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Capítulo 3

La infancia de JungKook, contrario a lo que muchos pudieran pensar, había sido llena de amor y cuentos fantasiosos que le hicieron crecer con ilusiones; entre ellas, las parejas destinadas.

Sus padres habían sido elegidos para el otro por la Diosa Luna, creando una historia de amor sin igual. JungKook había admirado la forma en que ambos parecían complementarse, como los defectos de su madre parecían enamorar a su padre y como su padre con toda esa actitud huraña y mal humorada lograba encantar a su madre. Habían sido de las pocas parejas que lograron encontrarse, de las pocas parejas que no se cansaban de contar una y otra vez como fue que descubrieron ser destinados.

Antes de la muerte de su madre, ella le había rezado con su último alimento a la Luna que le permitiera a su hijo encontrar su otra mitad, para que la oscuridad de la maldad no logrará tragarlo y volverlo un ser sin misericordia; JungKook por un tiempo se burlo de lo que antes creía y quería con tanto empeño. Se vengo, gobernó y se hizo paso a base de sangre derramada a su pies, volviéndose insensible al dolor ajeno, convirtiéndose en eso que su madre tanto temió.

Y cuando sintió que no tenía retorno, lo vio.

Tan pequeño, tan dulce, tan suyo.

Aspiro el aire fascinado por su aroma, enamorado de su belleza, hechizado por todo él. Su Omega.

Entonces Jeon recordó las súplicas de su madre, los ojos tristes de su padre y todas esas ilusiones que algunas vez creyó perdidas. La Diosa Luna había hecho caso a los ruegos de su madre y había llevado ante él aquel ser que sería su mundo entero.

JungKook no se opondría al destino.

☪️

JiMin se dio la vuelta quedando a centímetros del hombre. Ambos se miraron a los ojos, maravillados ante la belleza del otro; sus lobos se reconocieron, se emocionaron y causaron la euforia en sus cuerpos. JiMin busco apartarse, pero el brazo grande y fuerte del Alfa no le permitió retroceder, lo tomo de la cintura adivinando sus intenciones.

— Ya tuve suficiente lejos de ti. —JungKook le mostró una pequeña sonrisa—. No nos castigues de este modo.

— No esta bien. —JiMin utilizo toda la fuerza de voluntad que poseía y escapó del agarre del alfa—. Esto no es tan bien... Tú y yo... Tiene que ser una broma.

— ¿Broma? —Jeon lo escaneo de pies a cabeza. JiMin vestía una pijama ligera de dos piezas, una gran camisa y un pantalón del mismo tamaño, sus cabellos estaban revueltos por el aire y su rostro lucía jodidamente angelical.  A JungKook le fascinaba lo que veía— ¿Dudas de las decisiones de la gran Diosa Luna?

— No te permito que te burles de la Diosa Luna.

— No me burlo, ahora más que nunca creo en ella. —El Alfa rodeo al Omega, jugando al cazador, divertido ante los ojos atentos del Omega—. Eres tan pequeño, tan lindo, tan mío.

— Basta. —JiMin lejos de sentirse asustado, solo podía sentir a su lobo moviendo la cola ansioso por seguir el juego del Alfa—. Yo no... No soy tuyo.

— Lo eres, claro que lo eres. —JungKook corto la distancia, sintiendo de golpe las feromonas. JiMin sin darse cuenta estaba tentándolo, invitándolo a hundir su nariz en su cuello, a rozar su glándula Omega, ese lugar donde en un futuro estaría su mordida—. Así como yo soy tuyo.

JiMin parecía escéptico ante las palabras de Jeon. Este gran alfa no se parecía al temible de la otra noche. Este parecía juguetón, coqueto y muy seguro. Era como ver una cara completamente distinta.

— No mientas. —¿Qué demonios haces, JiMin? Se preguntaba cada que dejaba salir las palabras, lo correcto era escapar y dar aviso al pueblo—. He escuchado lo suficiente de ti como para saber que eres un...

— ¿Monstruo? —JungKook alzó su mano para acariciar la mejilla del Omega. Al ver que este no huía de su toque, se atrevió a tomar la barbilla del chico—. Lo soy, más de una manada me teme porque saben o han escuchado de lo que soy capaz.

— Entonces..

—Pero no puedo ignorar lo que sentí al verte. —El alfa suspiro—. Todo monstruo alberga pequeños sueños que nos vuelven humanos al fin y al cabo. Encontrarte fue el mío.

Park no quería creer en sus palabras, quería usar la coherencia y alertar que el enemigo seguía en sus territorios, sin embargo le era imposible. Tener a JungKook tan cerca, diciéndole todas esas cosas y sintiendo a su lobo de lo más contento, no lo dejaban actuar según lo correcto. Jeon se miraba tan atractivo a la luz de la luna, tan dominante, majestuoso y salvaje.

— Debo de estar fuera de mis cabales...

— ¿Cuál es tu nombre? —JungKook le mostró una sonrisa sin maldad. Tan irreal.

Entonces JiMin soltó una pequeña risa. Escondió sus labios con sus pequeñas manos y miró risueño al alfa. Jeon estaba hipnotizado por la belleza del chico.

— Me reclamas como tuyo, pero no sabes mi nombre. —El Omega negó divertido. Jamás pensó en estar en este tipo de situación con el líder de los rebeldes.

— Lo cual es injusto. —El alfa se cruzó de brazos—. Tú me conoces, pero yo a ti...

—Park JiMin. —el Omega estaba perdiendo la cabeza—. Ese es mi nombre.

Su corazón se aceleró cuando vio a JungKook sonreír, mostrando todos sus dientes y formando arruguitas tiernas a un lado de sus ojos. Es que, su cabeza lo pensaba una y otra vez, pero no podía creerlo; ese Jeon JungKook no podía ser el Jeon JungKook que las manadas conocían.

☪️

La sonrisa en su rostro era contradictoria al estado de animo que cargo los últimos dos días. Su madre lo miraba con curiosidad, buscando entender el motivo de la felicidad de su hijo.

— Veo que ya estás mejor —Comento su madre mientras caminaban por el pequeño mercado de la manada—, me alivia verte así de feliz.

Jimin asintió con una sonrisa más pequeña.

— No vi a mi padre en la mañana. —Comento el Omega tratando de cambiar el tema— ¿Salió temprano?

— Dijo que tenía asuntos que atender. —Pero su madre era perspicaz. Con una respuesta corta regreso al tema anterior— ¿Qué te tiene tan contento?

— Bueno, no hay una razón aparente.

— Te cargue nueve meses en mi vientre y aún así no puedo creer que trates de engañarme. —Su madre le regaló una sonrisa juguetona—. Me gustaría que confiaras en mí. Si te hace feliz seguramente yo también lo estaré.

JiMin mostró una sonrisa nerviosa. Seguramente a su madre le haría muy feliz saber que su hijo era el destinado de Jeon JungKook.

— ¡El próximo líder! —La gente se inclino ante la llegada de TaeHyung.

Su madre pareció olvidarse del tema cuando Kim bajo de su caballo enfrente de ellos. JiMin no entendía que es lo que hacía TaeHyung ahí, mucho menos a una distancia tan corta de él.

— ¡Señor! —Su madre bajo la cabeza mostrándole respeto al Alfa.

— La última vez no pude dar el anuncio. —TaeHyung corto aún más la distancia quedando a solo centímetros de JiMin.

En cuanto sus palabras cobraron sentido en el confundido cerebro de Park, sintió su pecho encogerse en pánico. Esto no podía estar pasando.

— Park JiMin —El Alfa se arrodilló dejando a la multitud muda—, te elijo como mi Omega.

☪️

JiMin miraba su comida, repitiendo una y otra vez la escena de esa mañana en el pequeño mercado. Aún podía escuchar los susurros de la gente presente y la sonrisa confiada de TaeHyung.

— ¿Lo sabías? —Su madre estaba feliz.

—... Me lo dijo el día de la celebración. —JiMin miro a su padre. Este parecía más concentrado en su plato que en la plática de ambos Omegas.

— ¡Lunas! Ahora entiendo porque estabas tan contento. —Su madre tomo su mano—. JiMin, esto es importante, tienes que dar una gran impresión, tenemos que arreglarte para que seas el Omega más hermoso de todo el lugar...

— ¿Y tú estás de acuerdo? —La voz de su padre se escuchó por primera vez.

El Omega lo miro con grandes ojos.

— Papá...

— ¿Es el Alfa que quieres? —Su padre conecto su mirada con la de él.

Pensó su respuesta. No, TaeHyung no era el Alfa que quería, pero si el que necesitaba; ser el Omega del líder aseguraba comodidad a sus padres, una gran casa, comida y prestigio, ya no serian vistos como una de las tantas familias que tuvieron la desgracia de tener un Omega como progenitor.

— Es lo mejor. —JiMin comió el primer bocado con una sonrisa falsa.

Su madre asintió de acuerdo con su hijo. Pronto la mesa se llenó de la palabrería de la Omega pavoneándose de las reacciones de los demás, su padre escuchaba en silencio mientras JiMin sentía la responsabilidad en sus hombros.

No podía fallarles, no ahora que lo había logrado.

☪️

Esa misma noche, JiMin se adentro al bosque de nuevo. Cuando vio a JungKook parado en el mismo lugar que la última vez, entendió porque su lobo se había encargado de guiarlo y en el transcurso estaba tan feliz.

— Traje algo para ti. —JungKook hablo en el instante en que lo miro. De entre sus ropas, saco un collar fino, con un dije de luna, era plata—. Es adecuado para ti.

—No puedo aceptar, es... —Pero JiMin estaba fascinado con la pequeña luna menguante—, es hermosa.

— Claro, eres tú, mi luna. —Jeon se acercó hasta el Omega y le regaló una sonrisa—, en cuanto lo vi no pude evitar recordarte. Parecía tener un brillo sin igual que no hacía más que atraerme.

Park le correspondió la sonrisa. Era el detalle más hermoso que habían tenido con él. Dejo que JungKook le colocará el collar, sintiendo sus dedos acariciar su cuello, su aroma chocar con su nariz, lo cálido que Jeon parecía ser.

— Gracias. —JiMin miro los ojos de JungKook. Eran grandes, negros y los más lindos que el Omega había podido apreciar— lamento venir con las manos vacías.

— Puedes darme un beso si lo sientes en serio. —Negocio el alfa.

JiMin soltó una pequeña risa que fue desvaneciéndose en cuanto vio que JungKook no reía.

— ¿Lo dices en serio? —El Omega retrocedió.

— No bromeó. —Jeon avanzo hasta acorralarlo en un árbol—. De verdad quiero besarte.

Park se perdió en la mirada segura y decidida del líder de los rebeldes. Podía sentir la euforia en su pecho, el sentimiento de lo correcto, la manera en que su lobo correspondió a los coqueteos del Alfa. Sus feromonas estaban libres dejando que Jeon fuera capaz de captar su aroma, seduciéndolo.

"Park JiMin, te elijo como mi Omega".

— No puedo. Jungkook, yo...

Los labios encima de los suyos no permitieron que revelará eso que tanto le pesaba. Su cerebro se desconecto en el momento que sintió a JungKook tomar su cintura, pegarlo a su cuerpo y apoderarse de sus labios como si estos fueran el mejor de los manjares.

Un pequeño jadeo escapó de sus labios por la sorpresa; pronto tenía la lengua de JungKook explorando su boca, escuchándolo gruñir de satisfacción, liberando feromonas pesadas y deliciosas. Estaba tan jodido.

JiMin paso sus brazos por el cuello de JungKook, levantándose en puntas para no cortar el beso, se dejó dominar por el alfa, dejo que este sostuviera su cuerpo con fuerza causando estragos en su cuerpo. Era tan rudo y eso le gustaba mucho.

— Me gusta como suena mi nombre cuando tú lo dices. —Susurro Jeon antes de besarlo nuevamente.

Si JiMin se la paso casi toda la noche besándose con Jungkook, no lo recordaba.

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