No es un sueño, un nuevo capítulo esta aquí! (intenté hacerlo un poco más largo de lo habitual)

Malysa no había podido dormir en toda la noche, estaba nerviosa, confundida y asustada.

Ella ¿sentía algo por su familiar? ¿qué pasaría si deja que las cosas sucedan? ¿qué pasaría si no las deja fluir? ¿qué pensará su madre? ¿qué pensará el mundo de ellos?

Los Rich nunca han roto ninguna regla y ¿su apellido será ridiculizado por ella? no puede permitirse que los sentimientos que tiene por su familiar sigan creciendo, tiene que reducirlos a cenizas antes de arruinar a su familia y llevarlos a la vergüenza.

—Astaroth, susurró desde la cama

—¿Si? —este, quien dormía en el sillón volteo.

—Tenemos que buscarte tu propio cuarto.

—Eso es ridículo, los familiares duermen con sus amos, como voy a protegerte durante la noche sino. Ya viste lo que pasó con Rio cuando no estaba, irme de este cuarto no es una opción.

—Y lo que yo dije no fue una pregunta sino una orden. No dormirás en este cuarto.

—Pero Malysa —se incorporó —Eso es ridículo —se arrodillo frente a ella —Si te llega a pasar algo por no estar cerca morire, literalmente morire.

—No seas dramatico.

—No estoy de acuerdo con esta decisión —la tomó de las manos —Tengo miedo, miedo de no poder cuidarte.

—Estaré bien, sabes que soy un poco más fuerte ahora.

—Malysa —la observó con seriedad —Sigues sin ser capaz de cortar tu propia mano.

—Es que con solo pensar en el dolor me da miedo hacerlo.

—No puedo dejarte sola durante la noche, no es una opción.

—Debemos alejarnos —quitó sus manos del agarre de Astaroth.

—No me digas eso —colocó sus manos en las rodillas de ella.

—No pongas esa cara —La pelirroja se levantó y se alejó.

—¿Qué cara?

—Esa, en la que parece que te están apuñalando.

—Es que me apuñalas con tu actitud, no te alejes de mí.

—Pero mi madre Astaroth, mi familia, mi apellido. No podemos estar cerca.

—Es normal que el familiar y su ama estén cerca.

—Sí pero no que rompan todas las reglas que rompimos.

—Creemos nuevas reglas entonces.

—¿Qué dices? Estas reglas están desde antes de que nacieras.

—No lo dudo —rió recordando lo antiguo del clan. —¿Pero sabes la cantidad de seres mágicos que sufren por estas reglas? No somos los únicos. Cambiar esas absurdas reglas ayudará a miles de criaturas mágicas.

—Por algo las hicieron, no crees —respondió molesta.

La primogénita se acercó a la puerta para irse a desayunar.

—Espera —Astaroth la detuvo acorralandola contra ella.

—¿Qué quieres? mantén la distancia por favor.

—Si me obligas a alejarme de ti solo pensaré que poco a poco estas sintiendo algo por mi.

—¿Qué? —respondió escandalizada.

El demonio sonrió —Realmente te gusto ¿eh? —acercó su rostro al de ella.

—¡Detente! no hagas estupideces

—No hice nada, salvo que tu quieras que si haga algo...

Ambos se miraron fijamente por unos instantes.

Malysa cortó ese dulce momento con un buen golpe bajo.

—¿Pero estás loca mujer? ¡Nuestros futuros hijos dependen de esto!

—Cállate —le tapó la boca espantada —si gritas te escucharan.

—No has dicho que no tendremos hijos —sonrió el demonio.

—Hay estas demente —gritó para luego irse a desayunar.

Al llegar a la gran sala su madre y sus hermanos ya estaban allí.

—Que era todo ese griterío arriba hija —su madre preguntó curiosa.

—Le he dicho a Astaroth que quiero que duerma en un cuarto propio y se enojó porque cree que no podrá protegerme bien si está lejos.

—Tiene razón —su madre asintió.

—Eso es lo que digo —El demonio apareció y se sentó en la mesa —Los familiares y los amos no pueden estar lejos no podré protegerte, como la otra noche —susurró con tristeza.

—No te preocupes Astaroth procura de ahora en más no estar lejos de ella y no volverá a pasar algo así.

—Pero madre, necesito privacidad.

—No cuando no sabemos dónde ni qué está haciendo tu hermano.Ahora lo que necesitas es seguridad, y tu familiar es el encargado de proveer tu bien estar.

—Hagan lo que quieran, luego no me culpen —susurró molesta.

—¿Culparte? —su madre preguntó confundida.

—Nada —susurró y comenzó a beber su café.

—Hoy se ha levantado complicada, lo siento yo tampoco sé de qué habla —su familiar se excusó luego de que se le quedaran mirando en busca de una respuesta.

—Encima te haces el idiota —la pelirroja gritó.

—Pero hija ¿qué te sucede? estas muy extraña.

—Malysa ¿te encuentras bien? —Lia se acercó a ella y besó su frente. —Hermana tienes fiebre, debes estar delirando. ¿Ha tomado frío Astaroth?

—¿Enferma? pero si hace dos segundos estaba bien —él respondió confundido.

Justina se incorporó y con un movimiento de manos inspeccionó el cuerpo de su hija.

—Esto —suspiró —Es que no puedo creerlo.

—¿Qué tiene madre? —Nia preguntó curiosa desde su asiento.

—La enfermedad de la bruja. Es antigua y no es muy conocida actualmente.

—Dime que necesitas que haga para curarla madre —Lia se mostraba predispuesta a ayudar.

—Solo depende de ella.

—¿A que se refiere? —preguntó Astaroth.

—Solo tengo que ser honesta —Malysa susurró y se fué.

—¿Ser honesta? —Tío preguntó —¿No entiendo?

—Tu hermana esta engañandose a si misma, reprimiendo sus sentimientos, ya sea furia, odio o simplemente amor —justina miró de reojo al demonio quien intentaba comprender sus palabras. —La enfermedad de la bruja solo se cura siendo honesta, no puede mentir ni a ella ni a otros y se curará.

—Y... ¿qué pasa si no puede no mentir? —preguntó Nia.

—Mejor no saberlo —su madre suspiró —Sigan con su día chicos, y por lo que veo todos tienen que repasar los libros de enfermedades antiguas.

Los tres sonrieron nerviosos y como si fueran aire, desaparecieron de allí.

—Malysa es muy inteligente —el demonio habló —Era la única que lo sabía —sonrió mientras se cruzaba de brazos.

—Mejor que vayas a cuidarla, sino no tendrás más motivos para estar libre en el mundo humano.

—¿Morirá?

Justina no respondió y se fue, estaba asustada, temía que lo que sus ojos veían fuera cierto.