9.
Malysa estaba nerviosa, su primera vez iba a ser necesidad de un rito para completar un hechizo prohibido.
—¿Estas segura? —él intento cerciorarse de que no se sienta obligada.
—No —acepto. —¿Pero qué pasa si dejamos el conjuro a la mitad? —ella tenia razón una vez que se comenzaba no podía dejarlo incompleto.
—¿Qué quieres hacer? —Astaroth pregunto confundido.
—No lo se —Malysa se sentó en el borde de la cama y se tomó de la cabeza.
—Perdón no noté eso antes.
—No es tu culpa Astaroth, yo también leí la página y tampoco lo note.
Malysa y su familiar decidieron ir a dormir y ver mañana que pasaría. La primogénita teniendo conocimientos sobre el tema temió no volver a despertar y luego de dar muchas vueltas al tema logró quedarse dormida.
A la mañana siguiente, al despertar, no podía hablar.
—¿Qué no tienes voz? —él preguntó descifrando las señas de mano.
Asintió.
—¿Qué haremos Malysa? —el demonio comenzaba a ponerse nervioso —¿Qué pasa si lo siguiente que deje de funcionar es tu corazón? Malysa no debimos hacer esto ¿qué haremos? Si no puedes hablar ¿cómo harás los conjuros? Esto está muy mal.
La primogénita, con una cálida sonrisa, toco su brazo intentando tranquilizarlo.
—¿Iremos a clases?
Ella asintió.
Astaroth, el llegar al aula, explicó que ella se levanto sin poder hablar. Ya que la profesora se había molestado al no escuchar un saludo de su parte.
—Vengan aquí —los llamó.
Malysa sonrió para aparentar que todo estaba bien.
—Abre la boca —ordenó.
Ella no entendió el por que de tal pedido pero notó que nunca había revisado su boca luego de notar su falta de habla.
—¡Estas loca! —susurró y la agarró fuerte del brazo.
Malysa intento soltar su agarre ya que le dolía.
—Se van —ordenó —Te irás a buscar a la persona con la que se te ocurrió esa pésima idea y terminaras lo que empezaron.
Negó.
—¿Hace cuanto lo empezaron? —le preguntó a Astaroth.
—Ayer a la noche.
—¡Te vas a buscar a esa persona ya! si no lo haces mañana estarás muerta ¿entiendes? ¡Muerta! —la sacudió del brazo.
El demonio soltó el agarre de la profesora y se colocó frente a Malysa.
—¿Muerta? —él repitió.
—Muerta —confirmó —Busca a la persona con la que inicio esto y asegúrate que lo terminen.
Para la profesora era ilógico pensar que ese alguien era su familiar por que eso rompería otras cuantas reglas.
—Vamos —el demonio la tomó de la mano y juntos se dirigieron al cuarto.
En el camino Malysa intentaba prepararse mentalmente para lo que inevitablemente tenia que suceder. Si es que quería seguir viviendo.
—Necesitamos buscar más información —él explicó una vez dentro del cuarto. —Iré a buscar más libros sobre esto y los traeré para ti, tu solo quédate aquí. Aquí estas a salvo.
Ella asintió y esperó pacientemente.
Las horas pasaban y Astaroth no aparecía, el sol comenzó a ocultarse antes de que ella terminara dormida.
El demonio, desesperado pasó todo el día rompiendo cada regla que había en esa institución. Ingresando a lugares prohibidos y robando cada libro que hablaba sobre el tema del conjuro en cuestión.
Cuando regresó al cuarto la vio dormida y por mas que le pesó tuvo que despertarla.
—Aquí los traje.
Malysa tomó el primero y el demonio la detuvo.
—Creo que deberías empezar por este —le entregó el libro mas viejo que encontró.
Ella tomó aquel libro y abrió en la pagina que él, con anterioridad, había marcado.
En ella explicaba como afectaría el hechizo a sus vidas. Si bien sus cuerpos iban a estar unidos en uno, como se esperaba, cuando uno salga herido el otro no sentirá dolor, solo vería la herida y la sangre salir de su cuerpo. Es decir el dolor no era compartido, por un lado eso a Malysa le pareció genial pero, por el otro, temió morir desangrada sin siquiera sentirlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro