Las calles están llenas de esas cosas monstruosas, no nos queda de otra, veo a los demás dispararle a los que pueden pero sé que pronto nos quedaremos sin balas y allí será más difícil poder salir de este infierno.

— ¡Debemos salir de aquí!— Grito lo más fuerte que puedo, mientras esquivo a una de esa cosas que me quería agarrar— ¡Las municiones se agotan y vienen más, no podemos con todos!

— ¡Idiota! ¡Eso te pasa por no hacerme caso cuando te dije que era mejor cerrar el almacén primero!

Yo solo lo fulmine con la mirada mientras veía como le disparaba a uno y este caía desplomado por culpa de la bala que atravesó su cráneo.

Iba a gritarle que no era momento para tonterías como esas cuando vi como un grupo de tres de esas cosas se le acercaban demasiado y el estúpido ese no parecía darse cuenta.

— ¡Cuidado!

Él se volteo de manera rápida, pero justo en ese momento, dos de esas cosas se precipitaron sobre él.

— ¡Sam!