"No la quería, la amaba y nunca pude decírselo como era debido"

Axel.

Axel observaba embobado como Ariel se movía encima de él en su propia cama.

Después de la sesión de sexo anoche, ambos se quedaron dormidos en el cuarto de Axel, hasta que él la despertó con la cara entre sus muslos, dándole el máximo placer posible.

Con ello, en ese mismo instante, ella quería tomar el mando y ser la que tomase el control de la situación.

Por eso, ambos estaban haciendo el amor, con ella encima y él abrazándola completamente entregado a Ariel. Ella se movía con soltura, sintiéndose perfectamente desde arriba, mientras que Axel la miraba como un hombre enamorado mira a una mujer.

Axel sentía como las paredes de ella se contraían, conociendo casi a la perfección su cuerpo y notando que estaba a punto de tocar el cielo. Veía como su ángel, toda llena de luz, daba pequeños saltos cada vez más rápidos y Axel no quería soltarla ni un solo momento. El corazón de ese hombre no paraba de latir con fuerza, como si quisiera salir su corazón del pecho, y era por el momento, por sus sentimientos y por la joven que estaba encima de él... Todo eso mezclado.

Mientras Ariel gemía, él solo la abrazaba con fuerza, temiendo que ella lo dejase después de eso. Ariel no era así, pero fácil era saber que esa relación no duraría mucho y Axel, sin percatarse derramó una pequeña lágrima traicionera al pensarlo.

Y su inseguridad creció, al igual que el amor que sentía por ella.