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Final.

La desesperación fue el detonante que sintió JiMin al ver los dientes de TaeHyung a punto de marcarlo. Algo dentro de él se rompió, un límite que jamás había sobrepasado por miedo a las consecuencias. JiMin dejo que su lobo tomara el control de sus acciones así volviéndose más instinto y menos humano.
 
— ¡Demonio! —El grito de la gente desconcertó al lobo de JiMin. Vio a la multitud aturdido, acostumbrándose a su exterior. En el rostro de todos estaba pintado el miedo y la desesperación; pronto comenzaron a correr, chocando unos con otros, empujándose y llorando.

JiMin miro a TaeHyung. Está estaba asimilando su cambió.

— ¡Cubran al líder!

Park mostró sus dientes a Kim. Para su lobo, este era un peligro para su cachorro y su alfa. Sus instintos le gritaban proteger.

— ¡Disparen! —Uno de los alfas de la manada Kim apunto con la escopeta pero JiMin era rápido y ágil. Busco refugio antes de que la arma fuera activada, corrió esquivando a los hombres de TaeHyung.

— ¡Un monstruo! —Gritaban en cuando lo veían pasar. JiMin ignoro todo el pánico, y sin darse cuenta, llego a la gran casa de Kim. Miro a su alrededor buscando algo que atentará con su vida.

— ¡Oh Diosa! —Un alfa mayor retrocedió al verlo.

JiMin lo reconoció. El líder Min.

Él nos trajo aquí, él nos separó de nuestro alfa. JiMin le mostró los dientes molestó ante el descubrimiento.

— ¡No, espera..! —El hombre cayó al suelo buscando ayuda, pero el lugar estaba vacío dejándolo completamente solo—. Diosa, por favor…

JiMin salto hacia el hombre y sin vacilar empezó a despedazarlo con furia.

Los gritos del hombre eran escalofriantes.

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Ver a un lobo blanco con el hocico lleno de sangre alteraba a la multitud. JiMin mataba a todo aquel que amenazaba con lastimarlo, tenía una prioridad y esa era mantener a salvo a su bebé.

Esquivo con éxito a la agrupación principal de TaeHyung y al mismo Kim.

¡JungKook! El aroma a tierra mojada hizo que sus orejas se levantarán y él se pusiera alerta. Su alfa estaba ahí, había venido por él. La alegría que empezó a inundar su peludo pecho duro poco cuando detecto otro aroma, uno más agrio, más pesado y que le causaba náuseas.

La chica.

El lobo blanco emprendió marcha aspirando el aire, guiándose y confiando en sus instintos. Se sentía fuerte e invencible en su manera animal. Jamás creyó que se sentiría así de libre. Era una sensación única.

El sonido del disparo de una escopeta lo aturdido. Su sentido del oído había mejorado bastante, al grado que los sonidos se intensificaban mucho más que cuando era humano. Alzó la mirada y encontró a un gran y familiar lobo negro desviando la mirada a dirección al templo y un lobo gris apunto de saltarle al cuello. No lo pensó, solo actuó; corrió lo que sus cuatro patas le permitían y saltó directamente al cuello del lobo gris.

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Los lloriqueos de Lisa regresaron a JungKook a sus sentidos.

Lo que vio lo dejo anonadado; un lobo más pequeño que el gris, de un hermoso color blanco, mordía el cuello de Lisa. La alfa sufría por los dientes desgarrando su carne; en un intento desesperado se zarandeo pero ni eso podía desprender al lobo de ella. Este le gruñía y encajaba más sus colmillos.
 
Lisa retrocedió con la intensión de estrellarlo contra un árbol pero pronto su cuello fue tomado también por un gran hocico. El lobo blanco retrocedió observando maravillado como el gran lobo negro de una sola mordida desprendía la cabeza del cuerpo del lobo gris.

Los lloriqueos dejaron de escucharse dejando un silencio aterrador. JungKook levanto la cabeza observando al bonito lobo blanco. Sus dudas fueron resueltas cuando el aroma dulce llegó a sus fosas nasales; pero había algo más.

El lobo de JungKook comenzó a hiperventilar. El aullido del pequeño lobo blanco y el meneo en su cola lo hicieron lloriquear de emoción.

Sin dudarlo se acercó y rodeo al pequeño lobo. Su cola se movía demasiado rápido debido a la euforia. Pego su cabeza a la de JiMin y escucho con deleite los gimoteos de este. Park retrocedió brincando entre sus patitas y se echó en el suelo dejando su pancita al aire. JungKook acercó su nariz y olisqueo la barriga del lobo blanco. Gruñó mientras lamía la zona y después gimoteo hacia JiMin.

Un cachorro. JungKook mordió el cuello de JiMin con cariño mientras se restregaba contra él. Aulló feliz por la noticia, JiMin se unió a su canto.

La noticia había causado una revolución en Jeon. No era el momento ni lo habían planeado de esa manera, pero no cambiaba lo feliz que estaba.

— ¡Son un par de monstruos! —TaeHyung estaba enfrente de ellos con una escopeta apuntándolos— ¡Eres un demonio igual a ellos! —Kim se dirigió a JiMin, quien fue cubierto rápidamente por el gran lobo negro.

JungKook mostró sus dientes en amenaza. TaeHyung no tocaría a su omega ni mucho menos a su cachorro.

TaeHyung apunto hacia Jeon ignorando los lloriqueos de JiMin detrás. Su dedo estaba por presionar el gatillo hasta que un aroma causo revuelo en su lobo.

— Baja el arma. —YoonGi atrás TaeHyung le apuntaba a la cabeza.

Kim volteo para ver a Min. Sus ojos se encontraron y lo supieron; sus lobos se reconocieron sintiendo la euforia y la alegría cargada de instinto. A veces la Diosa Luna jugaba sucio.

El gruñido animal de JungKook los hizo regresar a la realidad; Jeon estaba listo para atacar. YoonGi en un rápido movimiento jaló a TaeHyung detrás de él, bajo el arma y se puso enfrente cerrando los ojos.

Min abrió los ojos observando a JungKook a centímetros de su rostro. El lobo era majestuoso y aterrador.

— Mi señor… —El omega se arrodilló con la mandíbula tensa. Su cuerpo se debatía entre la parte animal y la racional—, por favor, él… Yo soy…

— Mi omega. —Dijo Kim. Dejo caer la escopeta viendo a YoonGi en el suelo—. Diosa Luna, esto no puede estar pasando.

JungKook iba a pasar por YoonGi ignorando su pedido. Iba a despedazarlo sin importarle nada más, pero JiMin se interpuso también con las orejas bajas. JungKook no fue capaz de enfrentar a su pareja. Lo miro por un largo momento, buscando alguna señal de duda en JiMin pero el omega parecía firme en su decisión.

El lobo negro retrocedió algunos pasos. JungKook volvió a su forma humana para rodar los ojos; JiMin lo tenía en la palma de su mano y lo sabía.

— Min YoonGi, dejaré vivir a tu alfa —Jeon miro una vez más al lobo blanco. Se acercó a él y apoyó su cabeza en él—, pero a su manada no.

—  ¡No te atrevas! —TaeHyung recogió la escopeta, pero YoonGi de nuevo ya estaba apuntándolo—. Ellos… Ellos son gente inocente…

— Debiste pensarlo antes. Ahora tus acciones condenarán a tu manada. —JungKook fue rodeado por su omega ocultando su desnudes—. Mataré a todo aquel que esté bajo tu mando, no tendré piedad ante nadie, cachorros, omegas, ancianos, no me importa.

YoonGi dio un disparo de advertencia cuando vio a TaeHyung moverse. Aunque la mirada del alfa atormento a su omega interno, no dudo en decir:

— No me obligues a matarte. —No había duda en la voz de Min.

— Soy tu alfa.

— También el que atacó a mi manada. —YoonGi alzó una ceja retador.

TaeHyung sabía que no tendría la misma fuerza de voluntad que el omega. Su lobo se volvería loco si la escopeta que tenía en las manos apuntará al pálido. Su alfa le exigía proteger al chico.

— Te llevaré a mi manada, serás azotado y permanecerás cautivo hasta que yo lo decida. —JungKook lo miro con despreció—. Claro que, primero tendrás que ver cómo tu manada se reduce a nada.

El cuerpo de JungKook cambio a un gran lobo negro de nuevo. TaeHyung quiso detenerlo, pero YoonGi seguía apuntándolo, y está vez, JiMin lo mantenía en la mira.

Vio con terror a JungKook ingresar a su territorio. Escucho los gritos y llantos de las personas, pidiendo su ayuda y rogando misericordia. TaeHyung cayó al suelo, tapándose las orejas y llorando desesperado antes de vomitar sin poderlo controlar.

JiMin observo como la luna se asomaba en lo alto. Le pidió perdón por los actos de su alfa y rogo por el descanso eterno de toda esa gente.

☪️


Una mujer alfa llena de sangre corría entre el bosque, volteando hacia atrás alerta, sollozando y tropezando. Los gritos aún persistía en su oídos, el llanto aterrado y la mirada de miedo en su gente no se iban de su cabeza.

— Ayuda… Por favor… —La chica tropezó una vez más—. Por favor, ayúdenme.

Antes de desvanecerse, un hombre mayor se hizo presente. Era uno de los ancianos del consejo.

☪️


— ¿Dos manadas? —El líder Kang miro a los otros dos alfas con horror— ¿Acaso el líder Jeon perdió la cabeza?

— La chica solo balbuceaba sobre un omega que podía transmutar a un demonio blanco. —El líder Lee contó—. Tal parece que el líder Jeon estaba bajo su yugo.

— ¿Jeon hechizado? —El líder Jung resopló incrédulo—. No es la primera vez que JungKook aniquila a una manada.

— Pero es la primera vez que hacen mención de un omega capaz de cambiar a un demonio. —Lee lo miro con irritación—. Fueron dos manadas en menos de una semana.

— ¿Cómo se llama el omega demonio? —Pregunto Kang.

— Park JiMin.

Jung y Kang se miraron.

— Que corran la voz entre las manadas. Adviertan lo que pasó con la manada Kim y la manada Min. — Kang miro a los guardias quienes asintieron y salieron de inmediato.

— Un momento. —Lee se levantó de su lugar y los miro molesto— ¿Dejaremos que el líder Jeon salga impune de la situación?

— Entonces, querido líder Lee, te invito a declararle la guerra. — Kang le sonrió burdo e irritado—. Veamos si puedes vencerlo.

Lee miro a Jung.

— Lo lamento líder Lee, —Jung se encogió en su lugar— mi propósito como líder es asegurar el bienestar de mi manada y no pienso ponerla en peligro. Prefiero mantenerme al margen de la situación y no tentar mi suerte.

El líder Lee tomo asiento de nuevo.

—… Que el nombre de Park JiMin y Jeon JungKook suene por los territorios. — Dijo finalmente Lee entrando en razón—. No queremos otra desgracia.

☪️


En la manada Jeon fueron recibidos con lo poco que ahora había. JiMin miro con tristeza el lugar antes de ver a JungKook quien venía detrás de él.

— Saldremos adelante, omega. —JungKook beso su frente antes de mirar al frente. Jeon se sorprendió.

JiMin siguió la mirada de JungKook encontrándose con sus padres esperando por él.

— ¡Mamá! —El omega corrió hasta ellos y los abrazo con fuerza. Dejo que su madre besara su rostro y que su padre acariciara su cabeza. Lloraba de completa felicidad—. Creí que no despertarías, yo… Estaba tan asustado.

— Cachorro. —YeJi dejo que JiMin se encendiera en su pecho. Por instinto olfateo sus cabellos; su aroma había cambiado. No solo estaba un toque de lluvia, había algo más, algo casi neutro. Leche—. Tu aroma es…

YeJi miro al alfa detrás de JiMin. Este se arrodilló mostrándole el mismo respeto que le presento al padre de JiMin.

La omega miro a su pareja y este le sonrió.

— Mamá, Jeon JungKook es mi pareja —JiMin le mostró una gran sonrisa, escondiendo sus bonitos y coquetos ojos— y el padre de mi cachorro.

La mujer se llevó las manos la boca, llorando al mismo tiempo que sonreía.

JungKook seguía con la cabeza baja; unos brazos delgados lo rodearon tomándolo por sorpresa. YeJi le abrazo maternalmente mientras seguía sollozando.

— Gracias por hacer feliz a mi hijo. — YeJi se separó y se arrodilló enfrente del alfa, pronto SooHyun copio las acciones de su pareja—. Tienes nuestra bendición.

JungKook busco la mirada de su pareja. JiMin le sonrió feliz.

Jeon recordó la desesperación en la voz de su madre cuando le pedía a la Diosa Luna por él. El terror de imaginarlo solo al saber que su pareja moriría con ella, la incertidumbre de no saber que pasaría con su cachorro. Recordó la mirada llena de arrepentimiento en los ojos de su madre como si ella hubiera sido la culpable de lo que sucedió. JungKook también recordó lo perdido y enojado que estuvo después de ver morir a su madre y perder a su padre; había matado por venganza, había matado por diversión, iba por la vida buscando quien terminara con él para finalmente descansar. Estuvo vacío  y al mismo tiempo lleno de rencor, vagando por la vida sin tener una motivación, algo que amar.

Recordó cuando conoció a JiMin.

JungKook jamás en su vida se había perdido en la mirada de otro ser y sentido toda esa revolución de sentimientos con una sola sonrisa. Jeon supo, desde el momento en que lo vio, que todo él iba a girar entorno al omega. JiMin para él era como su deidad.

JiMin era su Luna.

— Seremos muy felices. —JiMin le prometió a su bebé.

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¡Aún nos falta un epílogo!

¡Muchas gracias por leer!

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