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YoonGi se encontraba caminando cuando un grupo de sus compañeros le llamó.
- ¡Hey!- el mayor se acercó cuando ellos le hablaron, alzando la mano. YoonGi lo dudó por una fracción de segundo pero también la curiosidad de porque le hablaban le inundaban. YoonGi siempre mantenía un perfil a la defensiva, y alerta todo el tiempo, no se relacionaba mucho, le estresaba ese sistema.
- ¿Sucede algo?- pregunta mostrando un poco de fastidio.
- Nada de eso...-le responde uno, con un gesto amistoso. Y le invita a sentarse junto a ellos, cosa que YoonGi no hace, mostrando la prisa que tiene.
- Queríamos hacerte una pregunta...- YoonGi mira al grupo, sintiendo desconfianza.
- No tengo mucho tiempo, estoy ocupado- menciona irritado. Pero más bien, solo desea ir por JiMin. JiMin confía en que irá a recogerlo a tiempo.
- Min, sabemos que eres un dominante ocupado, pero ordenale a tu sumiso que le enseñe a maquillarse a mi sumisa- le dice el que le llamó- Este fin de semana viene mi madre, ella detesta verla con los pomulos rojos o morados, dice que el da asco al verla cocinar de esa forma...
- Tu sumiso es el único que sabe cómo maquillarse correctamente... algunos de nuestros padres ya no quieren ver a nuestros sumisos morados por los golpes de cuando los castigamos- le menciona otro mirandolo con risa, cómo si se estaba burlando de la condición tan denigrante a la que rebajaban a los sumisos.
- Algunos padres dominantes, no saben enseñar esas cosas, porque antes eran mal vistas...
YoonGi se mordió la lengua por las maldiciones que querían escapar de su boca. Esos bastardos...
- No es suficiente para convencerme- YoonGi se cruza de brazos sin perder la postura.- No somos cercanos y no me interesa ayudarte...
Los chicos se miran contrariados. No esperan esa respuesta tan hostil de parte de YoonGi. Con ese semblante que siempre tenía pensaron que sería fácil de convercerlo. Los dominantes, no tenían un regimiento en especifico, a veces si un dominante era bastante respetable podía llegar a la autoridad y si aun dejaban un buen historial de maltrato llegaban a la OMN, pero YoonGi se veía tan distante que no creyeron que sería tan agresivo. Incluso ellos decían que YoonGi ignoraba por completo a su sumiso, pues ni siquiera le dirigía la mirada cuándo iba a buscarlo o cuándo caminaban.
YoonGi solo suspiró y dispuso a caminar, siguiendo su ruta.
- No te hemos dicho que te vayas- le dice uno, llamando la atención de muchos alrededor. YoonGi voltea.
- Solo ordenale a tu sumiso que lo haga, no vuelvo a repertirlo, quiero que vayas a dejarlo a mi casa este viernes- el mismo chico le dice molesto.
- No lo haré- le dijo y se fue dejandolos con la palabra en la boca.
YoonGi sabía que llevar a JiMin a ese lugar sería entregarlo en bandeja de plata, sabía que iban a abusar de él en forma de agradecimiento. Malditos agradecimientos. Iba a necesitar la ayuda de su padre, para cuidar de JiMin estos días, hasta que las cosas bajen de nuevo. Ni siquiera él se había atrevido a tocarlo de esa forma.
Apresura su caminar, debe llegar a ver a JiMin, su corazón comienza a latir de nuevo, al verlo sentado junto al árbol... quiere correr y abrazarlo, quizás llorar de alivio y besarlo...
- JiMin, es hora de irnos- dice y el menor se levanta. Sigue a su esposo, hasta el auto. JiMin suspira hondo y mantiene la postura hasta que llegan a su edificio.
YoonGi va en silencio... aunque no sabe lo que ha pasado, JiMin cree que hoy es el día especial dónde todo comenzará para él. Las muertes de los sumisos eran algo de noticia, porque relataban las formas en que los dominantes tenían que comportarse. JiMin estaba obligado a ver noticias una hora al día. Su padre ponía sin falta em canal de noticias mundial, para que se informara de lo que debía hacer.
Cuando llegan, JiMin mira a su esposo en silencio, temiendo acercarse y molestarlo más. YoonGi toma su telefono y marca un número.
JiMin tiene pánico, ¿acaso YoonGi llama a su suegro para que él empiece con el abuso? Si pudiera opinar preferiría que fuera YoonGi quien lo violara primero.
YoonGi se va al cuarto a hablar...
- Papá... necesito que me hagas un favor...
- YoonGi... ¿qué te tiene tan alterado?
- JiMin... este mes, necesito que vengas a recogerlo, es el mes más pesado del trabajo... yo por favor, no me voy a perdonar si llegan a lastimarlo, es mi esposo papá...
- De acuerdo, yo lo haré... no te preocupes por eso hijo...
- Gracias...
La llamada termina. JiMin lo mira salir de la habitación. Menos tenso... no sabe qué significa eso...
YoonGi se acerca y se sienta a su lado, toma su mano, y mira la piel de ésta, las manos de JiMin son bonitas, son pequeñas y de textura suave. Tiene sus uñas muy limpias... JiMin quizás es el sumiso que tiene las manos más hermosas en todo el mundo.
Escala con su vista hasta ver sus brazos descubiertos... la piel parece tener algunas cicatrices que no le gustan mucho, pero no se detiene...
Llega a su cuello, deteniendose un poco en su mandíbula, paseando su vista por los labios que se veían delicados y suaves, que eran suaves y algo torpes al momento de darle un beso. Su nariz, no hay ningun sangrado, con su mano libre acaricia la mejilla que no duele porque en ningun momento lo ha golpeado, sus ojos tienen un brillo de temor y sorpresa... sus cejas se ven delineadas sin ningun corte.
- JiMin...
- YoonGi...- es el susurro que recibe con su llamado.
Se acerca lentamente, y le besa, YoonGi es delicado al momento de otorgarle besos, y es a cada instante dentro de su apartamento cerrado al mundo, al dormir, al despertar, incluso antes de irse a trabajar...
JiMin presiona sus dedos en la mano que se aferra a los mismos, YoonGi le sonríe en medio del beso, hasta que poco a poco la cercanía parece volverse una necesidad. JiMin quiere acercarse... y no entiende porque, el mayor le invita a sentarse sobre su regazo, JiMin entra en pánico... nunca un sumiso puede sentarse o tener un trabajo mejor que un dominante. Le estaría faltando el respeto...
- No pasa nada... nadie puede vernos aquí...-le dice sosteniendo ambas mejillas sonrojadas. Quiere quitar el miedo en esos ojos y que lo miren de la misma forma en que él ha comenzado a verlo.
Vuelven a juntar sus labios y el mayor le acerca, acaricia suavemente por encima de la ropa, dejando delicados suspiros a su paso.
JiMin no sabe que está sintiendo... no lo sabe y por eso tiene mucho miedo...
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