"No sabía donde me estaba metiendo, hasta que él lo dijo primero"

Ariel.

Después de lo que habían vivido tras la fiesta tan nefasta de la universidad, Axel tuvo las ideas claras por primera vez.

Habían echo ciertas cosas, pero no se habían acostado juntos. Pero eso le bastó para saber que por mucho que se acostase con ella, sus sentimientos eran completamente distintos y lo que quería de Ariel no era su cuerpo, sino toda ella entera, siendo lo más importante los sentimientos de aquella joven.

Por eso él la invitó de nuevo a aquel restaurante que hacía días que no pisaba. Necesitaba serle sincero y, aunque en el fondo estuviese cegado de miedo, necesitaba demostrarle que quería algo más con ella.

La mayor parte del tiempo Axel era demasiado directo, pero aquella noche no pudo serlo. Estaba comportándose como un hombre tímido y le aterraba lo que pudiese pasar, pero por mucho que lo negase ya se había enamorado de Ariel.

Y ya no lo podía rechazar más.

Por eso, cuando la puerta se abrió, ambos estaban nerviosos y asustados. Ella vergonzosa y tímida por compartir sus "primeras" veces con él y Axel sin saber como decirle de una forma no tan sosa que quería algo más con ella.

Axel se levantó de su sitio y tragó saliva costosamente, observando a aquella mujer de la que se había enamorado. Llevaba una falda perfecta de color rosado, mientras que llevaba una de aquellas chaquetas tan suyas que le marcaban a la perfección aquel cuerpo delicado, con la que llevaba noches soñando Axel.

Sin duda se había enamorado hasta la médula de ella.

Ambos se saludaron y él dejó que ella se sentase frente a él primero, haciendo un gesto de caballerosidad, algo completamente distinto a como era Axel.

Pidieron la comida, cenaron y él la volvió a invitar a pesar de que tuvieron una de aquellas pequeñas discusiones sobre quien pagaba la cuenta, pero Axel —después de la escena de la primera cita—, no quiso que fuese Ariel la única que lo pagase.

Mientras tanto, ambos charlaban aunque al principio estaban tímidos por distintos temas. Ariel, al principio, estaba vergonzosa cada vez que tenía que mirarlo, era normal y todo porque nunca le había echo a un joven eso y es que ya estaba muy enamorada por Axel. En cambio, él jamás le había pedido a una joven que quería más, que quería una relación y nunca pensó que lo haría. Era un novato en ese sentido, pero con Ariel haría cualquier cosa, podría intentarlo y podría ser mejor para ella.

—Ariel... Quería decirte algo —dijo, captando la atención de aquella mujer y observando a un punto fijo, intentando concentrarse—. Tú querías una relación y yo te dije hace unos días que solo quería sexo.

—Si... —murmuró Ariel, atenta a lo que estaba diciendo aquel hombre.

No dejaba de mirarlo y cada vez que lo hacía era como un nuevo Axel. Un Axel distinto, donde no habían malas palabras, donde la hacía reír, donde la hacía sentirse muy cómoda y salirse del plato muchas veces. Fue ese mismo Axel el que consiguió que aquella mujer fuese abierta con él solamente.

—Axel, sé que solo quieres sexo... —Iba a comenzar a decir ella, pero Axel al interrumpió.

—Déjame acabar Ariel, por favor. No quiero pedirte sexo, quiero decirte que quiero algo más serio contigo... Quiero más de ti.

Y Ariel, nada más escucharlo, casi se quedó sin aliento.