
🌲 C U A R E N T A Y D O S | P R E P A R A D A 🌲
"Me sentía preparada, solo si era él"
Ariel.
—Axel... ¿Qué haces aquí? —preguntó ella, mientras dejaba un espacio para que él entrase en aquella habitación desordenada.
Axel estaba allí, frente a ella, mirándola y sintiéndose culpable por ignorarla aquellos tres días. No quería saber nada de nadie y necesitaba estar solo, pensando en las cosas que le había dicho el gilipollas de Matt. Pero ese día descubrió que no tenía que ser así, no al menos con ella. ¿Qué culpa tenía Ariel de las inseguridades de Axel? Ninguna y por eso estaba allí, necesitaba hablar con ella, disculparse y sentirse querido como lo hacía sentir ella.
Llevaban solo una semana de novios y parecía que ya llevaban muchos más.
—Lo siento... Necesitaba estar solo estos días y te ignoré por mi culpa —murmuró apenado, sin quitarle los ojos de encima.
Esa noche Ariel llevaba uno de esos pijamas que dejaban muchas cosas a la imaginación. Como la primera vez que Axel entró en su cuarto y la vio allí con ese pijama tan sexy que lo hizo excitarse nada más verla. Pero no se percató de lo que llevaba puesto, solo estaba allí porque quería verla, disculparse y demostrarle que podía ser mejor para ella.
—¿Qué pasó? —preguntó Ariel y Axel apretó la mandíbula—. ¿Por qué quieres estar solo cuando estás mal?
—Porque me he acostumbrado a esto, Ariel. —Le fue sincero por primera vez a alguien en toda su vida, se abrió por primera vez con alguien y fue con Ariel.
Ella estuvo callada y solo lo escuchaba, solo quería escucharlo y eso hizo.
—¿Recuerdas cuando me preguntaste si tenía amigos? —Y ella asintió ante su pregunta.— Tuve uno... —comenzó a decir Axel, preparado para contarle las cosas de su vida, para abrirse por primera vez y necesitaba hacerlo solo con ella.
Se sentó en su cama y observó el suelo, mientras que Ariel solo se puso a su lado y dejó que él siguiera hablando. Tan solo quería dejarlo hablar y ser aquella joven que tan bien se le daba escuchar, ella que nunca hablaba si no era necesario. Y esa era ella.
—Era mi único amigo y era como mi hermano. Siempre hacíamos todo juntos, hasta ir a las fiestas. Antes no me importaba estar rodeado de mucha gente... —murmuró, siendo completamente sincero con ella y Ariel lo miró, esperando a que él siguiera—. Pero un día él quiso irse a una fiesta de un compañero de clase. Recuerdo que quería disfrutar y eso hizo. Estábamos en aquella fiesta con toda esa gente a nuestro alrededor y mientras yo hablaba con alguna mujer... —dijo eso último en voz baja, analizando los ojos de Ariel y siguió—. Pero él se metió en una pelea.
Axel apretó la mandíbula mientras seguía recordando aquella noche.
Y eso era algo que recordaría toda su vida.
—¿Qué ocurrió? —preguntó ella.
Axel siempre estuvo ocultando algo como aquello. Se prometió a sí mismo que nunca se lo contaría a alguien... Hasta que la conoció.
—Yo me quedé dormido en una de las habitaciones y, para cuando ya era de día, fui a despertarlo... Pero estaba tirado en el suelo... —susurró Axel.
—Lo siento... —respondió ella por lo bajo y él asintió en respuesta.
—Nunca tuve que haberlo dejado solo... —dijo culpable—. Joder, ni siquiera debíamos estar esa noche allí. Su madre me culpó por ello siempre y cuanta razón tenía...
—Tú no tienes la culpa de nada, Axel —dijo Ariel, poniendo su pequeña mano sobre la de Axel.
—Estos días me han hecho pensar... —susurró por lo bajo, temiendo su reacción—. ¿Y si te hago daño a ti también? ¿Y si no te merezco?
Los ojos de él eran indescriptibles, la preocupación que bañaba su mirada era palpable a simple vista. Cualquiera que lo viese podría notar lo enamorado que estaba de aquella mujer, y Ariel no fue distinta. Se comportó cariñosa con él, demostrándole que no tenía que preocuparse por algo como eso y eso le dijo.
Axel se sintió tranquilo, como si se hubiese quitado un peso de encima y luego puso su cabeza apoyada en el hombro de Ariel, pudiendo olerla mejor y sintiéndose como en su jodida casa.
—Siento haberte ignorado... No te merecías eso, Ariel.
Ella lo besó en la coronilla y dejaron que los minutos pasaran y pasaran, hasta que algo ocurrió entre ellos. Axel levantó la cabeza y la miró a los ojos, esperanzado y dedicado a ella. Quería dar ese paso con esa joven, pero temía que ella no.
La besó, dejándose llevar ambos por el momento y él se pegó a ella, con la intención de no separarse más y ella se sintió preparada a más no poder.
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