió de manera tensa mientras que la mayor le miraba relajada.
Unos pasos apresurados se oyeron venir desde el pasillo. Katsuki apareció, respiraba un poco agitado y estaba algo sudado, miró a los mayores, pero sobre todo, miró mal a la rubia.

—Vieja bruja, ¿Que fue lo que te dije?- regañó mientras se acercaba a ellos, la rubia solo bufó arrugando el entre cejo igual que su hijo.

—¡Tú a mí no me mandas mocoso, ni siquiera vas a visitarnos ni nada!, Y cuando vengo ¿De que me entero?, Tienes Omega y hasta de una demanda te libraste.- Izuku solo los miraba discutir, no se insultaban, en parte, eran moderados y quizás era porque estaba la pequeña al frente de ellos.

Izuku miró la sonrisa nerviosa que tenía el hombre cabellos marrón, no era tanto nerviosa, más bien algo agotada, como si estuviera acostumbrado.

—¿Siempre son así?- preguntó por lo bajo mirando al mayor, éste solo le sonrió y asintió levemente.

—Ya eres parte la familia, bienvenido a mi mundo.- le contestó el mayor e Izuku solo pudo reírse por lo bajo, madre e hijo eran iguales, no había ninguna duda de eso.

(...)

—La verdad me sorprende que éste mocoso pudiera encontrar a una pareja con su personalidad.- Mitsuki habló tomado un sorbo de su delicioso té, ahora todos estaban en la casa del alfa pasando la tarde.

Katsuki gruñó enojado, odiaba las visitas de su madre, osea, no era que la odiaba a ella, pero siempre llegaba sin avisar y de paso disfrutaba avergonzarlo al máximo cuando estaba con alguien.

—Eso me pregunto yo, pero al fin y al cabo tienes hasta un hijo, me sorprende que el viejo aún no te pida el divorcio.- el rubio dijo, para tres segundos después ganarse un golpe en la cabeza por parte de ella rubia mayor.— ¡Deja de pegarme que no tengo cinco años!

—¡Entonces comportate como tal!- la rubia regañó e Izuku y Masaru solo los miraban tranquilamente, Eri jugaba con los regalos que le había traído la abuela.— y dime cariño, ¿Que fue lo que te hizo mi pendejo para conquistarte?, Tengo que averiguar qué no haya hecho ningún amarre.

Mientras Katsuki miraba su madre con ojos asesinos, Izuku solo reprimía una risa, la verdad ellos les parecían muy divertidos y buenas personas.

—La verdad esque Kacchan tiene su lado lindo.- murmuró bajito jugado con sus dedos tímidamente, escuchó un chillido de la mayor y unos brazos le rodearon.

—¡Me recuerdas tanto a Masaru cuando estábamos jóvenes, me alegra que mi pendejo tenga sentimientos reales y no los finja!- la mayor dijo haciendo que Katsuki se cruzara de brazos con un sonrojo en el rostro, Izuku solo pudo reírse.

—Yo estoy feliz de que Katsuki ya no esté solo, pasó por muchas cosas difíciles y me enorgullece que haya salido a delante, pero aún así necesita un poco de ayuda.- ésta vez el que habló fue el alfa de cabellos marrón.

—Jodidamente cursi.- el rubio volteó su rostro, pero podían notarse las puntas de sus orejas rojas.

Izuku sintió como su pecho se llenaba de calidez, ellos estaban poniendo la felicidad de sus hijos en sus manos, confiaban en el, y le hacía sentir importante, mucho.

La pequeña Eri se acercó a el jalando su ropa, tenía un osito de peluche, color amarillo, en sus brazos, se lo quería mostrar al mayor.

—¡Ma-má, mamá!- tanto Izuku como Katsuki quedaron de piedra, los mayores notaron eso, y estuvieron expectantes a sus reacciones.

—¿Mamá?, ¡Waaa, me dijo mamá!- el pecoso fue el primero en romper el silencio, tomó a la pequeña en sus brazos y comenzó a repartir besos en sus mejillas, lloraba a mares mientras lo hacía.— ¡Me ha dicho mamá!

—¡Mamá!- Eri solo seguía repitiendo la palabra, le gustaba todo esos cariñitos que le daba el mayor al decirla.

Mitsuki había sacado su celular para grabar el momento, no quería olvidar la cara soñadora que había puesto su hijo por nada del mundo,  sería un bonito recuerdo ahora revivirlo en el futuro. .

—Oí vieja, despues me pasas el vídeo.- Katsuki le pidió a su madre, bebió de un solo trago su té que se había vuelto tibio ya que no lo había tocado desde que lo hizo.

Masaru solo miraba, están feliz y orgulloso, ya no habría que dormir preocupado pensado en cómo estaría su hijo cuidando solo de su nieta, había encontrado a un buen Omega para que le ayudara a salir adelante.

Los adultos se quedaron en la habitación de invitados, era muy tarde para que volvieran solos y ellos vivían en la otra ciudad, por eso era más seguro que pasaran la noche allí.

Izuku se removía en la cama de Katsuki, estaba nervioso y avergonzado, osea, ¡Los padres del rubio estaban al otro lado de la pared!, Seguro que ellos imaginan cosas de el al verlo dormir en la misa habitación y cama de su hijo.

—¿Por qué esa cara?- preguntó el rubio terminando de acomodar a la pequeña Eri en su cuna, Katsuki caminó a la cama y se acostó al lado del pecoso.

—Kacchan, tus padres están al otro lado del pasillo, estoy seguro que ellos pensarán, c-creeran que... ¡No te burles de mí!- Izuku se tapó el rostro, muy rojo y avergonzado, que Katsuki se estuviera riendo de el no lo ponía mejor.

—Vamos, que piensen lo que quieran, despues de todo somos pareja y eso es normal.-  el rubio se acercó más al Omega pasando sus brazos por la cintura de éste, apegándose a su cuerpo y dejándole besos en el cuello.

—Kacchan por todo lo santo, solo soy un virgen de casi veintiséis años, no me molestes.- Izuku se arropó acomodándose mejor para ya dormir, ignorante al hecho de que Katsuki se había quedado de piedra.

—Espera, ¿Me estás diciendo que eres virgen, virgen?- Izuku abrió los ojos, aparte del sonrojo que había cubierto su rostro, estaba seguro que era un foquito en la oscuridad, sintió como el aroma del alfa de repente de volvió más dulce.

—Ay no.- que los dioses le escuhen y cuiden su trasero y virginidad, por lo menos hasta que el mes termine.

(...)

—¡Kacchan por favor!- Izuku exclamó, se estaba empezando a molestar un poco con la actitud que había tomado el alfa de la  noche anterior.

—¡Pero Deku, ¿Como es posible que tengas casi veintiséis y seas virgen?!, Maldición ahora tengo ganas de profanarte más rápido.- el rubio rugió, y su voz se volvió un poco más ronca en la última palabra.

—¡Katduki!- regañó, caminando por el pasillo de la casa del alfa hasta donde estaba la pequeña Eri, quien al verlo alzó sus brazos.

—¡No me culpes, es mi instinto de lobo depredador!- el alfa dijo e Izuku se rió, medio irónico, era una de la razones por la cual no había mencionado nada.

—Mamá.- Izuku acarició la cabellera albina, Eri parecía curiosa viendo la discusión de ellos dos, no era una discusión como tal, solo era algo tonto.

—E-es solo que, aún no estoy listo...- murmuró, sentándose en el sofá alzando su camisa, era la hora de comer la pequeña Eri, quien gustosamente aceptó el pezón hinchado.

Katsuki suspiró, debía de encarcelar sus fantasías pervertidas en lo más profundo de su mente, no debía presionar a su pecoso, lo podía hostigar, pero no podía ocultar toda de su emoción al saber que podía ser el primero.

—Yo esperaré a que lo estés, Deku.- dijo sentándose al lado del Omega, el alfa miró a su pequeña y frunció el entre cejo.— oí bichito, guardame un poco.

El rubio dijo e iba a llevar su mano al otro pezón del pecoso, pero la pequeña Eri lo detuvo agarrándolo, un pequeño gruñido, que parecía más un ronrroneo, salió de ella. Eso sorprendió a los mayores, pero Katsuki no tardó en soltar una carcajada.

—Mocosa, te hace falta por lo menos diez años más para que puedas gruñirme.- Katsuki regañó mirando a la pequeña, pero ésta sólo lo ignoró siguiendo con su comida.

Izuku solo negó un poco con la cabeza, al parecer los Bakugou 's serian una línea de sangre que nunca cambiarían, miró los ojos intensos de la pequeña, la madre del rubio también los tenía, y su Kacchan.

El Omega se preguntaba, si llegaba a tener sus propios pequeños, ¿Ellos tendrían ese lindo color de ojos?, Deseaba que si, le gustaba bastante ese color tan intenso.

Sintió el brazo del alfa rodearlo, tenía la cabeza apoyada en su hombro, y miraba a la pequeña comer de su pecho con adoración, no hacía falta decir que el mismo estaba igual.

Un aliento cálido pegó en su cuello y un par de besos fue dejado en el, jadeó por lo bajo al sentirlo, podía sentir como la mano del alfa se escabullía entre su ropa y subía hasta su pecho, amasando y acariciando allí.

Eri se estaba quedando dormida así que no se daba cuenta de nada, e Izuku trataba de que los temblores de su cuerpo no la fueran a despertar, esa sensación abrumadora lo estaba llenando nuevamente.

Sentía como la neblina llena de calor llegaba a su mente y cubría todo. Le asustaba y le gustaba por artes iguales, estaba en su burbuja de sensaciones y cerraba los ojos para disfrutarlas un poco más.

—Seré el primero en llenar tu útero con mi semilla.- Izuku abrió los ojos, su burbuja se había roto más rápido que el cristal caliente cuando le echan agua fría.

Miró mal al rubio y se levantó del sofá caminando hacia la habitación y cerrando la puerta.

Había dejado al alfa fuera de su propio cuarto.

(...)

Ah, pero que bonita es ésta vida~

No culpen al Bakacchan, solo está emocionado. Será el primero en probar las dekunalgas✨👌😔

Espero les haya gustado, nos leemos después.

Zaorycast. ✨✨

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