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Capitulo treinta y dos




BATALLA DE HOGWARTS

31  OCTUBRE 1981





















Kendra terminó de ser atendida por Lily, se levantó de la silla del despacho de su tío Albus.

— Se qué hay un Horrocrux aquí — dijo Kendra mirando a su tío. — La diadema de Rowena Ravenclaw.

— Iré a buscarla — dijo Ariana.

— Ten cuidado — le pidió Sebastian, tenía un mal presentimiento.

— Siempre lo tengo cariño.

— Ya está la marca — informó Peter entrando a la oficina otra vez.

— Lo estaré esperando. — Kendra se levantó. — Necesito tiempo, todo el que puedan.

— Aseguraremos el castillo — habló Lily apretando el brazo de Remus. — Estamos seguros de esto.

Kendra soltó un suspiro. Tenía miedo, les estaba pidiendo un gran favor a todos, arriesgar su vida para concluir la guerra.

— Se que les estoy pidiendo demasiado — Kendra los miro a todos. — Si alguno quiere irse, lo entenderé.

Molly Weasley se acercó a Kendra sosteniendo sus manos con una sonrisa.

— Haz arriesgado más que todos por culpa de esta guerra, salvaste a mi esposo y es momento que nosotros te ayudemos a salvar esta  escuela y tú vida — la miró con lágrimas en los ojos. — Verás de nuevo a tus hijos.

Kendra sonrió. Los demás asintieron ante las palabras de Molly dándole la razón.

—Estamos contigo Kendra — dijo Sebastian sonriéndole.

La joven Salazar salió del despacho con rumbo a la  puerta principal del castillo.

— ¡Kendra! — la llamó James. — ¡Kendra!

La castaña de ojos verdes se giró para verlo. Tenía ojeras en sus ojos, pómulos más marcados y se veía que no ha estado durmiendo bien.

— Cásate conmigo — pidió el azabache de gafas.

Kendra se sorprendió ante la petición de James, estaba concentrada en otras cosa que no se esperaba eso.

Ella sabía que esa noche probablemente gente moriría, personas de ambos bandos, ¿serían capaces de soportar un mañana?

— James Potter — comenzó Kendra. — Si sobrevivimos esa noche, te daré una respuesta.

Los labios de James y Kendra se unieron por primera vez luego de semanas sin estar juntos, aquella chispa que emanaba de sus cuerpo los envolvió como la primera vez.

— No mueras, James Potter.

— Tampoco tu, Kendra Potter — pidió el azabache.

Juntaron sus frentes como si abrazaran sus almas, abrazando sus corazones a la distancia.



































Salazar mantenía su varita en alto colocando las protecciones al castillo, a pesar de que se encontraba vacío por los estudiantes, querían mantener los daños al castillo en lo mínimo, proteger el legado.

— ¿Qué hacen aquí? — preguntó Kendra al ver a Sirius junto a Bellatrix y Regulus Black.

— No creíste que te ibas a enfrentar al diablo tu sola — Regulus se acercó para abrazarla. — Me alegra poder verte de nuevo, Salazar.

— Te vas a enfrentar al Señor Tenebroso esta noche  y le prometí a tu hijo que te llevaría de regreso a casa con él — murmuró Bellatrix. — Ha llegado la hora de que los Black se ensucien las manos de nuevo.

— Ya los he arriesgado demasiado — Kendra los miró a los tres. — Les estoy pidiendo que hagan un sacrificio muy grande, pueden morir.

— Estamos conscientes del sacrificio que estamos haciendo esta noche — habló Sirius acercándose a ellos. — Un Black no se da por vencido tan fácilmente.

La Salazar estaba tan concentrada en otras cosas que hasta ese momento no se había permitido pensar en Credence.

—¿Cómo esta Credence?

— Ansioso — respondió Sirius. — Quiere verte, quiere que vuelvas a casa.

Kendra les sonrió, ella sabía como iba a terminar esa noche, pero no podía decirles del sacrificio que quería hacer.

— ¿Qué necesitas? — preguntó Sirius.

— La espada de Godric Gryffindor — le respondió Kendra. — Es un arma poderosa, mi tío dijo que nos serviría. — Kendra miró a Regulus. — Alguien me dijo que tú sabes como destruir esto.

Kendra sacó del bolsillo de su chaqueta el guardapelo que tenía Albus Dumbledore. Regulus se lo quitó de la mano para llevarlo.

— Cuenta con ello.

— ¿A dónde iras? — preguntó Bellatrix al ver como la Salazar se estaba por ir.

— Necesito un colmillo de basilisco, había uno en el castillo, en la cámara.

— ¡¿La cara de los secretos es real?! — preguntaron Sirius y Bellatrix al mismo tiempo.

— ¿Qué no lo sabían? — les dijo Regulus con una sonrisa. — Klaus me mostró donde estaba.

— Hay cuatro Horrocrux en nuestro poder en este momento, Regulus destruirá el guardapelo, Ariana fue a buscar la diadema de Rowena — informó Kendra. — Tengo el Diario de Tom y el anillo de su familia.

— ¿Por eso el colmillo? — preguntó Sirius cruzándose de brazos.

— El colmillo destruirá el diario, Ariana necesita la espada para destruir la diadema...

Bellatrix frunció el ceño. — ¿Y el anillo?

— Tenía en mente un pequeño incendio — sonrió la Salazar. 

Bellatrix se había ido junto a su familia: Andromeda y Teddy Tonks, Narcissa Malfoy y Druelka Black estaban en el castillo para ayudar a concluir la guerra.

Kendra  se despidió de los Black, siguiendo su camino apretó entre sus manos el collar que su hermano Klaus le regaló.

Tenía fe que su hermano la estuviera acompañando ese día, lo sentía a su lado.

Kendra se detuvo en el pasillo al ver una figura encapuchada, supo quien era con tan solo verla, con tan solo ver aquella capucha.

— ¡¿Dónde está?! — gritó Coraline lanzando un hechizo a los pies de Kendra.

— Está a salvo — dijo Kendra manteniendo su mentón en alto. — Está lejos de ti.

— ¡Es mi hija! — Coraline se acercó violentamente a Kendra para lanzar otro hechizo, la Salazar desvió el hechizo. — Tu no mereces estar a su lado, es mi hija, mi legado y el de Delphini. Ella será la nueva señora tenebrosa al crecer.

Kendra intentó no reírse ante las palabras de Coraline.

— ¿Quieres usar a tu hija en tu venganza personal? — la miró. — Hay personas que no merecen ser madre y tú eres una de ellas, tú hija solo necesitaba a una madre que la cuidara y la protegiera, todo lo que haz hecho es lastimarla.

Coraline se rió, una risa que hizo hervir las venas de la Salazar.

— Me hablas de familia cuando tus padres no son el mejor ejemplo — se rio la Potter. — Tu madre te abandono con tu padre para irse con su novio, tu padre te trato mal toda tu vida importándole muy poco tu secuestro estás semanas.

Kendra levantó el mentón. — Mis padres me lastimaron, pero yo no haré que mis hijos paguen los platos rotos, y déjame decirte que tuve dos madres que sacrificarían todo por mi Jennifer Salazar y Walburga Black.  ¿Quieres una lección de madres? Bien he la daré, si quieres matarme aquí estoy.

Coraline sonrió al escucharla, levantó su varita dispuesta a atacar, Kendra también levantó su varita, ella sabía que al momento de atacar a Coraline daría inicio a la guerra, el inicio del final.

Pero...

¿Dónde estaba Lord Voldemort?

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