Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

Las caricias mayormente son una muestra de afecto positiva que los seres humanos comparte desde que son bebés y sus padres los envuelve entre sus brazos. Una tenue caricia en la cabeza, un hombro o las mejillas, todas emanaban un sentimiento de confort, comodidad, seguridad. No todas las personas se encuentran abiertas a este tipo de afecto, algunas lo muestran con acciones o palabras, pero se mantienen distantes del contacto físico.

Jungkook, en lo personal, era una persona que acostumbraba a ser más físico únicamente con sus más allegados, tampoco existían muchas personas que se acercaran a él de esa manera, a excepción de Jimin. No obstante, fue agradable el tacto de una mano tibia y sorprendentemente suave, aunque firme. Cuando abrió sus ojos y notó a Taehyung, el verdadero hombre detrás del nombre de Vante, se sorprendió, mas lejos de sentirse incómodo, deseó que ese momento se prolongara un poco más.

Como una típica historia romántica y repleta de cliché, sus ojos se encontraron en un instante en donde todo parecía ir en cámara lenta. Manos elegantes y cuidadas, dueñas de dedos largos que solían crear tanto arte. Unos labios finos que escondían una sonrisa cuadrada y hermosa de la cual ya había sido testigo. Como el color de la pasión, ese color rojo con el que caracterizaban al amor y se veía en todas las festividades que debían estar repletos de ese sentimiento; Navidad, San Valentín, Pascua y muchas otras, el color rojo solía estar siempre presente. Tal vez por eso, mismo si parecía ser tan peligroso como el mismo fuego, el cabello de Taehyung cayendo en ese etéreo rostro le daba una sensación agradable difícil de textualizar.

— Perdón, no quise despertarte. — Se disculpó el artista temiendo que su gesto incomodara a su acompañante. — Vi que tu cabeza caía y temí que fueras a golpearte o despertarte con tu cuello adolorido.

La vergüenza embargó a Jungkook, una imagen suya en donde cabeceaba dormido no era exactamente la que quería mostrarle al artista que admiraba. No sabía con exactitud qué deseaba mostrar de su persona o si había siquiera algo que mostrar, pero de seguro no era él cabeceando en el tren.

— Lo siento.

— ¿Por qué te disculpas tú? Fui yo quien invadió tu espacio personal.

— Tampoco tienes que pedir disculpas por eso, simplemente estabas ayudándome y te lo agradezco. Evitaste que hiciera un bochornoso espectáculo mientras dormía. Espero no haber roncado o haberme babeado.

— En realidad lucías bastante lindo. — Pronunció como un reflejo y, si bien calló creyendo que su comentario podría ser tergiversado de alguna manera, sonrió cuando notó el rostro de su acompañante enrojecerse. — ¿Podría capturar este momento?

— ¿Eh? — Preguntó Jungkook confundido, no veía qué era digno de capturar en ese momento.

— Me gustaría tomarte algunas fotografías.

— Me has contratado como tu modelo, creo que tienes derecho de tomar todas las fotos que necesites.

— Te he contratado, pero no soy tu propietario, puede haber momentos en donde no te plazca ser fotografiado. Cuando eso ocurra, no dudes en comunicármelo.

— Lo haré. — Asintió con una sonrisa, luchando con el deseo de volver a cerrar sus ojos.

Esta acción no pasó desapercibida para el artista quien, queriendo que su modelo descansara, fingió dormir. Su intención inicial era que Jungkook se sintiera cómodo y libre para cerrar sus ojos y dormir, pero no esperó volver a quedarse dormido por casi todo el trayecto restante. Para cuando abrió sus ojos, el castaño había ido al baño y todo lo que le quedaba a su recorrido en tren eran quince minutos.

Lo cierto es que ninguno habló mucho mientras se trasladaban al lugar en donde se quedarían. Mantuvieron sus cámaras cercas, pero el número de fotos tomadas no fue demasiado elevado. Se concentraron en una agradable y silenciosa compañía mientras le daban un primer vistazo a la ciudad que en un rato comenzarían a recorrer con más calma.

— Ya hemos llegado... — El aviso por parte de Taehyung tal vez no fue necesario, puesto que fue evidente la llegada a su destino antes de que el vehículo comenzara a estacionarse, pero el castaño agradeció con una sonrisa. — No tienes que llevarme la maleta. — Espetó al ver como una vez más, el menor se hacía cargo de los equipajes.

— No me molesta ayudarte.

— Puedo hacerlo solo, de igual forma, muchas gracias. — Con una sonrisa, Taehyung tomó posesión de sus propias pertenencias, permitiendo que aquel joven entusiasmado observara con detenimiento el lugar donde se hospedarían.

Para esa primera parada, siendo Bergen la ciudad en donde más tiempo pasarían, el artista se encargó de reservar un hotel en donde ambos estuvieran cómodos. El Clarion Collection Hotel Havnekontoret era un elegante edificio de piedra neoclásico construido en los años veinte, situado en la zona histórica de Bryggen. Si bien Jungkook llevaba años viviendo en ese país, era la primera vez que visitaba la ciudad. Siempre veía las postales y fotografías que mostraban los pintorescos edificios cerca del puerto y la bahía, pudo haber visto alguna vez alguna foto de ese hotel, pero no lo recordaba.

Majestuoso se alzaba frente a ellos una arquitectura del renacimiento barroco, había visto lugares más llamativos y quizás hermosos que ese, pero el Havnekontoret tuvo algo que lo cautivó desde que lo vio. Apenado por hacer esperar a Vante, el castaño se apresuró a seguirlo al interior, recibiendo poco después las llaves de sus habitaciones. Agradecía la privacidad, pero se preguntaba en silencio si el gasto que estaba haciendo el artista para tenerlo allí no era demasiado. Las habitaciones no eran sencillas o económicas, si bien el hotel solamente tenía cuatro estrellas, era evidente que su precio no tenía un promedio barato.

Fue Vante quien se ofreció a contratarlo, quien pagó todo, ¿por qué debía preocuparse? Seguramente no hubiese tomado esa decisión de no estar seguro de poder costearlo todo sin problemas. Sacudiendo la preocupación de su mente, Jungkook avanzó por el pasillo junto al pelirrojo, deteniéndose ambos en el mismo lugar. Sus habitaciones estaban justamente una frente a la otra. Estaban tan cerca y a la vez se sentían tan distantes, mucho más de lo que estuvieron cuando se conocieron y presentaron.

— ¿Te parece bien si nos reunimos en una hora? — La voz de Taehyung llamó su atención. — Si deseas descansar más está bien para mí, tenemos tiempo para conocer la ciudad y los alrededores, así que no te sientas presionado, comparte tus deseos para estar al tanto de lo que nos vendría mejor a ambos y no solo a mí.

— Una hora está bien para mí. — Le aseguró con una sonrisa casi tímida. — ¿Deberíamos encontrando en algún lugar en específico?

— Estaré organizando mis cosas, puede que me tome toda la hora hacerlo, así que cuando estés listo simplemente ven a mi habitación.

— ¿Tu habitación? — Jungkook entreabrió sus ojos con sorpresa, disimulando acto y seguido para que el contrario no malentendiese su reacción. — De acuerdo, estaré allí.

La situación en sí resultaba un poco extraña e incómoda para Jungkook, él no lo pensó dos veces para embarcarse en ese viaje que duraría poco más de un mes porque oportunidades así rara vez se daban. Ahora que se encontraba acompañado únicamente de sus pertenencias, dentro de aquella acogedora habitación de hotel, pensaba con más detenimiento todo lo que estaba sucediendo o podría llegar a suceder.

La música proveniente de su teléfono lo ayudaba a despejar mientras acomodaba todo. Estarían casi dos semanas en el mismo lugar, así que dejar todo en las maletas podría causar que él terminara con un desastre constante en la habitación. Si Vante entraba, ¿qué iba a pensar de su reguero? Prefería no arriesgarse en demasía.

+++

Otra vez la misma pregunta, ¿por qué estaba tan nervioso? Jungkook desconocía los motivos exactos, bueno, más a allá de los obvios. Porque sin importar cuánto admirara a Vante, cuán reconocido fuera, lo extraño de la situación, aventurándose en un viaje con alguien del que no conocía nada más allá de lo ventilado públicamente y lo poco que pudo ver horas antes, era una locura. Kim Taehyung era un hombre como cualquier otro, pero era atractivo, inteligente, exitoso, sosegado, amable, agradable, muchas cualidades en una única persona que lo hacía verlo por momentos como algo más que solo un artista.

Ese tal vez era el motivo por el cual, a pesar de estar totalmente listo, se mantenía dubitativo frente a la puerta del mayor. Debía tocarla, dejarle saber que ya estaba ahí puntualmente, pero no se atrevía a dar los golpecitos necesarios para anunciarse. Jugando con su cabello, traqueando sus dedos y mordiendo sus labios, el menor buscó disminuir su nerviosismo para finalmente llamar a la puerta.

El tiempo entre el toque y la apertura fue menos de un minuto, pero se sintió como una eternidad. Esperaba escuchar algunas pisadas o sonidos que evidenciaran la cercanía ajena, pero no hubo nada, la puerta simplemente se abrió y el pelirrojo de calma sonrisa le invitó a pasar.

Si creía que su habitación era increíble, la de Taehyung era apabullante por su gran tamaño. Era más grande que el apartamento que compartía con Jimin y muchos otros antes vistos. Era una suite completamente remodelada por Vante. ¿Cómo pudo hacer tantas cosas en ese corto periodo de tiempo? Desde la entrada, si miraba a la derecha, encontraba algo muy similar a un estudio fotográfico con varios fondos y tres cámaras. Una de ellas era de video sostenida por un trípode, otra era una muy moderna de fotografía también junto a un trípode y la última era la que había visto acompañarlo hasta el momento, una Leica M6 con su lente adjuntado, un SUMMILUX.

Cerca del estudio, al costado derecho, se podía contemplar un marco de puerta que llevaba a otra diminuta habitación en la cual se podían ver algunos lienzos, pinturas acrílicas junto a una infinidad de pinceles y brochas. ¿Había viajado con tantas cosas? Lo cierto era que no lo parecía cuando lo recogió esa mañana en el hotel. Era impresionante y, por decirlo menos, Jungkook estaba completamente maravillado y cautivado con lo que veía. Ahora le hacía sentido que el artista hubiese pedido una habitación más grande para él.

— Se me ha hecho un poco tarde preparando todo, perdona. — Las disculpas de Taehyung volvieron a atraer su atención. — Ponte cómodo en el sitio que encuentres, estaré listo en diez minutos.

Sin darle tiempo a una respuesta, el pelirrojo desapareció de su campo visual y Jungkook no hizo más que sonreír. Era gracioso, en la noche anterior, ellos habían estado un poco más sueltos, como si tuvieran más confianza. Ahora, si bien las cosas no eran extrañas o formal, se sentía un poco más distante. Como ese primer intercambio de palabra que tuvieron cuando se encontraron junto a Jimin, casi como si hubieran dado dos pasos hacia atrás en cuanto a proximidad se trataba. Podía imputarle esto al cansancio del viaje y las pocas horas de sueño.

— Listo. — La voz de Taehyung llegó antes de que él mismo se mostrase. — Todavía estamos a tiempo para caminar con calma hacia el restaurante y luego beber algo. Supongo que debes estar al igual que yo, algo agotado, por lo que esta noche será tranquila.

— Me parece bien, creo que a los dos nos vendría muy bien una buena noche de sueño antes de comenzar con todas las actividades que, por lo visto, ya tienes planeadas. — Estuvo de acuerdo viendo como el contrario caminaba por la habitación en búsqueda de la cámara Leica.

El sonido del obturador se escuchó a cada momento de su caminata, tanto Taehyung como el menor tomaban fotografías con sus cámaras en donde, coincidentemente, ellos casi siempre eran capturados como parte del paisaje. Continuaron su exploración por Bergen, maravillados por la belleza del lago que se extendía ante ellos. Después de una larga caminata, entre la fresca brisa noruega y el suave murmullo del agua, descubrieron un encantador restaurante típico, cuya fachada de madera pintoresca reflejaba la arquitectura tradicional de Bergen.

Las puertas se abrieron con un tintineo acogedor al entrar, revelando un espacio íntimo iluminado por lámparas colgantes que proyectaban una cálida luz amarilla. El aroma de la madera recién tratada se mezclaba con fragancias tentadoras de la cocina. Mesas con manteles blancos y sillas de madera oscura proporcionaban un toque acogedor y hogareño.

Las paredes estaban adornadas con fotografías en blanco y negro que capturaban la historia de Bergen, desde antiguos pescadores hasta la evolución de la ciudad. Un piano en una esquina sugería que las noches ahí podrían estar acompañadas de suaves melodías.

Ambos optaron por sentarse cerca de la ventana, desde donde se podía disfrutar de una vista espectacular del lago. Las cortinas transparentes se mecían suavemente con la brisa, creando una atmósfera demasiado romántica para dos hombres que hacía nada se habían conocido.

El menú ofrecía auténticos platillos noruegos, desde salmón ahumado hasta albóndigas de carne de reno. La elección de vinos locales y la variedad de cervezas artesanales destacaban la riqueza culinaria de la región. Taehyung y Jungkook compartieron risas y conversación, disfrutando no solo de la deliciosa comida, sino también de la compañía del otro. A cada minuto que pasaba, la velada iba creando recuerdos especiales del viaje, sellando la conexión que iban construyendo a medida que pasaban tiempo juntos.

— Recuerdo una vez, cuando era más joven, mi mejor amigo y yo decidimos hacer una 'aventura' en el bosque cercano. ¿Sabes? — Jungkook, con una sonrisa traviesa, decidió compartir una anécdota graciosa mientras probaban el salmón ahumado. — Creíamos que éramos exploradores intrépidos. Bueno, terminamos perdidos por horas.

— ¿Perdidos en el bosque? Eso suena como una historia interesante. — Era divertido estar junto a Jungkook, como siempre, sus conversaciones lograban que el mundo entero desapareciera. — Cuéntame más.

— Resulta que seguíamos un mapa que dibujamos nosotros mismos. Era tan malo que terminamos dando vueltas en círculos. En un momento, Jimin tropezó y cayó en una especie de zarzamoras. ¡Fue como una escena de comedia! Yo intenté ayudarlo, pero terminamos ambos con la ropa llena de espinas. Desde ese entonces, duda siempre que lo invito a hacer fotos.

— Vaya aventura. — Respondió riéndose, notando como el castaño mordía sutil y rápidamente su labio inferior en un acto de reflejo, como una costumbre. — Supongo que la próxima vez que fueron exploradores, llevaron un GPS.

— Oh, definitivamente. — Le correspondió la sonrisa. — Aprendimos la lección. Pero, sabes, a veces extraño esos días. La simpleza de explorar sin preocupaciones, aunque terminara en desastre.

— Sí, es una de las razones para yo hacer este viaje, andar libre y sin preocupaciones, sumergiéndome en el arte.

— Tu arte es hermoso... — Jungkook dijo aquello sin pensar mucho y le agradó haberlo dicho cuando vio a Taehyung sonreír del modo en que lo hizo. — Tú también eres hermoso. — De acuerdo, eso no fue algo que quiso decir en voz alta, pero ahí estaba.

— Gracias, Jungkook. — El inicial silencio le dio paso a una sonrisa llena de gratitud, pero también un extraño sentimiento que el mayor ocultó bien. — Me alegra que pienses eso.

— Bueno... — Sonrojado y escondiendo sus labios detrás de una copa de vino, el castaño intentó cambiar el todo de la conversación, regresarla al mismo camino. — Hablando de arte y belleza, ¿alguna anécdota divertida de tus viajes? Algo que te haya sucedido mientras explorabas el mundo.

— Oh, tengo una para ti. — Riéndose, agradeció que el ambiente no se hubiese tornado raro o tenso. — En Italia, estaba tratando de capturar la esencia de la Fontana di Trevi. Estaba tan absorto en mi trabajo que no me di cuenta de que un grupo de niños curiosos se había reunido a mi alrededor. De repente, uno de ellos decidió correr hacia mí y empujarme hacia la fuente.

— ¡No me digas! Debió haber sido divertido.

— Sí, lo fue. Terminé con la ropa empapada, pero sus risas y la espontaneidad del momento hicieron que valiera la pena. A veces, las mejores experiencias surgen de lo inesperado.

— Eso suena genial. — Asintió colocando la copa en la mesa, estudiando la cuadrada sonrisa de Taehyung. — Supongo que esos son los momentos que hacen que el viaje sea inolvidable.

La risa compartida y las anécdotas divertidas hicieron que el ambiente entre ellos se volviera aún más ligero y cómodo. Después de disfrutar de una cena agradable en el acogedor restaurante de Bergen, Taehyung y Jungkook regresaron al hotel. A medida que se acercaban a las puertas de sus habitaciones, ninguno parecía tener prisa por despedirse.

— Ha sido una noche genial, Jungkook. — Sonrió en su dirección. — Gracias por acompañarme.

— No, gracias a ti, Taehyung. — Le devolvió la sonrisa. — Ha sido increíble.

Ambos se quedaron parados frente a las puertas, mirándose como si ninguna palabra pudiera expresar completamente lo que sentían en ese momento.

— Oye, Jungkook... — Todavía sosteniendo el manubrio de la puerta y dubitativo, el pelirrojo lo llamó. — ¿Qué tal si... si no tienes sueño o algo mejor que hacer... podríamos tomar otra copa en mi habitación? ¿Te gustaría?

— Ah, eso suena bien. — Se mostraba intrigado y complacido, pero también nervioso. — No tengo nada planeado para ahora. Una copa más no hará daño.

Ambos sonrieron mientras el mayor abría la puerta de su habitación, invitándolo a entrar. La habitación estaba iluminada por la tenue luz de las lámparas, creando un ambiente cálido y acogedor. Taehyung preparó las copas mientras el contrario se acomodaba en un sillón.

— ¿Vino está bien para ti? — Asintió Jungkook.

— Perfecto, gracias.

Ambos se sentaron, brindaron y continuaron conversando de manera natural. Jungkook hablaba un poco más sobre cómo lo comenzó a seguir, su amistad con Jimin y su vida en general mientras el mayor intentaba hacer lo mismo, pero sin menos detalles. De algún modo, a veces sentía que su vida no era lo suficientemente interesante y, continuamente, se sentía perder el rumbo. Era gracioso como ahí, en aquel rincón del planeta, junto a Jungkook, esa sensación había desaparecido.

A medida que comparten más historias y risas, la barrera entre el artista famoso y el joven admirador se disuelve aún más, dejando espacio para la genuina conexión que está surgiendo entre ellos. La noche se alargaba, pero ninguno parecía tener prisa porque terminara, por eso llegó una segunda copa de vino y luego una tercera. Sin embargo, llegó un momento en que las palabras se desvanecieron, dejando un silencio tenso en el aire.

Ambos se miraron intensamente, como si un invisible imán los atrajera cada vez más. La conexión entre ellos era evidente y la tensión se volvía casi palpable. Cautos, sus miradas se desviaron hacia los labios del otro, creando una pausa que resonaba con expectación.

El suave tintineo de las copas resonaba en la habitación mientras dejaban sus bebidas a un lado. La distancia entre ellos se redujo sin que ninguno de los dos pronunciara una palabra. La respiración de ambos se entrelazaba y el pulso acelerado resonaba en sus oídos. Esa era una situación probable, quizás debían haberlo previsto, tal vez, en silencio, lo pensaron, pero no creyeron que se diera o materializara de ese modo inesperado, no tan pronto.

Sus rostros estaban ahora a centímetros de distancia, como si el universo conspirara para acercarlos más. El corazón de Jungkook latía con fuerza, resonando en cada rincón de su ser. Cuando alzó su mano para acariciar su mejilla, como la antesala de una melodía aún por tocar. Entonces, en un momento de valentía compartida, sus labios se encontraron en un beso suave pero apasionado.

Un suspiro colectivo escapó de sus labios mientras se sumergían en la experiencia sensorial de aquel beso que prometía más de lo que las palabras podrían expresar.

El sabor del vino aún tintineaba en sus bocas, pero pronto quedó eclipsado por la embriagadora mezcla de sus alientos entrelazados. Las lenguas danzaban con una delicadeza que transmitía la ternura de un primer encuentro, pero con la pasión ardiente de dos almas que se anhelaban profundamente.

Las manos de Jungkook se deslizaron suavemente por la espalda de Taehyung, explorando la curva de sus hombros, mientras que las del pelirrojo encontraron refugio en la nuca de Jungkook, acariciando el suave cabello castaño. La textura de sus labios era una sinfonía de sensaciones, la suavidad de la piel contrastaba con la electricidad que parecía emanar de cada beso compartido.

El deseo creció con cada instante, una llama ardiente que los envolvía en un éxtasis. Cada roce era como un susurro de confesiones no pronunciadas y que ninguno había tenido el tiempo de analizar correctamente, una conexión que iba más allá de lo físico. El calor de sus cuerpos se entrelazaba con la intimidad de sus almas, creando una experiencia que dejaba a ambos sin aliento.

El modo en que Jungkook tiró del labio de Taehyung con sus dientes, de la manera en que el mayor le correspondió succionando su lengua casi obscenamente, era candente. Sin embargo, también se mezclaba con la delicadeza de sus caricias, como una canción lenta que se eleva en crescendo. La necesidad de más se manifestaba en sus movimientos, pero también existía el miedo de ser demasiado, de perder el control en ese torbellino de emociones repentinas.

Sus labios se separaron momentáneamente, pero sus alientos seguían entrelazados, sus miradas revelando un deseo compartido de explorar más allá. Fue un momento de suspensión, un punto intermedio entre lo conocido y lo desconocido, donde el tiempo se desvaneció y solo quedó la certeza de que algo profundo y significativo había nacido entre ellos. No obstante, ninguno sabía qué era, ni siquiera sabían si era una sensación real o solo una magia realizada por el vino, el viaje y el lugar en el cual se encontraban.

La realidad de lo que acababan de compartir se cernía sobre ellos como una neblina impenetrable. La tensión en el aire dejaba tras de sí una serie de preguntas sin respuesta, pero también dejaba el rastro de una conexión profunda que ninguno podía ignorar.

Se separaron, confundidos y algo torpes, como si despertaran de un sueño en conjunto. Taehyung llevó una mano a su boca, como si quisiera retener el eco de aquel beso.

—¿Qué... qué acaba de pasar? — Preguntó el pelirrojo.

Jungkook, con miedo y sintiendo que se había pasado de la raya, se levantó rápidamente para ir a su habitación.

— Lo siento, no sé qué... Me pasé. Lo siento. — Un sinfín de disculpas quedaron suspendidas en el aire, pero no fueron pronunciadas, dejando que la incomodidad se aferrara a la escena.

La habitación de Jungkook se cerró tras de sí con un suspiro de la puerta. Estaba en un estado de turbación, su corazón latiendo con fuerza. Mientras tanto, Taehyung permaneció en su propia habitación, la confusión reflejada en sus ojos. Quedó solo, con una carpa en sus pantalones y el peso fantasma del cuerpo contrario, manteniéndolo en su sitio sin poder moverse.

Hola 👋🏾 les deseo felices fiestas 🎄🎁💜🎉

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro