Capítulo 19
— ¿JungKook no ha llegado?
YoonGi dejo la taza de te en la mesa y lo miro con pena.
— No, JiMin, seguramente no tardará.
— ¿Pero y si ya llegó y no se dieron cuenta? —El Omega insistió.
— EunWoo está al pendiente de su llegada. —YoonGi le regaló una pequeña sonrisa—. En cuanto llegue serás el primero en saberlo.
JiMin asintió sin estar convencido. La inquietante sensación en su pecho no desaparecía; estaba ansioso y se sentía mal. Quiso calmarse teniendo en cuenta que ahora cargaba con un cachorro pero era algo inevitable. Tenía una mala corazonada con todo esto.
— Todo estará bien. —Min le sonrió al verlo inquieto—. Es imposible que algo le pase al líder Jeon. Lo has visto.
Pero Park tenia miedo. No importaba si JungKook era el ser más poderoso del mundo, él siempre se preocuparía.
— Sí, tienes razón. — Su lobo en el interior no dejaba de lloriquear.
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SeoJoon no dejaba de repetir en su cabeza la violenta escena. Los gritos del capitán aún retumbaban en sus oidos; la comprensión llegó a él.
Tenían razón al decir que Jeon JungKook era el mismísimo demonio.
— ¿No fue demasiado fácil? —SeokJin se cruzó de brazos extrañado.
— Lo fue. —NamJoon lanzo su navaja desganado—. De verdad creí que tendríamos una guerra.
— Gracias a la Diosa no fue así, Nam no podía morir virgen. —Bromeo HoSeok haciendo reír a Jin.
— Ja- ja- ja — NamJoon le lanzo una piedra—. Muy gracioso.
SeoJoon que admiraba la escena brinco del susto cuando el gran lobo negro salió de entre los árboles y corrió lejos de ellos.
— ¿Qué? —SeokJin miro asustado hacia donde JungKook desapareció.
Un aullido que congelo la sangre de todos se escuchó en medio de la noche. Los hombres de JungKook rápidamente guardaron sus cosas junto con todos los demás miembros. La mayoría no sabían que estaba pasando, solo imitaban lo que Jin, NamJoon y HoSeok hacían.
— ¿Qué sucede? —SeoJoon se acercó a preguntar.
— Tengamos que irnos. —NamJoon lo miro con seriedad—. Y que sea rápido.
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La noche había tocado tierra. JiMin no dejaba de ver el cielo, rezándole a la Luna que su alfa estuviera bien y que regresará pronto. Tocó su vientre y pensó en la vida que cargaba.
— Sería lindo que tuvieras su sonrisa. —JiMin se permitió sonreír diseñando la imagen de su bebé—. Tu papá es un hombre muy guapo y fuerte. Es el mejor alfa de todos.
La ilusión en su corazón lo mantenía en ese lugar esperando. De haber estado solamente él ya hubiera buscado la manera de salir de la gran casa y aventurarse al bosque en busca de su pareja. Soltó un suspiro cansado.
Un toque en su puerta lo hizo despegar la mirada del cielo estrellado.
— Pasa, YoonGi. —JiMin espero y se extraño cuando la puerta no se abría— ¿YoonGi?
El chillido de la madera hizo la escena más escalofriante cuando de la puerta se asomo una chica con una gran sonrisa en el rostro. Era la mujer que había llegado herida a la manada.
— Lo siento, omega Park, YoonGi está indispuesto ahora. —La mujer rubia se adentro a la habitación desprendiendo feromonas sin vergüenza alguna. JiMin retrocedió tapándose la nariz con asco—, oye, eso me ofende.
Park miro a su alrededor esperando encontrar algo con que defenderse o por lo menos intimidar a la chica.
— Será mejor que no intentes nada porque no dudaré en lastimarte. —Lisa le mostró la daga que cargaba en la mano derecha.
— ¿Qué hicieron con YoonGi? —Pregunto JiMin tratando de hacer tiempo.
Pero la alfa parecía saber sus intenciones y sin más lo tomo de la muñeca y lo jaló consigo.
— Tu amigo realmente era un grano en el culo. Es bueno, tengo que admitirlo. —La mujer seguía sonriendo.
Cuando salieron de la gran casa, Jennie los esperaba en un carruaje, sosteniéndose el costado derecho. En su mano se veía la sangre que brotaba de la herida.
— Ya larguémonos de aquí. —Gruño ante la molestia—. Pronto se darán cuenta.
— Oh vamos, esto no es divertido. —La rubia empujó al omega al interior del carruaje—. Para ser la pareja de Jeon, fuiste muy sencillo de capturar.
— ¡Lalisa, ya vámonos!
— Sí, sí, sí. —La alfa cerro y carruaje y puso un candado evitando que JiMin pudiera abrir— ¿Cuándo fue la última vez que te apuñalaron?
— Lisa...
— ¡Es que piénsalo! ¡De verdad estoy impresionada! —La mujer subió a un lado de Jennie—. Por un momento quise follarlo.
— ¡LaLisa!
— Ya, está bien. Tendré que decirle adiós al amor de mi vida.
JiMin solo escuchaba la tonta pelea de las alfas mientras cada vez se iban alejando más y más. El lobo en su interior comenzó a pedir por el alfa, gimoteando asustado y tirando del lazo que los unía.
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— ¿Qué sucedió? — EunWoo entro con la curandera al ver la conmoción en el lugar.
— La encontré inconsciente y con una herida en la cabeza. —Una mujer con lágrimas en los ojos le informo—. Las alfas que rescatamos en la tarde tampoco están.
— ¿Falta algo de valor? —Pregunto EunWoo de inmediato.
— No lo sabemos. Están revisando.
La curandera salió con un trapo amarrado en la cabeza.
— Esas malditas, creí que estaban inconscientes pero me atacaron. —La mujer gruño—. Debí poner seguridad.
— Maldición. —EunWoo miro a todos a su alrededor—. Quiero que refuercen la seguridad en las entradas del territorio. Nadie sale de este lugar, den aviso a todos.
Las personas corrieron a cumplir la orden de Cha.
— ¿Dónde está JiMin? —El alfa miro a la curandera. Se notaba el miedo en su mirada.
— El oficial Min está con él. —La mujer entendió su preocupación—. No... No pensemos negativos. Seguramente son ladronas.
EunWoo salió corriendo de la vivienda de la curandera para montar su caballo y dirigirse a la gran casa.
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Lalisa sonrió divertida cuando más de 10 hombres se posicionaron enfrente del carruaje con lanzas y escopetas listos para detenerlas.
— ¡Yo no usaría eso! —La rubia hizo una seña indicando la parte trasera del carruaje—. Llevo mercancía delicada.
— ¡Manténganse dónde están! —Los alfas no bajaron la guardia—. Serán castigadas por invadir territorio rebelde.
— Oh, bien, en ese caso. —La mujer le pasó las correas a Jennie quien las agarro con algo de dificultad. Ahora sí necesitaba un maldito curandero—. Terminemos con esto rápido. Mi amiga no se siente bien.
La mujer bajo de un salto y ante los ojos sorprendidos de todos, la chica se fue transformando en un lobo gris.
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JungKook corrió lo más rápido que sus patas le permitían. Sentía a su omega llamarlo casi de una manera desesperada.
Había caído en la trama de Kim TaeHyung y se había dado cuenta demasiado tarde. Aún cuando tenía hombres que protegían a la manada, Jeon se reprochó el no haberse quedado con su pareja.
Cuando le avisaron que venía la manada Kim creyó tontamente que TaeHyung venía con ellos y no solamente un idiota con aires de grandeza. Aunque si bien, según lo que escucho, fue el desgraciado que torturo a los padres de su pareja y se dio la libertad de destrozarlo, nada justificaba su estupidez.
A lo lejos observo la entrada de su territorio, pero algo estaba mal. No había guardias en ella.
Apresuró el paso.
El llanto y el lamento de su manada fue lo primero que encontró.
Las pequeñas casas que conformaban su territorio estaban destruidas, había omegas llorándole a sus alfas quienes se encontraban en el suelo agonizando. Fue escalofriante ver a algunos sin algunas extremidades.
— Mi señor. — EunWoo traía una manta consigo. Sus manos estaban llenas de sangre, pero no parecía ser la de él—. Mi señor, fuimos atacados por un lobo.
El animal poco a poco se fue convirtiendo en un hambre alto y fornido. De inmediato fue cubierto con la manta que Cha cargaba.
— ¿A qué mierda te refieres con un lobo? —JungKook miro una vez más los destrozos.
— Encontramos a dos mujeres heridas a unos metros de la entrada del territorio. — La curandera llegó a ellos igual con las manos llenas de sangre. Ayudaban a los heridos que aún podían salvar—. Queríamos ayudar pero... Ellas me atacaron y después... — la beta comenzó a llorar.
— Una de ellas puede transmutar. — EunWoo le sostuvo la mirada.
— Pero... —Jeon miro hacia la dirección de la gran casa— ¿Dónde está JiMin?
Nadie contesto. La curandera y Cha bajaron la mirada sin saber cómo responder.
— ¡¿DÓNDE ESTA MI OMEGA?! —El líder de los rebeldes tomo a EunWoo de la ropa y lo zarandeo.
— ... El omega Park no estaba en la gran casa. —Cha no bajo la mirada aún cuando temblaba de miedo—. Solo encontré a Min YoonGi herido y apunto de entrar en celo. Lo drogaron, mi señor.
El alfa cayó de rodillas asimilando lo que EunWoo le había dicho.
¿Por qué carajos tuvo que irse?
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