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Capítulo 6

Advertencia: Mención de violación en personaje secundario.


☪️

JiMin miraba a la gran luna por la ventana de su habitación. Se preguntaba como estaría JungKook, que pasaría con ellos y cómo escaparía del compromiso con el próximo líder. Se limpio las lágrimas que quisieron escapar de sus ojos.

— JiMin… —Su padre tocó la puerta de su habitación—, ¿Podemos hablar?

El omega no tenía ganas de dar explicaciones, pero tenía que hacerlo. Lo que menos quería era que su padre diera aviso al pueblo, que diera aviso a TaeHyung y se dirigieran al bosque a emboscar al alfa.

— Pasa, padre.

Su padre entro con un rostro serio, impidiendo que JiMin supiera que es lo que pasaba por su cabeza. El Omega comenzó a llenarse de pensamientos más aterradores que el anterior. Su lobo en el interior quería salir al bosque y advertirle al alfa, irse con él dónde estuvieran seguros y juntos.

Su padre se sentó con él en la cama. Permanecieron en silencio por un momento; JiMin sonrió con tristeza, era la primera vez que su padre no huía de su presencia.

— Es él, ¿no es así? —Aun cuando era una pregunta, su padre estaba seguro—. Ahora lo entiendo.

— Papá… 

— ¿Es el alfa que quieres?

JiMin lo miro con ojos asombrados; era la segunda vez que su padre le preguntaba aquello. Cuando se refería a TaeHyung no pudo dar una respuesta, al menos no en voz alta. Ahora lo hizo sin dudarlo.

— Es él. —El Omega se mordió el labio impidiendo que un puchero se formará en ellos—. Él es mi alfa, él… Me ha cortejado todo este tiempo y yo lo he aceptado. Lo conocí el día del ataque a los Kim, pero papá, él tenía una razón para entrar a la manada y yo…

Su padre negó alzando una mano dándole la señal de que se detuviera. Era mucho para asimilar. Lo vio suspirar más de 5 veces, mirando a la nada y procesando lo que JiMin le dijo apresuradamente.

— … Cuando naciste, fue el día más feliz de mi vida. —Su padre lo miro con una triste sonrisa—. Te presumí con el mundo entero, te admire por largas horas por varios días, me sentí el alfa más afortunado, sin embargo, cuando supe que eras omega de verdad me asusté. —JiMin bajo la mirada ante las palabras de su padre—. Contrario a un alfa, tú serías separado de mi lado, la gente te vería como una simple moneda de cambio y muy probablemente terminarías unido en contra de tu voluntad. —Su padre lo tomo de las manos—. Conforme ibas creciendo me di cuenta de que los días estaban contados, en algún momento aparecería un ser despreciable a pedirte o decirme que te marco y no podría evitarlo porque es lo que se tiene que hacer, así que sin más decidí que lo mejor para mí era alejarme perdiéndome tantos momentos de tu vida, siendo solamente una sombra en esta casa y siendo una figura paterna ausente para ti, pero yo de verdad estaba aterrado de todo lo que te deparaba. —Al alfa se le comenzó a quebrar la voz—. No estoy diciendo que hice bien en evitarte, ese fue mi estúpido pensamiento para protegerme a mí cuando debí protegerte a ti; por eso JiMin, no pienso oponerme.

— Papá…

—  Está vez haré las cosas bien. Por una vez en la vida dejaré de ser un cobarde y estaré contigo. —El hombre abrazo a JiMin ya sin retener las lágrimas—. Sí ese hombre es el alfa que quieres, si sonríes de esa manera cuando estás con él y eres capaz de protegerlo con uñas y dientes, entonces te apoyaré.  

JiMin rompió en llanto en los brazos de su padre. Lloro tanto que sus ojos dolieron, lloro por todos esos años en los que busco una mirada de cariño de parte de ese hombre, lloro por lo tontamente feliz que se sentía; olvidó el daño, olvidó la ausencia, olvidó todas esas veces en las que deseo ser alfa. Lloro porque entre más lo hacía, su padre más afianzaba su abrazo. 

— Gracias, papá, muchas gracias.

Su papá lo meció con cariño, acaricio sus cabellos como cuando era más chico y le regaló una sonrisa dulce y paternal.

— JiMin, ¿has visto a tu..? —Su madre entro a la habitación al ver la puerta abierta. Calló al ver a su alfa y a su cachorro abrazados—. Oh.

— Mamá. —JiMin le sonrió—. Él está aquí. 

La omega le sonrió. Despacio, tratando de no romper el momento, se unió al pequeño abrazo llorando con ellos. ¿Hace cuando no había visto a su familia así de unida?

Ahora los tres se mantuvieron por minutos en un abrazo lleno de risas y lágrimas.

— Comamos. —El alfa miro a los omegas con una sonrisa.

—Oh, sobre eso, JiMin. —Su madre tomo las manos de su hijo—. Tenemos que alistar tus cosas.

— ¿Mis cosas? —El chico miro a su madre extrañado— ¿A qué te refieres?

— Recibí una carta del próximo líder. —Su madre lo miro emocionada—. Mañana te mudaras a la gran casa de los Kim.
 
— ¿Cómo dices? —El padre de JiMin miro a la mujer.

— Faltan tres días para la celebración de la unión, así que el próximo líder dijo que lo mejor sería que te fueras a la casa de los Kim. Tendrías este tiempo para acoplarte al que pronto será tu hogar. —Su madre lo tomo del rostro feliz— ¿Acaso no es grandioso? 

JiMin perdió la fuerza en su cuerpo. Miro a su padre y vio como este tenía un rostro de circunstancias.

No podían hacer nada, no si no querían poner en alerta a los Kim sobre el líder de los rebeldes.


☪️

— Hemos visto tiendas improvisadas de acampar en el interior del bosque. —Park HyungSik informo apenas llegaron—. No pudimos confirmar a quien permanecía, pero estamos casi seguros que son rebeldes.

— ¿Cuántos? —Pregunto TaeHyung.

— No había nadie en ese lugar, pero estaban cosas que recién fueron robadas en la gran casa. —SeoJoon respondió—. Fue por eso que supusimos son rebeldes.

Kim TaeHyung observo la luna en lo alto.

— Bien, supongo que no son los necesarios para iniciar una guerra. —El castaño miro a sus hombres—. Aún así, estén alertas, pon a los mejores alfas a custodiar el territorio. Pronto será la ceremonia y podríamos ser un blanco para ellos.

— Pero, señor, Jeon JungKook… —SeoJoo quiso rebatir.

— Jeon JungKook no es más que un hombre como todos nosotros. No es invencible. —TaeHyung frunció el entrecejo—. La última vez nos agarro con la guardia baja. No volverá a pasar. Está vez no solo estaremos nosotros sino también los hombres de mi padre.

— ¿El líder está aquí? —HyungSik estaba sorprendido.

— Llegará para la ceremonia.

TaeHyung miro a la luna con desprecio. En su cabeza, Jeon JungKook buscaba intimidarlo vigilando seguramente a su Omega. La última vez había percibido su aroma en el cuerpo de JiMin en una clara declaración de guerra.

— Lo mataremos esa misma noche.


☪️


JungKook miraba entre los arbustos al padre de TaeHyung. Este se encontraba acampando a kilómetros de la manada Kim.

— Pronto tendremos la cabeza de Jeon JungKook colgada en la entrada de nuestros territorio. —El alfa comía de las liebres que habían cazado—. Seré dueño y señor de todo lo que él posee.

— Mi señor, creí que el joven Kim sería su sucesor dentro de poco. —Uno de sus hombres dijo con voz baja y respetuosa—. Ha encontrado un Omega.

— No daré marcha atrás ahora que estoy por conseguir lo que he querido por años. —El Alfa le arrojo la botella con agua molesto—. Que tenga un omega al cual follar no significa nada, incluso si el omega sirve para dar a luz yo seguiré al frente. TaeHyung solo es un iluso sin verdadera visión de poder. —El Alfa chasqueo la lengua—. Le daré la manada para que la maneje a su antojo, el verdadero imperio será mío.

— Sí, mi señor.

A lo lejos se escuchaban los sollozos de una omega cualquiera. Su ropa hecha tirones, su rostro golpeado y la mirada perdida. Alfas del líder Kim reían al verla así de destrozada. Era divertido para ellos.

— Diles que terminen pronto. —El padre de TaeHyung se levantó para irse a la tienda—. Vigilarán toda la noche y tú encárgate de recoger todo y apagar la fogata. No quiero intrusos aquí.

— Sí, mi señor.

El viejo alfa se metió a la tienda improvisada, se quitó la armadura que lo acompañaba y masajeo sus músculos adoloridos. Habían sido días  pesados, días en los que pudo sentir la victoria cerca; pero tenía que asistir a la estúpida ceremonia de su hijo con vaya a saber que tipo de omega. Le daba igual. En cuanto las formalidades terminarán, negociaría con manadas vecinas para convencerlas de unirse a su ejército y derrocar a Jeon. Ya lo tenía harto bajar la mirada cada que las manadas exponían lo mejor para no irrumpir en el territorio rebelde. Quería todas esas tierras que Jeon JungKook había conquistado, quería volverse en eso que todos temían, quería el respeto que ese alfa tenia y no merecía.

— ¡WonHae, apresúrate! —El alfa gruño molestó cuando vio entre las sombras de la carpa que la fogata seguía encendida— ¡Son unos inútiles!

Dio el primer paso para salir y al instante escucho los gritos aterrados de sus hombres. El líder Kim se puso en alerta, quedándose quieto y aguantando la respiración.

Pudo ver entre las sombras a varios de sus hombres ser atacados por algo sumamente monstruoso. Escucho los lloriqueos y las súplicas de cada uno de ellos, escucho como eran despedazados y acabados en solo minutos.

La fogata de pronto se apagó.

Echo una mirada a su alrededor buscando alguna arma a su alcance. Maldijo cuando recordó que todas estaban fuera.

El sonido de las ramas rompiéndose conforme la bestia se acercaba pusieron sus nervios de punta. Se obligó a creer que el insistente temblor en su cuerpo no era miedo. Todo quedó en silencio por aterradores segundos.

Dio otro paso con un plan en mente; correría y tomaría las escopetas que había traído consigo, pero en el momento en que quiso dar un segundo paso, el hocico de un animal se abrió paso en la entrada de la carpa.

— ¡¿Qué demonios?! —El líder Kim retrocedió al ver como un majestuoso y descomunal lobo negro se presentaba ante él. Los ojos rojos del animal eran terroríficos y su hocico lleno de sangre goteando de sus afiliados colmillos eran una pesadilla—. No, por favor…

La omega fuera escucho los gritos de clemencia del viejo alfa. Miraba como la carpa se rompía ante los movimientos brucos del animal. Cerro los ojos mientras sollozaba bajo y espero paciente a que el lugar quedará en un frío silencio.

— Lamento haber tardado. —Jeon JungKook estaba desnudo frente a la chica. La miro con arrepentimiento mientras se arrodillaba y le secaba las lágrimas, todo a una distancia prudente.

— Sabía que era usted, mi señor. —La mujer le regaló una rota sonrisa. 

— Te llevaré con SeokJin, el curará tus heridas. —El Alfa pidió permiso para acercarse, pero la mujer negó—, por favor…

— Máteme, por favor, mi señor, se lo pido. —La chica lloro desgarradoramente—. No tenga fuerzas, me han quitado todo, yo… Ni siquiera puedo verlo a los ojos.

Jungkook dudo. Gruño molestó y quiso volver a destrozar a todos esos bastardos mal nacidos.

— Mi señor, por favor. —La mujer miro a la luna—, ya no quiero sufrir.

Jeon asintió con un nudo en la garganta.

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