Capitulo treinta y uno
TRAICIÓN
OCTUBRE 1981
Peter tenía un gran remordimiento de conciencia.
Escuchaba cada día y noche el como Coraline lastimaba a Kendra y también él como le gritaba a su hija cada noche cuando le pedía que le contra un cuento, era Peter quien le leía los cuentos o su ahijada.
— Tío Peter — lo llamó la pequeña Riddle.
— ¿Qué pasó rayito? — preguntó Peter mientras la arropaba.
— ¿Por qué mamá no me quiere?
La pregunta dejó a Peter sin palabras, ni siquiera él tenía la respuesta para eso.
— A veces las madres no saben como expresar sus sentimientos — explicó Peter. — Tu madre ha sufrido mucho que ahora le cuesta expresar sus emociones.
La pequeña Riddle asintió, tomando su peluche en forma de conejo que su tío Peter le regaló.
— La chica de abajo me ayudo a elegir un nombre, puedes decirme Sam — dijo la niña cerrando sus ojos para dormir.
Peter al escuchar como su ahijada habló con Kendra supo que si Coraline llegaba a enterarse castigaría a su propia hija.
Pettigrew se dio cuenta de su error todos estos años, debía de sacar a su ahijada de la Mansión Riddle y no había otra opción que decirle a Dumbledore.
El colegio de Hogwarts era un completo caos, desde hace dos semanas los alumnos habían sido transferidos de colegio debido a los ataques en Londres, la seguridad de los estudiantes era primordial.
Peter Pettigrew entró al despacho del director del colegio encontrando a todos sus amigos, incluso Regulus Black quien era el enemigo número uno de Lord Voldemort se encontraba allí al ser un traidor, sería una difícil conversación.
— Se donde está Kendra — habló Peter sin rodeos, ya no valía la pena esconderse.
— ¿Dónde está? — preguntó Sebastian al escucharlo. — ¿Dónde está mi hermana, Peter?
— En Mansión Riddle.
Lily frunció el ceño al escucharlo.
— No lo entiendo — murmuro Ariana. — Sabes dónde está Kendra, pero descubriste que está en la Mansión Riddle.
— Es uno de ellos — confesó Regulus dando la espalda a Peter mirando hacia el librero.
Sirius Black al escuchar que su amigo era un traidor, se puso de pie de la silla donde estaba tirándola en el proceso.
Se acercó a paso rápido a Peter tomándolo del cuello para estrellarlo en uno de los libreros causando que varios libros cayeran al suelo.
— ¡¿Dónde está?! — gritó Sirius. — Dime que no es cierto, Peter. Dime que tú no te llevaste a la madre de mi hijo.
Lily se acercó a Sirius para que soltara a Peter al ver la ira en el rostro del Black mayor, sabían que Sirius era capaz de golpear a Peter o incluso algo peor.
— Kendra se entregó sola — dijo Peter acomodándose su ropa. — Kendra llegó por su propio pie a la Mansión Riddle, le pidió al Señor Tenebroso que todo terminara, que dejara a sus hijos en paz si ella se entregaba, una parte del trato que él no ha cumplido, los sigue buscando.
Ariana se preocupó al pensar en los pequeños niños que estaban en Numengard.
— ¿Eres uno de ellos? — preguntó James rompiendo el silencio. — ¿Eres un mortifago?
Peter miró a sus amigos antes de responder. — Si.
Sirius nuevamente intentó lanzarse en contra de Peter, ahora fue Sebastian quien lo detuvo.
— ¡Sirius cálmate! — gritó Sebastian. — Estar peleando no ayuda en nada a Kendra.
— Dejen que Peter nos explique — hablo con calma Remus. — Habla Peter.
Peter soltó un suspiro, si estaba por traicionar al Señor Tenebroso para poner a salvo a su ahijada, lo haría bien.
— Primero no soy el único dentro de las filas del Señor tenebroso — comenzó Pettigrew. — Estoy dentro por Coraline.
— ¿Mi hermana?
— Lo sabía — dijo Sebastian. — Sabía que Coraline estaba escondiendo algo, Saori me lo dijo.
— ¿Cómo que Saori lo sabía? — preguntó Lily conteniendo las lágrimas.
Lily sentía escalofríos al pensar en Coraline estando entre las filas del Señor Tenebroso, pensar que alguna vez estuvo a su lado ¿Desde cuando estuvo de su lado? ¿Le habrá mentido?
— Si estoy diciendo esto es porque necesito su ayuda — pidió Peter, Sirius se burló. — Necesito sacar a tu sobrina, James.
Kendra escuchó como la puerta de su celda se abría dejando ver a una persona de cabello platinado.
Lucius se acercó a ella tomándolo de la cintura mientras con su varita sacaba la cadenas de sus manos.
— Vámonos — hablo Severus Snape desde la puerta.
— ¿Por qué...?
— Eres familia de Narcissa — dijo Lucius sosteniendo a Kendra con sus brazos. — También eres la mía.
Severus y Lucius llevaban a Kendra hasta las afueras de la Mansión Riddle. Kendra se intentó soltar de ellos.
— No, no — negó. — Necesito sacar a la niña de aquí, sacar a la hija de Coraline.
Lucius estaba a punto de negarse, escucharon unos pasos detrás suyos, Evan Rosier corría hacia ellos con la pequeña entre sus brazos.
— Aquí está — dijo Rosier cargando a la niña. — Peter me pidió que te la llevaras, él quiere mantenerla a salvo.
Kendra estiró sus brazos para sostener a la pequeña que permanecía dormida.
Salió de la Mansión Riddle junto a Lucius y Severus, este último sostuvo del brazo a Kendra pidiéndole que cerrara los ojos mientras usaban el traslador que Dumbledore le entregó.
Kendra estuvo a punto de caerse al suelo junto a la niña en sus brazos, Severus tuvo que tenerla para no caerse.
Albus Dumbledore se acercó antes que cualquier otro miembro de la Orden.
— Estoy bien — dijo ella asegurándose de sonar creíble. — Necesito que lleven a esta niña a la enfermería, no sé en qué condiciones la tuvieron en esa casa.
Peter pudo dejar de contener su respiración al ver a su sobrina ser cargada por Kendra, sentía que hizo lo correcto, estaba haciendo lo correcto.
— Esto acaba hoy — decidió Kendra. — Hoy le pondré fin al reinado de terror que ha impuesto Tom, hoy se termina todo.
— El castillo fue evacuado desde hace semanas — informó Sebastian. — Los padres fueron informados y con ayuda de otros colegios los han aceptado, el colegio está vacío a excepción de nosotros.
Kendra miró a Severus y a Peter, ellos tenían la respuesta a su llamado.
— Ustedes pueden llamarlo — Kendra miró a Peter. — Si Tom ve la marca arriba del castillo sabrá que es una señal y cuando no me vea en la celda, descubrirá que soy yo.
Todos sabían que esa noche no dormirían, la guerra estaba por llegar a su final, cualquiera que tuviera miedo era momento de salir y quien no, que levante sus varitas para luchar.
— Tu nos indicas, Kendra — hablo Sebastian. — Luego de que te revisen.
— Espera — lo detuvo, la Salazar miró a su tío, Albus. — Tom me hablo de algo, Horrocrux.
Albus levantó el mentón teniendo conocimiento de que hablaba, si iban a ganar la guerra necesitaban todo lo que tuvieran y ahora tenían la respuesta.
La era del terror estaba por llegar a su final.
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