Las cosas han ido muy calmadas.

Mamá se ha descuidado mucho. Pero al fin ha logrado deshacerse de todos los pendientes. Le he propuesto ir a patinar. Para que pudiera conocer a Otabek. Mamá acepto. Ahora que cuento esto, me arrepiento de haberme precipitado a proponer eso tan pronto. Sabía que mamá estaba cansado. Y aun así lo forcé a hacer una última cosa más.

Fuimos a patinar. El gran peso con el cual cargaba al pensar que no se llegarían a agradar se esfumo. Ambos se lograron llevar muy bien.

Qué alivio.

Otabek logro reconocer a mamá antes de que los pudiese presentar. Incluso se sorprendió de que el "Yuuri" del que yo le hablaba fuese "ese Yuuri" que él veía patinar desde lejos. Nos explicó que solo le conocía de vista por una vez. Cuando él había llegado a la pista en la cual competiría. Justo en la entrada, cuando Yuuri ingresaba dentro del hielo, Él estaba saliendo.

Otabek nos enseñó por adelantado la rutina con la cual competiría en la competencia Junior.

― Es hermoso.

Susurro mamá al ver como Otabek se deslizaba por el hielo. Sus ojos brillaban. Brillaban demostrando su admiración. Intentando ocultar esa chispa de tristeza. Al final terminamos felicitando a Otabek.

― Estoy seguro de que ganaras. ¡Fue hermoso! En verdad me sorprendiste.

"Incluso eres mejor que yo."

Susurro mamá. Probablemente esperando que no le escuchásemos. Otabek no lo noto. Pero yo sí.

Patinamos por horas. Otabek se divertía y mamá reía. Los tres deslizándose por el hielo y haciendo carreras de quien llegaría al otro extremo de la pista primero. Dando saltos e intentando copiar los movimientos del otro.

Fue un buen día.

Termino el día. El entrenador de Otabek vino por él a la pista. Después de eso mamá y yo nos fuimos a casa. En el camino mamá tenía sus manos hechos unos puños.

Algo estaba mal. Yo lo sabía.

Intente agarrar su mano. Sentí como se estremecía, pero al final acepto mi gesto. El camino fue silencioso. Ninguno se atrevió a romperlo.

Los siguientes días mamá estaba más agitado que de costumbre. Emocionalmente hablando. Iba a la pista a patinar más seguido. No quería descansar. Y cuando lo hacía, se encerraba en su cuarto. No quería hablar con nadie. Ni siquiera conmigo. Vicchan era el único que podía entrar y salir de su cuarto.

Cuando salía a comer, no me daba cuenta. De hecho, nadie se daba cuenta. Tenía la teoría de que; uno: comía de noche, dos: tenia comida en su cuarto, tres: cuando iba a practicar comía fuera, o finalmente cuatro: no comía.

Esperaba que fuese cualquiera menos la cuatro.

Mamá estaba acumulando sus problemas. Guardando todo para sí. Empecé a sospechar que era mi culpa. Quizá haberle presentado a Otabek fue mala idea. Pero se llevaron demasiado bien para mi gusto. Cualquiera que los viese diría que no existe rencor entre ellos. ¿Entonces qué ocurrió? No lo sé. Quizá no lo descubra. Pero ahora, algo le ocurre a mamá.

Quizá ir a patinar le recordó la presión de las finales. Digo, ¡Está a un paso del Grand Prix Final!

Mamá se está ahogando en su ansiedad.

Al final, toda la presión que mamá cargaba en los hombros se desbordo.
Y como resultado mamá perdió la oportunidad de entrar al Grand Prix Final.

Perdió la oportunidad de poder cumplir su sueño.

Su sueño de poder competir contra Nikiforov.

De estar en el mismo hielo.

Mamá callo en depresión después de eso.

Mamá se está ahogando.