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🌲 V E I N T I S I E T E | N E C E S I T A R L A 🌲

"Me volvía loco al pensar en ella. Me hacía parecer necesitarla"

Axel.

Ambos llegaron a aquella casa vacía. Estaba completamente cerrada como de costumbre, pero era sencillo adentrarse en el jardín donde se hallaba aquella piscina climatizada. Tan solo tenían que subirse por aquellos tablones de madera que separaban el exterior del bosque con la casa y cuando se giró para ver el rostro de ella, Axel sonrió.

No era una sonrisa forzada, ni burlesca, ni mucho menos... Era una sonrisa natural para tranquilizarla al verla tan tensa. La veía a ella, con ese cuerpo pequeño y a la vez tan deseoso para él. Puso su brazo rodeando la cadera de ella y lo acercó a él.

—Tranquila, sirenita. Yo estaré contigo. —Sonrió al decirle eso a ella y la agarró fuerte para luego subirla con un brazo, hasta que ella pudiese agarrar aquellos tablones y luego saltar por el otro lado.

Él lo tenía más fácil. Solo tenía que coger carrerilla y luego subir, como había echo otras veces.

Ariel, mientras esperaba a Axel, miraba aquella casa como si se sintiese que estaba haciendo algo mal, que la estaban vigilando y su corazón latía con demasiada fuerza, poniéndola nerviosa. Hasta que escuchó como Axel saltó por aquellos tablones y terminó al otro lado, donde se encontraba aquella joven.

Ambos se miraron y Axel leyó la mirada de Ariel. Veía que no se sentía cómoda en aquel lugar, que nunca se había salido de lo políticamente correcto. Por eso estaba él allí, quería verla divertirse aunque significara que tendría que salirse de las leyes.

—¿Estás bien? —preguntó Axel y ella no dijo nada.

Ariel observaba la piscina tan grande que había frente a ella y tragó saliva.

"¿Qué hago yo aquí?", se preguntó a sí misma mientras Axel se acercaba a ella con lentitud.

Posó su mano sobre la de ella y consiguió que Ariel lo mirase rápidamente con aquellos deslumbrantes ojos azules.

—¿Estás bien? —Volvió a preguntar, bajando un poco la voz y ella negó con la cabeza.

—Esto no está bien...

—Vida solo hay una, Ariel. Vive el momento —murmuró y suficiente con ello, comenzó a quitarse la ropa, chaqueta, suéter, zapatos y pantalones, solo se había dejado aquel calzoncillo gris y luego corrió hasta tirarse de cabeza a la piscina.

Ella se había quedado quieta, embobada por volverlo a ver de aquella manera y luego negó con la cabeza.

"Esto está mal", se volvía a decir en su propia mente y luego se abrazó a sí misma, observando las ventanas de aquella casa tan grande y deseando que Axel acabase de bañarse allí.

—¿No vienes, sirenita? —Le preguntó a ella y Ariel negó con la cabeza.

No quería bañarse en una piscina que ni siquiera era de ella. Eso era ilegal. Y aunque quisiera, no sabía nadar, le temía al agua después de casi ahogarse en la playa. No quería que le ocurriese lo mismo, era uno de esos miedos que no quería superar por mucho que se lo plantease.

—Venga, me siento demasiado solo sin ti... —dijo.

—No quiero meterme ahí.

Él salió de la piscina para acercarse a ella con tan solo esa ropa interior puesta y, completamente mojado le dijo.— ¿No te hace gracia porque estamos en una casa ajena o porque no sabes nadar?

—Las dos cosas... —contestó en voz baja y luego él se acercó más a ella, mojándola un poco por las gotas que caían de su pelo oscuro.

—Ven, Ariel... Por favor —dijo y ella tragó saliva—. Esta piscina la limpio cada semana. Conozco a los dueños, pero quería que pensaras que no para que fuese más emocionante para ti.

La joven se tranquilizó un poco al escuchar aquello y miró a ese hombre que tenía para ella sola en ese momento.

¿Era normal que en el fondo desease meterse con él en aquella piscina? Cosas extrañas estaban sucediendo y eso ya empezaba a ser normal después de su primer orgasmo.

Ella tardó unos minutos más hasta que comenzó a quitarse la ropa para dejar solamente su ropa interior puesta. Su sujetador de encaje rosa y sus bragas violetas no pasaron desapercibido para él y, aunque en el fondo le hacía gracia aquellos dibujos que había en la ropa interior de ella, tragó saliva costosamente e hizo mucho esfuerzo para no quitarle aquellas dos prendas con las manos.

Axel se volvió a meter en la piscina, mientras que Ariel dudó mucho y se sentó en el borde de la misma. Axel levantó sus manos, diciéndole a ella que lo agarrase de sus hombros para luego agarrarla por las caderas. Ariel hizo lo que él le dijo y la metió en la piscina con cuidado. No era tan profundo a no ser que entrases más en la piscina, pero él no quería correr riesgos, por lo que se quedó allí con ella y la analizó a los ojos, deseando volver a posar sus labios sobre los de ella.

Aquellos labios que había besado hace tres noches y lo ponía el pensar en lo que le había regalado a Ariel, como la tenía en su cama aquella noche.

Por eso, sin esperar mucho, posó de nuevo sus labios sobre los de Ariel, tomándola por sorpresa y empezó a saborearla como aquella vez en el callejón. Ella, no supo como reaccionar, solo siguió el beso posando sus manos sobre el cuello con delicadeza de aquel joven que tanto le gustaba lo oscuro. Ninguno de los dos se percató del tiempo que se quedaron allí, besándose y disfrutándose del uno al otro. Axel le encantaba como besaba aquella joven, era una mezcla de dulce a picante con pasión. Y lo hacía volver más loco a medida que pasaban los segundos.

Le encantaba la sensación de las pequeñas manos de Ariel sobre su cuello. Era tan suave que hasta sus manos eran delicadas y muchas cosas imaginó con lo que podría hacer con aquellas pequeñas manos de aquella joven.

El cielo estaba cada vez más oscuro por las nubes que se avecinaban y ninguno les importó, ni siquiera a ella. Pero cuando él empezó a descender con una mano por dentro de sus bragas, metiendo Axel su mano en el trasero de ella y luego con la otra subía hasta llegar a jugar con el tope del sujetador, ella se alejó rápidamente y lo observó a los ojos.

Axel, asombrado porque lo rechazara de aquella manera, esperó a oír una respuesta de ella y eso hizo.

—No quiero esto...

Él arrugó la frente, sin comprender nada.

—¿Por qué? —Le preguntó y ella comenzó a salir de la piscina, pero él no la dejó y la volvió a acercar a su cuerpo para que le diese una respuesta mirándolo a los ojos.

—Porque no quiero perder mi virginidad con alguien que solo me quiere para un rato.

Suficiente con ello y tras conseguir decir lo que llevaba pensando todo ese fin de semana esa mujer, dejó a Axel quieto en el agua mientras salía de la piscina con prisas, para luego vestirse con su ropa sin importar que se mojara con la misma.

Axel se quedó allí, parado y no supo que responder ante aquello.

Era cierto lo que ella le había dicho. ¿Por qué quería perder su virginidad con él cuando realmente sería solo un rato? No le quería prometer amor eterno porque eso no existía para él, por eso mismo aceptó su respuesta sin más preámbulos, a pesar de que en el fondo le doliese aquello.

—Te agradezco lo del viernes... Pero entiéndeme que yo quiero que todas mis primeras veces sean con alguien que me ame, aunque luego no funcione. No porque me quiera solo para el sexo... —dijo claramente ante la atenta mirada de Axel sobre ella desde el agua—. Lo siento, Axel.

Y se fue de aquella casa ajena, dejando solo a Axel con sus pensamientos. Dejándolo solo de verdad.

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