†C I N C O†
†C A P I T U L O C I N C O†
†Septiembre 4†
Karlota, Daniela o Karla que se yo cuál es su nombre. Lo único que sé es que desde la noche de la fiesta solo a podido cavarme bajo tierra con su mirada asesina.
Yo no le pedí nada, fue ella quién busco de mí.
—Si las miradas matarán créeme que ya estuvieras bien muerto —bromea Brendan.
Ruedo mis ojos y volteo a mirar a la chica.
—Ella misma se lo busco.
—No seas así Regan, quién sabe y sea ella la que pueda quitarte esa amargura tuya.
—Estas muy gracioso hoy.
Él se encoje de hombros y se lleva una piruleta a la boca.
—Solo bromeaba.
Enfoco mi mirada de nuevo en el libro de cirugía, lo observo por el rabillo del ojo y el me da un guiño con esa sonrisa alocada que tiene.
Es un maldito, pero eres mi mejor amigo.
—¡Brendan, Brendan! —llega casi que ahogándose, el hermano de la insoportable.
Lo mira extrañado y se levanta al verlo con tanto desespero.
—¿A tí qué te sucede, hombre?
Respira hondo y logra calmarse un poco.
—Telma me pidió que viniera a buscarte —se pasa sus manos por el cabello y creo que está apunto de llorar—. Un chico llamado Rocco en conjunto con su pandilla de vagos, la tiene a ella y a nuestra hermana y asegura que no la soltará hasta que vayas tú y tu amigo.
Por un instante parece no entender hasta que su mirada se fija en mí y luego en la chica de hace un momento.
Y si está pensando en lo mismo que yo...
—Cuida con quién bajas tus pantalones imbécil —me reprocha.
¿Cómo no lo pensé antes? Además quien iba a saber que esa chica que parece no romper ni un plato fuera la novia de esa clase de tipo. Rocco es el típico chico mala conducta que se aprovecha de los más débiles para mostrar su hombría y no le importa tomar medidas drásticas si se interponen en su camino. Y del otro lado se encuentra mi mejor amigo que no le importa patear el trasero de nadie para salvar a la caricatura de su novia.
—No tenía la más remota idea —aseguro.
Niega incrédulo.
—¿En dónde están? —le pregunta a Thao.
—En el campo de juegos de la facultad.
Nos vamos de inmediato y puedo ver cómo la ira se apodera de mi amigo. Al llegar nos detenemos sin entender nada. Una multitud de estudiantes formaban una rueda, se reían y soltaban abucheos. Nos abrimos paso entre los estudiantes y... no sé si reírme o detener lo que estoy viendo.
Brendan sujeta a Telma mientras que yo me veo en la obligación de ayudar a Thao a calmar a la pelirroja que lanza puños y patadas como una loca. Creo que le ha roto la puta nariz al imbécil de Rocco.
Qué gracia me hace todo esto.
Nada me hace más feliz que ver este momento. Por fin alguien lo ha puesto en su lugar, y lo que nadie se esperaba es que haya sido una chica.
Hay que ver que las mujeres si son un verdadero peligro.
La pelirroja se suelta de los brazos de Thao y se abalanza sobre Rocco dándole un puñetazo en su cara.
¡Auchs!
Creo que no lo veremos un largo rato por estos lados. Con la paliza que le acaba de dar esta chica, lo dudo mucho. Ella se gira y sacude su mano haciendo una mueca de dolor, pega fuerte pero se ha lastimado su mano. Observo la escena al igual que todos pero entonces un chico aparece de la nada y se abalanza sobre ella me interpongo en su camino deteniendo su mano y haciéndole volar por los aires de un solo golpe.
—Ten cuidado —me giro y le musito a la chica.
Iba a decirme algo devuelta pero es interrumpida por las insolencias y advertencias que soltaba Rocco.
—Esto no se queda así, van a pagar caro uno tras uno.
Y todos sabíamos que había verdad en su advertencia, desde ahora teníamos en común un enemigo del que teníamos que cuidarnos en todo momento.
Salimos de ese lugar antes de que el rector apareciera y terminaran las cosas peor que antes.
—Maneja, iremos a tu casa —Brendan me lanza sus llaves y yo le dedico una mirada de odio.
Este idiota sabe muy bien que no me gusta llevar a casa a nadie, a no ser que se trate de él únicamente.
Voy a matarlo, lo juro.
En el trayecto le eche una ojeada un par de veces a la chica. Pero, ¿de dónde salió? Recuerdo las palabras de Thao:
—...Un tal Rocco, la tiene a ella y a nuestra hermana.
No sabía que la insoportable tuviera otra hermana, bueno, no sabía ni siquiera que los tuviera hasta el día de la fiesta que conocí a Tao. Pero en cambio está chica es diferente, Telma y Thao son pelinegros y su parecido es notable, en cambio ella es diferentes a ambos.
Ahora solo falta que sean tan insoportables como su hermana, eso sí que es dañino para el medio ambiente y para mi salud mental, no termino de aguantar a una mucho menos a dos o tres.
¡Qué desgracia la mía!
Mejor y me tiro por un barranco antes de seguir con esta agonía.
†
†Septiembre 05†
†Madrugada†
—...Debo regresar o mi madre se enojará conmigo si no regreso ahora y más si se entera que estuve contigo.
Sus pequeñas manos estaban en vueltas entre sí, haciéndo presión para que no se rompiera el contacto entre ambos.
—Un día ya no seremos niños y ya no tendremos que escondernos de nadie.
...
No aún no.
Quédate.
...
¿Quién eres?
Me levanto y me consigo con la mirada de Brendan que me observa como si estuviera loco o más bien, si lo estoy pero no lo admito aún.
—Casi me matas de un infarto, viejo.
Este chico es el semblante rudo por fuera pero todo un cobarde por dentro, se asusta de nada. A veces incluso disfruto cuando sus ojos se abren en grande porque algo simplemente le dio miedo.
—Lo siento.
—Estas pálido, como si hubieras visto un jodido fantasma.
Niego con la cabeza.
—Tal vez.
—Oye si quieres que me vaya de tu casa solo dímelo, pero no me jodas con eso porque terminaré haciéndome mis pantalones.
Suelto un bufido y le doy la espalda para tratar de dormir nuevamente.
—Necesito un abracito —susurra abrazándome.
—Suéltame o te daré un puñetazo —le advierto.
—No puedes hablar de fantasmas y luego dejarme así.
—Brendan, no seas un maldito cobarde.
Me suelta y deja salir un abucheo fuerte.
—Eres un cabrón.
Me giro hacia él.
—Mira quién habla, el idiota que propuso pasar todo el día en la facultad con su novia y hermanos para cuidar que nada les suceda, claro se le olvidó mencionar que es un puto cobarde.
Me golpea con su codo fuertemente.
—Cállate que todo esto es tu culpa por haberte follado la mujer de ese imbécil, así que ahora te aguantas.
Niego y le vuelvo a dar la espalda.
—Duerme.
—Eso hacia antes de que te levantarás diciendo locuras.
Guardo silencio, no quiero hablar ni un segundo más. Solo tengo cabeza para intentar recordar de quiénes eran esas voces, sin tan solo pudiera ver y no solo escuchar. Aunque tampoco tendría ningún sentido sino puedo recordar a nadie.
Por la voz podría decir que es una niña, ¿pero quién es? ¿Y a quién le hablaba? Solo pude oír sus voces. Por más que intenté ver y escuchar más, no pude, no pude.
¿Quiénes eran?
Tal vez deba dejar de pensar tanto en un pasado que no tiene respuestas, en un ayer que desconozco.
Ya es hora de dejar ir eso que me atormenta.
Llegó la hora.
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