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8. Cuaderno cafe.

Me he olvidado de mencionar que Hiroko es mi tutora. Cuando mamá se va a la secundaria, yo tomo clases con Hiroko en casa. Sus clases me son entretenidas, pues ella se encarga de hacerlas lo suficientemente aceptables para un niño de mi edad.

Hace unas horas antes Hiroko me estaba enseñando sobre la cultura japonesa. Mientras ella redactaba en voz alta los párrafos del libro,  yo me dedicaba a escucharle con atención y de vez en cuando tomar apuntes sobre la lectura en un pequeño cuaderno cafe. Hiroko me había dado ese cuaderno para que pudiese escribir lo que se me diese la gana. Y lo digo en serio, eso fue lo que exactamente me dijo. 

Me dio la opción de usarlo como un libro de apuntes al momento de nuestras clases o también para poder anotar mis cosas privadas. Como algún evento o fecha especial. Básicamente tomar apuntes cuando lo necesitase o para cuando necesitase expresarme. Me pareció una buena idea, por lo cual lo uso tanto como para mi uso personal como para las clases. Si revisas en las hojas que se encuentran al final del cuaderno se pueden leer pequeños anécdotas míos. Algunos sobre mi día a día. Otros sobre los buenos momentos que he tenido con mamá y su familia. También alguna que otra frase que me ha gustado o alguna broma la cual me apetecía escribir. Decidí que para no olvidar mi lengua natal, mis notas personales estarán escritas en ruso. Por otro lado, las notas que hablan sobre las clases estarán escritas en Japones, así también aprovecho para practicar mejor el uso de los Kanjis.

No. Este cuaderno no lo considero como un diario. O al menos no del todo. Pues por el momento solo yo soy el único que sabe Ruso en esta casa (de alguna manera me siento orgulloso por eso) por lo que dudo que alguien le entienda a los garabatos y pequeños párrafos que escribo en las hojas finales.

La razón por la cual Hiroko es mi Tutora es porque ademas de que apenas estoy empezando a dominar el Japones, es porque me negué a base de gritos y suplicas (la mayoría de estos en ruso) a aceptar asistir a una escuela. Apenas y hablo con el pescador del muelle (el cual es un buen hombre) ¡Pero ni muerto podría entablar alguna conversación con un millón de niños mas! ¡No, no! ¡Imposible! 

Bueno, quizá en aquel momento exagere.

Pero yo tengo a mamá. Solo lo necesito a él. No quiero, ni necesito a nadie mas. 

Cuando Hiroko esta ocupada con el negocio de las aguas termales, normalmente le ayudo con las cosas que tengo a mi alcance, ya sea cargar con las toallas o llevarle alguna cosa con tal de acabar con los las tareas pendientes y poder empezar la clase. Cuando no puedo ayudarle y tampoco parece que vaya a acabar pronto, Hiroko me da la oportunidad de ir al Ice Castle para practicar. Mantenerme distraído. Esas cosas.

Me dirigir al cuarto en el cual ahora puedo llamarle con total seguridad que es mi habitación, y saque una mochila negra del armario. Guarde el pequeño cuaderno cafe en esta junto con un par de plumas. Con algo de rapidez, sin cerrar la mochila, corrí fuera de mi habitación en dirección a la cocina. Aun con la mochila abierta en manos intente sacar de la alacena una lata de atún la cual con algo de dificultad logre conseguir. A veces odio ser tan bajo, pero tengo siete años, aun me queda mas tiempo para crecer y ser alto. 

¡Incluso quizá pueda ser mas alto que mamá!

Una risa se escapo de mis labios con tan solo imaginarme eso y en cuanto tenia las lata en mis manos la guarde en la mochila. Saque una botella de agua la cual tambien guarde y finalmente me dirigí a la entrada para poder ponerme mis zapatos.

¡Hiroko-san iré al Ice Castle!―Avise ya en la entrada una vez tenia mis zapatos puestos y la mochila ya cerrada atrás en mi espalda.

  ―¡Ve con cuidado! Y asegurate de regresar antes de que Yuuri vuelva―Observe como ella se asomaba con algunas cajas en manos acompañada de Mari la cual le ayudaba.

Asentí ante sus palabras para por fin salir de la casa en dirección a la pista de patinaje. Hoy era martes en la mañana y pronto serian las once, por lo que con algo de suerte la pista estaría sola o casi vacía. 

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Quizá o su suerte era demasiada o solo fue una mera coincidencia. Sin embargo tal y como lo podía ver, ante el se podía presenciar la silenciosa pista vacía. Sonrió para sí mientras dejaba su mochila aun lado de sus zapatos y con cuidado se adentraba dentro de la pista.

Habia estado practicando a cualquier oportunidad que se le presentaba. Ya no tambaleaba cuando avanzaba sobre el hielo y al momento de frenar este ya no necesitaba ir a los extremos de la pista para poder mantener la compostura. Podía alzar un pie y aun así seguía patinando sin perder el equilibrio y caer. Un notable avance del cual puede sentirse orgulloso. 

Según recordaba, Viktor realizaba sus propios programas, o bueno, eso es lo que le había contado Yuuri. La verdad es que poco le interesaba saber sobre Nikiforov, sin embargo ver como su mamá se veía tan feliz al hablar de él no podía simplemente decirle que no. Si Yuuri era feliz contándole tales cosas, se tragaría sus palabras y solo podría confiar en su paciencia. Nikiforov era reconocido porque a pesar de ser un prodigio también era por el que este realizaba sus propios programas.

Aquello también se lo había contado Yuuri, y eso le había interesado. ¿Crear sus propios programas? Eso suena divertido. ¿Porque no intentarlo el también?

Para Plisetsky un programa solo eran movimientos al azar que de alguna manera se convertían en piezas que formaban un rompecabezas. Sin embargo, estos contaban una historia. Y Yuri se dio cuenta de este detalle cuanto intento hacer su propio programa. En su pequeño cuaderno cafe, en las ultimas hojas, se encontraban garabatos y palabras escritas en ruso. El significado de aquellos garabatos eran el improvisado programa que había decidido crear a escondidas.

Aquel programa era un regalo para aquellos que le recibieron de brazos abiertos. A pesar de que probablemente este programa nunca sea expuesto y tampoco tiene la intención de ser revelado, este es un pequeño (y también se atrevería a llamarlo insignificante) regalo de su parte.

Un regalo para mamá en el cual le demostraba su amor.

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